domingo, 23 de junio de 2019

"Cosas tenedes"

No ha pasado un mes desde la última cita con las urnas y, sin necesidad de abrir la boca ni pensarlo mucho, ya se han encargado todos de demostrarnos que el único proyecto diferente que algunos atrevidos decidimos proponer a los zamoranos no solo era conveniente sino necesario. Y como sigue siéndolo, tal y como estaba previsto desde su presentación en marzo, seguiremos adelante con él, con la misma convicción, frescura, apertura, valentía y deseos de que las cosas sean mejores para Zamora.

En menos de un mes (es solo el prólogo de lo que está por venir) hemos visto a PP, PSOE y VOX chapoteando en amor y compañía en el fango de las miserias políticas para desalojar de un gobierno municipal a una magnífica alcaldesa que por solo un voto no obtuvo el concejal que le hubiera dado la mayoría absoluta y por 6 votos no alcanzó cinco de los siete concejales en Roales del Pan. Alcina, Barrios y Fagúndez en un morreo a tres -no menos vergonzante que el que en su día protagonizaron los dictadores comunistas Breznev y Honecker-, sin que a día de hoy ninguna de las tres fuerzas políticas haya tomado ninguna medida para deshacer la coalición (tampoco el PSOE pese a sus promesas públicas).

Hemos vivido también cómo PP y PSOE han decidido desgajar por mitades, como al niño del juicio de Salomón, dos años para ti, dos para mí, el gobierno de Carbajales de Alba donde otro alcalde obtuvo la mayoría. Un pacto en el que se han mezclado agua y aceite, es decir un imposible por la personalidad de sus protagonistas directos, aplaudido de nuevo por Barrios y Fagúndez.

Hilo conductor en ambos casos: la necesidad de los dirigentes provinciales de los grandes partidos de mantener a esta provincia sumergida en su mediocridad. No les preocupa tanto el resultado de la Izquierda Unida de Guarido y su gran globo de meras apariencias y acción propagandística en la capital -saben que más pronto que tarde pinchará- y los ciudadanos verán que el emperador está desnudo, como que el proyecto provincialista e independiente de “Por Zamora” se consolide. Ante esa amenaza que sí preocupa hacen la única política de la que son capaces.

Política de baja estofa no distinta de la que practican en sus ámbitos internos, y ahí vienen los otros acontecimientos que vivimos estos días. El comportamiento del PSOE en el asunto de Tomás del Bien (como antes con Cecilio Lera) un alcalde que se ha ganado a pulso sus puestos, pero que incomoda. El juego de cargos del PP, moviendo todas las piezas para que en realidad sigan siendo los mismos nombres los que acaparen las posiciones en un juego de la silla en el que siempre juegan los mismos y solo de vez en cuando cae alguno porque falta silla. O el vodevil interno de Ciudadanos en el que, en cuanto asoman tres tristes puestos surgen expulsiones, navajas y paranoias. “Cosas tenedes, políticos de Zamora, que farán fablar las piedras”. Seguimos.

domingo, 16 de junio de 2019

Comprar con visión

No compres a ciegas es el lema elegido por el comercio zamorano para recordarnos la importancia de que lo hagamos en el comercio local o de proximidad, el que genera riqueza en nuestro entorno, paga notables impuestos que permiten la cobertura de los servicios públicos, se nutre de otros proveedores locales de todo tipo generando la malla económica en ciudades como la nuestra y, sobre todo, el que multiplica el valor de lo que en él gastamos, mediante la creación de empleo.

El comercio local es un sector, por sus propias características, permanentemente inmerso en situación de crisis. Crisis cuando se abre un establecimiento y hasta el momento en que alcanza su punto de equilibrio entre ingresos y gastos. Crisis de estancamiento si no se recicla y adapta continuamente al cambio de hábitos de compra por parte de los consumidores y a la aparición de nuevos productos que desplazan en las estanterías y en los gustos a las anteriores referencias. Crisis de supervivencia cuando debe afrontar amenazas externas que van cambiando de forma y acumulándose con el paso del tiempo. 

Si antes el miedo fundamental era a los grandes almacenes ubicados en otras provincias o a los hipermercados alejados del centro, después pasó a serlo al efecto atractor de las grandes cadenas y franquicias que empezaron a ocupar los locales más cotizados en las calles céntricas. Pero todo ello a estas alturas parece un juego de niños si lo ponemos al lado de la eclosión del comercio electrónico que se expande con inusitada rapidez entre todas las capas de la población y que para algunos, en muchos casos los más jóvenes, se ha convertido en la forma casi única de adquisición de determinados productos.

Basta acercarse por las oficinas de Correos o las de cualquiera de las múltiples agencias de mensajería y reparto de paquetería para comprobar cómo cada día se despachan cientos de entregas fruto de eso que la campaña llama “compras a ciegas”, aunque no lo sean exactamente. Y llegados a este punto cabe preguntarse si realmente es posible combatir contra ese enemigo tratando de poner puertas al campo o la única forma no será cambiando el modo de funcionamiento del propio comercio local tratando de aprovechar por un lado los mismos recursos tecnológicos que lo amenazan, centrándose en los huecos que el comercio electrónico no puede cubrir, entrando en una relación personalizada e individualizada con el cliente y, también, reduciéndose desde lo público el maltrato fiscal y administrativo que el comercio y el conjunto de actividades económicas de pequeña escala reciben por el simple hecho de existir.

Mientras todo eso llega (o no), qué quieren que les diga. Compren aquí, aunque haya algo menos de variedad, aunque a veces resulte más incómodo e, incluso, aunque a priori les pueda parecer más caro y tengan en cuenta que lo más caro, más incómodo y más perjudicial para todos sería la desaparición de nuestro comercio de proximidad.

domingo, 9 de junio de 2019

EBAU,EVAU… La gran estafa

Se quejan, con toda la (anteponga aquí el lector en función de sus preferencias la palabra santa u otra peor sonante) razón los estudiantes de Castilla y León de que se juegan su futuro universitario y vital en una partida de cartas con naipes trucados. No hay derecho, es impresentable que habiendo, como debe ser, libertad de matrícula universitaria en el territorio español, en función solamente de la nota obtenida en la prueba de acceso universitario tras el bachillerato, los exámenes no solo no sean exactamente los mismos en toda España, se hagan a la vez y sean corregidos de acuerdo con los mismos criterios, sino que hasta el temario objeto de examen sea completamente distinto, en extensión y dificultad en unas Comunidades y en otras. Competencia desleal se llama esto y en otros ámbitos es perseguida y castigada.

Que las Comunidades Autónomas han traído algunos bienes y unos cuantos males a España es algo que solo los muy extremistas a uno u otro lado pueden poner en cuestión. Pero que el mayor de los daños lo ha infligido el Estado autonómico en la educación es algo tan evidente que solo desde más desvergonzado sectarismo (frecuente en estos tiempos, no obstante) se puede negar sin rubor o carcajada.

En un país tan de letras de oro en las más brillantes etapas de su historia y tan poco instruido en los restantes periodos intercalados, siempre me ha llamado la atención la especial carga ideológica que se le pone a todo lo relacionado con la educación. Más siendo ésta una de las materias que más alejada debería estar del fuego de la política del día a día, del teatro político, del combate de esgrima ideológico. 

La educación o “la instrucción”, como me gusta más decir desde que se lo leí hace ya unos cuantos años a Alicia Delibes Liniers en su magnífico libro “La gran estafa. El secuestro del sentido común en la educación”, es clave para la conformación ideológica (que no partidista) de las sociedades. Por eso debería tratarse con perspectiva, sentido histórico y proyección a largo plazo. Diferenciando lo que se refiere a estructuras administrativas, condiciones laborales del profesorado o modo y forma de organización de los centros escolares en las diferentes etapas, de aquello que debería ser (y no lo es) lo troncal, los contenidos de aprendizaje imprescindible y de definición equitativa del nivel de cada estudiante, viva donde viva.

Sin embargo la armonización en materia educativa sigue siendo el gran tabú. Ni el contenido de los libros de texto, ni las horas de clase que se deben dedicar a cada asignatura se fijan con independencia de quién gobierne en cada región. Ya vemos que hasta la prueba de acceso universitaria tiene distintos nombres. Todos se quejan cuando están en la oposicion, nadie hace lo que hay que hacer cuando ostentan el gobierno de la nación. Sin duda la gran estafa, se llame EBAU, EVAU o como le dé la gana al político de turno.