domingo, 25 de octubre de 2015

El chacachá del tren

Pues será verdad que aún no fue un tren AVE el que llegó esta semana a Zamora, sino un ALVIA. Que no llegó a 300 kilómetros por hora sino a 200. Y que de momento Zamora es estación término porque falta bastante para concluir los trabajos de conexión con Galicia. Todo eso es cierto, pero no lo más importante de lo ocurrido esta semana con la llegada de un AVE que aún no es, pero ya casi.

En las redes sociales, en los comentarios a las informaciones periodísticas y en la propia calle he visto más comentarios negativos que positivos, no digo que sorprendentemente porque los zamoranos somos como somos y a la vez estamos más acostumbrados a anuncios que realidades; a promesas que a ejecuciones.

Las fechas electorales en que nos encontramos ayudan poco, si bien en España raro es el momentos en que no estamos en fechas “pre", “post” o directamente electorales. En esos momentos quienes no llevan el gobierno exacerban su celo crítico ante cualquier acontecimiento y quienes sí tienen esa responsabilidad tienden a la sobreactuación.

Estos últimos incurren en el error de presentar ante la opinión pública como definitiva llegada del AVE lo que es solo un paso más, aunque ya sin vuelta atrás. El énfasis inaugurador a las puertas de las urnas, que aqueja con excesiva frecuencia al político, tiene la culpa (flaco favor a una buena ministra, la presencia ante las cámaras y el protagonismo de Martínez Maíllo, quien al no ostentar cargo institucional alguno contamina como acto político algo que es institucional). Aquellos otros, piensan que su obligación es quitar el mérito a cualquier actuación que provenga de sus rivales. No hablo de siglas concretas en una posición o la contraria porque, lamentablemente, las siglas y quienes las representan son demasiado intercambiables en esta era.

A veces los árboles no dejan ver el bosque. No es lo importante que el AVE tarde unos meses más o menos en llegar con todas las de la ley y mientras tanto sea ALVIA. No lo es que de momento y como tanteando el terreno se aproxime a Zamora a 200 y no a 300. No lo es que de momento no se amplíen las frecuencias de paso. 

Lo importante es que el AVE supone para Zamora un gran avance y un enorme potencial de oportunidades. No sólo en el ámbito del turismo que nos permita recuperar y superar las cifras de visitantes. También en cuanto a las opciones de creación de riqueza para nuestras empresas y para aquellas otras que un día puedan ver en Zamora una posible ubicación. Profesionales de nivel no se desplazan igual a distancias de una hora de Madrid que a dos o tres horas. También para evitar que los mejores de entre los nuestros puedan encontrar un futuro sin obligación de abandonar definitivamente Zamora.

Bienvenido sea el AVE, bienvenidas las oportunidades. Nos queda comprobar si  políticos y sociedad sabremos aprovecharlas.

domingo, 11 de octubre de 2015

La buena dirección

Lo que unos ven con nitidez para otros es un misterio inescrutable. Aznar saltó a la palestra al albur de los últimos resultados electorales catalanes. No arremetió contra nadie, pero aun limitándose a hacer un mero diagnóstico con muchas más preguntas que respuestas, levantó gran polvareda en el PP y sarpullidos en la frágil piel de parte de sus dirigentes. 

Menos acostumbrados a la lucha política cuerpo a cuerpo y a la generación de ideas con rapidez de reflejos que a seguir al pie de la letra argumentarios de laboratorio de esos que inundan todos los partidos para ser repetidos como papagayos, las reacciones frente a las palabras del presidente de honor y “refundador” han sido de lo más variopinto y sobre todo han dejado mucho que desear en cuanto a coherencia, reflexión y acierto. Ahora, la duda que se extiende es si con estas mimbres podrá el partido popular dar la vuelta a la dinámica que lo ha llevado a perder crédito y votos a espuertas en las cinco últimas citas electorales.

No es con el nerviosismo que han sembrado los resultados y las más recientes encuestas y que parece apoderarse de ciertas estructuras de mando, con lo que el PP va a resolver sus incógnitas ante las próximas elecciones generales. Tampoco con el inmovilismo. Mirar para otro lado, o más bien seguir mirando para el mismo lado como si nada estuviera pasando es el peor de los caminos salvo que se confíe ciegamente en algún milagro para estos dos meses que nos separan de las urnas.

Es por ello que la llamada de atención de Aznar, con independencia de las filias y fobias  que como personaje genera, es una llamada a tiempo y conveniente. Otros políticos de los que saben de ganar elecciones están marcando ya movimientos en caminos distintos del nerviosismo sin cabeza o el inmovilismo.

Feijóo ha hecho movimiento de refuerzo y posicionamiento en su gobierno en Galicia y Herrera, que gobierna Castilla y León se ha apoyado en el pacto suscrito con Ciudadanos en el momento de la investidura para hacer la primera gran propuesta que debería cambiar la cara, el alma y la percepción que los votantes han empezado a tener del hasta ahora partido homogéneo del centro derecha español.

Herrera propone y da carta de naturaleza a la exigencia que algunos venimos defendiendo hace años (por mi parte incluso en varias enmiendas a la ponencia de Estatutos presentada hace ya siete años, en el congreso nacional que el PP celebró en Valencia), de mayor apertura y democracia interna. Listas abiertas y primarias internas ha dicho, alto y claro, Herrera. Y ese ha de ser el primer paso de una obligada refundación que el PP debe emprender para adaptarse a nuestro tiempo. Ello con independencia de que los pactos le permitan o le impidan seguir gobernando en España una vez pasen las calientes Navidades que nos esperan.

domingo, 4 de octubre de 2015

Unidades Rurales. Así si hay futuro

Que la provincia de Zamora no sea la de Cádiz no sólo tiene que ver con el sol y el mar. Que sólo 3 municipios de entre 248 tengan más de 5.000 habitantes en la una, frente a los 32 municipios de entre 44 en la otra, nos dicen bien a las claras que los diagnósticos y las recetas deben ser muy distintos en ambos casos. Ciento noventa mil zamoranos repartidos por 10.500 kilómetros cuadrados frente al millón doscientos mil gaditanos en tres mil kilómetros cuadrados menos requieren poca argumentación más.

Lo mismo cabe decir de los paralelismos entre comunidades como Castilla y León y Andalucía por poner dos ejemplos. La nuestra, con una superficie mayor a la de Portugal (94.000 kilómetros cuadrados) para dos millones y medio de habitantes (mayormente envejecidos por otro lado) debe ser tratada, estructurada y organizada en cuanto al acceso a la administración y a la llegada de los servicios públicos a cada uno de sus ciudadanos de manera obligatoriamente distinta a un Comunidad con menor territorio pero que la triplica en número de habitantes. Sólo así se podrá aspirar a un mantenimiento y un desarrollo sostenibles y viables.

El nuevo mapa de unidades básicas de ordenación rural para la prestación de servicios que acaba de presentar la Junta de Castilla y León es el mejor y mayor avance en lo que a ordenación del territorio y a garantizar la menor desigualdad en cuanto a la capacidad de acceso a los servicios por parte de los ciudadanos de las áreas rurales se refiere, desde el siglo XIX.

El nuevo diseño es un empeño personal del presidente Herrera y del consejero de Presidencia De Santiago Juárez en cuya elaboración llevan embarcados las últimas legislaturas, desbrozando posiblemente el más complicado de los terrenos en nuestra comunidad y enfrentándose sin ambages al ministro Montoro y a sus extraños aliados en Castilla y León, con el zamorano Martínez Maíllo-Toribio, siguiendo el guión del ministro andaluz, como su máximo exponente en la defensa de un modelo que hubiera resultado inaplicable sin romper completamente con la estructura institucional, histórica y de convivencia de nuestra comunidad.

Quedan por rematar flecos como el encaje satisfactorio de Benavente y otros, cuestiones que deberán definirse mediante el diálogo y la aportación durante el trámite de información pública que se abre, así como durante el propio desarrollo e implementación efectiva del mapa virtual de servicios. 

Solo cabe ser optimistas, entre otras razones, por una voluntariedad que facilita que el modelo triunfe por el convencimiento sobre sus ventajas y consecuencias positivas y no por la imposición con la que con demasiada frecuencia se obliga a alcaldes y vecinos a comulgar con ruedas de molino. A partir de ahora estamos mucho más cerca de garantizar la pervivencia de nuestro medio rural y el futuro de Castilla y León y la provincia de Zamora.