domingo, 28 de noviembre de 2010

Kalimba de Luna

Es el título de una discotequera canción que allá por el año 84 interpretaban los Boney M y que sonaba a todas horas en cualquier emisora de radio del mundo, en todos los bares, discotecas y chiringuitos. Su letra se reducía a dos primeras estrofas no especialmente complejas ni profundas en su contenido y se limitaba luego a repetir una decena de veces el título y a tararear insistentemente como acompañamiento de la música, cosas como “Hey he he he heeeeeeey/ oooh oh oh Na na na na na na.../ Ooooooooooh oh oh oh/ Donga donga tenge popopopopopop.../ oooooooooooooooooh”.

No es extraño que en España triunfara. Pegadiza, con ritmo alegre y movedizo. La letra, absolutamente superficial, lo cual, además de serlo, lo reflejaba sin tapujos. Además, se editó un video clip que aún se puede ver por You Tube y otros rincones de Internet en el que los protagonistas tomaban el sol en una espléndida playa sin más preocupación que la del vuelta y vuelta, para, como San Lorenzo, no quemarse demasiado por un lado.

De haber sido uno de los treinta y tantos elegidos para la monclovita foto de ayer, sin duda hubiera elegido esa canción como banda sonora a tararear mentalmente durante el encuentro. El formato fue de intervenciones de tres minutos para cada empresario, unos segundos menos de lo que dura la canción. El objetivo pretendido por nuestro presidente del Gobierno, el mismo que el de los Boney M, distraernos; éstos con la música y el vídeo de cuerpos bronceados, aquél con una foto en la que parezca que aún manda y una intervención ante la prensa para que entre la Noria y el Sálvame, parezca que aún puede poner orden en la mayor catástrofe económica generada desde hace siglos en este país por un solo incompetente visionario.

Los asistentes a la reunión, todos, quizás con la única excepción de Zapatero, pero incluidos Rubalcaba y Salgado, sabían de antemano que una foto y unas palabras huecas serían el magro resultado de tan inusual como insustancial encuentro. Pero es que España como de su política, es lo que espera. No queremos escuchar nada que nos saque de nuestro “dolce far niente”. Que ninguna preocupación venga a perturbarnos y que la única tensión que nos afecte sea la del duelo del siglo que cada año se produce un par de veces, el partido de fútbol del lunes.

Si hasta en el Titanic la orquesta siguió tocando hasta que el agua entró por tubas trompas y trombones llenando los pulmones de los músicos, no vamos a hacer aquí reformas económicas verdaderas, disolver el Gobierno, o remover las recientes pero hormigonadas estructuras insostenibles de nuestro modelo territorial, por una simple tormenta financiera o por el acoso de los mercados que como buitres nos huelen ya moribundos. No pasa nada, tengamos un feliz hundimiento, señores.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Valorio, bosque y parque

No sólo es uno de los lugares más queridos para el conjunto de los zamoranos. No se trata únicamente de uno de los dos grandes pulmones de esparcimiento en la ciudad, el único hasta no hace tanto, cuando las ciénagas y tierras agrícolas de las márgenes del Duero se transformaron en un entorno privilegiado y las Pallas y la Aldehuela en una entrada a la ciudad, a cuya belleza, como carta de presentación, pocas capitales pueden aproximarse. No es sólo eso, con ser mucho. El bosque de Valorio es el mejor reflejo urbano del alma de los zamoranos.

Queremos tanto a Valorio que, automáticamente, cualquier actuación que en él se lleva a cabo, nos asusta, nos pone a la defensiva primero y luego, habitualmente, a la ofensiva. Siempre pensamos que su estado de conservación es malo. Colectivamente, nos quejamos con frecuencia del supuesto abandono por parte del Ayuntamiento y, en la queja, los argumentos más repetidos, por los usuarios y también por algunos que hace muchos años que no lo visitan, se parecen mucho a los argumentos que utilizarían para pedir el arreglo de un parque en el centro de la ciudad. Pero es que, la singularidad de Valorio estriba en que se trata de un bosque natural, donde las intervenciones han de ser medidas y comedidas y los esfuerzos en limpieza, desbroce, reforestación de sus muchas hectáreas o restauración de las zonas dañadas por el fuego o la erosión no siempre se perciben por los ciudadanos, aunque son la garantía máxima de su pervivencia.

Una actuación así se ejecutó hace siete u ocho años; la intervención más importante llevada a cabo hasta entonces en el bosque. Recuerdo, porque presidí la mesa de contratación, que se adjudicó -con una brillante defensa del representante del PSOE, Luis Vicente Pastor- de entre los varios proyectos presentados, a aquél que proponía intervenir de la forma más natural, menos invasiva y que, por lo tanto, mejor respondía a las características naturales del bosque. El resultado, sin embargo, no se libró de las críticas, de unos porque decían ver demasiado cemento y de otros porque no lucía el dinero gastado en la conservación de las partes del bosque alejadas del núcleo más frecuentado.

Ahora se culmina un nuevo e importante proyecto de intervención en él. Esta vez, el Ayuntamiento ha actuado de manera complementaria, sobre todo en la zona menos bosque, más parque urbano. El área más concurrida por los habituales de Valorio. Y ya se anuncia que la Junta lo distinguirá como la cuarta Zona Natural de Esparcimiento declarada en la Comunidad. Aún con ello, tampoco esta vez se librará de las críticas, de unos por lo uno, de otros por lo contrario. Serán muchas, pero no podrán ocultar que ahora Valorio está mejor que nunca; más cuidado en lo natural y boscoso, más dotado de servicios e infraestructuras en la parte más parque. Y mejor aún estará, cuando vuelva abril.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Crisis institucionales

Por si fuera poco con la crisis económica y de empleo que azota a Zamora, como al resto de España, empiezan a sumarse sucesivas crisis institucionales en los ámbitos más diversos. Si parece que el Zamora C.F. ya rueda, estabilizado, con nuevo presidente y directivos, con nuevo patrocinador principal, con resucitado optimismo, aunque aún no haya cerrado el boquete económico que tanto hizo temer a muchos por su supervivencia, ahora le llega el turno a la Junta Pro Semana Santa.
Parece que nos crecen los enanos de nuestro circo local con inusitada fuerza. La futbolística y la “semanasantera” son, seguramente, dos situaciones sin ningún elemento claro de interrelación, aunque sea verdad que en ambas existe una grave corriente de fondo que actúa como detonante, los problemas económicos, la necesidad de ajustes presupuestarios derivados de la imposibilidad de seguir generando los recursos que exige mantener la actividad tal y como se venía desarrollando.
Al presidente de la Junta Pro Semana Santa le dimitió la mayor parte de su directiva, aún no sabemos bien por qué, y a continuación ha tenido que hacer él lo mismo. Como no conozco con detalle la vida interna de las cofradías ni la de su órgano integrador, no puedo pronunciarme sobre las causas, tampoco sobre las consecuencias, pero en una ciudad donde la Semana Santa y todo lo que conlleva a su alrededor tienen tanto peso social -tanto que probablemente sea excesivo, dirán muchos-, debemos exigir la máxima transparencia para que los protagonistas nos expliquen las razones de lo ocurrido. Bien está que rápidamente se convoque el proceso electoral que debe llevar a la nueva conformación del órgano, pero es también obligado que se transmita a todos los cofrades y al conjunto de los ciudadanos, porque al final es toda la ciudad, somos todos los zamoranos los que hacemos grande a nuestra Semana Santa.
Que se expliquen las dificultades económicas a que se ha aludido días pasados y también los supuestos incumplimientos de compromisos contraídos por otras entidades. Conviene a todos saber si los ingresos se reciben como está previsto, porque lo cierto es que los gastos sí que se van a dar. Concretamente, porque es lo que se ha denunciado expresamente, si cada una de las administraciones aporta cuando corresponde aquello a lo que previamente se obliga, o no.
Qué vendrá después no lo sabemos. Una sociedad civil endeble como es la zamorana, debe tratar de fortalecer todos aquellos estamentos en los que se agrupa. Con coherencia y adaptándose a cada momento y coyuntura. Pero también las administraciones deben ser, precisamente en este contexto, más rigurosas que nunca para cumplir en plazo sus obligaciones, pues el daño que puede ocasionar lo contrario es mucho mayor que en otros momentos menos delicados. Si hay que recortar, que se recorte, se marquen prioridades y se expliquen a la sociedad. Mejor eso, que horadar el presupuesto propio o el ajeno.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Del cristal con que se mira

Lo siento por el pueblo saharaui, por el que, como por todos los pueblos, siento un gran respeto. Lo siento porque como español no puedo quedarme al margen de cómo han sido y son juguetes, juguetes rotos, en manos de la estrategia, de la geopolítica; de la necesidad de los extraños, delicados, volátiles equilibrios diplomáticos. Lo siento, porque la mayoría de los habitantes del antiguo Sáhara español, que se consideran cualquier cosa antes que resignarse a ser marroquíes, parecen condenados a no ser otra cosa que eso, lo cual, a priori, no tendría que ser ni mejor ni peor, siempre que fuera algo libremente elegido. Pero es que no lo es, sino que les viene impuesto por la fuerza de una inercia que no depende de ellos, por la fuerza de unas armas que no empuñan ellos, por la fuerza de una connivencia internacional que por encima de la libertad individual, del derecho que les corresponde a elegir su destino, antepone la comodidad de mantener un estatus donde el más fuerte, el estratégicamente más interesante sea el que marque las normas. De poco sirven las voces que se levantan para denunciar que precisamente ese estatus va en contra de lo que siempre y en cada momento han mantenido los organismos internacionales, las comisiones multilaterales.

De poco o de nada, sólo tal vez para ver y saber quiénes faltan hoy en las mismas manifestaciones que encabezaban ayer. Trinidad Jiménez, Zerolo, Pajín, el mismo Zapatero, fueron carátula de “manifa” no hace tanto, reclamando un Sáhara libre, tal y como recogen todos los acuerdos internacionales, tal y como comprometió España cuando abandonó su territorio en la agonía del franquismo. Hoy, a los que estuvieron no se les ve. Cuando aparecen es para decir lo contrario de lo que ellos y España en su conjunto defendieron siempre.

Ni siquiera parece importar que se expulse o se apalee a periodistas españoles que están allí para contar lo que ven, y eso que son de los medios más amigos, cercanos y simpáticos a quién nos gobierna. Como el avestruz, esconden la cabeza o, lo que es peor, tratan de convencernos de que, en lugar de hacerlo a través de cristal transparente, observemos los hechos por uno confeccionado “ad hoc” y por el que, extraño caleidoscopio, las cosas son distintas en función de la conveniencia particular.

La más benévola de las interpretaciones del trágico 11-M que aún se sostienen en pié, habla de la probable participación de los servicios secretos del déspota Mohamed VI. Las menos benévolas, de cosas aún peores; la versión oficial cayó ya por su propio peso. Muchos hoy, y no sólo desde la derecha a la que algunos tachan de recalcitrante, se preguntan qué temor insuperable constriñe al gobierno español y a los máximos representantes del partido socialista para esconder la cabeza, humillar la testuz, ante la infamia del gobierno alauí. Y nadie responde.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Bienvenido, Mr. Esperpento

Valle Inclán y su deformación de la realidad aprovechando la visión grotesca que devolvían los espejos cóncavos y convexos del madrileño Callejón del Gato nos descubrió el apoteósico valor artístico del esperpento y creó un estilo literario en el que la crítica social es elemento subyacente principal.

Hace unos años, en un Pleno del Ayuntamiento de Zamora, aprovechando un debate con el portavoz socialista Antonio Plaza desvelamos que él era más del cine, yo de la literatura. Lo soy, aunque con algunas excepciones, el cine de Berlanga es una de las más notables junto a Hitchkock, Woody Allen y Tarantino. Los santos más juerguistas han recibido en el Cielo al grito de “Bienvenido Mr. Berlanga” al cineasta que durante medio siglo continuó en celuloide la obra de Valle. Tras él, muchos lo han intentado en nuestro cine pero, casi siempre, sus intentos quedaron en esperpéntica superficialidad.

El esperpento, como el cine de Berlanga, no es invención. La exageración no puede ser tal que termine por convertirla en inverosímil, en ciencia ficción. No, el esperpento exige que el resultado, aun pudiendo ser una brutal deformación de ella, siga siendo reflejo fiel de una realidad que estira y encoge a capricho, que siga, por lo tanto, siendo verosímil aunque fuerce algunos aspectos, los más crudos en ocasiones, los más cómicos en otras. Como en la sátira de Quevedo o en el pincel de Goya.

Berlanga, genial director y genialmente divertido, fue notario de la dictadura y de la transición democrática. Notario de uno de los periodos más trascendentales de transformación de la sociedad española y en ellos se posó su acerada crítica, sin que nadie se librara. Desde la oligarquía política, hasta la pena de muerte, la anacrónica pervivencia de la aristocracia venida a menos o la hipocresía de la burguesía. Y todo hecho con la ironía, el sarcasmo, la sutileza y sobre todo la inteligencia desbordantes que le permitieron burlar a la censura primero, a los poderes fácticos después y a los progres que no creen en el cine industria sino en las subvenciones que compensan la falta de ingenio por último.

De Mr. Marshall a El Verdugo. De La Vaquilla a La Escopeta Nacional, su planteamiento es dulce, cándido, tierno y delicado en la forma pero duro, cruel, devastador en el fondo. Con ello demostró que pocas cosas puede haber más revolucionarias y subversivas que el humor. Y en esta España cada vez más constreñida por el imperio de lo políticamente correcto, del pensamiento uniforme a riesgo de que de salirte de él te llamen retrógrado, te tomen por peligrosamente antiguo o te condenen al ostracismo. En esta sociedad donde rige la demoscopia y triunfa la demagogia, viene bien, aunque sea porque se fue, homenajear a quien, como Valle Inclán, supo que: "el sentido trágico de la vida española sólo puede ofrecerse con una estética sistemáticamente deformada".

jueves, 11 de noviembre de 2010

El regreso de Tigrekán

En uno de sus Episodios Nacionales, 7 de Julio, narra Galdós los acontecimientos acaecidos en esa fecha de 1922, y recoge una coplilla, dos de cuyos versos rezan, “Tigrekan salta de gusto esperando ser Rey neto”. Antes de la invención del cine, Pérez Galdós, en sus 46 “Episodios”, novela con pulso cinematográfico los avatares políticos y sociales de nuestro siglo XIX. Tigrekan fue el nombre que los liberales pusieron a Fernando VII, quien en inicio había sido para el pueblo, El Deseado y más tarde, El Rey Felón. Al utilizar esa fantasía verbal querían indicar que su despotismo era similar al de los sátrapas asiáticos, famosos por su apego al poder y su falta de escrúpulos o humanidad a la hora de ejercitarlo.

Al principio de los 90 del siglo XX, Federico Jiménez Losantos bautizó a Felipe González como Tigrekán II por el despotismo con que venía gobernando, mayoría absoluta tras mayoría absoluta, y la corrupción económica pero sobre todo democrática y ética en la que el régimen “felipista” se había ido sumiendo. Después se fue a diseñar joyas para ricos, a sestear en su mansión del norte de Marruecos y a intermediar para el hombre más rico del mundo según la revista Forbes, Carlos Slim, quien preguntado, no hace mucho, si pensaba crear una fundación como la de Bill Gates (el mayor benefactor privado del mundo) a favor de los más necesitados, contestó, “no, me cuesta mucho ganar cada dólar”. Ahora, ha bastado que Rubalcaba ascienda al vértice del poder para que haya reaparecido, sobrado de fuerzas y de maneras en entrevista-coloquio con J.J. Millás que ha publicado El País. Allí, con cierta soberbia y un toque obsceno, se ha dibujado en la X que Garzón no se atrevió a despejar al investigar el GAL. Obsceno es llamar detención a un secuestro, como tal, juzgado y condenado. Lo es, defender y ensalzar a condenados que ordenaron o ampararon asesinatos quizás como excusa para llenar sus bolsillos.

Como el tiempo lo tamiza todo, algunos quieren dejar en anécdota lo que ayer ha denunciado el ex-diputado de IU, Antonio Romero. Que la ejecución extrajudicial es ajena al Estado de Derecho y que el terrorismo de Estado, practicado además en el territorio de un país vecino, es un crimen contra las garantías constitucionales y contra el derecho internacional. Con otras palabras lo dijo Aznar en su día: Contra ETA la ley, sólo la ley, pero toda la ley.

En varios textos reseñó Borges que su aprecio por los tigres era tal que le había ofendido gravemente, al caer en sus manos El Libro de la Jungla, el hecho de que el malvado de la historia, el antagonista de Mowgli, fuera un tigre, Shere Kan. Sin llegar a ese extremo, también a mí me gustan los tigres y, ni vi antes, ni veo ahora a González, en la piel de ese noble felino. Tal vez hiena o coyote...

domingo, 7 de noviembre de 2010

Delincuencia y cárcel

Que Zamora esté padeciendo una ola de robos como no se recuerda otra, es algo que sin llevarnos a la alarma desmedida, lo que sí debe es preocuparnos. Siempre hemos presumido, los ciudadanos y sobre todo los responsables políticos de la seguridad, de que éramos una de las provincias españolas con menor índice de delincuencia, menor número de delitos cometidos y salvo en muy esporádicas ocasiones, nula presencia de la que se conoce como delincuencia organizada. Será la crisis, pero esto ha cambiado. Ya tenemos aquí, en polígonos, estancos y tiendas a los profesionales del robo y, o bien se actúa rápido y con eficacia o de lo contrario éstos se sentirán cómodos y habrán venido para quedarse.

También preocupante me parece el empecinamiento de las instituciones, unas y otras, en programar la construcción de una nueva cárcel en los terrenos del antiguo campo de tiro de Las Chanas. Las últimas noticias son una simple maniobra de distracción política ante la concentración convocada por los sindicatos de funcionarios de prisiones en demanda de ese centro penitenciario. La plana mayor del PSOE ha tenido que hacerse una foto para vender como un gran paso adelante algo tan nimio como el anuncio de que los terrenos, titularidad del Estado, van a pasar de un archivador administrativo a otro. Pasarán de Defensa a Interior. En la letra pequeña, nos dicen que a partir de ahí se inician unos trámites que ni siquiera a medio plazo van a implicar inversión alguna y, para la que en todo caso, no hay dinero.

Aunque sea impopular decirlo, no creo que sea ningún chollo tener una cárcel a la puerta de casa. Menos aún si se destina, como se prevé, al internamiento especializado de toxicómanos. Si bien generará un buen número de puestos para funcionarios y actividad económica, serán absolutamente inevitables los efectos negativos en cuanto a incremento del tráfico de droga y de la delincuencia común. No soy contrario a su construcción, aunque la preferiría a 20 ó 30 kilómetros (como ocurre en casi todas las construidas en los últimos años), en lugar de pegada a la ciudad, aunque lo que me indigna es que para tal fin se vaya a machacar un paraje singular como el de Las Chanas. Como si no hubiera terrenos en el término municipal sin valor paisajístico o medioambiental y además medianamente bien comunicados.

Los terrenos de Las Chanas son, pegados a Zamora, uno de los entornos más adecuados para multitud de utilidades de interés público presentes y futuras como para quemarlos definitivamente en un uso para el que sobran las alternativas. Se equivocó el actual Ayuntamiento al no comprarlos al Estado por 600.000 €, tal y como estaba acordado en contrato. Nos equivocaremos todos aún más si permitimos ese uso en ese lugar. Guste o no, es mi opinión: Cárcel vale. En Las Chanas, NO.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Gira el mundo


Muchos fueron los que en cualquier rincón del planeta creyeron ciegamente que Obama iba a cambiar el mundo. Menos de dos años después, muchos de ellos le dan la espalda, convencidos de que es el mundo el que ha cambiado a Obama. El candidato demócrata que llegó a presidente bajo el palio del fervor mundial y aupado por unos ciudadanos necesitados de creer en una cierta, aunque relativa utopía, comprendió pronto que el mundo gira por su cuenta. Más que de los sermones del radical reverendo Wright que tanto influyó en él al comienzo de la carrera presidencial, fue el revelador día a día el que le descubrió que una cosa es predicar y otra dar trigo. El mismo pueblo que lo aupó, lo señala ahora con el dedo. Culpable de no responder a unas expectativas muy superiores a lo que la situación permitía y su capacidad podía.

Al otro extremo del globo, una mujer, madre de dos hijos ha sido condenada por los tribunales de la barbarie a morir lapidada, lo cual por esas cosas que tiene la lengua, no suena tan mal como morir apedreada, o sea, a pedrada viva hasta que muera. Esta forma de ejecución rige en Irán y algunos otros países que no están en la alianza de los civilizados que propugnó Blair en la ONU en contestación a nuestra “parida” turco-patria de la Alianza de las Civilizaciones. La lapidación se lleva a cabo desde hace siglos siguiendo un metódico proceso de acuerdo a la interpretación que hacen los que mandan en esa civilización medieval. En él, la norma fundamental para no incurrir en pecado consiste en elegir piedras no demasiado grandes que pudieran fácilmente acabar con la vida de una persona de un solo golpe. No, es necesario seleccionar piedras de tamaño intermedio, que golpeen el cuerpo, hieran, rajen la piel, rasguen las carnes, causen estrago pero no maten por el impacto, no vaya a ser que el condenado no tenga suficiente castigo perdiendo simplemente la vida.

En el vecino Irak, cincuenta personas son secuestradas y asesinadas por fervorosos creyentes en Alá, militantes de Al Qaeda. Su delito, ser cristianos y estar en una iglesia. Todavía algunos occidentales civilizados critican que Noruega, que casi desde el fin de los vikingos no destaca precisamente por su fundamentalismo, prohíba la construcción de mezquitas con dinero procedente de países como Arabia Saudí mientras en reciprocidad no se permita la construcción de iglesias en su territorio o profesar cualquier religión distinta de la musulmana sea castigado como delito.

Quienes vitorearon la victoria de Obama de manera estruendosa no lo hacían esperando que cambiara el mundo para que dejara de haber lapidaciones, terrorismo o intolerancia. Tampoco es algo que se les pueda pedir ni a él ni a ellos, es sólo, que con Obama o sin él, el mundo sigue girando, si bien a diferentes velocidades según latitudes.