miércoles, 30 de junio de 2010

Sentencia y convivencia

El problema de la Sentencia del Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña no es jurídico sino político. Igual que lo es el problema de la articulación, o quizás sea mejor decir la premeditada estrategia de desarticulación de España. En esta España cainita nuestra, en cuyos nacionales la sangre hierve, buscando hacer estallar las venas que la encauzan, como tantas veces a lo largo de la parte trágica de nuestra historia, nunca ha resultado fácil hacer entender algo que los sajones comprenden sin necesidad tan siquiera de leyes escritas.
Reino Unido la más antigua democracia europea y Estados Unidos un país nacido para la libertad, en el que, con sus defectos, nunca han vivido bajo otro régimen de gobierno que el democrático, no existe texto constitucional escrito, integrado, solemne, como los que en las naciones continentales redactamos, votamos y promulgamos. Lo escrito, escrito queda, decimos, frente al respeto sacrosanto al marco de convivencia por todos aceptado sin necesidad de tantos papeles. No digo que el sistema anglosajón sea mejor, es simplemente distinto, pero a ellos les vale la palabra para eludir riesgos de ruptura, enfrentamiento o sublevación. Nosotros, ni por escrito.

Debe ser que soy de Zamora, del antiguo Reino de León, o la vieja Castilla en el más amplio sentido histórico-geográfico de su acepción, o de la Lusitania Citerior, vaya usted a saber, y por eso no lo entiendo. Aquí, no otorgan hoy más derechos ni garantías los contratos foliados y fechados, los legajos notariales o las inscripciones registrales que los que siempre otorgó el apretar de manos que daba cualquier pacto por cerrado. Los catalanes, los mediterráneos en su conjunto, con su toque fenicio, fueron siempre más pragmáticos, más desconfiados también y más orientados a los fines que regidos por los principios. Quizás por ello van siempre por delante en sus pretensiones frente a los demás. Por ello y porque su particular “seny” les hace ver todo desde la flexibilidad de un relativismo que suele ganar por la mano.

La Sentencia, como todas las sentencias, puede gustar o no en su conjunto y ya no digamos en cada uno de los miles de matices que admite la interpretación de una norma que, en sus aspiraciones constituyentes, no puede por menos que rozar y que en este caso, según se ha dictado por quien ha de hacerlo, incluso violenta el contenido y el espíritu de la Carta Magna que aprobamos en el 78. Lo que es falaz, impresentable y miserable es que unos cuantos exijan que lo que ellos pretenden y aprueban por los cauces y en la forma que les otorga la Constitución, no sea recortado, ajustado y amoldado a lo que ésta dictamina.

Estoy tan hasta el gorro de ellos como de los que buscan cualquier ocasión para salir a la calle ondeando la bandera inconstitucional con la tercera banda morada. Aunque gracias a todos ellos, y sin necesidad de fútbol, me permito gritar hoy, ¡Viva la Constitución!

domingo, 27 de junio de 2010

Deudas y bancarrota

Que los ayuntamientos son la hermana pobre de la estructura institucional del Estado es algo fuera de toda duda. Pese a ser el más cercano a los ciudadanos y antiguo de los múltiples y variados escalones administrativos de los que nos hemos dotado para la gestión de la cosa pública, han quedado absolutamente relegados con la aparición de las Comunidades Autónomas y su ilimitada voracidad legislativa, competencial y presupuestaria. Y no sé cuál de las tres voracidades es mayor ni más peligrosa para el futuro de España y el bienestar de los españoles. Aquí además no hay excepciones, basta que un político, venga de donde venga, alcance poder ejecutivo en una Comunidad Autónoma, para que con carácter general, automáticamente se transfigure. Debe ser algo como eso tan extendido del síndrome del conductor por el que por afable, educada y pacífica que sea una persona, basta que se ponga al volante para que exista un enorme riesgo de que el Dr. Jekyll se convierta en Mr. Hyde.

Ahora, en plena crisis, dicen lo que hace mucho que sabe todo el mundo, que los ayuntamientos están excesivamente endeudados y, ante ello, una de las medidas de choque propuestas por el Gobierno que transformó en desastre el milagro económico español, consiste en negar cualquier reforma que mejore la financiación local y la independice de la caprichosa dádiva de las administraciones “superiores” y, además, en cortarles la posibilidad de acudir a nuevo crédito. Cierto es, que de los 8.000 ayuntamientos existentes en España, hay muchos con un volumen de deuda que los sitúa, en la práctica, en la bancarrota; pero no es de recibo que se trate a todos por igual, cuando hay muchos otros, por ejemplo la inmensa mayoría de los de Zamora, empezando por el de la capital, cuyas ratios de endeudamiento están muy por debajo de la media y son perfectamente asumibles.

No es de recibo que se trate igual al que durante décadas lleva despilfarrando y viviendo muy por encima de sus posibilidades, que al que ha ajustado gasto e inversión a su capacidad de generación de recursos. No hay mayor desigualdad y trato discriminatorio, que tratar por igual a aquellos cuyas circunstancias son completamente diferentes. Esta es la única línea por la que podría prosperar, aunque con dificultades, el recurso de inconstitucionalidad anunciado sin mayor concreción por Martínez Maíllo, que se suma a otras iniciativas en marcha. La medida gubernamental debería establecer parámetros objetivos, aun endureciendo los que ya existen, para determinar qué corporaciones pueden endeudarse sin riesgo y cuáles, por el contrario, han superado todos los límites.

Echo de menos, no obstante, en su calidad de vocal de la FEMP, una crítica más contundente a la impunidad, no inconstitucional, pero sí injusta, de las CC.AA. las grandes generadoras de déficit y también un mayor rigor para encarar el debate de la imprescindible reforma de la estructura administrativa del Estado que abarca, y supera, al consabido: diputaciones sí, diputaciones no.

miércoles, 23 de junio de 2010

El Mundial de Sara

Es el fútbol en su máxima expresión el que nos invade, presentado como el moderno bálsamo de Fierabrás que cura todas las heridas. Al respecto de éste, instruía D. Quijote a Sancho Panza que los ingredientes son aceite, vino, sal y romero. Los de aquél, son bien distintos, un balón, un montón de tíos vestidos de corto corriendo delante o detrás de él y muchos otros viéndolo en las gradas, aplaudiendo, gritando, saltando. D. Quijote hierve los cuatro elementos y añade más de ochenta padrenuestros y otras tantas avemarías, salves y credos y a cada palabra acompañaba una cruz a modo de bendición. En Sudáfrica han sustituido la letanía, por la infernal murga de las “vuvuzelas” y la bendición es “urbi et orbi” gracias a la televisión y a los cientos de enviados especiales.

Claro que no a todo el mundo le va el fútbol, pero ya pueden los que lo aborrecen, darse por muertos durante un mes. Es imposible evadirse a su fuerza arrolladora y a la constante presencia mediática, aún estando a ocho mil kilómetros de distancia del epicentro del seísmo. Son cosas que pasan, ya no hay crisis ni paro, ni Gobierno y oposición. En los periódicos ocupa las fotos de primera página. Abre los noticieros y abarca cada día millones de conversaciones. Dicen que todos llevamos un seleccionador dentro, como un médico y un abogado y es bien cierto. Sólo hay que escuchar los debates y análisis de café o de corrillo. Es tal su fuerza, que lo demás pasa a segundo plano, lo cual para oxigenarnos, no deja de estar bien. Por si quedara algún hueco para hablar de otra cosa, van y coinciden las elecciones a la presidencia del Zamora, con dos candidatos, programas, proyectos deportivos y económicos. Lo dicho, no va más.

Volviendo al Mundial, oiremos decir que el fútbol es técnica, arte, pintura y hasta poesía. Hombre, para tanto no es, porque al final no nos engañemos, este año hay mucho de lo de siempre pero como suele ocurrir, no es del deporte en sí de lo que más se habla. Lo más exitoso hasta el momento, lo más visto en Internet, lo más seguido en la tele, ha sido una novedad. Hasta le han echado la culpa de una derrota de España. Y al respecto de ello y de la poesía, pensaba yo al escribir en un gran articulista ya fallecido, que en lugar de tantos rollos como escuchamos, hubiera hecho el mejor resumen en verso de la cita futbolera.

Si viviera el gran Campmany, ya nos habría contado lo que pasa en el Mundial, en Romance o en Soneto. Y no serían sus versos por el fútbol de España, los modos de Maradona, el afeitado de Iker, ni la canción de Shakira o el harakiri de Francia. Como todos comentamos, españoles y extranjeros, hubiera hilado palabras que rimen, con Carbonero.

domingo, 20 de junio de 2010

Amenaza de huelga


Habitualmente la amenaza era por Semana Santa, esta vez se ha trasladado a las fiestas de San Pedro. Los trabajadores de los servicios de limpieza viaria y recogida de basuras de Zamora han convocado huelga, a partir de la próxima semana, como medida de presión en la negociación de sus condiciones laborales.

Desconozco el alcance de su reclamación, la oferta formulada por la empresa concesionaria y si la distancia entre ambas posiciones es tan insalvable como para que la amenaza se consume o bien, como sería para todos deseable, podrán entenderse antes de la huelga. En todo caso, el de huelga es un derecho constitucionalmente garantizado contra el que nada debe decirse y el hecho de que se busquen las fechas en las que más repercusión pueda tener es tan práctico como legítimo. Al menos, es de agradecer que sea en estas fiestas y no en Semana Santa, pues el impacto sobre los visitantes de fuera de nuestra provincia será insignificante, en comparación con lo que hubiera sucedido en nuestra verdadera semana grande.

En mis años de Ayuntamiento, participé en varios actos de mediación de este servicio, pues con el vencimiento de cada convenio, la situación se repite por sistema. En ellos expuse la posición de la institución, no muy distinta de la defendida por el actual equipo de Gobierno y que no era otra que la exigencia a ambas partes para que flexibilizaran lo suficiente como para llegar al acuerdo, dejando claro a la vez, que el interés público en la solución no podría ser nunca a costa del chantaje o la toma de los ciudadanos como rehenes. Tampoco de que la empresa eludiera sus responsabilidades y obligaciones desviando sin más los mayores costes al presupuesto municipal.

Estoy seguro de que ambas partes tienen razón en este caso. Los trabajadores al reclamar mejoras económicas en unos sueldos no precisamente altos. Y la empresa al tratar de mantener ajustados los costes de un servicio donde el peso de los salarios determina la delgada línea entre la rentabilidad y las pérdidas. También el Ayuntamiento evitando nuevas alzas del precio del contrato La responsabilidad de unos y otros ha permitido que Zamora sea de las muy escasas ciudades donde no se recuerdan huelgas en este servicio, con basuras amontonadas en las calles durante días y días. También, durante años, una de las ciudades más limpias de España.

Con independencia de ello, en momentos en los que vemos que no somos tan ricos como creíamos, es ocasión de empezar a reflexionar si es viable sostener la actual extensión de servicios. Participé en la adjudicación del presente contrato que, entre otras mejoras, introdujo como novedad la recogida de basuras los sábados para comodidad de los ciudadanos, como ya se hacía en otras ciudades. Sin embargo, ahora quizás sea llegado el momento en nuestro país, de ir pasando de lo ideal a lo que nos podemos permitir. En muchas ciudades europeas, la basura sólo se recoge en días alternos.

miércoles, 16 de junio de 2010

Huelga, pero poca


¿Es ahí el enemigo? Podrían parar la guerra un momento, que se nos ha atrancado el cañón…el teniente que ha metido la cabeza dentro pa’ ver si estaba limpio… ¿Y ustedes piensan atacar mañana? ¿El domingo, a qué hora? Jo, a las siete. A esa hora estamos todos acostados. Y ¿no pueden avanzar por la tarde, después del fútbol?

¿Recuerdan el monólogo sobre la guerra, teléfono incluido, de Gila? De lo mejorcito, hasta que ha llegado la presunta convocatoria de huelga general por parte de los sindicatos más representativos (dentro de lo poco representativos que son desde hace tiempo los sindicatos españoles). Decía hace un par de días el ex-ministro socialista Carlos Solchaga, que Europa carece de líderes capaces de afrontar con decisión, arrestos y eficacia, situaciones de crisis como la actual; en esa misma línea, piensa uno que nunca hubo dos líderes menos líderes en el sindicalismo español. Qué lejos de Marcelino Camacho o Nicolás Redondo. Qué lejos incluso de una de las cabezas mejor amuebladas de la política de amplio espectro nacional, José María Fidalgo.

Los sindicatos no sólo han sido los más comprometidos cómplices de la absurda política económica y laboral del Gobierno Zapatero, basada en la ceguera voluntaria como principal argumento, sino que ahora, cuando hasta el presidente se ha convencido de la inexcusable necesidad de cambios y sacrificios, siguen incapaces de reconocer que se han equivocado. Mientras, el goteo de parados y la fuga de capitales continúan incesantes y lo que es peor, la brecha con el resto del mundo desarrollado se acrecienta vertiginosamente.

La huelga general no es ninguna solución, más bien lo contrario. Y afortunadamente será un fracaso, pues Zapatero, hábil y astuto en estas lides, ha sabido desactivarlos completamente con subvenciones, protagonismo y palabras contra los empresarios y “la derecha” que les sonaban a música celestial. Pero hombre, ya de convocarla, tendrían que ir a por todas. Una huelga general no deja de ser una insurrección generalizada; salvo en este caso, en el que oyendo a los convocantes salta a la vista de que es una huelga como la guerra de Gila.

La convocan en junio para casi octubre, respuesta inmediata, que llaman. La fecha coincide con otra serie de protestas convocadas en Europa, aunque allí la media de paro sea menos de la mitad que en España, para que aquí la participación sea mayor. También para que los telediarios hablen de protestas generalizadas ante la crisis global y el Gobierno tenga su vía de escape. Ya me los imagino al teléfono estos días: ¿Es la Moncloa?... Sí, que vamos a convocar una huelga general, pero poco… Ya, si no queremos, pero es que dicen que algo tenemos que hacer… Sí, sí, no os preocupéis, que no tiramos a dar… Eso es, nosotros disparamos apuntando para otro lado y vosotros os quejáis como si os hubiéramos dado, ¿vale? ¡Pero que sea creíble!... A tu disposición, compañero.

domingo, 13 de junio de 2010

Pederastia en la Iglesia

Benedicto XVI ha pedido explícitamente perdón a Dios y a las personas afectadas por los abusos sexuales contra menores cometidos por sacerdotes. Es la primera vez que lo hace de manera expresa y lo que es más importante, ha prometido hacer todo lo posible para que el abuso no vuelva a suceder jamás. Rompe así con una larga tradición de oscurantismo y vergonzoso encubrimiento de unos actos más execrables aún por la cualidad de quienes los han cometido y de cuya antigüedad y extensión reales, probablemente nunca sabremos.

En una estructura tan fuertemente jerarquizada como es la eclesial, ni el Papa ni los escalones intermedios de la curia pueden mantenerse ajenos a unos comportamientos tan radicalmente opuestos a su prédica o pretender transmitir que no eran por ellos conocidos. Y una vez sabidos, no basta sólo con actuar con agilidad y contundencia máximas cuando estalla el escándalo, es decir, cuando la sociedad toma conocimiento de los sucesos, sino que debe permanecer vigilante para prevenir, o en su defecto castigar inexorablemente cualquier comportamiento o actitud mínimamente dudosos entre sus sacerdotes.

La petición de perdón de Benedicto XVI es un buen avance aunque llegue muy tarde ante hechos tan graves y que forzosamente habían de ser conocidos hace mucho tiempo, aunque no fuera en su totalidad, por el Vaticano. Precisamente la pasividad ante tales hechos puede frenar o bloquear definitivamente la canonización de Juan Pablo II, un Papa ejemplar en tantos y tantos otros aspectos no sólo en el ámbito religioso. En pleno siglo XXI, en una sociedad globalizada, marcada por la extensión del conocimiento y la difusión instantánea de cualquier noticia a cada rincón del mundo, la fuerza de la Iglesia ante los creyentes ya no puede basarse en la obediencia absoluta y sin preguntas y mucho menos en el temor a su poder, sino en la ejemplaridad de su actuación hacia dentro y hacia fuera. De lo contrario, con fe o sin ella, se reducirá aceleradamente la lista de sus seguidores. Un paso previo, igualmente acertado, se dio ya hace algunas fechas con la orden dictada para que cualquier caso de pederastia fuera inmediatamente denunciado no sólo ante los superiores sino ante la justicia ordinaria. Algo que a pesar de ser obvio en el Estado de Derecho, pues no olvidemos que se trata de graves delitos, sin embargo no se venía cumpliendo.

Como en el resto de instituciones, el sometimiento a la ley y la transparencia en el funcionamiento ordinario, lejos de generar debilidad o poner en riesgo la supervivencia, hacen más fuertes a quienes los practican. Además, aunque muchos en diferentes ámbitos se aprovechen de hacer creer lo contrario, la transparencia protege frente al ataque de los enemigos y no al contrario. Y si alguien tiene enemigos que buscan con especial inquina su debilitamiento, descrédito y destrucción, es la Iglesia.

miércoles, 9 de junio de 2010

Cien mil pavos

Ni sé si la cifra es exacta, ni en realidad me importa mucho, pero la noticia económica del mes no está en la Bolsa, ni en el FMI, ni en el Banco de España, ni en los recortes salariales o el aumento del paro, ni siquiera en las primas de la selección española de fútbol si gana por primera vez en su historia el mundial de fútbol, o en el fichaje de Mourinho. No, la noticia económica del mes y, al menos para ella, de su vida, tiene nombre de mujer y no es Elena Salgado. Ahora la llaman la princesa del pueblo y gana todo aquello en lo que participa. Dispara las audiencias. Llena páginas en la prensa de todos los colores. Arden los teléfonos, cuando de llamar para votar se trata, que baila cual delicada princesa, aunque sus pasos, a algunos ciegos e ignorantes, más bien nos parezcan aún de rana.

La besó la fortuna en los labios de un torero en dos palabras “im-presionante” y convirtió su boquita en terminal TPV que factura por cada palabra que suelta. Ya lleva diez años viviendo de ello y de qué manera, por cierto. Dice en su página Web, en la que se puede comprar “on line” un magnífico juego de sartenes y ver anuncios de Gas Natural, Ing Direct, unas cuantas grandes empresas más y algún anuncio en inglés, que después de la EGB dejó el colegio de monjas para trabajar, aunque no explica en qué.

Tiene ya su hueco en Wikipedia, es famosa por su chándal, las “cocretas”, su refinado verbo y porque por su Andreíta mata. Además está feliz porque se ha tomado un mes de vacaciones y acaba de firmar un nuevo contrato por el que, cuentan, va a percibir 100.000, sí cien mil, euros al mes, o sea, casi diecisiete millones de pelas cada 30 días por seguir siendo la estrella cutre de un cutre programa titulado “Sálvame”, o sea otra vez, en un mes, más que el presidente del gobierno en un año ¿me entiendes?

Del contrato no tiene ella ninguna culpa, todo lo contrario, ni siquiera el zamorano que ha firmado pagarle tan merecida cifra. El contrato es fruto de lo que los españoles queremos, nos gusta y cotizamos al alza. Y un justo desagravio por lo mal que, parece ser, lo ha pasado la pobre en los bailes de Pilar Rubio por las sucias maniobras de un jurado antidemocrático y con el que, menos mal, también se despacha en su Web.

Cien mil pavos al mes. Como todo el gobierno junto. Como algunos de los ejecutivos mejor pagados de grandes empresas. Como cien mileuristas. Como los salarios de un buen equipo médico o del profesorado completo de un colegio. Y España entera siguiendo el fenómeno embobada. En palabras de Churchill, ¿crisis, qué crisis? Apriétense el cinturón… del chándal.

domingo, 6 de junio de 2010

El futuro del Zamora

Compartí a lo largo de los últimos tres lustros, en la medida en que así lo determinaron mis responsabilidades políticas, bastantes momentos con José María Casas, el ya ex-presidente del Zamora Club de Fútbol. Frío de enero en “La Vaguada” o sol de abril en el nuevo “Ruta de la Plata”, por el que tanto batalló y que, aunque en ocasiones dijera lo contrario, superó ampliamente todas sus expectativas. Desencantos y satisfacciones, algunas reuniones, muchos encuentros informales e incontables llamadas telefónicas (alguna muy sonada en casa madridista). Tantas, que el suyo es uno de los contados números de teléfono que aún sé de memoria, en una época en la que la agenda del móvil ha sustituido a las neuronas. Siempre nos entendimos razonablemente, con coincidencias y desencuentros, sabiendo ambos lo que cada uno tenía que defender.

Uno de sus directivos me decía, hace justamente una semana, que quien se haga cargo de la presidencia del Zamora tendrá que ejercerla de una manera completamente diferente. Que nadie va a tener la capacidad, ni el tiempo suficiente, disponibles como para poder estar pendiente al minuto de esa tarea y controlando cada uno de los mil detalles cotidianos. No se equivoca quien así piensa. A Casas se le podrán recriminar unos cuantos errores, bastantes “no aciertos” y un carácter muy particular, pero no poner en tela de juicio su dedicación, el trabajo ímprobo realizado y su vocación por hacer del Zamora un Club grande pero ante todo, sólido y solvente. Siempre con los pies en el suelo. Y eso, en un mundo del que todos decimos saber y casi nadie sabe, tan de fuegos de artificio y proyectos fulgurantes que se agotan con tanta rapidez como con fuerza empiezan, no deja de ser una actitud digna de encomio.

Varias veces dijo que se iba y al final se quedó. Quizás por eso y por algunos gestos y movimientos, hasta hace unas horas muchos no terminaban de creérselo y tal vez, sólo tal vez, también por eso no se ha articulado ninguna candidatura. Pero todo indica que esta vez es la definitiva, cansado de muchas cosas, algunas de las cuales conozco pero que es él quien tiene que decidir contarlas o bien sellarlas con la prudencia del silencio.

A continuación es a los socios a quienes corresponde buscar la salida y demostrar lo que por otro lado es obvio, que tampoco Casas es insustituible. En mayor medida a aquellos que mejor pueden hacerlo y sabiendo que el tiempo corre ya en contra para el trabajo que la nueva directiva ha de acometer de cara a la próxima temporada. El día 10 en la nueva asamblea deberán clarificarse las cosas y, aunque como zamoranos nos cueste, tal es nuestra condición, los socios han de ser capaces de unirse para ir a favor y no como más solemos hacer, sólo para ir en contra de aquellos que se postulen para algo que no es precisamente un chollo. Suerte.

miércoles, 2 de junio de 2010

Ayuntamientos. Justos por pecadores

Veo bien que desde el gobierno central, tras la imposición de la Unión Europea, se busquen fórmulas para reducir el disparado y disparatado déficit público español y veo perfecto que, por fin, se hagan corresponsables al resto de las administraciones, tanto locales, aunque éstas sean las hermanas pobres del reparto del pastel como autonómicas, que a día de hoy ya se llevan la parte mollar del presupuesto. Pero el café para todos nunca suele ser lo más adecuado y tampoco lo es en este caso. No hay mayor injusticia que tratar a todos por igual, cuando las circunstancias de cada uno son completamente diferentes.

Ya he escrito en más ocasiones, que soy un firme convencido de que el mayor grado de despilfarro de los recursos y de errónea distribución de los mismos se produce en las comunidades autónomas, que llevan casi desde su implantación, actuando como esos nuevos ricos tantas veces descritos en la literatura, el cine y el imaginario colectivo. Su imparable afán de protagonismo y preponderancia frente a Estado y ayuntamientos, vino tolerado por una Constitución que dejó el sistema descentralizador peligrosamente abierto en su Título VIII. Sin embargo, la capacidad de legislar que tienen atribuida y la consideración de ciertas competencias como exclusivas de ellas e inatacables, limitan la posibilidad de regulación y de fiscalización de sus cuentas por los organismos estatales de control y, como ahora se empieza a comprobar, también de los de ámbito europeo.

Es más fácil obligar a apretarse el cinturón a las entidades locales. Las leyes con las que han de regirse los ayuntamientos las aprueba el Parlamento de la Nación, donde las votan políticos, muchos de ellos de papel, que nunca fueron concejales y miran por encima del hombro a esos otros políticos que no pueden asentarse en lo teórico porque han de bregar con el día a día de sus pueblos y ciudades. Es fácil, pues, aprobar por decreto y haciendo tabla rasa, la prohibición del endeudamiento para las inversiones locales de un año o de 10. Incluso no digo que no sea conveniente, que en esta situación en la que estamos es una medida que personalmente aplaudo. Lo que no puede ser es que se trate por igual a ayuntamientos, endeudados al mil por cien desde hace años, que a otros como el de Zamora y la mayoría de los de nuestra provincia, en los que los niveles de deuda están muy por debajo de los permitidos legalmente o de los que hacen peligrar la solvencia de los mismos.

Sea en la prohibición de nuevos créditos, sea en el diseño de un necesario nuevo sistema de financiación local, al aplicarse criterios tan “igualitaristas”, al final y por comparación, se premia a los más golfos frente a los más responsables. Más o menos lo mismo que ha ocurrido con los planes de saneamiento de los clubes de fútbol, en los que los más beneficiados fueron sistemáticamente los que peor habían gestionado.