domingo, 29 de abril de 2018

Cada cual su sentencia

El 19 de noviembre, iniciaba mi “Espejo” escribiendo: “El mal fija su atención en el bien para corromperlo. El bien se deja llevar con frecuencia por el atractivo transgresor del mal. Las hienas atacan en manada porque en solitario no tienen media torta. Las libertades, como la dignidad y los derechos son personales, individuales e intransferibles.”

Al párrafo y resto de la columna me remito para expresar mi valoración del caso de “la manada”, condenar la execrable actuación de esas hienas, reiterar que la libertad individual debería ser el principio básico e inatacable a defender por nuestro ordenamiento jurídico y por nuestra convicción social. Para concluir que por ser mujer una mujer no debe pedir perdón ni renunciar a ejercer su libertad y su capacidad de elección y decisión en aquello que quiera o no quiera.

Un caso que ha dado lugar a miles de reflexiones y toneladas de basura, como viene siendo habitual de un tiempo a esta parte, avalancha que se ha visto agravada con la publicación de la sentencia. Ante tantos miles de exégetas, pocos que hayan leído la resolución judicial pero se extienden explicando “los fallos del fallo”, quizás lo conveniente fuera mantenerse al margen o sumarse sin más a la corriente generalizada. En lugar de hacer contrición como sociedad sobre prejuicios, machismos y tolerancias es más fácil cargar contra unos magistrados que han dedicado decenas de horas a estudiar el asunto, escuchar testimonios, valorar pruebas y discutir un veredicto, (que yo sí he leído) y que entre principal (de un magistrado y una magistrada) y voto particular (que propugna la libre absolución) se extiende por casi cuatrocientas páginas.

Es cómodo decir, como nos piden las vísceras, que la sentencia es una vergüenza y culpar a ese ente abstracto, “la Justicia” o cargar tintas contra tres magistrados que saliéndose del camino fácil del aplauso se han arriesgado a cumplir con su obligación, consideremos que han acertado o no. Pero hacer eso sería abdicar de la responsabilidad primordial que recae sobre el jurista e incluso sobre el más humilde opinador público.

Surge el Derecho de una convicción y una convención, la de que es necesario regular la convivencia humana en sociedad para garantizar justicia e igualdad, esto es, para poner al débil en igualdad con el fuerte. No es estático, intemporal o inmutable sino sometido a la propia evolución social. El Derecho, y más el Penal, es ideológico (no debería confundirse con político), pero no arbitrario sino con vocación de objetividad. En esa objetivación las líneas que separan cada tipo penal, cada delito, de los colindantes, es estrecha, difusa, permeable y, afortunadamente, influenciada por la subjetividad del juzgador.

Cada sentencia debe servir para reflexionar sobre la adecuación de las leyes a las necesidades de la sociedad en ese momento.. Lo no presentable es propugnar endurecer o suavizar la ley misma según cada caso concreto. Donde eso cabe solo rigen la arbitrariedad y el totalitarismo.

domingo, 22 de abril de 2018

Pútrido aliento

Leyendo la prensa del fin de semana me pregunto hasta cuando estaremos condenados a soportar cada cierto tiempo el pútrido aliento que los asesinos expelen con la hez intelectual de sus palabras de muerte. Nada tienen que decir, nada más hemos de escuchar o leer. Los que han sido derrotados por la acción de la ley, la justicia y las fuerzas policiales tratan de aparecer, como el muerto recalcitrante de la película de Glenn Ford, una y otra vez ante nuestras narices. Antes retadores, ahora con disculpas que disimulan tan groseramente su falsedad que más que rabia sólo dan asco.

Quien dice que se va a disolver a principios de mayo insulta nuestra inteligencia. La democracia ya los disolvió hace varios años -aunque campan en las instituciones- cuando sólo con la ley pero con toda la ley, decidió en serio hacerlo. ¿Qué marioneta pronuncia ahora desde la oscuridad esas palabras? ¿Qué ensoñación quieren hacernos ver con este teatro de sombras? Ahora que con balas y bombas ya no tienen valor para hacerlo quieren seguir hiriendo con el insulto de tomarnos por idiotas. 

Sobran palabras, faltan hechos. A estas alturas el menos importante de ellos, la entrega de las armas. Los relevantes, la confesión de todos los crímenes, la identificación de los culpables del tercio de asesinatos de la banda que aún está sin resolver, la delación de aquellos que desde la política, el empresariado, la banca o la sociedad en general financiaron, ocultaron o coadyuvaron al terrorismo y a los terroristas con información y colaboración de cualquier tipo.

Cuando nos den esto, cuando nos digan dónde han ido los fondos obtenidos con o para su acción criminal y cuando todos y cada uno suelten hasta el último céntimo para resarcir a las víctimas, entonces será hora de pensar en cualquier otro paso que no sea el del cumplimiento íntegro y estricto de las penas, el de seguir investigando para llevar a la cárcel a quienes aún no estén en ella o para que los que están permanezcan allí el tiempo que en justicia corresponda.

Hasta entonces, nada más que escuchar. Tampoco a la Iglesia vasca que se ha lanzado precipitadamente a complementar el mendaz mensaje etarra reconociendo vergonzosas “complicidades, ambigüedades y omisiones” en su seno pero para concluir pidiendo el acercamiento de los presos al País Vasco por razón de “derechos humanos”. En términos que ya solo se estudian en filosofía, matemáticas y seminarios, básicamente presentando como silogismo de validez universal lo que no es más que burdo sofisma 

No es la ley del Talión, es la aplicación de la justicia, una mínima compensación al resarcimiento que por imposible nunca podremos dar a las víctimas directas y a todos aquellos que durante años se han visto -y se siguen viendo- acosados, oprimidos, amenazados, insultados por los que con pasamontañas, traje y corbata o sotana y soberbia moral, fueron mentores, cómplices y encubridores de la muerte y la opresión.

domingo, 15 de abril de 2018

El mitin de la capa

Lo que algunos vendían prácticamente como una cumbre de Estado sobre despoblación y medio rural fue, simplemente, un acto preelectoral más. Más que por ninguna propuesta o medida firme, se recordará por la polémica en torno a la entrega de la capa alistana al presidente del Gobierno, por mucho que éste no acuda a Zamora en calidad de tal, sino de presidente de su partido.

Empezando por la anécdota, que al final será lo esencial del encuentro, no comparto la oposición de muchos a que se le regale una capa alistana al presidente del Gobierno, sea éste quien sea y con independencia del partido político al que pertenezca. Uno de los problemas de la sociedad española es su componente cainita y la falta de respeto  hacia nuestras figuras institucionales. Es de agradecer, eso sí, que se haya aclarado que quien entrega no es la entidad asociativa que divulga su existencia sino la entidad política, mancomunidad de municipios. Ello teniendo en cuenta las circunstancias que preceden al evento. 

Así, cuando hace dos años la asociación decidió entregar la capa de honor al ex-presidente socialista de Castilla y León Demetrio Madrid, Martínez Maíllo y su guardia de corps movilizaron tal absurdo y desproporcionado nivel de presión que la asociación se dejó arrastrar por la coacción y para tener la fiesta en paz decidieron que la del siguiente año sería para el coordinador nacional del PP. El acto de la entrega a éste se convirtió en una invasión de cargos populares de la provincia haciéndose fotos para las redes sociales vestidos con la capa al más puro estilo de Berlanga.

Uno de los problemas de la política es su tendencia -por pulsión totalitaria o temor del mediocre a perder el poder- a controlar todo ámbito de actuación de la sociedad civil. El efecto de ese empeño controlador es, indefectiblemente, el caciquismo. El resultado de éste, el adormecimiento y fuga del capital humano y, finalmente, el empobrecimiento social, económico y demográfico. En este contexto no tiene fácil encaje en las mientes de los zamoranos que el partido que más tiempo ha gobernado en Castilla y León y el segundo a nivel nacional venga a convencernos de que es el único que puede traernos esos mejores ropajes que solo los tontos no pueden ver, ahora que muchas voces, ya no solo el niño del cuento de Andersen, se unen para decir “el rey está desnudo”. 

Difícil que nos convenzan los muñidores de la visita, cuya vocación por el bien de Zamora está aún por descubrir, o un Rajoy que, sin demasiado aprecio, ventiló su intervención en raquíticos minutos, expuso algunos, no menos vanos que manidos argumentos, confirmó el horario del nuevo AVE y derivó a que en toda Europa ocurre lo mismo y a que tras la crisis, hoy las cosas han “cambiao”.  “De Zamora hablaremos otro día”, debió pensar. Mitin a la postre, pero tan parco que quizás debería titular no “El mitin de la capa”, sino “La capa del mitin”.

domingo, 8 de abril de 2018

Fuego amigo

Cuando el campo de batalla es el de las grandes ambiciones, todos los contendientes están preparados para enfrentarse al fuego enemigo. Sin embargo no es el fuego amigo el que menos bajas causa. Hemos visto mil ejemplos de ello, el más reciente el pim, pam, pum en torno a Cristina Cifuentes y su máster-no máster. 

Una situación que se va deshojando como una margarita y en la que, como en otras escenificaciones teledirigidas que hemos conocido, cuando la víctima da un paso en una dirección o hace unas manifestaciones en un sentido concreto, sin solución de continuidad aflora a la tinta impresa o a la pantalla televisiva un dato, documento o testimonio, que echan por tierra todo el esfuerzo desplegado para justificar lo que justo antes era “lo último” y justo después pasa a ser solo un ladrillo más en el muro.

De ahí a la impresión generalizada del púgil grogui media un mínimo paso. La presidenta de la Comunidad de Madrid es ya un boxeador que gira sobre sí mismo lanzando golpes hacia los adversarios políticos para defenderse cuando, a todas luces, quien le está castigando el hígado, manejando la información y los tiempos, proviene de sus propias filas. Firmó Adenauer una de las sentencias más agudas cuando de hablar de política de partido se trata: “Hay tres tipos de enemigos, los enemigos a secas, los enemigos mortales y los compañeros de partido». 

Cuando en el PP saltan las alarmas ante los datos de unas encuestas que empiezan a hacer tambalear su estructura de poder permanente fruto del bipartidismo alternante, la gran guerra empieza a librarse de puertas adentro. No es cómo recuperar la confianza de los ciudadanos, sino cómo cada uno puede mantenerse vivo por mal dadas que le vengan a su partido y quién heredará las ruinas a las que Rajoy y su más cercano círculo de “groupies” han reducido al PP.

Para igualar el bagaje rajoyista sirven muchos de sus miles de militantes, sin embargo solo tres nombres figuraban en todas las quinielas: Núñez Feijóo, la propia Cifuentes y la vicepresidenta Sáinz de Santamaría, “dueña” de los servicios secretos y del dinero que controla a los grandes medios. Cuando el gallego se movió un poco, apareció una foto tomada en el barco de un empresario que varios años después fue condenado por narcotráfico. Cuando Cifuentes se consolidaba como referencia interna salta la liebre, no sobre si cursó el máster o no, sino sobre si presentó el trabajo final y por lo tanto obtuvo el título, que alguien parece tener claro desde el principio que no.

En “El Padrino”, Vito Corleone recomienda a su hijo Michael: “Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos”. Es más fácil acabar con ellos, podía haber añadido. El PP se reúne en Sevilla para enterrar una encina, metáfora de una Cifuentes,  pillada en mentira, a la que Sáenz de Santamaría y su corte con zamoranos (¿recuerdan el asunto Valdeón?) sentenciaron hace tiempo.