domingo, 30 de diciembre de 2012

Primer año Mariano


Presidente del Gobierno, o lo que de él vamos conociendo y líder de la oposición o lo que de él va quedando presentaron su balance más pendientes del pasado que del futuro. El uno, un año después sigue descargando sobre la herencia recibida la máxima responsabilidad de nuestra crítica situación. El otro, a esa misma herencia carga la culpa de su estrepitoso fracaso electoral de hace un año.

De Rubalcaba, capital político completamente amortizado, poca importancia tiene ya lo que se diga o lo que él mismo diga. Lo que haga o diga Rajoy la tiene toda por tratarse del presidente del Gobierno al que le quedan otros tres años para enderezar el rumbo de España, reformarla en lo superficial y en lo estructural y sacarnos de la crisis o para abocarnos a muchos años de penuria.

El problema con Rajoy es de interpretación. Nada siempre entre su galleguismo exacerbado que obliga a interpretar entre líneas lo que dice… o lo que no dice, y su profesión de fe permanente de la inevitabilidad de las cosas, filosofía ésta consistente en quedarse lo más quieto posible (o aparentarlo, al menos) mientras las cosas “van por el camino que tienen que ir”. Tanto que todavía no se ha conocido al exégeta capaz de extraer de sus intervenciones públicas la hoja de ruta de por dónde va a ir su acción de gobierno y eso que él mismo se definió en cierta ocasión como muy previsible.

No pudiendo adivinar, nos conformaremos con valorar su primer ejercicio. Ahí, se ampara en que ha hecho lo único que se podía hacer, lo cual pudiendo ser cierto en una parte, pues la situación de partida era de absoluto desastre, con la economía desbocada cayendo por el precipicio, no deja de ser un argumento exculpatorio tramposo. Porque si eso fuera así, lo mismo daría que nos gobernara el PP, el PSOE, Mario Monti o Sara Montiel.

No, Rajoy, aunque sometido a muchas limitaciones internas y externas, ha hecho la política que ha querido hacer. Por ejemplo, optando por una brutal subida de impuestos en lugar de por un mayor ajuste del gasto público. Por la asfixia al estilo socialdemócrata (lo mismo que hace el socialista Hollande en Francia) a las clases medias y a la economía productiva, en vez de la reducción de la administración y el sector público. Como lo ha hecho en materia de terrorismo, permitiendo la salida de asesinos etarras a la calle bajo el engaño de las “razones humanitarias”.

Eso por lo que al debe se refiere. En su haber, el haber dotado al menos de una línea coherente la acción del gobierno en materia económica y el intento de control del déficit y de la disciplina presupuestaria en todas las administraciones. O mantener la cabeza fría frente a la provocación independentista, aunque lo difícil está por llegar. Un balance mucho mejor que el de Zapatero, pero hace falta más. Mucho más.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Feliz Navidad


Es complejo el mundo que rodea estos treinta y siete grados y un montón de huesos, con algo de pellejo alrededor con que Santiago Auserón, filósofo a la par que músico, lleva a su básica expresión lo que somos, salvo por nuestro elemento incorpóreo. Llamémoslo inteligencia, espíritu, conciencia o consciencia, corazón, alma en suma.

Es ésta, a la que nunca llegamos a conocer bien, la que nos muestra la complejidad del mundo que nos rodea y nos permite intuir lo que somos. La que nos otorga lo bueno y malo de lo que somos capaces, bípedos implumes. Que nos hace diferentes del resto de los seres vivos que pueblan, han poblado y poblarán este milagro de Dios o de la casualidad llamado Tierra.

La que nos vuelve conscientes de lo temporal de nuestro propio existir, de que presente, pasado y futuro son universos paralelos por los que deambulamos. La que nos hace llenar el tiempo y el espacio de aquellas pequeñas cosas –Serrat lo dice tan bien que para qué cambiarlo- “que nos dejó un tiempo de rosas, en un rincón, en un papel o en un cajón”.

Que “como un ladrón te acechan detrás de la puerta. Te tienen tan a su merced como hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve”.

Muchas de esas pequeñas cosas son las viejas y entrañables rutinas con las que el homo sapiens demuestra ser animal de costumbres, sea la historia, lineal y destinada a un fin último como en San Agustín o Tomás de Aquino, sea cíclica como en Nietzsche y muchos otros filósofos; o en Borges y su “Historia de la Eternidad” y “El tiempo circular”, o en los “Cien años de soledad” de García Márquez.

Viejas rutinas, las de los ritos paganos inmemoriales de despedir un año y recibir al siguiente. El fin y el origen unidos en la rueda del destino y de la fortuna. Entrañable rutina la de los creyentes, felicitar la Navidad, el nacimiento del Dios hecho hombre para que de su muerte nazca el hombre nuevo.

Felicitar la Navidad es el mejor deseo de buena voluntad entre los hombres. Entre amigos y entre enemigos. Dos palabras atesoran el más grande contenido de fraternidad. Tanto, que no hace falta ser creyente para poderlo transmitir de todo corazón, para recibirlo con los brazos y el pecho abiertos. Más allá del espectáculo de fuegos de artificio del mercantilismo, de los cinismos e hipocresías en los que nadamos a diario, de los fastos y los banquetes o, por el contrario, de las persecuciones por razón de credo,  la Navidad es para todos, de una u otra manera, momento de introspección.

De descubrir que lo que vale la pena son esas pequeñas cosas que “Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia. Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta”.

domingo, 23 de diciembre de 2012

La exportación nos puede salvar

No es que sea Navidad, de hecho los datos ahora presentados corresponden a octubre, pero acaba de publicarse la primera batería de datos económicos positivos para España en los últimos cuatro años. Como no podía ser de otra manera, no se refieren al comportamiento del sector público que sigue enfermizamente obsesionado con buscar la reducción del déficit público no por la vía de la reducción del gasto superfluo o sustituible, sino por la suicida de las subidas impositivas.

Porque en eso seguimos y así se lo ha recordado recientemente a nuestro gobierno el economista americano Arthur laffer, creador de la conocida como curva Laffer" quien tras 28 subidas impositivas nacionales en 2012 (por no hablar de los 50 incrementos de tributos autonómicos de 2011) ha dicho que subir los impuestos como está haciendo España es masoquista y ha recomendado al gobierno el camino contrario, bajar todos los tributos, controlar el gasto y simplificar las regulaciones. ¿Difícil? No tanto, aunque tal vez políticamente incómodo y ahí es donde les duele a nuestros padres de la patria.

No son pues los datos públicos los que nos muestran los ya tan manidos pero hasta ahora no vistos brotes verdes, sino los datos del sector privado relativos a nuestra balanza comercial exterior, que acaba de presentar el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, una de las mejores cabezas del Gobierno y uno de los escasísimos liberales de verdad que habitan en ese bosque de socialdemócratas, de principios o sobrevenidos, que lo conforman.

En 2012 disminuye la diferencia entre lo que importamos y exportamos hasta términos que configuran la mejor balanza comercial desde que en 1972 se empezaron a recoger estadísticamente esos datos. Si en 2008, cubríamos con exportaciones sólo un 66% de lo que importábamos, entre enero y octubre estamos ya en el 87% y si tomamos sólo  el mes de octubre, el dato es aún mejor, pues llega al 93% con una caída del déficit de casi un 60% con respecto al mismo mes del año pasado. Y ello a pesar del brutal coste de la energía que importamos, por la carencia de combustibles fósiles que padece España y por la absurda política antinuclear de la que presumimos, cerrando centrales, no construyendo nuevas y comprando a precio de oro la energía (nuclear) a Francia.

Claro que parte de esa mejora de la balanza proviene de la reducción de las importaciones ante la hecatombe del consumo en España por la crisis económica y la falta de financiación. Lo positivo es que otra parte importante de la mejoría viene de que nuestro sector privado, nuestra economía productiva, se ha lanzado decididamente hacia el exterior, porque la crisis no es global y hay muchos mercados y economías creciendo en niveles como no lo han hecho nunca.

Al fin, muchos de nuestros empresarios se han dado cuenta de que si quieren salvarse hay que pelear fuera lo que aquí no se puede. No hay mal que por bien no venga.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Se rompió el músculo

Es fácil hacer leña del árbol caído. Fácil y frecuente. Aunque eso, a veces, no sirve para nada, hay asuntos en los que unas cuantas astillas sí conviene sacar. Para aprender de los errores. Para practicar el sano ejercicio de la depuración de responsabilidades, sobre todo cuando se trata del manejo de dineros públicos. Y porque la acumulación de anécdotas construye categoría y ésta nos ayuda a conocer mejor la realidad que nos rodea y por qué ocurren ciertas cosas que no deberían ocurrir.

El destino soñado de una buena porción de los políticos de nuestra región era la presidencia, o en su defecto un asiento en el consejo, de una de las dos grandes cajas. Yo porque no tuve oportunidad, me dirá, con razón, algún lector. Más de uno y una se derretía e iniciaba guerras, pensando en poder optar a la presidencia de la gran caja de la que se nos habló. El músculo financiero de la región, nos repetían en un extremo y en el otro, políticos y sindicatos. El músculo financiero, sonaba redondo. Como para imaginarse un bíceps con el porte de un roble centenario pero fresco aún.

De roble portentoso a árbol caído en un solo paso. En un abrir y cerrar de ojos, el potente músculo financiero quedó en pequeña verruga, fea y mal colocada que nadie quiere. Cosas de la vida. Pero no oímos grandes críticas. Ni en el parlamento regional entre bancadas, ni los sindicatos atacan a los gestores por su ineficacia, incapacidad o ineptitud… Ni siquiera en los medios de comunicación nos enseñan las fotos de quienes han regido los destinos de las entidades hasta el colapso total. Son cosas curiosas de verdad.

Es lo que ocurre a menudo cuando se desarrolla un sistema en el que la democracia es solo una estructura formal de la cual colgar reglas y comportamientos nada democráticos. Los partidos y los sindicatos se reparten los puestos, sobre-sueldos e influencias y, como se trata de una máquina de repartir dinero, los medios de comunicación, cada vez menos medios de información, saben que si cuentan ciertas cosas sus ingresos publicitarios se hunden, y viven de ellos, no de los lectores.

Algo conozco, como espectador externo medianamente informado y también porque durante un tiempo, hace años, fui miembro, por decisión política, de la Asamblea General de una de las cajas ahora hundidas. No pude aspirar al consejo o a ningún otro órgano de gobierno, eso se cocina de otra manera, lo sabía y ni lo intenté. Y ello a pesar de que amablemente a mi llegada me pidieron un curriculum. En él ponía que entre otros estudios he cursado un máster en dirección de empresas con especialización durante el segundo curso en gestión de entidades financieras. Evidentemente eso no aportaba nada a las necesidades directivas. Y ni yo lo dije, porque hubiera dado lo mismo, ni nadie miró nunca aquel papel. Otros sí estuvieron o siguen estando. ¿Responsabilidades por la quiebra?

domingo, 16 de diciembre de 2012

Lo originario o Matrix

No se trata de retroceder, sino de volver hacia los principios. No para renunciar a los avances conseguidos ni rechazar el camino del progreso, sino para redefinir el paso y elegir conscientemente el camino por el que seguir. No es sólo en economía, por mucho que en esta situación que viven los países más adelantados, parezca que la economía todo lo abarca.

También en actitudes y comportamientos sociales. En el modo de pensar individual. En el trazado de esas finas líneas que definen, bajo el influjo de la ética o la moral, cuál es un comportamiento humanamente aceptable y cuál no lo es.

La humanidad avanza aceleradamente. La tecnología hace que en todos los campos de la actividad humana se produzcan grandes saltos sin que exista ya tiempo para que se consolide el anterior paradigma. Lo que en otros momentos de la historia se ha medido en miles de años, en eras o en siglos, son ahora décadas, años o meros instantes en los que la inteligencia artificial que habita los procesadores de nuestras computadoras transforma el mundo que nos rodea.

En lo más sofisticado del conocimiento humano y en los más antiguos conocimientos que diferenciaron al hombre del resto de las especies animales. La evolución realmente empieza con la aparición de la agricultura y el paso de las sociedades de cazadores recolectores a la vida sedentaria. De agricultura hablaba recientemente con alguien que se dedica profesionalmente –y con profesionalidad, que no siempre es lo mismo- a ella.

Hoy, me decía, las cabinas de las máquinas son centros de mando desde los que informáticamente se controla la labor en las tierras, programando el equipo para el funcionamiento óptimo y asistido por satélite para la mayor eficacia. Hasta ahí, el progreso, en beneficio de la producción y de la calidad. Economía real, agricultura real.

De lo que ya no nos dio tiempo a hablar, es de la otra agricultura. La especulativa. La que mueve los mayores flujos económicos en los mercados bursátiles internacionales donde se negocian materias primas y producciones agrarias, convirtiendo los frutos de la tierra en productos virtuales con los que comerciar. Con ello, hasta lo más corpóreo se torna anotaciones informáticas con órdenes que se casan con miles de kilómetros de distancia entre quienes supuestamente venden y compran.

Esto permite una creación de riqueza mayor y más rápida para el conjunto de la economía mundial, pero termina convirtiendo al hombre en un simple engranaje más de una cadena sobre la que se pierde el control. El hombre ya no es el centro del universo que era hasta anteayer mismo, sino un tornillo más, un chip, un código numérico en una matriz informática.

No es extraño que ante ese ejercicio de descorporeización de la vida y la actividad humana, científicos americanos estén desarrollando un modelo para investigar si el universo es real o si pudiera tratarse de un programa virtual al estilo de las películas Matrix.

jueves, 13 de diciembre de 2012

No es muy normal

Se va uno unos días y además está lo suficientemente ocupado como para no poder mantenerse convenientemente informado y al día de lo que pasa por aquí y cuando vuelve se encuentra con casi todo patas arriba. Vamos, que lo primero ha sido pensar que esto no es normal, no puede serlo. El acelerador de partículas parece haberse desatado y en su centrifugado está revolviéndolo todo.

En Europa, Alemania amenaza con entrar en recesión de puro empacho merkeliano y provocar el caos definitivo en la zona euro. Mientras, Berlusconi reaparece, de momento sin acompañamiento visible de velinas y con el sólo anuncio de su movimiento pone en jaque a toda la tecnocracia europea y en mate a los que más criticaron que Bruselas sustituyera un gobierno político y electo por uno burocrático con Monti a la cabeza y ahora lo defienden casi como si fuera un caudillo.

En España, lo que hace unos días era un tropiezo injustificable y absurdo del ministro de Justicia con la intolerable ley de tasas, se ha convertido en un despropósito alevoso que el ministro adorna con descalificaciones a diestro y siniestro. Excusas de mal pagador para justificar su pretensión de dar muerte a la igualdad ante la ley, por si ésta no estuviera ya suficientemente maltrecha tras tantas reformas sucesivas y no siempre oportunas.

Al Rey lo van a informar por correo certificado del nombramiento de un presidente de Comunidad Autónoma. Al ministro de Educación, nuestros siempre ponderados progres, lo ponen en la picota por ocurrírsele plantear, qué osadía, que no haya un solo niño en España que no pueda recibir su educación en español si así lo desean sus padres y la líder de su partido en Cataluña se queja de que Wert no le ha consultado a ella qué hacer. Faltaría más, debe decir Sánchez Camacho, que un simple ministro se dedique a proponer normas sin consultarme a mí que soy, que soy… bueno, ¡que soy!

La izquierda arremete contra la tercera autoridad del Estado por, otra tropelía, ocurrírsele felicitar la Navidad (o sea, la Natividad, el nacimiento de Jesucristo) con una postal que representa el Portal de Belén. Qué nivel.

Dimiten un destacado miembro del Congreso, no se sabe bien si por chantajista o por tonto, más bien parece esto último. El presidente de la Diputación de Gerona por una denuncia de acoso sexual. El presidente del Parlamento balear lo hace por una imputación en un caso de corrupción. El alcalde de Sabadell deja el cargo “por unos días”, más corrupción. El infante-consorte Urdangarín anda por ahí. Mas fija en Suiza la capital de Cataluña y Oriol Pujol comparte con José Blanco sumarios de Campeón…

Y de haber estado desconectado unos meses, me hubiera costado creer que un gobierno que se suponía mínimamente liberal haya subido nada menos que 28 tributos en menos de un año… Vivir para ver.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Santa Semana


Que no dura una semana sino un año entero. Que si, como dice el chiste, los de Bilbao pueden nacer donde les dé la gana, nosotros los zamoranos hacemos que la Semana Santa sea la protagonista de cualquier semana del año. Faltaría más. Tengamos en cuenta que igual que Su Santidad nos dice ahora que los Reyes Magos de Oriente llegaron de Occidente, que es donde está Huelva en referencia con Israel, cualquier día será oficial que Cristo vino a la Tierra no por otro motivo sino que Zamora pudiera tener su Semana Santa y ésta a sus semanasanteros más notables.

Como ciudadanos, criticamos con insistencia, habitualmente con razón y frecuentemente con gran dureza a nuestros políticos. Por sus errores, por sus negligencias, por sus actitudes y por tantas otras cosas, sin terminar de darnos cuenta de que la política no es otra cosa sino el vivo reflejo de la sociedad en la que se imbrica. Los políticos, una selección, como otra cualquiera del código genético de los ciudadanos entre los que son elegidos.

Cosa no muy distinta pasa en Zamora con todo lo que se mueve alrededor de su semana grande. La Semana Santa ha adquirido tal importancia en Zamora con el paso de los tiempos, que no puede por menos que convertirse en el alambique en el que se destilan todos los humores que individualmente nos caracterizan individual y colectivamente.

El circo lamentable, esperpéntico, dramático y cómico que se representa estos días por enésima vez, no hace sino destacar alguna de las enfermedades más graves que como sociedad hemos incubado y alimentado a lo largo de los años. No puede ser de otra manera y no es algo excepcional. San Fermín es de los pamplonicas porque los pamplonicas son San Fermín. Zamora es su Semana Santa porque la Semana Santa es la forma en que los zamoranos que la cultivan, ensalzan y magnifican.

Las algaradas grupales siempre a la contra, muy raramente a favor de algo, el negativismo congénito, la hipocresía y el cinismo, el mantener una cosa de cara y ejecutar la contraria por la espalda y a traición, sin siquiera tener la justa causa que impulsó el brazo de Bellido Dolfos, se convierten en señas de identidad de nuestro actuar más reconocible y destructivo. Caciquismo social en estado puro, que siempre es responsabilidad del que lo ejerce y de quienes lo dejan ejercer en el pensamiento de que puede que a mí me caiga algo y a ese otro no.

Miguel Martín y su clarividente y desternillante Iros todos a hacer puñetas recupera plena actualidad y sigue estando tan fresco como cuando fue escrito. Pasan los años, no las actitudes. Mientras no abdiquemos de ello y variemos nuestras costumbres como pueblo, aprendiendo de un pasado que nos ha traído, generación tras generación, al punto donde hoy estamos, Zamora no tendrá un futuro esperanzador. Y así semana tras semana.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Mediático Leviatán


Se ha hecho pública esta semana una instrucción de una alta responsable de recaudación en la Agencia Tributaria en la que insta a los inspectores a que ejecuten acciones que tengan repercusión mediática. Luz y taquígrafos no como sinónimo de transparencia, sino de espectáculo televisivo y “terror romanorum”

Vamos, que la gente de Montoro recupera las formas que hicieron famoso a Borrell con el asunto Lola Flores. Hacienda y su ministro parecen haber caído en una vorágine de locura recaudatoria, cuando no directamente confiscatoria. No es extraña entonces esa sonrisa con porte sádico que se le escapa al ministro cada vez que nos endilga una nueva subida de impuestos, y van ya unas cuantas, a los ciudadanos, a las familias, a los autónomos, a las empresas, a todo el que se mueva, y al que no se mueva también.

Lo siento. Lo intento pero no lo consigo. No logro reconocerme en este partido popular antiliberal que está empeñado en absorber el poco dinero que queda en la economía productiva para llevarlo a la saca de lo público. De acuerdo, nuestras finanzas públicas están en estado crítico desde el desastre sin parangón que motivó la crisis y multiplicaron Zapatero y su Gobierno. De acuerdo también en que lo peor que nos podría pasar sería la intervención por parte de las autoridades europeas. La pérdida de soberanía nos llevaría a estar aún más al albur de decisiones no siempre acertadas o de interés para el intervenido a tomar en los grises edificios de los grises tecnócratas que rigen y asolan Europa.

Una cosa es que si no levantamos las finanzas públicas y reducimos el déficit no tengamos más salida que la intervención y que sin ello nadie financie nuestras necesidades de tesorería para nuevas inversiones y refinanciar la ingente deuda acumulada y otra muy distinta, que tratar de lograr el equilibrio presupuestario a cualquier precio no vaya a ser totalmente destructivo para nuestra economía.

Basarlo todo en las subidas tributarias. En las actuaciones inspectoras, con frecuencia inconstitucionales de plano por ampararse algunas veces en leyes más que dudosas y en muchísimas ocasiones ni siquiera en leyes, sino simplemente en circulares, instrucciones, criterios interpretativos, ficciones alejadas de los efectos económicos reales etc. eso sí, siempre pensados para criminalizar cualquier actuación del contribuyente que no se ajuste estrictamente al criterio de nuestra Hacienda Pública, que como además suele cambiar con frecuencia, más que criterio muchas veces es capricho.

Las pequeñas y medianas empresas se mueren, asfixiadas por la reducción de sus ingresos, las dificultades para el cobro, la imposibilidad de financiarse en los bancos y cajas y la sangría de impuestos y cotizaciones sociales.

Importante es el equilibrio presupuestario, pero volvemos a ver que hemos pasado de que la administración sea una superestructura creada por la sociedad en beneficio de ella misma para convertirse en el Leviatán monstruoso con el que la personificó Hobbes. De ciudadanos libres a súbditos otra vez.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Cataluña o la euforia


Las elecciones del domingo en Cataluña, son las primeras que he conocido en las que quien las convoca, sin estar obligado a ello por plazo legal, lo hace seguro de que va a dar un tremendo salto hacia adelante y sale de ellas unos cuantos metros más atrás y con cara de no saber por dónde le ha venido la patada en la sentadera.
Se abre tras ellas una nueva etapa, o un nuevo capítulo del mismo serial de siempre. El zarandeo ha sido considerable para Mas y Convergencia, tanto, que eran los únicos con cara de derrota y por momentos casi desolación. Esto, habiendo ganado claramente las elecciones, siendo los únicos con capacidad representativa y aritmética para poder formar gobierno, sumando dos veces y media más escaños que la segunda fuerza política y más escaños que los dos grandes partidos nacionales juntos.

Su apuesta era muy alta y, para su sorpresa, alejada del sentir social de muchos más ciudadanos de Cataluña de los que ellos pensaban, si bien por razones muy distintas con unos y otros votantes.
Dicho esto, lo que para nada comparto es ese dogma con el que PP, PSOE y buena parte de sus voceros mediáticos nos quieren hacer comulgar. Ese karma de que los votantes han dado la espalda a la propuesta independentista. No hay más ciego que el que no quiere ver, vuelve a demostrarse. O bien, tengo tanto miedo a perder mi asiento y posición que no puedo reconocer la realidad, a ver si mientras tanto nadie se da cuenta y sigo aquí amarradito.

Es de insulto a la inteligencia que ambos partidos, con la que está cayendo y con la que les ha vuelto a caer a ellos, hagan escenificación de euforia, vítores y aplausos, sintomáticamente más en Madrid que en Barcelona.
El PSOE está feliz y Óscar López dicharachero porque ganaron ¡a las encuestas!, que venían diciendo que iban a perder aún más de los uno de cada cuatro diputados que han perdido. De 28 a 20, cuando hace bien poco tenían más de los que ahora ha obtenido CiU.

El PP dice estar entusiasmado porque ha subido un escaño y ha tenido el voto de 1,3 por cada 10 votantes, o peor aún, de nueve de cada cien catalanes con derecho a voto. Vamos, que no lo veo yo como para estar muy satisfechos.
Contentos pueden estar en la candidatura de Ciudadanos, que han triplicado representación, aunque sigan a la cola y sobre todo en ERC, porque puestos a hablar de independencia muchos votantes tradicionales de CiU se fían más de ellos en su particular viaje a Itaca que de la corrupción generalizada y el juego de ambigüedades que siempre caracteriza a los convergentes.

En todo caso, la mayoría más que absoluta sigue del lado independentista y con más peso en el ala más radical. No veo razón para ninguna euforia.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Legitimar la injusticia

No es asunto menor la ocurrencia del ministro de Justicia y, al adquirir rango de ley, del Gobierno pleno y de “todos” los diputados y senadores del PP, consistente en modificar la estructura de tasas judiciales para convertir el derecho al acceso a la justicia en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos, en un peaje con caja registradora en el que si de entrada no pagas, queda legitimada la injusticia, frente a otros o frente a la Administración de la que, con esto también, cada vez somos más siervos.

La defensa frente al exterior hostil, la garantía del orden y la seguridad interiores, que protege la integridad física de los nacionales y la propiedad, junto con la impartición de la justicia son los ámbitos básicos e irrenunciables que debe cubrir el Estado. A partir de ahí empieza lo que se viene llamando el desarrollo del Estado del Bienestar que puede llegar a que con dinero público te paguen la impartición de cursos en el altiplano boliviano sobre las bondades gastronómicas del alga marina.

A nadie se le ha ocurrido, todavía, cobrar una tasa porque la policía busque el coche que nos han robado. Si algo justifica pagar impuestos es cubrir esos ámbitos originarios que provocaron el nacimiento de las naciones-estado frente a los señoríos feudales. Y para ello, con una ínfima parte de lo que pagamos sería suficiente.

Cómo será para que la totalidad del mundo judicial, todas las asociaciones, colegios e instituciones, con independencia de su estatus concreto y de sus adscripciones ideológicas estén plenamente de acuerdo y enfrente de la ocurrencia de Gallardón, Rajoy y el Partido Popular.

Uno de los grandes misterios de la psicología y la sociología, con tintes casi freudianos, es el por qué de ese empeño que frecuentemente ponen los gobernantes en distanciarse de las ideas, los compromisos y los principios que abanderaban cuando eran oposición y con los que llegaron al poder. Esos políticos, malos pero cada vez más frecuentes pues no dependen de los afiliados ni de los ciudadanos, piden el voto diciéndote yo soy de los tuyos para, una vez obtenido, considerar que están investidos de púrpura e infalibilidad porque así lo han querido los hados.

Según el diccionario de la RAE en su primera acepción, los hados son una “fuerza desconocida que, según algunos, obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos”.
Salvo por esa “fuerza irresistible”, no puedo entender el empeño de este Gobierno por freírnos tributariamente y, además es que parece que lo disfrutaran. Por mucho que sea verdad, y lo es, que fue el anterior Gobierno el que nos dejó en la quiebra más absoluta, mucho más racional y justo sería reducir a términos soportables áreas superfluas pero costosísimas de la administración o hacer reformas que de verdad agilicen y abaraten los procedimientos administrativos, incluidos los de la administración de la Justicia.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Año Rajoy

Un año desde las elecciones. Dirá el presidente en su descargo que aún faltan unas cuantas semanas para que se cumpla el año desde la constitución del Gobierno.

Claro que algunos, básicamente los que quieren hacer valer en la calle lo que no valieron para ellos las urnas, dirán que no es un año sino un siglo lo que parece haber transcurrido. Otros, por el contrario, dirán que apenas van seis meses, si tenemos en cuenta que hasta las autonómicas andaluzas, acción propiamente de gobierno, entre nada y bastante poca. Cada uno con su opinión, que casi nunca coincide con la del vecino.

El caso es que mucho o poco, un año es tiempo más que suficiente para valorar lo pasado e intuir el futuro. En lo que a Rajoy y a España se refiere, es fácil juzgar que los meses pasados no han sido precisamente un camino de rosas pese a la mayoría absoluta y de los que vienen, son muchos los que ya prefieren ni hablar sobre ellos, ni pensar en lo que puedan traer de la mano.

Rajoy presume de saber manejar los tiempos por las mismas razones por las que sus discrepantes, a veces exasperados, lo acusan de un inmovilismo tal, que al final son los tiempos los que se manejan a sí mismos, haciendo innecesario al propio Gobierno. Esto último a los liberales, como a los anarquistas, hasta nos molaría si realmente fuera posible.

No creo que sea justo que en el imaginario colectivo la escena más naturalmente asentada pueda ser la del presidente fumándose un puro, como por las calles de Nueva York, sentado en un sillón, viendo ciclismo en Teledeporte y leyendo el Marca. En tiempos tan convulsos es evidente que no responde a la realidad, por mucho que el propio protagonista no se tome demasiadas molestias por desmentirlo.

Lleva Rajoy unos meses intentando ordenar un poco la casa que el anterior Gobierno dejó con más goteras que un queso de Gruyère, más trampas que el patio de Monipodio y más engaños y ardides que los de la vieja Celestina. Hasta ahí bien y mejor si además va templando a los tiburones financieros internacionales y a las termitas antinacionales de algunas Comunidades Autónomas.

En su debe, junto con la muy cuestionable política en materia antiterrorista, hay que apuntar que basar la parte del león del ajuste económico, en la imparable escalada de impuestos y la asfixia a empresas, autónomos y familias que ello supone, obliga a pensar si para este viaje hemos votado a este Gobierno. Máxime si, con el problema número uno que nos asola, la hipertrofia administrativa y el gasto público que conlleva, lo único avanzado será que en el ecuador de la legislatura tendremos las conclusiones de una comisión recién anunciada.

Lo mejor de lo que queda, la seguridad de que peor que Zapatero no lo hará.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Ladrona Suiza

A ver si ahora va a resultar que no es España quien roba a Cataluña, sino Suiza. Porque si para los dirigentes catalanes (de casi todos los partidos, pero especialmente de Convergencia), criticarlos a ellos es criticar a Cataluña, y acusarlos a ellos es destruir Cataluña, con lo que estamos conociendo estos días, a través del diario El Mundo, no me cabe la menor duda de que los acusados van a tener que buscar urgentemente culpables sobre los que hacer recaer la atención, las responsabilidades y la cólera de las mesnadas de ciudadanos catalanes para los que ese adjetivo justifica cualquier tropelía y convierte en simpática anécdota hasta el más reprobable de los hechos delictivos.

No es que sorprenda lo que todo el mundo en España sabía desde hace años, al menos en los ámbitos político y empresarial. Que si en el resto de España es conocido cómo se financian en una buena proporción los partidos políticos, algunos de sus máximos dirigentes y unos cuantos “próximos” a política e instituciones, lo de Cataluña y el País Vasco, CiU y PNV es “vox populi”.

Pasqual Maragall, en un insospechado rapto de sinceridad, le espetó a Mas ya hace unos años que el problema de Convergencia era el 3%. La singular forma de responder por parte de Mas debiera haber sido inmediatamente objeto de investigación judicial. Obvió el comentario y atacó allí donde más daño podía hacer, la reforma del estatuto de autonomía, capricho personal de Zapatero. No habrá estatuto, fue su lacónica respuesta.

No se volvió a hablar de aquello, porque en Cataluña hace mucho que mediáticamente se silencian ruidos que en Madrid se convertirían en estruendos y el propio entendimiento de lo políticamente correcto es allí más exacerbado que en el resto del planeta.

Es caso es que ahora la policía ha detectado que los Pujol y sus bien mandados, los Mas, tienen en Suiza más de 130 millones de euros procedentes, a todas luces, de las comisiones captadas y gestionadas a través del Palau de la Música y otra serie de cajas registradoras. El gobierno de Cataluña es la llave de la caja y, cuando ésta peligra, hay que hablar de independencias y de guerras. De enemigos externos que permitan esconder el latrocinio detrás de los cortinones de su razón de Estado particular.

Ni PSOE ni PP van a entrar a saco en este asunto, por si acaso algo salpica; tampoco se harán mucho eco buena parte de los medios de comunicación, porque hay mucho que guardar. Así que nos queda confiar en la justicia, más en la policía y más aún en algunos medios de comunicación y unos cuantos “outsiders” de la vida política española.

Claro que queda la posibilidad de que todo sea un malentendido y resulte que no es que ellos lo han llevado a Suiza, sino que ésta se lo haya robado a Cataluña. Igual que España, vamos.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Obamitis hispánica

Obama ganó las elecciones en Estados Unidos aunque eso no sorprende después del primer mandato y en un país donde, legalmente, el periodo máximo que un presidente puede permanecer ocupando la Casa Blanca se limita a dos legislaturas, ocho años en total. Lo anómalo históricamente hubiera sido la alternancia en este momento.

Si algo puede sorprender es lo reducido de la distancia electoral frente a su contrincante, máxime después de la euforia con la que hace tan solo cuatro años fue recibido un presidente que parecía llamado a cambiar América y el mundo. Una inmensa mayoría de los norteamericanos cayó bajo la ensoñación buenista de un candidato con un extraordinario manejo del marketing y sin ningún posicionamiento especialmente claro sobre las cuestiones de principios más polémicas. Como suele ocurrir en estos casos, la realidad luego va poniendo las cosas en su sitio y de ahí surge la frustración de muchos votantes que se sienten traicionados o decepcionados.

Y si su advenimiento fue tan celebrado en su país, qué podemos decir del resto del mundo. Sin llegar a las sesudas consideraciones de Pajín y su conjunción interplanetaria, Obama era recibido por aquel entonces (han pasado tantas cosas que parece que transcurrió un siglo) como un nuevo mesías que pondría fin a esa imagen de anticristo con la que entre la progresía europea y española se caracteriza a los Estados Unidos. La primera potencia económica, tecnológica y militar del mundo se iba a convertir en una potencia pacifista, en una madre Teresa en versión Estado que rompería con el belicismo y el imperialismo de su predecesor republicano. Como si allí no tuvieran todos muy claro, que primero son los suyos y luego ya el resto.

Muy alejado también, de todos modos, de lo que ha ocurrido ahora, en que su reelección casi se percibe como un mero asunto de trámite ante el sieso, aburrido y poco glamuroso Romney. Salvo en la España política, donde no dejamos nuestro carácter un tanto quijotesco y seguimos viendo Dulcineas donde sólo hay Aldonzas.

Resultó menos cómico que patético contemplar cómo una vez conocidos los resultados oficiales, los dos partidos mayoritarios en España (no sólo ellos, el resto también) competían al minuto por acreditar que Obama es más de los suyos que del de enfrente. Seguramente tal alarde de entrega hacia su líder no haya llegado a los más cercanos colaboradores del presidente americano, pero de llegar, me puedo imaginar la risa, viendo las declaraciones de unos y otros.

Del más que cuestionable, diplomáticamente hablando, y un tanto absurdo “ha ganado el nuestro”, del ministro de Asuntos Exteriores al pueril y patético “Obama es mucho más nuestro que del Partido Popular”, de la socialista Elena Valenciano. Y el culmen, sin duda, Rubalcaba que dice estar muy satisfecho “como socialista”. Como si un presidente americano pudiera aproximarse ni de lejos a ser “socialista”.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

STOP desahucios

Entre la alta gama de injusticias de un Estado intervencionista a más no poder como se ha ido convirtiendo el español, probablemente la más sangrante en el momento actual sea la de los desahucios por impagos de hipotecas bancarias.
 
No es presentable, ni asumible, ni aceptable en una sociedad con un mínimo de dignidad lo que está ocurriendo y hora es de que desde el Gobierno y el Parlamento se empiece a poner coto a una situación que obliga a que familias enteras sean no sólo desposeídas del que en muchos casos es el único elemento de su patrimonio, su vivienda, sino literalmente desalojadas y dejadas en la calle.
 
Me dicen algunos directores de oficinas bancarias que son muy pocos casos los que se dan. Sin embargo las estadísticas hablan ya de quinientas familias desahuciadas cada día en España. Y a uno se le pone la piel de gallina pensando en los dramas humanos que se agolpan tras la frialdad de los datos. En el conjunto de ellos y en cada uno en concreto.

No me vale, porque es tramposo, el argumento del banquero cuando marca distancia y expone que el banco presta a las personas y éstas aportan unas garantías a cambio. Si devuelven lo prestado, más comisiones e intereses, el banco devuelve la garantía; en caso contrario, el banco tiene que cobrar lo suyo. No me sirve porque las reglas han de ser las mismas para todos y, en caso de que éstas deban inclinarse hacia alguien, debe ser hacia el lado del débil y no del fuerte.

En primer lugar, porque se dan casos en que los bancos no están admitiendo las tasaciones de los inmuebles que ellos mismos hicieron o aprobaron, lo cual deja en la indefensión al ciudadano al no admitirse la dación en pago. Si yo entrego mi vivienda y ésta era la garantía porque el préstamo en su totalidad se destinó a financiar la adquisición de aquélla, no hay por dónde coger que aun habiendo pagado ya parte de la deuda y entregando el bien, el banco pueda seguir reclamando mayores cantidades de dinero.

En segundo lugar, porque si ya se ha demostrado que en España pueden caer miles y miles de empresas de todos los sectores de la economía sin que oficialmente pase nada, también se ha demostrado que, no alcanzo a entender por qué críptica razón, lo que no puede es quebrar ningún banco o caja de ahorro. Y si al emprendedor o empresario al que no le ha ido bien, le buscan las vueltas para que responda con su patrimonio o sea declarado el concurso como culpable, nada parece pasar con los dirigentes de bancos y cajas que han sido miserablemente hundidos y luego rescatados con el dinero, entre otros de aquellos a los que desahucian.

Fórmulas existen para que aun perdiendo la propiedad de la vivienda, se pueda mantener el derecho a un hogar. Por dignidad individual y social.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Don Histrión se va pero queda su cantilena

O de la necesidad que en el mundo hay de personajes como Agustín García Calvo. Sabios por histriónicos, histriónicos por sabios.

En el antiguo teatro grecolatino el histrión era el actor que salía a escena con una máscara que representaba a su personaje. Leo en una enciclopedia recogida en esa biblioteca de Babel borgiana que es la Red, que los primeros histriones fueron simples danzantes que los ediles de Roma enviaron a buscar a Etruria hacia 363 a.c. Después, estos mismos pasaron a ser actores parlantes pero por su condición servil fueron mirados siempre como infames, por lo que no podían adquirir el derecho de ciudadanos romanos.

No es este un artículo hagiográfico, por mucho que estén de moda esas biografías en las que con tanto exceso se resaltan las cualidades del biografiado. No lo conocí personalmente. Sí lo he disfrutado en unos cuantos de sus libros, en algunos de sus poemas y en bastantes de sus artículos periodísticos. En todos esos moldes a los que él daba forma desde dentro, llenándolos magistralmente, artísticamente, con unas palabras con las que jugaba como pocos porque como pocos sabía de dónde venían y hasta dónde podían llegar.

Elemento consustancial a la cualidad humana es la capacidad para el lenguaje. El Poder utiliza el lenguaje como arma, pero también lo teme más que a nada. A Agustín, por ello, le quitaron la cátedra oficial, pero él nunca cedió la real. La de la provocación como ariete y el histrionismo como inteligencia que está más allá de los convencionalismos.

Con el transcurso de la vida uno va descubriendo que son instantes lo más que va quedando y por lo que merece la pena vivirla. A Agustín le debo uno y quiero agradecérselo aquí, en un hasta luego, porque como bien decía Amancio Prada, a diferencia del resto de mortales, los poetas no se van, nos dejan su obra. Fue una noche de invierno, junto a una chimenea, allá donde una línea imaginaria delimita los hielos del norte. Abrí una buena edición del “Kalevala”, el gran poema épico finlandés que compiló siglos de narraciones populares de gesta transmitidas, generación tras generación, por tradición oral.

Allí, entre amigos, frente al fuego y, quizás, tras un sorbo de whisky, empecé por un prólogo que no siendo corto se me hizo breve. Era de Agustín García Calvo y en él aprendí una palabra nueva. Decir cantilena en vez de cantinela se ha convertido, desde aquella noche, para mí en algo mágico. No sé muy bien por qué, pero ocurrió.

Ahora comparte el Olimpo de los poetas y filósofos clásicos. Aquéllos con los que compartió toda su vida. Los genios han de morir para alcanzar el estatus de mito. Lástima que siempre lo hacen demasiado pronto; en el caso de Agustín García Calvo, cuando aún le quedaban tantas palabras por engarzar en sabias, bellas y musicales cantilenas.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Esperanza de vientos frescos

La mayor de las ventajas de abandonar el primer plano de la actividad institucional representativa para alguien con madera política como Esperanza Aguirre es que si antes siempre habló claro, ahora su nitidez puede empezar de verdad a preocupar a más de uno. Y así lo ha hecho hace tan sólo unos días, durante la presentación de un libro del jurista Gaspar Ariño publicado bajo el título de “Regenerar la Democracia, Reconstruir el Estado”.

Aprovechando el enganche que el acontecimiento le permitía, se pronunció sin ambages sobre cuestiones tan delicadas para el lenguaje político convencional como cuál es el encaje, fundamento y funcionamiento del Tribunal Constitucional. No es normal escuchar a un político decir que de tribunal sólo tiene el nombre pues su independencia del poder político brilla por su ausencia. O que sus vocales se hagan llamar magistrados cuando son muy escasos los que realmente lo son por provenir de la carrera judicial. O que sus únicas funciones reales son llevarle la contraria al Tribunal Supremo y enmendar de forma políticamente más aceptable algunas sentencias de éste, fundamentalmente en temas de terrorismo y Estado.
Eso quizás sea sólo un detalle para avisar de que callada no se va a quedar tan fácilmente o, como dijo también recientemente, ni me he muerto ni me he jubilado. Por mucho que eso –lo segundo- es lo que desearían muchos y algunos muy especialmente en el seno de su propio partido.

Personalmente, compartiendo también lo anterior, me pareció más importante, tratándose de quien sigue siendo presidenta del Partido Popular de Madrid, cuando asumió que al menos una parte del descontento con los políticos se solucionaría con una reforma democratizadora del sistema electoral. Me gusta, porque ninguno de los grupos que controlan los dos grandes partidos quiere oír hablar de esto ni en pintura.
Aguirre sobre ello defiende que la normativa electoral camine hacia el sistema mayoritario por circunscripciones –al estilo británico y al que ya en algún otro artículo me he referido como óptimo-, pues pone a los representantes electos y a las instituciones en situación de dependencia directa de sus electores y quita el poder absoluto a los partidos políticos.

Pero, como decían los dibujos animados de “Super Ratón”, no se vayan todavía, aún hay más. Aguirre se ha posicionado radicalmente en contra de que sean los presupuestos públicos los que a través de subvenciones y más subvenciones mantengan a los propios partidos. Son palabras que probablemente se llevará el viento, pues no veo yo a Aguirre encabezando a estas alturas un maremoto para conseguir cambiar el sistema caciquil y clientelista con el que se gobiernan nuestros partidos, pero ya el sólo hecho de que se pronuncie de esa manera y sobre esta cuestión es importante.
También es cierto que los medios de comunicación se han hecho poco eco de sus palabras. Son, quizás, deudos en exceso del poder político de uno u otro signo. Habrá que ir poco a poco.

domingo, 28 de octubre de 2012

Sarpullido Etxebarría


Cuando Bono, cantante del grupo U2 crea una fundación para captar fondos con los que ayudar al tercer mundo, la progresía mundial pide para él el Nobel de la paz. Cuando se descubre que su gestión es todo menos clara, que el destino de los fondos básicamente se divide en un uno por ciento para programas de ayuda y un noventa y nueve por ciento para pagar los sueldos de quienes trabajan en ella, publicidad y obsequios diversos, no sólo no le retiran su apoyo, sino que tratan de acallar cualquier crítica y evitar que se difunda.  

Cuando en España un emprendedor ejemplar, nuestro empresario de más éxito internacional, decide donar veinte millones de euros, no de otros sino propios, para que Caritas pueda seguir desarrollando su incomparable e insustituible labor social, a lo más granado de nuestra progresía les brota un sarpullido en la piel que parece va a provocarles la asfixia de un momento a otro.

De nada sirve que atravesemos uno de los momentos más duros en lo económico y lo social en muchas décadas. Hay que seguir siendo sectarios, no siendo que el ejemplo de Ortega cunda y se empiece a demostrar que son organizaciones como Caritas las únicas que de verdad están al lado de los más desfavorecidos. No el Estado a pesar de abrasarnos a impuestos a ciudadanos y empresas. No los sindicatos a pesar de llenárseles la boca de discursos trasnochados y los estómagos de subvenciones públicas.

Es Caritas la que consigue evitar que se den muchos más casos como el del hombre que se suicidó esta misma semana, minutos antes de que fuera a ser desalojado de su vivienda tras un desahucio bancario. Es Caritas la que da alimento en los comedores sociales que no se habilitan en las sedes sindicales, ni en las de los partidos políticos por mucho que presuman de sociales y solidarios. La que viste a aquellos a los que este Estado del Bienestar caro e ineficiente no evita dejar en pelotas.

Una vez más, Amancio Ortega ha demostrado su tino, su capacidad para saber discernir en medio del bosque oscuro cuál es el sendero por el que puede entrar algo de luz. Eso sí, Ortega es sospechoso para las Etxebarrías de turno porque se ha hecho rico a base de trabajar y no de subvenciones. A base de pensar las cosas y hacerlas bien y no de ocurrencias llamativas. De tener mentalidad avanzada y visión global y no de ir de avanzados y ser en realidad unos retrógrados como la mayoría de esos progres a los que su gesto, que es mucho más que un gesto, ha irritado sobremanera.

Ortega trabaja y arriesga. Crea riqueza y empleo cada día durante toda su trayectoria empresarial y hasta es capaz de ver cuándo tiene que ir apartándose porque ya su empresa necesita otros bríos. Hace con su dinero lo que quiere y además con lucidez.

miércoles, 24 de octubre de 2012

48 a 26

No hace tanto de que en una noche de domingo de elecciones vascas, se esperaba el resultado con inusitada expectación. El resultado estaba abierto a la incógnita. Más abierto de lo que lo estuvo nunca. Más de lo que nunca volvió a estarlo. Había dos frentes de partidos y el resultado final, todas las encuestas lo decían, iba a marcarse por décimas, por muy contados escaños.

Por un lado estaban los nacionalistas en sus diversas acepciones, liderados por el PNV, un partido que en el ámbito del País Vasco es mucho más que un partido, es casta, tribu, hiedra cuyas extensiones han ido a lo largo de muchas décadas tomando el control de las posiciones políticas, económicas y empresariales, sociales y académicas, e incluso religiosas de aquel territorio y agrupando a una buena parte de lo más representativo de una sociedad transformada por el desarrollo industrial.
Por el otro los constitucionalistas, el PSOE y el PP, encabezados respectivamente por Redondo Terreros y Mayor Oreja. En pacto no escrito pero sí firme de compromiso explícito para asfixiar a la serpiente etarra y cortar las redes con las que el nacionalismo se blindaba y se blinda. Un pacto que puso de los nervios a las huestes de Arzallus, porque por primera vez parecía que podían obtener la mayoría aquellos que no eran “de los nuestros”, en la terminología que no sin fuertes dosis de soberbia utilizaba el patriarca de todo lo que se movía en aquello para lo que inventaron el nombre Euzkadi.

El fiel de la balanza de las urnas acabó con el sueño y se decantó por muy estrecho margen del lado nacionalista -reconozco que esa noche sufrí como pocas en mi vida el estoposo peso de la amargura- y, lo que a pesar de no ganar había sido el mejor resultado del constitucionalismo, lejos de ser aprovechado para construir la alternativa desde la oposición, fue inmisericordemente decapitado. Redondo Terreros, que había alcanzado el liderazgo enfrentándose a Rosa Díez, se quedó con el único apoyo de ésta misma, cuando Zapatero ya en Madrid decidió que era intolerable ir de la mano con el PP incluso en una comunidad tan singular como la vasca. Su sustituto, Patxi López, cortó los puentes para ser cómodo al nacionalismo.
Tiempo después, los héroes que habían mantenido al PP en la era del plomo y lo habían llevado a ser referente alternativo, también fueron apartados desde Madrid a la búsqueda de perfiles más suaves, “menos radicales frente a otras sensibilidades”.

Pocos años después, este domingo, en la noche electoral la única expectativa era saber cuál de los dos nacionalismos, el radical o el más extremo, se convertían en la primera fuerza política y tomaban para sí el Árbol de Guernica y arrasaron. El PP miraba a Galicia. El PSOE al vacío. Redondo Terreros en el ostracismo. Rosa Díez en UPyD. Mayor Oreja muy lejos. María San Gil y otros, con principios y dignidad pero despojados de lo demás. No. Algo no se ha hecho bien.

domingo, 21 de octubre de 2012

Los comecuras

Reconozco que no me asustan nada los memos estos que empiezan aprovechando la retahíla de manifestaciones, concentraciones y demás tipos de protestas para gritar soflamas llamativas pero más pasadas que el sonido de un gramófono. No comparto el alarmismo que algunos medios de comunicación y muchos ciudadanos de bien han transmitido a raíz de circunstancias que no son más que estupideces.

Esta semana, unos cuantos de Izquierda Unida han entrado en su particular pasillo de la fama encabezando las manifestaciones de estudiantes y supuestos estudiantes tras abrir el baúl de los malos recuerdos de la Segunda República y desempolvar rancios lemas. Dónde están los curas que los vamos a quemar.

Si ese es todo el ingenio que pueden demostrar, sólo vienen a dar más alas a la razón del ministro Wert sobre la necesidad imperiosa de reforma del sistema educativo vigente. Criaturas con diecimuchos o veintitantos, que cometen faltas de ortografía hasta cuando hablan y de sintaxis hasta cuando están callados.

Pero una cosa es que no nos deba asustar y otra que haya que celebrar, como han hecho otros medios y bastantes “progres” unas ocurrencias de ese calibre. Vienen meses calientes, tórridos probablemente, en los que una vez más las izquierdas van a tratar de lograr, por la vía de abuso, la hegemonía que las urnas les niegan. No es otra cosa sino un “déjà vu” excesivamente familiar en España. Tampoco novedoso en el ámbito europeo. A Sarkozy trataron de acorralarlo los más radicales desde las barriadas y las huelgas generales. No llevamos aquí distinto camino, aunque aquí los más antisistema no surgen en el extrarradio de las grandes ciudades sino en familias acomodadas con hijos muchas veces consentidos en exceso.

Del sofá, la consola, el porro y el mando de la tele a la huelga sistemática para reclamar el mantenimiento de un sistema educativo que lleva generaciones causando estragos en las posibilidades para nuestros jóvenes de enfrentarse a los retos del presente que no es local, sino global. No son la mayoría, aunque sí es a los que más se ve en los cortes de imágenes que riegan los telediarios.

Esperemos que en esto, el gobierno tan timorato en otras cosas, sea capaz de mantener el pulso firme para llevar a cabo una reforma tan en profundidad como la que necesita nuestro sistema educativo y como la que merece el futuro de todos nuestros niños, adolescentes y jóvenes en esta España socialmente necrosada.

En esto último soy menos optimista, porque la experiencia demuestra que hasta ahora todos los gobiernos de la democracia han terminado achantándose tras unas cuantas manifestaciones estudiantiles. Como si el ruido de las cacerolas o la muleta del cojo manteca pudieran ser argumento de más peso que la exigencia histórica de unas reformas que nunca terminan de llegar.

Será nuestro sino. También por eso España está hoy como está y lo que aún nos falta por venir, a juzgar por estos modernos comecuras.

miércoles, 17 de octubre de 2012

No de la mejor forma

Que son tiempos convulsos, nadie lo duda a estas alturas. Que todo se mezcla y se entremezcla hasta que el laberíntico alambique de la realidad destila licores insospechados, empieza a ser el pan nuestro de cada día, pero aún así, siempre queda la capacidad para la sorpresa.

Sin ir más lejos, con el surrealista proceso por el que se ha producido la sustitución en la dirección de la principal organización empresarial de Zamora. Hace unos años hubiéramos dicho que estas cosas sólo podían pasar en Zamora. Hoy sin embargo, pensamos que esta anormal normalidad en la que deambulamos, lo habría hecho posible en cualquier lugar. Desgraciadamente, no porque Zamora haya avanzado pasos de gigante en su acercamiento a la forma de hacer las cosas en otras latitudes del territorio nacional, sino al contrario, porque toda España está inmersa en una zozobra similar.

La lástima es que en un momento en que la unidad de acción de los empresarios es más necesaria que nunca, que el compromiso de todos por apostar por el desarrollo, por la generación de empleo y la creación de oportunidades para evitar la diáspora que en los últimos tiempos se acelera y agrava entre jóvenes y no tan jóvenes, nos encontremos con situaciones tan kafkianas como ésta.

Quizás haya que tomar los acontecimientos como síntoma de una enfermedad a la que parece estamos ya acostumbrados. Tal vez porque nos vemos en situación terminal. Aunque esto no debería ser así.

Zamora tiene que abrirse al futuro y para ello tiene que romper con buena parte de los viejos hábitos tan socialmente enraizados entre los grupos que tienen un papel en mayor o menor medida preponderante en nuestra sociedad. Políticos, empresarios, sindicatos, organizaciones de todo tipo. Es necesario aire nuevo, aire limpio y transparente. Romper con aquella fatídica sentencia de que cuanto más pequeños más ruines.

No hablo de sustituir unos nombres por otros, de cambiar las caras o los cargos. Hablo de cambio de actitudes, de comportamientos. La escenografía de estos últimos días en el ámbito de la elite empresarial-institucional de nuestra provincia no ha sido muy distinta de un mal guión de vodevil y quiero creer que los empresarios de Zamora, el conjunto de los ciudadanos y la provincia en sí, merecemos y somos capaces de hacer una mejor película.

No se trata de buscar culpables. He hablado con bastantes de los protagonistas tanto de uno como de otro lado y todos están convencidos de que han actuado como debían, con corrección y legitimidad. Al final el resultado es el que ha sido y así parece aceptarse por todos. Ahora toca que también entre todos procedan, procedamos, a restañar las heridas. A generar un nuevo proyecto. Independiente de injerencias políticas y económicas, personalistas e interesadas. Si se quiere, se conseguirá. No será fácil. Y la gestación no ha podido ser peor. Ni era la forma de irse, ni es la forma de llegar.

domingo, 14 de octubre de 2012

Tabú España

Del concepto discutido y discutible con el que se refirió a España el expresidente ZP, que en paz contemple el paso de las nubes, hemos pasado a que, según parece, hasta la primera autoridad del Estado, abronque al actual presidente del Gobierno porque su ministro de Educación haya cometido la osadía de sumarse a lo que piensan buena parte de los españoles y es una evidencia. La Zarzuela lo ha desmentido, por lo que quizás no haya ocurrido, o quizás sí. Pero lo cierto y dramático, es que resulta verosímil. Así están las cosas en España.

El Título Octavo de la Constitución se refiere a la organización territorial del Estado, al régimen autonómico y al reparto de las competencias. Este título quedó deliberadamente abierto en el periodo constituyente para permitir el suficiente consenso cuando la democracia aún era frágil y quebradiza. Pero lo que respondía a una buena causa en aquel momento, ha sido también el inicio que ha llevado a la deriva que vivimos en estos momentos.
Ya no se habla de comunidades, palabra surgida para romper con la antigua pero más correcta de “regiones”. Tampoco es suficiente ya hacerlo de nacionalidades, que fue ese avance que permitió a algunas distinguirse del resto. Hace unos años fueron países, más recientemente naciones sin Estado y ahora ya se requieren “estructuras de Estado”. Ya no es autonomía o autogobierno. Ahora lo que toca es independencia, soberanía y otras ficciones. Y pobre de quien se oponga a eso.

De los no pocos errores colectivos cometidos en el desarrollo constitucional, el peor sin duda ha sido la cesión absoluta de las competencias en materia educativa a los intereses políticos y partidistas de quienes gobernando en las Autonomías sabían, como en aquella película, que la mano que mece la cuna es la que gobernará el mundo. O lo que es lo mismo, que en los niños de entonces, estaría la cantera de los independentistas de hoy. Ese es el quid, ceder a terceros la educación es ceder el control del futuro, que en regiones como Cataluña, ya es hoy.
Cuando llevamos décadas de catalanización de la escuela, de leyes excluyentes, de incumplimiento de las sentencias de los tribunales que prohíben la preterición del español, de acoso lingüístico en muchos ámbitos, llega un ministro de España al que se le ocurre hablar de la necesidad de hacer un esfuerzo por volver a españolizar la educación en Cataluña y otras comunidades y le cae encima un chaparrón.

El día de la Hispanidad, en el que ya no nos atrevemos a celebrar nada –no vayamos a pensar que somos franceses el 14 de julio, por ejemplo- estuvo bien Wert, ratificando en catalán sus palabras e intenciones. Y estuvieron muy bien los catalanes y por ello españoles que salieron a la calle rompiendo el tabú de que en Cataluña solo unos pueden manifestar lo que sienten. Cuando todo está en juego, callar sólo sirve para que los que no callan consigan sus objetivos.

jueves, 11 de octubre de 2012

El problema o la solución

La Comisión Europea ha elaborado un informe sobre las diferencias de competitividad y de innovación industrial entre los países de la Unión Europea. De los factores que pueden hacer que cada economía se recupere o siga cayendo.

En las seis páginas monográficas sobre España y en los análisis comparativos del conjunto de Europa se destaca la baja productividad y la falta de innovación e internacionalización en nuestro sector industrial, así como el tamaño y la lentitud de funcionamiento de nuestra burocracia. Se señala, en este sentido, que el marco jurídico y reglamentario para las empresas en España es uno de los más onerosos de la UE y que el tiempo necesario para poner en marcha una empresa sea el doble de la media de la UE.

Teniendo en cuenta que el personal al servicio de las administraciones públicas es proporcionalmente más numeroso en España, se vendría a demostrar lo que en el fondo todos sabemos. Que tener una administración más grande no garantiza ni más servicios ni que éstos se presten mejor. Más bien al contrario, acredita que nuestra administración, resultado de la acumulación de muchas administraciones, no sólo es tan cara de mantener que nos está llevando a la ruina y haciendo que nos cosan a impuestos, sino que además es profundamente ineficiente.

Bruselas resalta la gravedad que supone el hecho de que la proliferación de reglamentaciones divergentes procedentes de niveles regionales y locales complica aún más el problema de la falta de competitividad de nuestra economía y obliga a las empresas a cumplir criterios diferentes para ejercer la misma actividad en distintas regiones o municipios. “La fragmentación regional está acompañada por un aumento del acervo reglamentario en el país en términos absolutos, que podría estar dificultando seriamente el crecimiento de la productividad"

Aquí volvemos a la polémica de moda en la que mayor discrepancia existe entre la España oficial y la España real. Lo acaba de decir el CIS en su última encuesta, la mayoría de los ciudadanos apostamos por una reducción del peso y las competencias de las Comunidades Autónomas (bastantes directamente por su desaparición) frente a las del Estado. No sólo es España. Alemania hace ya una década dio inicio a un proceso recentralizador que diera oxígeno a su economía y racionalidad a su legislación y mercado interior. Monti acaba de anunciar lo mismo en Italia y se da la circunstancia de que ni los landers alemanes ni las regiones italianas tienen el grado de autogobierno que nuestras comunidades.

Sin embargo, nuestros políticos nacionales siguen haciendo caso omiso y los autonómicos, con independencia de las siglas, repiten sin cesar y habitualmente sin argumentación, que las Autonomías no son el problema sino la solución. Con lo visto, es evidente que sí son una parte nuclear del problema. Lo que está por verse es si son capaces de cambiar para convertirse también una parte de la solución, o no. Disculpen si me declaro políticamente escéptico.

jueves, 4 de octubre de 2012

Es fácil irse

Ahora que ya ha pasado la vorágine de los primeros días, los suspiros de alivio de unos y los recelos de otros, es cuando más me apetece escribir de la marcha de Esperanza Aguirre.

En primer lugar para recordar a políticos y dirigentes de otros ámbitos que a veces se creen tan insustituibles, que Aguirre ha demostrado, que no pasa nada por ceder el testigo por mucho liderazgo y protagonismo que se ostenten.
A continuación, para echar en cara a tantos otros que se pasan la vida anunciando su pronta retirada (cuando termine mi desempeño del puesto actual, es decir dentro de varios años, suelen repetir) y son capaces de matar, metafóricamente hablando, por continuar en el machito legislatura tras legislatura. Irse es fácil y rápido. Lo he escrito en otras ocasiones, cuanto más y con más antelación anuncia un político su intención de irse (otra cosa es su decisión con fecha establecida como hiciera Aznar, 8 años y nada más), más hay que sospechar que nos está mintiendo.

Por último, después de los ríos de tinta que han corrido al respecto, para dar mi opinión personal e intransferible sobre las causas del adiós de la gran dama de la política española por la que cualquiera que me siga conoce sobradamente, siento gran admiración. No tengo ningún dato especialmente significativo que me pueda servir para presumir de información privilegiada y, aunque he procurado escudriñar aquí y allá sobre las causas, lo más probable es que me equivoque completamente en mi hipótesis.
Creo, que en contra de las simplificaciones a las que somos tan aficionados, no es una sola razón la que ha dado el impulso, sino una conjunción de varias entre las cuales probablemente sea estéril buscar cuál ha sido la preponderante. En este sentido, unas son las relacionadas con su salud tras su reciente enfermedad y, según parece, las anímicas derivadas del fallecimiento de algunas personas cercanas por idéntico mal. Ella lo ha dicho, tras treinta años de entrega a la vida pública, llega el momento de valorar en mayor medida la vida privada y familiar.

Otras sin duda proceden de su percepción de que sólo haciéndolo ahora, podía dejar el relevo a quien ella eligiera, que no es otro sino quien durante muchos años lleva siendo su principal colaborador y dique de contención, quien día a día llevaba el peso de la gestión y que, por eso mismo, paradojas de los partidos, lo hubiera tenido imposible para sucederla al final de la legislatura.
Pero tengo la impresión de que la guinda ha sido llegar al pleno convencimiento de que, siendo la mejor gestora de entre los presidentes autonómicos y quien más fiel ha permanecido a los principios de su partido y su pensamiento liberal, la más apreciada, valorada y seguida por afiliados y votantes, no merece la pena haberse convertido para los que más mandan de entre los suyos poco menos que en la enemiga pública número uno. Y dijo adiós.