domingo, 29 de agosto de 2010

Cabras


Una asociación transfronteriza acaba de presentar un proyecto que con la colaboración europea prevé desplegar un cuerpo de nada menos que 150.000 voluntarios en la zona de la raya, entre España y Portugal; en Zamora en treinta y cuatro municipios, para actuar de manera permanente en la prevención de los incendios forestales y a la vez generar proyectos de desarrollo económico para esta área geográfica. Esto sí es un Plan del Oeste como Dios manda y no el de Zapatero que nunca llegó, o el de Choque, que como vino se fue.

Los 150.000 nuevos habitantes de la zona más deprimida de ambos países tienen especiales cualidades para adaptarse a su nuevo e importante cometido. Se integrarán perfectamente en la complicada orografía que les espera. Como los sayagueses, alistanos y trasmontinos, están plenamente capacitados para sobrevivir en un ecosistema de economía de subsistencia y, en cuanto a sus facultades para penetrar hasta los terrenos más ariscos, ni que decir tiene que caminarán perfectamente por las carreteras provinciales que llevan varias décadas siendo de “última generación” y los caminos vecinales.

Se me ocurre que el proyecto viene a ser remembranza de aquellas cartas pueblas que entre los siglos IX y XII sirvieron para repoblar y consolidar los territorios reconquistados a la ocupación árabe muy especialmente en el valle del Duero y que configuraron los primeros rastros de lo que después sería el derecho local. También es verdad que con ciertas, sustanciales, diferencias ya que esta nueva repoblación del siglo XXI se va a hacer con pobladores a los que la Real Academia define como “mamífero rumiante doméstico, como de un metro de altura, ligero, esbelto, con pelo corto, áspero y a menudo rojizo, cuernos huecos, grandes, esquinados, nudosos y vueltos hacia atrás, un mechón de pelos largos colgante de la mandíbula inferior y cola muy corta”, o sea, cabras.

Que conste que me parece fenomenal y una gran idea para prevenir el fuego, pues salvo las piedras, no hay nada que una cabra no coma, para crear algunos puestos de trabajo y, para generar riqueza en puntos donde la actividad productiva se va limitando cada vez más al cobro de las pensiones de jubilación por aquellos, pocos, vecinos que van quedando. Además, ahora que la ministra Chacón quiere despojar a los legionarios hasta de la borla de su gorro tradicional, el chapiri (como si no tuviera otras cabras que ordeñar), puede venir muy bien que nosotros reivindiquemos la supervivencia de la cabra.

Por último, aunque es bien sabida mi opinión sobre la peligrosidad y los daños incontrolables que puede causar al entorno otro de los integrantes de la familia ovina, el carnero, creo que la cabra, mucho más noble y productiva merece una oportunidad y un nuevo protagonismo. Ya me veo el nuevo lema para la identificación, divulgación y promoción de la raya: “Tierra de cabras, no de cabro…”.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Dilema del secuestro

Define dilema la Real Academia como el argumento formado de dos proposiciones contrarias disyuntivamente, con tal artificio que, negada o concedida cualquiera de las dos, queda demostrado lo que se intenta probar. La segunda acepción que recoge el diccionario es más sencilla, duda, disyuntiva.

Uno de los dilemas más conocidos, empleado en la teoría de juegos, una de las disciplinas matemáticas más desarrolladas en las últimas décadas, es el dilema del prisionero, del que seguro muchos han oído hablar y sobre el que siempre es recomendable volver como lección de estrategia, aunque paradójicamente su resolución admite muchas estrategias en función de las diferentes variables que en cada caso pueden componerlo.

Ante un dilema se han encontrado también el Gobierno español y el conjunto de la sociedad en el caso de los españoles secuestrados en Mauritania por un grupo terrorista islámico, a la hora de decidir si se negociaba o no y hasta qué punto se podía llegar en esa negociación para conseguir que fueran liberados sanos y salvos. Se trataba sin duda de un dilema ético y también legal. Y como todos los dilemas, no tiene una solución única, sino muchas posibles estrategias, de entre las cuales, apostar por la que mejores beneficios podría aportar para todos puede convertirse también en la más arriesgada para la vida de los secuestrados.

Como es lógico, el interés de sus familias y amigos era conseguir la liberación al precio y con las concesiones que fueran necesarias, pero como ese precio y esas concesiones estaban fuera de su alcance, su único camino posible era movilizar a la sociedad para que ésta presionara al Gobierno. Y lo han hecho de manera exitosa. Cuestión distinta es qué postura debe adoptar un gobernante ante estas situaciones.

Desgraciadamente, en España tenemos una amplia experiencia en casos de secuestros terroristas cuyo precio era unas veces económico y otras, político. Miguel Ángel Blanco, Ortega Lara o Revilla, son tres de esos casos, cada uno con diferentes peticiones, cada uno con diferente resolución. Lo que nunca se produjo fue la cesión de Estado en cuestiones políticas tales como la liberación de terroristas a cambio. Tampoco en el pago del rescate con dinero público, e incluso en ocasiones se persiguió a aquellos familiares o amigos que intentaron o consiguieron pagar el rescate exigido con dinero privado.

¿Es ético, es legal, es legítimo que el Estado haya pagado, dicen, 7 millones de euros por la libertad de los secuestrados aún a riesgo de que ese dinero se utilice para crear más muerte, más secuestros, más terrorismo? ¿Lo es aunque el mensaje, como lo fue en el caso del Alakrana, sea que secuestrar españoles es más rentable y tiene menos riesgos que ciudadanos de otras naciones? ¿O debe prevalecer un hipotético interés general y no acceder bajo ninguna circunstancia a la extorsión como han hecho otros países aún pudiendo con ello arriesgar (más) la vida de los secuestrados? La solución no es fácil.

domingo, 22 de agosto de 2010

Deprisa, deprisa

Mientras escribo este artículo, viajo en un tren de alta velocidad. A 250 kms. por hora pasan árboles, casas y paisaje como en una película que se desplaza a la vez por el tiempo y el espacio. Escucho fragmentos de conocidas bandas sonoras cinematográficas y recuerdo aquella famosa frase atribuida al escritor norteamericano Louis LaMoore que dice que lo importante no es el fin del camino, sino el camino mismo. Quien viaja demasiado aprisa se pierde la esencia del viaje.

Estaba dejándome llevar por tales pensamientos, lo fugaz a veces de lo vivido, lo imperecedero de otras vivencias; lo incierto y tal vez ya escrito de lo venidero, mecido sobre ruedas y raíles, cuando me traen la prensa del día. Dos periódicos de distinta tendencia ideológica, que no sin cierta displicencia ojeo y hojeo, uno de principio a final, otro de final a principio. En ambos me detengo algo más en dos noticias. Un anciano que asesina a una persona e intenta asesinar a otra, en una discusión por un asunto de tráfico. Las maniobras gubernamentales de equilibrios sobre el abismo para evitar las consecuencias de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña.

Ninguna relación guardan entre sí, ni con el paisaje, la música que escucho o los pensamientos en los que instantes antes permanecía sumergido, pero ambas en sendos periódicos me han retenido. Qué cortocircuito puede producirse en las conexiones neuronales de una persona que circula con su coche para en cuestión de segundos transformarse en un asesino frío y despiadado que malhiere a una persona, persigue a otra intentando matarla y vuelve junto a la primera para rematarla. Qué cortocircuito puede producirse en el funcionamiento institucional básico de una nación para que quiénes han de ser valedores de la legalidad vigente se conviertan en promotores de atajos que la dejen sin eficacia real.

Como en los viajes para llegar al kilómetro cien hay que pasar previamente por los noventa y nueve anteriores, también para disparar una pistola hay que tenerla antes y llevarla en el coche; o para burlar el cumplimiento de la sentencia es necesario previamente tener decidido que fuere cual hubiere sido el contenido de ésta, hubiera dado igual.

Son sólo dos anécdotas aunque de consecuencias muy graves y, sobre todo, irreversibles. Quizás sea que el mundo gira demasiado deprisa, avanza por las vías del destino demasiado rápido y la mente humana no es capaz de evolucionar a la misma velocidad. Quizás que hemos cambiado demasiado a la ligera la forma de hacer la política y las reformas de lo fundamental. Que hemos perdido individual y colectivamente el poso y el sosiego necesarios para abordar las cuestiones trascendentes, vitales.
Dice el juez Grande Marlaska en la última página de uno de los dos diarios que es anormal que todos sepamos quién es Andreíta. Dice Salgado, una de las ministras del paro, misma página, distinto periódico que duerme muy bien, será por el yoga.

miércoles, 18 de agosto de 2010

De culo

Como ahora se hacen encuestas sobre cualquier tema, los lectores de una revista americana acaban de elegir los mejores culos del mundo, con victoria para Jennifer López por delante de Beyoncé, la modelo Kim Kardasian y Shakira. No será para entrometerse en la polémica de los socialistas madrileños sobre si las encuestas deben o no ser lo sustancial para elegir candidatos, ni tampoco, seguramente, para inducir a Rajoy a que mueva más la citada parte si quiere ganar por fin a Zapatero o a éste para que de una vez haga algo coherente para sacarnos de una crisis en la que nos ha metido de cabeza y en la que tenemos atascado el susodicho.
Comienza el escritor Javier Cercas su “Teoría del Culo” refiriendo que hacia mediados del siglo XX “Witold Gombrowicz proclamó el advenimiento de la civilización del culo. El anuncio causó sensación, y las reacciones de pensadores e intelectuales no se hicieron esperar. Entre nosotros, Josep Pla, con su irredento conservadurismo de pequeño propietario rural, afirmaba hacia 1970 que nunca la parte posterior del ser humano había sido puesta en evidencia como en esta época… y que esa ostentación sólo podía ser un signo de decadencia, porque cuanto más cerca está una civilización del culo, más lejos está de la cabeza”.
Es cierto que nunca las posaderas recibieron tanta atención como de un tiempo a esta parte. De hecho, ignoramos cómo era el culo de las grandes musas de la literatura universal. Los más grandes escritores nos describieron con detalle y delectación las facciones, la piel, el talle, la cintura, las manos y los pies, las piernas y los brazos, el cuello, el cabello, los senos o el pubis de sus protagonistas femeninas, pero el culo, no. Salvo el siempre diferente Quevedo (“pues bien mirado es el más perfecto y bien colocado del cuerpo, y más favorecido de la naturaleza, pues su forma es circular como la esfera y dividido en un diámetro como ella”, escribió) nadie más parecía percatarse de su anatómica existencia con forma de manzana, pera o esfera, de si eran altos o bajos, mullidos o rocosos.
El siglo pasado ya fue distinto, con Henry Miller en Trópico de Capricornio, Norman Mailer y entre nosotros, Almudena Grandes o Roberto Bolaño. También, en masculino y femenino fue otro el tratamiento que en pintura y escultura recibió. Desde las esculturas griegas y hasta la Venus del Espejo de Velázquez, que ya me dirán qué quedaría de ella si lo tuviera tapado.
Así pues, tenga Pla razón o no la tenga, al menos en el tórrido verano, antes que los habituales quebraderos de cabeza y los rollos de los asuntos que llaman serios, me quedo con la sonrisa de noticias como la del principio y también con la silueta posterior de Jennifer, Beyoncé o Kardashian. Ya saben que se dice que de la misma manera que una sonrisa abre muchas puertas, un culo majestuoso las dinamita.

domingo, 15 de agosto de 2010

El mal de los ciervos

Nadie sabe o nadie nos cuenta aún, qué pasa con la gran mortandad de ciervos que se está produciendo en nuestra provincia. Son casi un centenar los que han muerto en menos de tres semanas y no hay indicios de que el problema se vaya a detener o a resolver en breve. Y aunque las autoridades piden tranquilidad a los habitantes de la zona pues, afortunadamente, la enfermedad de momento afecta sólo a ejemplares de esta especie y se descarta por los técnicos su extensión a la cabaña ganadera, agricultores y ganaderos no lo tienen tan claro y muestran su desconfianza y temor. Es otra de las paradojas que acompañan a este mundo moderno, científicamente avanzado y súper informado. Cuanto más sabemos de las cosas, más incertidumbre nos genera cualquier acontecimiento cuyas causas y efectos desconocemos en su totalidad.
Acaba de cerrarse una alerta que ha sido un caso paradigmático de lo que digo. La Organización Mundial de la Salud nos alertó hace unos meses de la pandemia de gripe A que se extendía por el planeta y recomendó a los gobiernos que hicieran acopio de las vacunas contra la misma. España reservó casi cuarenta millones de dosis de las que finalmente compró algo más de trece y no ha utilizado más que una ínfima parte. Los medios de comunicación abrieron durante días sus informaciones con el goteo de casos de contagio que se iban produciendo en cualquier lugar del mundo, los especialistas repartían consignas y recomendaciones, reclamados por cada cámara y cada micrófono. Había que extremar las precauciones, hasta se recomendó dejar de besarse. Y se difundió el pavor de la comunidad científica a las catastróficas consecuencias que acarrearía una casi segura mutación del virus que tan famoso se hizo y del que ya nadie se acuerda, el H1N1.
No quiero con la comparación quitarle importancia a lo que se ha originado en la Sierra de la Culebra, que la tiene y mucha, más bien todo lo contrario. Sobre ella se debe actuar rápido y bien, como parece que se está haciendo por parte de los servicios veterinarios de la Junta de Castilla y León. Existe un aura de preocupación latente entre los vecinos de la zona y a la que no deberíamos ser ajenos el resto, pero también por parte de los representantes de los ganaderos y de la prensa se debe seguir actuando con responsabilidad, sin generar grandes alarmas sobre algo de lo que aún no se conoce con detalle ni el alcance ni la gravedad reales.
Huir del alarmismo y el espectáculo es a veces muy difícil en una sociedad mediática que potencia constantemente el caldo de cultivo para ello, pero es el gran favor que como zamoranos podemos hacer a nuestras zonas de caza, agricultura, ganadería, turismo y naturaleza. Sin callar ni ocultar nada, pero sin dar pábulo tampoco a las riadas de especulaciones infundadas que con tanta rapidez manan en estas situaciones.

miércoles, 11 de agosto de 2010

¿Democracia sin demócratas?

Qué difícil es que los comportamientos democráticos arraiguen en la vida de los partidos políticos. Qué complicado resulta encontrar elites dirigentes que mantengan dentro de casa lo que predican hacia fuera. Es tan férreo el control que ejercen los dirigentes de los partidos y sus entornos de “condicionales” que cualquier atisbo de auto reivindicación no controlada por ellos de un militante, pasa a velocidad de la luz de ser una rareza exótica a percibirse como una amenaza a la tranquilidad de las aguas, habitualmente estancadas, de la vida partidista; y de ahí a la necesidad de exorcizar a aquellos que simplemente la vean con simpatía.

Hubo en España no hace mucho, aunque por las consecuencias diríase que ha pasado una eternidad, un experimento político del máximo interés. Tocaba elegir líder para encabezar las huestes socialistas y aunque desde la dirección se veía con los mejores ojos que fuera José Bono el elegido para enfrentarse a la sorprendente y, para ellos inaudita, hegemonía de Aznar y su PP. Y en el PSOE se decidieron a abrir las ventanas y que el aire fresco pudiera entrar bastante libremente. El resultado fue que además del manchego, dieron un paso adelante otros tres candidatos cada uno encabezando un nutrido grupo de acólitos. Matilde Fernández desde el flanco más guerrista, Rosa Díez desde las posiciones más abiertas y críticas del socialismo y un tal Rodríguez Zapatero junto a un grupo de los diputados más eclécticos, menos ideológicos pero más “modernos en sus planteamientos”.
Este último partía como el que menos contaba, tras una larga trayectoria parlamentaria en la que destacó por su silencio y ausencia de brillo y su mano dura, durísima en su provincia leonesa. Y sin embargo ganó. Convenció de que era el hombre adecuado para conquistar el gobierno de la nación a la mayoría de los militantes (mejor dicho, de los representantes de la militancia, pues la democracia plena de las primarias ya había sido abolida después de que el aparato consiguiera acabar con el liderazgo del ganador de las únicas celebradas, José Borrell).
Poco tiempo después se demostró, acontecimientos externos aparte, que la decisión para el partido había sido inmejorable (aunque algún tiempo más tarde se comprobara que desastrosa para España) y, sin embargo, es ese mismo Rodríguez Zapatero el que una vez tras otra desde entonces, por su propio brazo o por el de otros ejecutores, se ha ido encargando de nombrar y “desnombrar” candidatos a las más variopintas representaciones y de pisar, aplastar, evitar, eliminar, cualquier foco de libertad y democracia internas. Ahora le toca a Tomás Gómez sufrir las que algunos, desde dentro, han calificado de presiones antidemocráticas para que ceda el puesto de candidato a la Comunidad de Madrid a favor de una ministra, antes derrotada en el Ayuntamiento de Madrid, simple y llanamente porque hay unas encuestas que dicen que está en mejor posición que él para enfrentarse (que no para ganar) a Aguirre. ¿Hay democracia sin partidos democráticos?

domingo, 8 de agosto de 2010

Que no, Miguel, que no

Lo he escrito más veces. Que por mucho que se empeñen en ocultarlo Alfredo Pérez Rubalcaba por devoción y los Delegados del Gobierno por obligación, se les ve el plumero. No es la educación de los conductores, ni el auxilio y la asistencia en carretera lo que busca el Gobierno, sino la recaudación. Ha dicho muy claro el ministro que la obligación y el trabajo de los guardias civiles de Tráfico es imponer sanciones. Y dicen, con igual claridad y datos objetivos los Guardias Civiles, que Interior los está amenazando con recortes salariales importantes para los agentes y los mandos intermedios si no incrementan el número de denuncias.
No es cierto, Miguel, porque todas las estadísticas de accidentes en España dicen lo contrario, que la velocidad excesiva sea una de las principales causas de los accidentes. No lo es, desde luego, en las autovías y autopistas, que es donde, curiosamente, ordena nuestro Gobierno ubicar la mayor parte de los radares fijos y móviles. Basta ver el ejemplo de Zamora con los fijos, hay un total de nueve en la provincia, de ellos sólo dos en carretera de doble sentido de la circulación que es, sin duda, donde más riesgo puede generar el exceso de velocidad. El resto, en autovía. Y con los móviles exactamente igual. ¿Dónde vemos habitualmente los vehículos de la foto? Entre Zamora y Toro o camino de Salamanca, siempre en autovía y en tramos no peligrosos porque ahí ¿se caza mejor?
Sería de una tremenda gravedad que fuera verdad, como advierte la Asociación Unificada de la Guardia Civil, que en las Comandancias se están pidiendo los nombres de los agentes que menos sancionan. Es creíble, al menos, dado que por primera vez en la historia se ha pedido por escrito a los miembros de la benemérita que denuncien más y se ha dictado una circular con un sistema de puntos para valorar a los Guardias y fijar en función de ellos su retribución. En ella lo que menos puntos otorga es la labor de auxilio en carretera.
Cierto es que hay algo más que un rumor que asegura que como consecuencia de la reducción salarial del 5 por ciento hay una encubierta huelga de “bolis caídos” y que el número de denuncias y la recaudación han caído un 70 por ciento desde entonces. Será eso lo que tiene tan nervioso al ministro de las medias verdades oficiales, poco acostumbrado a que ningún subordinado se salga de su guión.
Arreglen las carreteras de doble sentido con límites de 90 y 100 kms. por hora, controlen el alcohol, las drogas y los conductores sin carnet, cubran debidamente los puntos negros que acumulan muertes año tras año y dejen de acosarnos si en una recta despejada de autovía o autopista vamos a 130, 140 ó 150. ¿O quieren convertir en caza-recompensas a los miembros de una de las instituciones más apreciadas por los ciudadanos?

miércoles, 4 de agosto de 2010

Viajes

Vienen a Marbella la mujer y la hija de Obama además de un séquito que ocupará otras cincuenta habitaciones y se arma la de San Quintín. La foto del verano que ya el año pasado tuvo acento marcadamente político con las huríes que en vida se procura Berlusconi, será este año, con permiso de Casillas-Carbonero y su bikini blanco, la de Michelle en Marbella. Calculan los que saben calcular lo incalculable que serán más de ocho mil los medios de comunicación en todo el mundo que se harán eco del viaje vacacional de la primera dama americana y eso sin que venga el presidente. Esto por si alguien dudaba de cuál es la primera potencia mundial en todos y cada uno de los ámbitos. Y en Marbella se frotan las manos porque detrás de ella se espera a legión de sus conciudadanos que siempre seguidores de sus líderes ubicarán a Marbella y a España entera por primera vez en un mapa con un nivel de detalle superior al continental.

Dicen esos mismos calculadores mediáticos que los impactos en medios de comunicación serán un mínimo de cincuenta mil, aparte de los cientos de miles en Internet y que eso en rentabilidad comparada equivaldría a una campaña de 800 millones de euros. Dicen filósofos y sociólogos que las masas sociales actúan, se adaptan y se desplazan como fluidos, esos líquidos a los que con poco acierto por la ininteligibilidad del mensaje ha recurrido nuestro ayuntamiento capitalino para la promoción del turismo, pero que al final le dan la vuelta al viejo dicho de ¿dónde va Vicente? Donde va la gente… Con los americanos es distinto. ¿Adónde van ellos? Adonde van sus líderes de estilo cinematográfico.

Más humilde en su viaje de vacaciones se ha mostrado Rajoy, en un vídeo en el que sale en coche camino de Galicia y, con aquello del relajo estival, resulta que como a un español cualquiera, se le ha olvidado ponerse el cinturón de seguridad en el asiento trasero. Ha bastado eso para que algunos ya le pidan que no vuelva. Es la diferencia entre una gran potencia y un país que como bien expusimos en Eurovisión se va quedando en algo pequeñito.
Los que probablemente no viajarán mucho son los más de un millón y medio de españoles que, según los datos oficiales, están en paro y ya no reciben ningún tipo de ingreso o las más de un millón trescientas mil familias con todos sus integrantes en paro. Para ellos tal vez quede el consuelo de intentar ver las varias toneladas de plasma que ha emitido el Sol en dirección hacia la Tierra y que provocarán al entrar en contacto con la atmósfera, en la madrugada de hoy y los próximos días un magnífico espectáculo de luces y colores en forma de auroras boreales, mucho más acá de los polos que es donde suelen producirse. Si el que no se conforma…

domingo, 1 de agosto de 2010

Una provincia inactiva

Cada vez que se conocen los datos estadísticos del paro o la tasa de actividad de la provincia de Zamora, nos llevamos un nuevo sobresalto y eso a pesar de que a fuerza de reiterarse permanentemente la misma tendencia negativa, corremos el riesgo de acostumbrarnos y darlos por inevitables.

Los últimos, que ayer recogían estas mismas páginas nos sitúan a la cola de la Comunidad, sólo por delante de Ávila en tasa de desempleo. Dice la Encuesta de Población Activa que de cada 100 zamoranos que quieren trabajar, hay 19 en paro. A pesar de ello, podríamos consolarnos pensando que estamos mejor que la media del conjunto de España, donde son 20 de cada cien los que están en paro. Y sin embargo el dato de Zamora es más dramático, preocupante y mucho más difícilmente reversible pues a diferencia de las estadísticas de paro registrado, es decir, de quienes se inscriben en las oficinas de búsqueda de empleo, lo que mide la EPA es la tasa de población activa, es decir, cuántos de entre el conjunto de los ciudadanos de un determinado territorio en edad laboral trabajan o buscan trabajo.

Es en este último apartado en el que la provincia de Zamora demuestra realmente su depauperado estado, quedando a la cola de Castilla y León y de toda España, por delante únicamente de Orense por unas raquíticas cuatro décimas de punto. Sólo 47,96 de cada cien zamoranos estamos activos frente a los más de 60 de la media española (sólo 81.000, de los que además, más de 15.000 están parados). Excluidos niños y jubilados, del resto, más de la mitad no realizan actividad económica alguna. Por poner un ejemplo, en Andalucía, la región que se lleva la mayor parte del momio de las ayudas públicas (excepción hecha de la “maltratada” Cataluña), la provincia más cercana a nuestros datos es Jaén y nos supera en 6 puntos, casi un 13% más de tasa de actividad.

Dicho esto, lo fácil es caer en la tentación de echar la culpa a nuestros políticos provinciales aunque en esta ocasión, escasos son sus presupuestos y competencias para virar la tendencia. Cuestión distinta son los gobiernos autonómico y central. Se suponía que el lujo que nos hemos permitido con la configuración de las mastodónticas administraciones autonómicas iba a servir para estar más cerca de todos los ciudadanos y equilibrar mejor el desarrollo de unas y otras provincias, pues ya vemos lo que nos toca a algunos sin que en el Gobierno de Herrera salte ninguna alarma. También se suponía que Zapatero tenía uno o varios planes para el Oeste y que ahí estábamos nosotros, ¿alguien ha visto algo de eso por aquí? Cero Zapatero.

Propongo, me temo que con imposible éxito, que una vez descansados tras sus vacaciones, ambos presidentes, que se dicen amigos del diálogo y del buen talante, celebren una minicumbre en Zamora y nos cuenten planes, estrategias y dineros para una provincia que amenaza convertirse en inviable.