domingo, 29 de junio de 2008

Los toros lloran

La piel del toro perfila el mapa de nuestro territorio patrio. El alma del toro, nuestra forma de ser. La genética originaria de los íberos pervive en nuestras vísceras como pueblo y aflora con bravura, con nobleza y con sangre fratricida en reiterados episodios históricos y en materias de discusión que se mantienen en el tiempo. Uno, si no el que más, de esos temas que despiertan la víscera y elevan el grado de discusión y enfrentamiento de posturas, es el más vinculado con la especificidad, antropológica, cultural y estética de “lo español”. La que sus defensores nominan “la fiesta” y sus detractores tachan de “orgía de la brutalidad”. Las corridas de toros. La pasión con la que unos y otros defienden sus postulados no tiene parangón en ninguna otra cuestión. Está al margen de creencias religiosas, ideologías, capacidades económicas o pertenencia a tal o cual grupo social. La pertenencia a uno u otro bando, nace en recovecos profundos del cerebro y del corazón. Sabios y necios por igual se ubican en ambas trincheras, porque al final, todo depende de la perspectiva que se tome. Lorca, poeta de las entrañas de lo español propugnaba que “el toreo es la riqueza poética y vital mayor de España”. Más aún, pontificó, “los toros son la fiesta más culta que hay hoy en el mundo”. Viéndonos desde fuera y con una más que dudosa interpretación de la moralidad, Hemingway aducía, “es moral lo que hace que uno se sienta bien, inmoral lo que hace que uno se sienta mal. Juzgadas según estos criterios morales que no trato de defender, las corridas de toros son muy morales para mí”. Valle Inclán saludaba las corridas de toros como algo muy hermoso y reclamaba la misma violencia estética para el teatro. Y Ortega, inspirador del Cossio, la Biblia de los toros, consideraba imposible comprender la historia de España sin conocer la historia del toreo. En verdad, es la tauromaquia una espectacular manifestación estética de cultura y tradición. Sin embargo, los tiempos cambian, la historia avanza, el hombre evoluciona. Vivimos los albores de una era en que la humanidad debe firmar un nuevo pacto de convivencia con y en la naturaleza. El hombre ha demostrado su supremacía. Su capacidad de dominio del mundo. Pero en ello ha encontrado también el mayor riesgo para su propia supervivencia. Las concepciones éticas y morales, humanistas y filosóficas en suma, van desplazando el acento hacia la naturaleza en su conjunto, en el seno de la cual no somos más que unos invitados, a veces incómodos. Hacia su defensa, a la abolición de la violencia o las agresiones innecesarias. En ese contexto, se quiera o no, con mayor o menor resistencia, las corridas de toros, al menos como son hoy, desaparecerán. Entre otras razones, no menos significativas, porque de momento ya sabemos que en la plaza, los toros sufren y lloran.

miércoles, 25 de junio de 2008

Regates

Acabo de escuchar un largo regate de Rodríguez Zapatero al lenguaje para intentar driblar la palabra crisis. Ha tardado casi veinte segundos, pero ha conseguido no pronunciar el nuevo tabú gubernamental. Eso sí, la conclusión que nos ha dejado al terminar su maniobra dialéctica es que España “va menos bien”, que con Aznar y el Partido Popular, se entiende. Tengo que reconocer que dentro de que tanto circunloquio en torno al balón no le aporta, como dicen los futboleros, mayor verticalidad a nuestro juego económico, al menos es más ágil que el adormecimiento de la pelota al que nos tiene acostumbrado su ministro Solbes. Éste, como ocurre con los futbolistas que quieren ganarle segundos al reloj para que el tiempo vaya avanzando, hace tiempo que se fue junto al banderín del córner. Allí se ha puesto a mirar a la grada, el balón bajo el pie y su oronda pesadez como barrera protectora. Nuestro Kubala ministril debió aprender la táctica hace años con el capitán González, ya que su juego de ahora es calcado al que dejó a España perfectamente asentada en la segunda división de la Europa comunitaria. Lo malo es que como dure mucho más el partido y el agresivo juego del gobierno, cuando el árbitro pite el final, el cobrador del frac se habrá llevado hasta las duchas de los vestuarios y entre tanta distracción, algún espabilado, la cartera de los aficionados. Regates escuché también en el Congreso del PP. Los líderes del partido han elegido el relajo de la cercanía al mar para la puesta de largo del nuevo equipo. No soy quién para juzgarlo, pero ante la dura y competitiva temporada que empezará tras el verano, quizás hubiera sido más adecuado hacer como los equipos de futbol, quienes pasan las vacaciones junto al mar pero preparan las competiciones concentrados en la montaña. Allí se cargan de oxígeno y energías. En la playa valenciana, Rajoy, descalzo sobre la arena y rodeado de jóvenes promesas aún no quemadas por el sol y veteranos con sombrilla y botas de tacos, trató de driblar al destino que le ha sido hostil en dos elecciones generales. Habrá que estar atentos a su juego para comprobar si como dicen algunos, sus pies llevan los tacos incorporados y la piel ya acorazada. Pero como a ti, improbable lector, los regates con los que más disfruté fueron los de nuestra selección en los cuartos del europeo. El domingo regatearon durante más de dos horas a los italianos. En anteriores ocasiones, cuando los jugadores españoles terminaban la jugada, hacía rato que los trasalpinos se habían guardado balón y resultado en el bolsillo. Burlaron, no sin esfuerzo, a la fatalidad y encararon con alegría y desparpajo la portería contraria. Demostraron que el destino se puede cambiar. Esperemos que Solbes, Rajoy y Zapatero hayan tomado nota en sus libretas. Y que a los seleccionados, la insolencia les aguante jueves y domingo próximos. Ya que de “panem” andamos tocados, al menos tengamos “circenses”.

domingo, 22 de junio de 2008

Sustancia e imagen

Hablaba hace unos días con un empresario, con motivo de la valoración económica de una empresa, sobre las similitudes que él veía y las diferencias que yo le describía entre empresa y política. La más de fondo, en mi argumentación, la de la opuesta prevalencia de la sustancia y la imagen. En política, cada vez más, el valor está en la apariencia. Basta hacer un rastreo por la prensa diaria para leer reiteradamente los mensajes que reiteradamente llenan las declaraciones de la mayoría de los políticos. Lo importante es "dar una imagen moderna", no ser modernos. "Transmitir una apariencia de normalidad", no admitir las circunstancias como normales. "que el ciudadano nos perciba cercanos", no que estemos cercanos al ciudadano o mejor aún, asumir que los políticos también son ciudadanos. Lo peor es que los ciudadanos son quienes compran este producto y lo hacen mayoritariamente en función del envoltorio y del márketing correspondiente. Desde estas premisas, es lógico que a los políticos les ocupe y les preocupe sobre todo (cuando no sólo) la imagen que los medios de comunicación transmiten sobre ellos. Saben que diez segundos, incluso sacados de contexto, en un telediario o un programa-basura, sirven más que mil días de trabajo o cien ideas brillantes. Cuando un político habla de principios (en la terminología bursátil de los mercados de valores diríamos de los "fundamentales") o dice lo que cree realmente sobre asuntos de los denominados "espinosos", se la juega. La peor mácula que puede caer sobre él, es la de no resultar simpático a la audiencia. De ahí la abundancia de tópicos vácuos que adornan el lenguaje político. De ahí que los perfiles más insustanciales tengan sin embargo un enorme potencial político. En la empresa, con carácter general, lo que se ve, es. La imagen aporta pero queda en papel mojado si detrás no hay sustancia. Los datos, los números, la estructura, la evolución histórica y el potencial de futuro son elementos objetivos u objetivables. Existen fórmulas de parametrizar su valor actual y de estimar el futuro con un grado de exactitud cuando menos razonable. La imagen suma o resta valor, pero no es en sí, el valor. Una empresa insustancial, si es que llega a nacer, rápidamente se diluye. La empresa exitosa es la exaltación del trabajo en equipo. De la estrategia y la programación a largo plazo. De la anticipación a la evolución del mercado. La política, las más de las veces, es la exaltación de las adhesiones "incondicionales" a liderazgos individuales unas veces reales, otras impostados. De la táctica y la maniobra a corto plazo. Del seguidismo de las estadísticas y las encuestas. Rara vez de la búsqueda de esa anticipación al movimiento de la sociedad. La empresa que pervive se transforma continuamente. La política, en lo sustancial, sólo cuando no le queda más remedio. En la empresa, hacer las cosas bien garantiza el éxito, en política a veces. Sólo a veces. Lo dicho, muy diferentes.

miércoles, 18 de junio de 2008

Tontos del haba

Desde el comienzo de la “Transición” que ha dado paso al periodo de constitucionalismo más largo de la historia de España, era habitual ver en determinadas manifestaciones de carácter público a individuos embutidos en la bandera de la Segunda República. Los así ataviados, pertenecían con carácter general a la representación más extrema por la izquierda de esa que se denominó la “sopa de letras” de nuestros albores democráticos. Surgieron como setas partidos políticos del ámbito radical que se reclamaban herederos naturales del espíritu de la República. Curiosamente, la mayor parte de esos “herederos”, buscaban suceder a aquellas fuerzas políticas que más lucharon entre 1931 y 1936 y sobre todo a partir de 1934 por destruir el orden legal e institucional vigente y dar el paso definitivo hacia el paraíso comunista. Los que a través de la revolución pretendían sustituir la bandera republicana por la soviética, se convertían cuarenta años después en recuperadores de la tricolor. Poco a poco, casi todos estos partidos fueron desapareciendo. En esos mismos años de la década de los setenta, primero el PSOE y luego el PCE acogieron como suya a la bandera roja y gualda que durante siglos había identificado a nuestra nación, abdicando de la roja, amarilla y morada. Con ese paso, la aceptación de la Monarquía y el consenso constitucional se consolidaba el funcionamiento de nuestra democracia. Pero como en España el asunto es no estar nunca conformes con nuestro modelo de convivencia y cualquier periodo de estabilidad enerva nuestros instintos más autodestructivos, llevamos ya unos años en los que no hay acto social, político, deportivo o folclórico donde no vuelvan a pasarnos por los morros esa bandera contra la que personalmente nada tengo, pero que es exactamente igual de no constitucional que lo sería si se exhibiera el escudo con el águila que representó a la dictadura franquista. Vivir en común significa respetar a los demás y también los signos que identifican precisamente esa comunidad. No soy ningún forofo de los símbolos, que al fin y al cabo no son más que convenciones a las que se ha llegado más o menos por casualidad, pero ya que los tenemos, habrá que respetarlos. Ni siquiera la bandera tricolor es la representativa de la República como forma de gobierno. Tan sólo lo es de la Segunda República, esa que hizo proferir con desconsuelo a Ortega, uno de los intelectuales que más contribuyó a su advenimiento: “no era esto, no era esto”. Tratar de retroceder en el tiempo 70 años no deja de ser, en cualquier caso, una estupidez supina. Tratar de hacerlo para ir a una época convulsa, intolerante y cruenta y de la cual desembocamos a 40 años de dictadura, lo es aún más. Después del último número circense acaecido con la dichosa bandera en el Congreso de los Diputados y aunque le moleste a Llamazares, sólo se me ocurre un apelativo para los nuevos-viejos abanderados…

domingo, 15 de junio de 2008

El corazón en Madrid

“Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así”. Es la optimista canción de Serrat que hoy el Zamora club de fútbol espera hacer realidad. Un nuevo David contra Goliath se escenifica en el viejo Vallecas, en la capital de España. Madrid siempre ha traído buenas noticias a los futboleros aficionados del Zamora. Coslada y Santa Ana, son recuerdos de días alegres por la consecución del ascenso a la segunda división B. ¿Por qué no puede ser hoy día feliz para recordar en el futuro el ascenso a segunda A? Quizás por lo inesperado de estar a sólo 90 minutos de poder culminar el histórico sueño de nuestro equipo tras una temporada práctica pero no brillante, el sempiterno pesimismo que suele acompañarnos, ha dejado paso a un sentimiento de ilusión en el conjunto de los zamoranos. Aunque sólo fuera por eso, ya merecen el agradecimiento y la felicitación los jugadores, cuerpo técnico y directiva del club. Es la gran diferencia que percibo, respecto de la anterior ocasión en que el Zamora estuvo a tiro de piedra de lograr el ascenso. En aquella ocasión, aún resultando a priori más sencillo de alcanzar, el sueño estaba trufado de esa premonición tan de crónica de una muerte anunciada, de resignación ante la posible derrota futura que nos acompaña y que conforma el tuétano de los rasgos más pronunciados de nuestra idiosincrasia. Y claro, con esas mimbres, el Castellón nos ganó. O quizás nos derrotamos solos. Muy zamorano. Ahora, más difícil que entonces, el pesimismo ha quedado enterrado a la vez que los nuestros acababan con las aspiraciones del Linares en la anterior eliminatoria. Cuando las dos aficiones se fundieron en abrazo y cántico, el efecto fue de catarsis, de limpieza de ánimo, de renacer del espíritu para los zamoranos. Por fin nos creemos capaces de todo. Viriato (sin traidores) contra Roma. Dejamos, al menos por unas horas, de ser el pueblo del sufrimiento y el recogimiento con la Pasión en Semana Santa y rememoramos al de la gran fiesta y la otra pasión que hemos mostrado en dos ocasiones con la Europeade. Cientos de aficionados estarán hoy en el estadio. Otros en el Ángel Nieto con pantalla gigante. Y todos, con el corazón en Madrid. Teniendo en cuenta que salvo capricho del destino, sólo se consigue aquello en lo que se cree y que la Fe mueve montañas, seamos como el apellido y el juego de Iker. Que el Zamora ponga el color en este, por otro lado, gris, plomizo y tristón mes de junio. Aún no triunfando, habremos llenado de felicidad siquiera un breve espacio de nuestro existir colectivo. Termina Serrat su canción: Hoy puede ser un gran día, y mañana también. ¡A por ellos!

miércoles, 11 de junio de 2008

"More trade than aid"

Como en anteriores ocasiones, la cumbre de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se ha cerrado con un fracaso. Una vez más, nos dicen, la comunidad internacional ha dejado un panorama de división y de incapacidad de afrontar el escándalo del hambre. Mientras los representantes de 183 países abundan en declaraciones y brillan por su ausencia en soluciones, 24.000 personas al día mueren por desnutrición en el mundo y 850 millones sufren hambre. Otros 100 millones se sumarán en los próximos años según estimaciones de la ONU. España aportará 500 millones de Euros en varios años. Francia 1.000. Otros, diferentes cantidades hasta un total de 6.300 millones de dólares. Pero el mundo rico sigue sin plantearse seriamente el diagnóstico, las razones del problema y las verdaderas soluciones. Década tras década, los organismos internacionales siguen poniendo tiritas en la gran hemorragia de vidas humanas que afecta a nuestro planeta. Seguimos dando peces, no enseñando a pescar y sobre todo, no permitiendo que nos vendan aquello que pescan o producen. Los países más prósperos contribuyen desde hace más de medio siglo al supuesto desarrollo del Tercer Mundo. Sin embargo, las cantidades dedicadas a combatir el hambre y la miseria sólo han servido en un abrumador porcentaje de los casos para enriquecer a las oligarquías de los países de destino. Ellos se encargan de “distribuirla”. Habitualmente hacia cuentas en Suiza y la compra de armas con las que sostener sus tiranías. De ellas viven también y holgadamente, por cierto, legiones de funcionarios locales, internacionales y de la mayoría de ONG (aunque con muy honrosas excepciones, como Caritas, Manos Unidas y alguna otra). Las recetas siempre han sido las mismas y siempre han fracasado. ¿Por qué entonces se siguen reiterando? Quizás la respuesta no esté sino en la propia ONU. Los burócratas que han hecho de ella, su ecosistema vital y que nunca han sabido crear riqueza, siguen manteniendo ese tufillo totalitario que sólo confía en la planificación económica y el subsidio generalizado. Caducos remedios soviéticos. Los experimentos a los que esos “expertos” han sometido el desarrollo del Tercer Mundo, son responsables en buena medida de una situación con la que nadie deberíamos dormir tranquilos. Lo ha dicho Benedicto XVI, "nadie puede quedarse impasible ante la llamada de aquellos que pasan hambre…. el gran desafío de hoy es el de globalizar no sólo los intereses económicos y comerciales, sino también expectativas de la solidaridad". La economía y la historia han demostrado de manera empecinada, que las claves de la prosperidad son la propiedad privada y el libre comercio. Los gobiernos que más riqueza generan son aquellos que más énfasis ponen en garantizar el respeto a la vida, la libertad y la propiedad. Para muchos, la globalización es el origen de todos los males. Con esa idea consiguen el efecto inverso al que buscan. Se evita eliminar las barreras que impiden el acceso al mercado global de las producciones de los países necesitados. Y la gente muere de hambre. En 2003, publicó Guillermo de la Dehesa un libro que recomiendo absolutamente “Globalización, desigualdad y pobreza”. En menos de 300 páginas demuestra nítidamente que los países pobres y en desarrollo no son las víctimas de la globalización sino de la falta de globalización. Cada vez más voces en los países en desarrollo reclaman “more trade than aid”, más comercio y menos ayuda.

domingo, 8 de junio de 2008

Cobadú e Inzamac

Tras días con el protagonismo de empresas en dificultades, esta semana hemos tenido noticias de dos empresas con resultados y trayectoria sobresalientes. En ambas se concita además, la circunstancia de que sus formas empresariales son siempre de difícil sostenimiento en el tiempo. Una es cooperativa. La otra, empresa familiar. El grupo Inzamac cumple 25 años de funcionamiento solvente, de crecimiento orgánico, apertura de mercados, incluso internacionales y de creación de empleo. Una empresa familiar que ha partido de la base de que es necesaria la máxima profesionalización para un buen hacer, con garantías de continuidad. Es una empresa que está consiguiendo cubrir satisfactoriamente la etapa más difícil de toda empresa familiar. El relevo generacional. Se dice que en el mejor de los casos, y estadísticamente es así, en las empresa familiar, una generación la crea, la segunda la desarrolla y la tercera, directamente la funde. Están en la segunda fase, por lo que se les puede augurar aún mucho recorrido si siguen haciendo las cosas bien, antes Carlos Rodríguez ahora Diego y con ellos una plantilla numerosa y cualificada. La segunda, es el estandarte empresarial de nuestra provincia ya hace algunos años. Cuando en Castilla y León y en el conjunto de España, el sector cooperativista pasa por momentos críticos, Cobadú es un caso de "rara avis". Ser año tras año la empresa número uno por facturación, de una provincia, está al alcance de muy pocos, creo que de ninguna otra cooperativa, salvo el Grupo Mondragón en Guipúzcoa. Hablar de la sensatez, del sentido común, de no cometer imprudencias y de tener siempre claros el modelo de gestión y la visión estratégica para el crecimiento y la eficiencia, no dejan de ser puntos comunes que todos los directivos pretenden o declaran. Pero hacer ejercicio diario de todo ello, es otro cantar. En Cobadú sí se aunan ambas facetas en las actuaciones de su presidente no ejecutivo, Florentino Mangas y de su primer ejecutivo, Rafael Sánchez Olea y el equipo que en torno a él ha ido construyendo. Rafael ha demostrado ser uno de los mejores directivos de Zamora. A los hechos me remito. Mientras el resto de cooperativas, con honrosas excepciones, desaparecen o sobreviven renqueantes, Cobadú ha cerrado su ejercico con una facturación de más de 140 millones de Euros y con una garantía de solvencia y continuidad encomiables. El dato del beneficio neto no es especialmente significativo, pues la rentabilidad última de una cooperativa agraria ha de estar, no en la propia cooperativa que no es más que un instrumento, sino en el negocio de cada uno de los socios. En definitiva, aportando fortaleza al sector en su ámbito territorial de influencia y riqueza a cada uno de los socios. Dos ejemplos de que el funcionamiento de las empresas puede estar al margen de que la situación económica sea mejor o peor. Con unos sólidos fundamentos y buena gestión, los proyectos económicos tienden a ser prósperos. Deseemos que así sea por muchos años. También en Zamora se puede hacer empresa.

jueves, 5 de junio de 2008

Cuecen habas

Hace pocos días, nos dejaba el que presumía de ser el más veterano socialista zamorano. A Melchor, que así se llamaba, solía encontrármelo alguna vez sentado a la solana primaveral junto al restaurante La Casita, hoy ya cerrado. Allí, echábamos algún "parlao" que irremisiblemente terminaba siempre recordando que estos socialistas de ahora ya no son como los de antes. Estas palabras volvieron a mi memoria, cuando casi coincidiendo con su partida, saltaba a la luz pública la baja de otro histórico, aunque mucho más joven socialista zamorano. Hemos conocido que Andrés Luis Calvo se ha dado de baja en el PSOE. Tengo que decir que me ha sorprendido el escaso eco mediático que su decisión ha tenido. Andrés es un histórico que ha sido y por lo tanto, sigue siendo, lo que suele denominar un político en estado puro. De su madera, da buena cuenta el hecho de que hasta la consolidación en la escena política local de Antonio Vázquez, Andrés era "el Alcalde". En más de una ocasión, escuché a ciudadanos dirigirse a Vázquez como "don Andrés". El ex-alcalde y ex-senador, igual que en su día ocurrió con el malogrado Manuel Riesco, ha representado, por tanto, mucho más que lo que han conseguido en Zamora, las siglas bajo las que ambos se cobijaban. En ambos casos también, el hueco que dejaron al abandonar la política, fue imposible de reemplazar por su partido. Aún hoy, el Psoe provincial sigue arrastrando sus penurias sin ser capaz de presentar a los ciudadanos una oferta mínimamente aceptable. No lo ha dicho, pero seguro que piensa y cargado de razón, que no es presentable que la segunda fuerza política de la provincia lleve más de un año gobernada por una gestora que no hace más que prorrogar plazos para un congreso que no llega. Que además, no se atisbe por ningún lado una solución de futuro mínimamente esperanzadora para sus militantes e ilusionante para los votantes. Que la gestora la presida un zamorano, pero cuya trayectoria política completa está vinculada a Burgos. Y que lo único que ha salido en claro de todo ese proceso es que sólo una candidata se les ocurre para reforzar el ayuntamiento de la capital, para la lista autonómica y para las Cortes Generales (salvo el intocable Cuadrado). Curiosamente, la misma que también es pieza fundamental de la gestora, Ana Sánchez. Ana es una chica maja, agradable y simpática, pero digo yo, desde fuera, que algo podrían aportar gente como Andrés Luis. Muy negro lo ha tenido que ver y muy ausente tiene que estar, como ha denunciado, el debate interno en el socialismo zamorano para que haya tomado decisión tan tajante. Día a día la política pierde nombres importantes sin encontrar sustitutos equivalentes. Otra demostración de que los “aparatos” han dejado de estar al servicio de los partidos y son los militantes los sometidos al servicio de los burócratas. Ver, oir y callar. En todos los sitios cuecen habas…

domingo, 1 de junio de 2008

¿Crisis? Sí, crisis

Hace varios "espejos" titulé uno, con la famosa pregunta de Churchill, ¿Crisis, qué crisis? Han pasado pocas fechas y muchos zamoranos ya tienen la respuesta que ministro y presidente siguen sin reconocer. El incremento disparado y disparatado de los precios. La subida de los hipotecas. La sombra del paro que toma cuerpo con fuerza. La crisis empresarial. La cooperativa Bajoz y la constructora Valsan inician el procedimiento concursal. Lo que antes eran suspensión de pagos o quiebra, se aúnan ahora en un único proceso. Como siempre, cada situación es diferente. En Bajoz, en un momento en que el vino de calidad sigue incrementando su consumo y Toro consolida un prestigio logrado en tiempo récord y abre nuevos mercados, sólo se me ocurre pensar lo que todos los datos indican. Un problema de gestión deficiente. Parece que a las peculiaridades que las cooperativas tienen como modelo de negocio, se ha unido una polémica gestión directiva que durante unos años no fue coherente con las posibilidades contables, estratégicas y financieras de una de las bodegas que siguiendo la estela de Manolo Fariña y otros, más ha tenido que ver con el florecimiento de nuestra más importante denominación de origen. El caso de Valsan, se atisba diferente. La crisis de la construcción la ha golpeado directamente. Cobros comprometidos no han llegado y a las obligaciones de pagos ha de seguir haciendo frente. Me dicen que no es un problema de viabilidad de la empresa, sino una situación coyuntural de liquidez y solvencia, para hacer frente a sus compromisos con proveedores y acreedores. Acudir al concurso de acreedores puede contribuir a una reordenación de deudas que permita la continuidad empresarial. No obstante, las restricciones financieras al crédito, conspiran contra las empresas que atraviesan etapas difíciles como la zamorana. Pronto habrá más casos, si el gobierno no toma las medidas estructurales que nuestra economía necesita. La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Por mucho que Zapatero lo repita, no es verdad que España esté mejor preparada para afrontar la crisis que el resto de Europa. Hace cuatro años sí. Hoy ya no. Más de cien familias están pendientes del desenlace en Valsan. Otras 20 en Bajoz. Los zamoranos tendemos con demasiada ligereza a restar méritos o crear bulos cuando nuestras empresas triunfan y a enterrarlas antes de tiempo cuando atraviesan dificultades. Y nos olvidamos de la gente que hay detrás. No estaría de más que fuéramos cambiando el chip colectivo y nos convirtiéramos en acicate para que las entidades financieras avalen la elaboración de un plan de viabilidad sólido y creíble, que dé garantías de futuro en ambos casos. Los bancos y cajas están acostumbrados a captar aquí el dinero que después dejan a otros para que inviertan en otras tierras donde sus réditos son mayores. Hora es de exigir que vayan cambiando las circunstancias y premiemos a las entidades que se mojen y castiguemos a las que se lavan las manos.