domingo, 29 de julio de 2018

Somos los recuerdos

ANOTACIÓN PREVIA: Hace unos días repetí, de forma simétrica, es decir como viéndolo en un espejo, igual pero siendo completamente distinto, un viaje hecho hace un año. Fue aquel un viaje feliz a lugares felices, con hoteles felices, restaurantes felices. Con aromas, ambientes y espacios felices. Casi ninguna de las personas que han sabido de tal experiencia ha sido capaz de entenderla como yo la sentí y la viví. Como viaje interior y exterior. Y he de deciros que fue, de los muchos que he hecho viajando solo, - esta vez en soledad pero muy acompañado- el mejor viaje de mi vida. Ayer del teclado de mi ordenador surgió esta columna que seguramente se fraguara allí, en el Valle del Duero portugués y en Oporto. Tal vez un día lo cuente.

SOMOS LOS RECUERDOS

Tal vez sin saberlo nos preguntamos con frecuencia si queda algo de nosotros en cada sitio que visitamos, en cada objeto que poseemos o vemos o tocamos de una manera especial o en circunstancias especialmente emotivas. Así, de manera inconsciente, otorgamos a los objetos y a los lugares cualidades personales. Igual existen para cada uno de nosotros lugares malditos como lugares felices. A veces es un mismo lugar el que aúna en sí ambas condiciones en un improbable ejercicio de metafísica simetría.

Vivimos y pensamos gracias a una extraña nebulosa fisiológica conformada por neuronas, células gliales y conexiones electroquímicas en forma de sinapsis y compuestos neurotransmisores. De esa amalgama de elementos surge el raciocinio como suma dual de consciencia y subconsciente. Simplificando lo que esta semana respondía en una entrevista de Natalia Vaquero en nuestro periódico el Nobel de química Jean-Marie Lehn, la base de la vida es el reconocimiento molecular y este se debe una vez más, en la compleja sencillez de la naturaleza, a otro código binario: iones de sodio - iones de potasio.

Así de simple y así de complejo resulta también que nuestro raciocinio tenga tintes tan irracionales con frecuencia y que sea eso precisamente lo que nos hace humanos.  No la exactitud en el funcionamiento de nuestro mecanismo biológico, sino, digámoslo así, las desviaciones de funcionamiento que hacen que nos salgamos de la pauta teórica establecida. Esa es la otra parte de nuestro cerebro, la que nos lleva a que la percepción de un rincón, un paisaje, la mesa de una cafetería o un restaurante, un hotel, una ciudad o unas coordenadas determinadas que llevan a cruzar una plaza o doblar una esquina, sean completamente diferentes para algunos que para la generalidad de quienes allí llegan o por allí pasan.

Son los recuerdos los que matizan nuestra percepción de la realidad, los que desde que nacemos -incluso antes- van dotando a nuestro raciocinio de su grado de consciencia. La herencia genética que transmitimos se compone de lo que recibimos en origen más lo que vamos añadiendo por el camino. Las vivencias. El “yo soy yo y mi circunstancia” de Ortega y Gasset. El impacto del medio en el que nos desenvolvemos. La interacción con lo que tenemos alrededor y con quienes están a nuestro alrededor -que ese es el significado de “circum-stancia”-. La huella que en nosotros deja lo vivido y la que dejamos en aquellos con quienes convivimos. Quizás no solo en las personas, también en lugares y objetos.

Qué es vivir sino recrear constantemente lo vivido. Con más acierto en la palabra lo expresó García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Inventamos el dicho y con él la costumbre de que no has de volver al lugar donde fuiste feliz. Me ejercito y vivo en lo contrario. “Forever” (para siempre), somos los recuerdos.

domingo, 22 de julio de 2018

España. Nuevo escenario

En política, casi como en ningún otro ámbito, se demuestra que quince días son largo plazo y unos meses se pueden vivir cambios que poco antes parecerían ciencia ficción. La victoria de Pablo Casado en el congreso extraordinario del PP, arrasando con la  candidata postulada, mimada y protegida por el aparato de Rajoy, Arenas y Maíllo, Soraya Sáinz de Santamaría, viene a demostrarlo una vez más. 

No solo por sí mismo como hecho interno dentro del Partido Popular, sino como continuación de una serie de eventos políticos de esos que no estaban en el guión y que afectan a todos y cada uno de los partidos principales del arco parlamentario y con ello a España y a una democracia que, aunque ahora algunos se empeñan en denostar y desmontar, con los pilares asentados durante la ejemplar Transición, contiene infinitamente más virtudes que defectos.

Cada paso histórico proviene de unas causas y conduce a unas consecuencias. Sin la convulsión nacionalista y el abandono por los partidos nacionales de la defensa del conjunto de ciudadanos no nacionalistas en Cataluña no hubiera surgido Ciudadanos. Sin la degeneración de la política y el sometimiento de la libertad y la participación a los intereses de los grupúsculos dominantes en los dos partidos mayoritarios no hubiera surgido Podemos, ni hubiera habido hueco para que Ciudadanos emergiera como fuerza imprescindible para la salud democrática en España.

Sin esos acontecimientos no habría habido espacio para la convulsión en el PSOE y el regreso de Sánchez en volandas de los afiliados frente a las baronías casi vitalicias. Sin esos acontecimientos los resultados electorales no habrían dado pie a aritméticas como la que ha permitido el triunfo por primera vez de una moción de censura o el desmoronamiento del poder territorial de un PP acomodado en mirarse el ombligo y promover no a los más adecuados sino a los más “controlados”. 

Sin esas eventualidades las encuestas no hubieran situado a Albert Rivera como el preferido por los españoles para regenerar política y democracia y a Ciudadanos como el referente para recuperar las políticas liberales de verdadero progreso que otros habían dejado en el olvido. Sin todo ello Casado no sería hoy presidente de su partido.

Su victoria puede suponer un vuelco si, como anunciaba en su campaña, no ha llegado hasta aquí para dejar las cosas como están. Para que eso ocurra tendrá que tomar muchas medidas y muy rápido en un partido que en muchos territorios controlan férreamente aquellos que lo han llevado a las puertas del abismo. Veremos si se atreve a no quedarse solo en el marketing y la imagen y profundiza en los problemas intrínsecos a una fuerza política que perdió su norte, olvidó sus principios y confundió sus fines.

El escenario en todo caso ha cambiado y lo que sí garantiza su victoria es la mejor confluencia entre las dos fuerzas políticas que en el ámbito nacional representan las políticas que España realmente necesita.

domingo, 15 de julio de 2018

El PP ante su verdad

El Partido Popular nació como fusión y refundación de varios partidos, uno esencial, la Alianza Popular de Manuel Fraga y otros más o menos testimoniales aunque todos con representatividad en el centro-derecha español. La Democracia Cristiana y el Partido Liberal fundamentalmente. Antes habían probado diversas fórmulas para conseguir el apoyo en las urnas, individualmente o concurriendo en coalición. Para competir con la UCD, creada para hacer la Transición de la dictadura a la democracia -ejemplar de la mano del Rey- y después para captar los votantes del centro y la derecha y hacer de contrapeso a un PSOE que amenazaba, a la manera del PRI mexicano, con convertirse en único partido de gobierno.

Desde la refundación de Aznar que llevó al PP a convertirse primero en alternativa real y después en gobierno, nunca esta formación ha atravesado un momento más crítico que el actual. Me atrevo a decir que nunca como ahora ha estado en su hora de la verdad. Momentos hubo en que muchos dudaban de que consiguiera llegar al poder frente a Felipe González pero ahora se trata se su pervivencia o su colapso. Recordando la escena de Vacaciones en Roma con Gregory Peck y Audrey Hepburn ante “la bocca de la verità”, los líderes populares y su militancia, tienen la cabeza y no solo el brazo, metidos en la boca de  la verdad.

Las bases son el PP y quieren a Casado mayoritariamente. Los cuadros controlan el PP y, mayoritariamente, quieren un poder que aún no asumen que han perdido. Respaldan a Soraya como si eso tuviera el efecto mágico de ahorrar una obligada travesía del desierto a la que Rajoy y ella, Ayllón y Martínez Maíllo, Arenas y Villalobos, y tantos otros los han abocado.

Isabel García Tejerina, una de las pocas mentes lúcidas que van quedando en activo, lo decía esta semana en una entrevista con discreción tan ejemplar como meridiana claridad. “Casado me llamó y no me ofreció ningún puesto sino un proyecto colectivo de futuro y de partido y me convenció”. No añadió, aunque lo dejó entrever nítidamente que también la habían llamado de la otra candidatura para ofrecerle lo contrario.

Desde hace dos años no milito en ningún partido pero respeto y no quiero lo peor para el que fue el mío durante veintitrés. Vivimos tiempos turbulentos, pero apenas son la antesala de lo que se aproxima. Hay quien quiere otra guerra civil, incruenta esta vez, y sobre ella un cambio de régimen, de Estado y de nación. Da igual que pocos lo vean aún, es un tumor que está ahí, creciendo muy rápido. Ante él de nada sirve recetar paracetamol, tal vez ni la catarsis les baste, pero al menos esta dará una opción al centro político, al liberal, al que cree en la bondad de la Transición en la que unos amnistiaron a otros y otros perdonaron a los unos mientras la inmensa mayoría despedía al dictador que había muerto plácidamente en la cama, con pesar pero con esperanza en un horizonte de paz, concordia y prosperidad en democracia y libertad.

Esta próxima semana no será el conjunto de los militantes el que decidirá el futuro del PP y con él de España. El futuro está en la mano de los compromisarios, los elegidos y los natos. En cada provincia y en cada rincón de España. Mi respaldo y mi recomendación a los compromisarios sería desde dentro y lo es desde fuera para Casado. No sólo por la pervivencia y el rearme ideológico del PP y del centro-derecha español frente a la quimera de quienes aún se ven -como si nada hubiera pasado-, ostentando un poder que malversaron, dilapidando siglas, principios, historia y vocación de servicio a España y no a sí mismos. El PP se la juega, El Centro-derecha se la juega. España se la juega ante la boca de la verdad.

domingo, 8 de julio de 2018

Hilos de vida

Doce niños y su entrenador esperan en el vientre de la tierra en Tailandia que la moneda lanzada al aire por los dedos del destino caiga del lado de la cara o el de la cruz. Todas las esperanzas están puestas en que el hilo de Ariadna, que permitió a Teseo salir indemne del laberinto de Creta tras acabar con Asterión, les sirva de guía para volver al exterior.

De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, empieza Serrat una de sus canciones. En otros de vez en cuando la vida nos enseña sin embargo qué débil es el hilo que nos une a ella y qué caprichoso en sus cualidades de resistencia y fragilidad. Es el mismo hilo del que pendemos en cada instante, en el que nos enredamos, seguramente sin necesidad. El que nos ata a unos con otros a través de los sentimientos más humanos, hilos de amor, hilos de odio, hilos de fraternidad, hilos de recelos, hilos de envidia o de generosidad. Hilos que forman la tela de araña que nos sujeta en ese punto del espacio y en ese momento del tiempo en el que nos vemos a nosotros mismos sin que de nosotros mismos dependa el estar o el no estar.

Como en la famosa paradoja del gato de Schrödinger que da forma inteligible a uno de los principios de la mecánica cuántica, de no ser por el fino hilo de buceadores que da fe de su supervivencia, los cautivos en la gruta podrían estar, para nosotros, a la vez vivos y muertos. Ni una ni otra circunstancia dependería de ellos, tampoco de nosotros, meros observadores de la tierra que cubre la cueva.

En ese término “a la vez” se esconde toda la esencia del camino por el que la física moderna trata de encontrar respuesta a la primera, gran y, en realidad única pregunta: ¿Qué es la vida? Para los trece prisioneros los buzos son ahora el único hilo que los une a la vida. Un delgado cordón umbilical que en ese vientre de tierra y agua les aporta oxígeno, alimento e hidratación y los conecta al exterior. El único hilo que les importa, lejos de las profundidades físicas o metafísicas. Vivir o no vivir, esa es la cuestión. 

Vivir o no vivir son los dos platillos de la balanza, los pétalos de las margaritas, los dos componentes del binomio esencial. Es ese código binario en el que programamos los ordenadores, on-off, cero-uno, sobre el que se sustentan el magnetismo y la electricidad, on-off, positivo-negativo y en el que está construida la vida, simetría derecha-izquierda en nuestra anatomía y en nuestro raciocinio.

A los chicos de Tailandia los vemos y rogamos por su rescate. Pronto sabremos si sobreviven o no y entonces, justo en ese momento sabremos si cuando yo escribo o tú lees, realmente aún estaban vivos o ya no. 

domingo, 1 de julio de 2018

La Hidra de Lerna

Cuenta la mitología griega que el segundo de los trabajos de Hércules consistió en matar a la Hidra, un monstruo con múltiples cabezas y aliento venenoso que en el lago Lerna  protegía una de las entradas al Inframundo, el lugar en el más allá al que van las almas de los muertos.

Es una norma no escrita en democracia que a los nuevos gobernantes hay que darles cien días de ejercicio antes de comenzar a juzgarlos. Claro que eso sirve cuando se accede tras un proceso ordinario. La moción de censura es un instrumento no solo legal, sino en contra de lo que preconizan siempre los perjudicados, absolutamente legítimo para alcanzar el poder. Pero no por ello deja de ser un procedimiento extraordinario en el tiempo (no permite gobernar una legislatura completa sino solo una parte) y en el origen al cambiar las circunstancias sin dar la oportunidad de que las urnas cambien los resultados.

El propio Sánchez es consciente de que los plazos son cortos, su debilidad extrema y por eso ha de acelerar las medidas de su gobierno. Más conscientes aún lo son las múltiples cabezas de la Hidra parlamentaria que lo respalda. No quieren retrasos a la hora de recibir las respectivas y comprometidas recompensas por su apoyo. Nada es gratis en política. Para que del Inframundo no afloren a la superficie de manera incontrolada los pactos secretos, los ejecuta con rapidez. Así parece determinación propia lo que no es sino deuda y chantaje de sus socios. 

El acercamiento de los independentistas del golpe de Estado imputados por rebelión. La excarcelación de sanguinarios etarras sin colaboración para el esclarecimiento de un tercio de los crímenes de la banda. Los nombramientos en cadena de extremistas en los segundos escalones de la arquitectura institucional básica del Estado sin más criterio que el ideológico. El nuevo hachazo fiscal inminente que se anuncia para financiar la desigualdad entre españoles y el despilfarro en la Administración. La proliferación ajena a la búsqueda de cualquier tipo de consenso de leyes y decretos no menos sectarios que técnicamente malos… 

Todo lleva a Sánchez a pensar que podrá controlar las otras cabezas, alimentándolas con gestos y acciones hasta que llegadas las urnas la del PSOE perviva y las otras sean decapitadas. Todo, sin embargo, nos lleva a pensar a otros que no es más listo Sánchez que sus socios y que, como ocurría en Lerna, del muñón de cada cabeza cortada surgirán dos nuevas fortalecidas.

La Hidra se repite, con distintos nombres y particularidades en la mayoría de las culturas antiguas. También la política repite formas de organizarse, acciones, causas y consecuencias en todo tiempo y lugar. De Homero a los gurús modernos de la estrategia electoral pasando por Maquiavelo y Dante, todo está inventado, todo ha sido ya vivido en algún momento, en algún lugar. Entretanto el alma de la España de la Transición, la Constitución y la concordia cae hacia el Inframundo.