miércoles, 29 de diciembre de 2010

Lujos que se pagan

Por una vez, sin que sirva de precedente, pienso que no es el Gobierno el culpable máximo de la subida del recibo de la luz en un 10 por ciento o del 53 desde 2006. En un mercado cerrado por el oligopolio de las grandes compañías eléctricas y donde la competencia brilla por su ausencia, difícil lo tiene el Gobierno para no subir las tarifas que siguen reguladas, cuando se acredita la subida del precio de la energía en las subastas que realizan los productores.
Hasta ahí todo correcto -aunque entre 1996 y 2004 el precio de esta misma electricidad se redujo en casi un 40 por ciento- pero, lo que casi nadie nos cuenta es que de lo que pagamos en el recibo de la luz, menos de la mitad corresponde al coste de producción y menos de una cuarta parte al mantenimiento de las redes eléctricas de transporte. El propio secretario general de Energía reconocía, al presentar el nuevo sablazo, que de los diez puntos del incremento, sólo cuatro corresponden a la subida de precio de las materias primas. ¿A qué se debe el resto de lo que pagamos cada mes? Lujos asiáticos que nos permitimos.
La tercera parte de la subida, se debe a que usted y yo subvencionamos que se siga produciendo carbón nacional; mucho más ineficiente, caro e incluso contaminante, que el de importación. La razón oficial, para mantener los puestos de trabajo de los algo más de 5.000 mineros que quedan en España, en su mayoría en la cuenca leonesa, donde las fiestas mineras en las que Zapatero abría el curso. Como son 600 millones de euros anuales los destinados, resulta que cada minero nos sale por casi 120.000 euros/año, veinte millones de pelas. Aunque no podemos mirar a los mineros como si fueran controladores aéreos, porque no toda la pasta va a su bolsillo (por la mitad se quedaban encantados en casa), sino a los dos grandes grupos empresariales que en España se reparten la negra bicoca con pingües beneficios.
Otro buen mordisco para financiar las renovables, donde, paradójicamente, quien genera electricidad de fuente solar o eólica, nos la vende porque se la pagamos más cara de lo que le cuesta la que compra en la red, o sea, entre todos, llenamos sus bolsillos, no de quien tiene una pequeña instalación, sí de las grandes corporaciones que encontraron el negocio del siglo. Por último, otra parte la pagamos mes a mes para compensar a las eléctricas por las inversiones hechas en las nucleares cuya construcción paralizó el Gobierno González hace dos décadas y para pagar a precio de oro el tratamiento de los residuos en otros países.
Sin gas ni petróleo, con carbón caro y malo, un sistema de renovables no para el autoconsumo o rentable por producción, sino por las subvenciones y anclados unánimemente en el ¡Nucleares NO!, cómo no va a subir el recibo.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Cálida luz

Cuando dos almas se miran, aspiran el aroma de la otra o las yemas de los dedos de una rozan, siquiera levemente, la otra piel y surge, de repente, la atracción magnética, decimos que ha habido un chispazo. Cuando las esferas de privacidad de varias personas con fuertes vínculos de sangre o sentimentales se agrupan concentradas en un pequeño espacio y por ello se contraen, rozan e interaccionan más intensamente de lo que están acostumbradas, suele ser inevitable que salten chispas.

Cuando en la noche de los hogares, la oscuridad sólo era vencida por los débiles destellos de velas, candiles y quinqués o alejada por el fulgor del fuego en la chimenea, el titilar de las llamas agrandaba y empequeñecía a su antojo las sombras, caprichosamente las acercaba o distanciaba, mutaba en acogedoras o fantasmagóricas, quizás reflejo de ese sueño de la razón que en la etapa oscura de Goya, produjo monstruos. Cuando en las calles brillaba, al contacto exclusivo de la luz de la luna, el hielo que cae con las noches del invierno. Cuando leds, filamentos y neones no inundaban hasta el último rincón y las voces que contaban historias que siempre se habían contado y siempre eran nuevas, no habían aún sido suplantadas por las pantallas que siempre cuentan la misma historia, que siempre es vieja. Cuando los embozos no habían sido desposeídos de su utilidad y carisma por el petróleo de las modernas fibras, las calefacciones y los coches climatizados, también entonces había Navidad. Ya entonces había Navidad. Quizás era entonces cuando había Navidad.

Fue entonces cuando Hans Christian Andersen escribió “La pequeña cerillera” y Dickens su “Cuento de Navidad”, aún no superados. También en ellos juega la luz su papel estelar. Seguramente, si en nuestro tiempo hay una imagen que se nos viene a la mente al oír en cualquier época del año la palabra Navidad, aquella sea la del espectáculo de luces que todo lo inundan. Las calles, las casas, los centros comerciales. De hecho, ahora esta celebración no llega con la Nochebuena, ya no, ahora se inaugura cuando “El Corte Inglés” cuelga de sus fachadas las guirnaldas de bombillas y los ayuntamientos prenden la mecha de los arcos de luces.

Es por eso una mala jugada de este Gobierno, como lo podría haber sido de cualquier otro, aprovechar la víspera de la Nochebuena para decirnos que la luz subirá en sólo unos días el diez por ciento, sabiendo que no será la única subida en el año y viniendo de una larga retahíla de subidas recientes. Aunque quizás sea, alegóricamente, un guiño hacia tiempos pasados que también para él, fueron mejores. También un esfuerzo para que recuperemos el verdadero espíritu navideño, tal vez porque tanto para el amor como para el roce y la discusión, es preferible la cálida luz de la llama a la fría de la electricidad. Feliz Navidad.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Fuerzas necesarias

Durante meses, los focos se han posado sobre la organización que representa mayoritariamente a los empresarios españoles. Por un lado por las múltiples vicisitudes que han afectado a su, hasta hace dos días, presidente por su empeño en seguir ostentando un cargo para el que ya no estaba legitimado tras la debacle de su grupo empresarial y sobre todo por su forma de actuar ante ella. Por otro, por el empeño que algunos ponían en evitar que la salida a la situación de crisis organizativa en que se veía sumida la CEOE se produjera a través del proceso natural, es decir, la celebración de unas nuevas elecciones para la designación de un nuevo presidente.
Finalmente, y no sé de quién ha sido el mérito -aunque lo importante es que no haya nadie que pueda apuntarse el demérito de haber conseguido lo contrario- la vía democrática se ha sustanciado y ha resultado elegido el eterno aspirante, Juan Rosell. No voy a hablar de él ni de sus cualidades, que no conozco más que vagamente, otras voces más autorizadas lo están haciendo ya y, al final, por sus hechos lo iremos conociendo. Lo que me interesa destacar es que en contra de lo que muchos profetas acostumbran a anunciar en estos casos, el hecho de que hubiera dos candidaturas y que haya habido enfrentamiento en las urnas, no sólo no supone el nacimiento de un liderazgo debilitado sino todo lo contrario.
La fortaleza de un liderazgo deriva por principio de la legitimidad con la que nace y ésta es directamente proporcional a lo participativa y libre que sea la elección. En cualquier ámbito de actuación, incluido el político, esto es indefectiblemente así. Es cierto que la democracia no garantiza el acierto, ni que sean los mejores los elegidos en todo caso, ni que el así elegido vaya a actuar mejor, pero estadísticamente se acerca bastante más al cumplimiento de esos criterios que cualquier otra forma de designación.
En estos momentos de inusitada turbación, anticipo de meses de crisis aún más dura, conviene que todos los estamentos socialmente representativos estén dotados de la máxima legitimación y, en eso, los empresarios han dado un buen paso. El segundo pilar de la fortaleza está en la unidad. Zamora, valga la exageración, se ha venido caracterizando por tener más asociaciones empresariales que empresarios y en algunos momentos con enconados enfrentamientos. Ahora mismo, sin embargo, se percibe que el clima que se respira es más proclive a la unión y a la actuación conjunta de lo que lo ha sido en muchos años. Estaríamos, pues, ante una magnífica ocasión para olvidar viejas distancias y asumir todos que Zamora necesita emprendedores y con ellos, igual que instituciones fuertes y sindicatos socialmente representativos, también exige fortaleza y unión empresarial y los necesita cuanto antes. Es un reto que no debería quedar en otro simple buen deseo navideño.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Palmaditas en el hombro

Incluso las fuentes oficiales auguran ya que el primer trimestre de 2011 será peor parra el empleo de lo que lo ha sido 2010. El dato no es muy alentador, cuando ya en estos momentos nuestras cifras del desempleo son las peores de toda la Unión Europea.

No sólo son los cinco millones de parados, o que buena parte de ellos lleven colgada la etiqueta de parados de larga duración. El agravante es que de los más de cuarenta millones de españoles, sólo veintitrés millones somos población activa y descontados los dramáticos cinco millones reseñados, quedamos en dieciocho los que conformamos la “población productiva”. Claro que, en esta última cifra, aún hay que hacer otra salvedad. En España hay una nómina de casi tres millones doscientas mil personas cobrando de las administraciones públicas, trabajadores que aportan al sistema público pero que de él perciben una cantidad superior. Estamos pues, en que la economía realmente productiva supone 15 millones de personas contribuyendo, y por las que las empresas contribuyen, para financiar socialmente a otros 17 millones de ciudadanos: los 3 millones de funcionarios, los 5 millones de parados y los 9 millones de pensionistas. Escalofriante.

En Europa nos aprietan las tuercas y al hacerlo no nos castigan, nos abren los ojos antes de que todo sea aún más irreversible. Así, tras unas palmaditas en el hombro, como las que daban los generales a los soldados de infantería, al enviarlos a una muerte segura en la primera línea de fuego del frente de batalla, Merkel alaba a Zapatero cuando, cercado y entregado, abdica de sus compromisos, ideología y principios, y anuncia, lejos de nuestras fronteras, que con carácter inmediato subirá la edad de jubilación a los 67 años (y sólo es el primer paso, tengámoslo claro). Merkel sabe que los alemanes están hasta el gorro –y amenazan pasar factura electoral- de financiar los caprichos, la mala gestión y el despilfarro de los alegres y joviales mediterráneos.

Si enero va a ser peor y nada indica que abril se anuncie mucho mejor, lo evidente es que medidas duras van a hacer falta más y, en ese caso, para minimizar los daños, cuanto antes se adopten, mejor. Sin embargo, la esquizofrenia económica de este país es tal, que mientras a trabajadores que llevan toda la vida “currando” y cotizando, se les obliga a permanecer dos años más, a otros se les seguirá prejubilando con cincuenta y pocos años y con costes nada despreciables.

El objetivo final debería ser -hasta ahora no lo es- el sacrificio de todos en lo no imprescindible, la contención radical en el número de funcionarios salvo en contadas áreas y la disminución del déficit mediante el recorte del gasto (no con la subida de impuestos) para conseguir lo único que puede sacarnos del pozo por el que caemos, la creación de empleo productivo. Pero esto, de momento, parece que no toca.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Zamora en su Odisea

Editorializaba La Opinión-El Correo de Zamora el pasado domingo bajo el título “Por qué Zamora no alza la voz”. La tesis central versaba sobre cómo es posible que una provincia con un elevado desempleo, no cíclico por la crisis sino estructural, una de las tasas de actividad más bajas del país, el atraso histórico en el acceso a las infraestructuras más importantes y unos índices alarmantes de despoblación, envejecimiento y fuga de la población más joven y preparada, no se genere una sola corriente reivindicativa digna de tenerse en cuenta.

Es cierto que aquí, salvo sobre la Semana Santa en la capital y algunos asuntos esporádicos y siempre menores, no hay nunca debate ni ebullición social. Y ahí llegamos a una de las preguntas clave. ¿La sociedad es así porque no tiene líderes o no hay líderes porque la sociedad es así? Ni siquiera nos extraña cuando algunos de nuestros políticos, a veces da igual el partido, demuestran estar deseando marcharse (no de la política, eso es libre y la puerta ancha, sí de la provincia), desde el mismo instante en que acceden al cargo.

Al respecto, el Editorial se adentraba en la cuestión de si es la zamorana una sociedad desideologizada, citando una encuesta según la cual los zamoranos nos definimos más que en ninguna otra provincia, muy mayoritariamente de centro, algo que, interpretan los sociólogos, es debido a que la población prefiere no mojarse en terrenos que considera ajenos y lejanos. Evidentemente, callarse la ideología, incluso ante una encuesta anónima, es algo absolutamente libre y respetable, pero denota dos cosas, la falta de compromiso para defender aquello en lo que se cree y la desconfianza ante todos, incluido el anónimo entrevistador. Así pues, nada se puede recriminar, e incluso podría parecer electoralmente acertado, que hasta el presidente provincial del partido mayoritario en Zamora diga, entre los datos personales de su página oficial en “facebook”: “Ideología política: moderado”.

Creo en el acierto pleno, la conveniencia y la oportunidad de que desde éste y otros ámbitos de la sociedad, no sólo los estrictamente académicos, aunque también, se abra este debate y, de que como hacían el domingo los sociólogos Amando de Miguel y José Manuel del Barrio, muchos otros zamoranos, de aquí y de afuera, se sumen con sus opiniones al mismo. Sólo en un diagnóstico hecho a partir de la observación a corazón abierto de nuestras virtudes y defectos colectivos, de nuestras fuerzas y debilidades, podremos dar con los hilos que han tejido nuestro no afortunado transcurrir histórico a lo largo de los últimos siglos y, tal vez a partir de ahí, fijar el timón, rumbo al progreso.

Resignarnos es la otra opción. Mientras escribía recordé que ya en la Odisea está escrito que los dioses tejen desdichas para que a las futuras generaciones no les falte algo que cantar.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Vargas y la libertad

He leído y releído, auscultado y escrutado, el discurso de Vargas Llosa ante la Academia de los Nobel. Daría para mil artículos sin que ninguno de ellos ni el conjunto de todos, valiera por un solo párrafo de los escritos por el peruano-español. Por limitación del espacio y del intelecto, y también, por qué no, por ser, quizás, lo que se espera refleje este espejo, me quedo con el caminar que a lo largo del texto aflora permanentemente, por los senderos de la defensa de la libertad y la íntima correlación de ésta, causa y efecto, germen y reivindicación mutuas, con la literatura.

Sostiene Vargas que aprendió de Sartre que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. De Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana. De Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada. De Aron, Revel, Berlin y Popper tomó el “ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china”.

Es cierto que de no ser tan reiterado desde el último tercio del siglo pasado, no podría creerse cómo buena parte de la intelectualidad de Occidente puede permanecer silente, cautiva y hechizada cuando no activa en defensa de algunos de los regímenes más funestos, asesinos y liberticidas de la historia moderna. No así Vargas Llosa, quien pese a que como en sus palabras recordaba, en su juventud, como muchos escritores de su generación, fue marxista y creyó que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en su país, América Latina y el resto del Tercer Mundo, evolucionó gracias a su literatura y a su experiencia vital hacia el liberal que “trata de ser”. Y eso precisamente es lo que muchos, desde la izquierda, no le perdonan. De sus vidas paralelas, se quedan con el García Márquez justificador de la tiranía cubana y no el Llosa que denuncia la opresión allí donde se dé, se disfrace del color del que se disfrace.

Escribió Borges que quemar libros y erigir fortificaciones es tarea común de los príncipes. Nos recuerda el nuevo Nobel que “la literatura nos alerta contra toda forma de opresión y por eso todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes”. Si Claudio Rodríguez desveló que la claridad viene del cielo, Vargas Llosa nos descubre que sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Barra libre

Este largo fin de semana, paradigma del absurdo y la insostenibilidad de la economía competitiva de una nación que convierte, año tras año, prácticamente una semana completa en vacacional, con nula productividad salvo en el sector turístico, he leído algunas entrevistas a uno de sus coordinadores, el brasileño Otaviano Canuto, vicepresidente de la institución. En ellas, como en el prólogo del libro, defiende que se deberían establecer sanciones para los políticos que no cumplan los planes fiscales que ellos mismos aprueban y pone como ejemplo la Ley que en Brasil fijó la no elegibilidad de los gobernadores de Estados que incumplieran los límites fiscales de gasto público, llegando incluso a prever sanciones penales para ellos.
Leo también una entrevista a José Folgado, ahora alcalde de Tres Cantos, en la que bajo el titular «Tres Cantos, el paradigma de un Ayuntamiento con deuda pública cero», desgrana cuáles han sido sus recetas para haber cerrado sus tres ejercicios como primer edil de esa localidad con deuda y déficit fiscal cero. Se resumen en una: Voluntad política.
Solo con ella, en un universo siempre en expansión como es el de la intervención política en la sociedad, puede mantenerse el respeto a aquel principio del sacrosanto temor al déficit y por ende, la contención de los gastos en tanto en cuanto no se generen ingresos para cubrirlos o bien que éstos no supongan un mayor daño a la actividad productiva de la sociedad que el beneficio que generan para ésta en su conjunto.

En la misma línea de Canuto, Folgado, con varias décadas de experiencia en la dirección de sendos servicios de estudios económicos, primero de un grupo de empresas y luego de la CEOE, también como profesor de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid y por último como gestor público y secretario de Estado en los gobiernos Aznar, termina su entrevista proponiendo que primero el Estado pague lo que debe a Ayuntamientos y Comunidades y luego tome medidas con aquellos que incumplan sus obligaciones y compromisos presupuestarios, empezando por dar publicidad a todas las sanciones que sean impuestas: «Que el Banco España y el Ministerio supervisen sus proyectos y sus contratos durante 5 años e, incluso, si se da el caso, que se suspenda de empleo y sueldo al alcalde. Ya si la gente sigue votando a estos señores, ellos verán».
Ya, ya sé que muchos de nuestros políticos, entre ellos, algunos personajes vargasllosianos que por aquí trataron de menospreciar a Folgado -siempre en «petit comité» eso sí- reirán y dirán, como en el verso de Bécquer, «¡ladridos de los perros a la luna!». Y sin embargo, la desestabilización de las economías por la deuda y el déficit genera efectos tan a largo plazo que la barra libre del gasto hoy, ha de pagarla con abstinencia la siguiente generación.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Alarma de Estado

España se merece un Gobierno que no mienta. Un Gobierno que gobierne. Que solucione algún problema más de los que crea. Que no niegue la evidencia. España, en suma, se merece tener lo que habitual, común, vulgarmente se viene conociendo como un Gobierno. España sí, otra cosa es si los españoles nos merecemos algo mejor que lo que tenemos.

Cómo si no, entender que veamos mal a cualquier político que cuente cosas desagradables a nuestros oídos acostumbrados sólo a la música celestial. Cómo se entiende que hiciéramos presidente del Gobierno de la Nación a alguien cuyo único mérito profesional, académico y de gestión fuera llevar un par de décadas como diputado silente en el Congreso. Alguien a quien ningún ciudadano habría encomendado la gestión de su patrimonio personal, a quién ni el más pequeño empresario hubiera dejado la llevanza de su negocio durante un par de meses.

A ese alguien, porque decía cosas bonitas aunque vacías, porque sonreía ante las cámaras y presumía de talante y buen rollito pasara lo que pasase, le votaron suficiente número de españoles como para que este país se permitiera un lujo que era la antesala del suicidio colectivo. Zapatero, el del pensamiento Alicia, como lo bautizó preclaramente el filósofo Gustavo Bueno, nos “molaba cantidad” seguros como estábamos de que el bienestar logrado en los últimos años era fruto de lo guapos y geniales que somos los españoles y no del esfuerzo de todos, del control económico del presupuesto y del freno al despilfarro de los recursos por parte de nuestros gobernantes, entre ellos, de uno feo, con bigote, a veces seco y adusto y que no “molaba nada”. Como cuando Solbes con una burda sarta de mentiras escandalosas “ganó” en todas las encuestas aquel debate frente a un Pizarro que cometió el enorme error de decirnos la verdad sobre una crisis que “no existía y de la que saldríamos mejor que los demás”.

Tras un año de conflictos, negociaciones, cambios legislativos y modificación de condiciones laborales de los controladores aéreos, casta privilegiada y bastante carente de escrúpulos de funcionarios, la aprobación justo la víspera del puente más importante del año, de un decreto por parte del gobierno que sabía de antemano iba a ser tomado como una ruptura de las negociaciones y una declaración de guerra, sólo puede ser interpretada como un gesto más de torpeza, incapacidad, imprevisión y descoordinación del Gobierno. Eso siendo biempensantes, de lo contrario pensaríamos en un gesto conscientemente premeditado para armar una buena escandalera con la que desviar la atención y generar una diana contra la que disparen su frustración los ciudadanos.

Preocupan los que no han podido volar, pero ¿más que los cinco millones que no tienen trabajo o que los dos millones en cuyas familias no tiene ingresos, ninguno de sus miembros? Ese es el verdadero estado de alarma, o más bien la alarma en la que está nuestro Estado.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Polémica fiscal

Si el incremento de los valores de las viviendas de Zamora supone, lógicamente, una subida en la tributación, no se puede hacer responsables de ello al Ayuntamiento y su alcaldesa. Al ser fruto de una revisión catastral que acerca los valores a los reales de mercado y que elabora el Gobierno nacional, es a él al que hay que pedir cuentas.
Cuestión distinta es la amenaza de crear de nuevo la tasa por recogida de basuras. Tasa que desapareció hace menos de una década, integrada en el impuesto de bienes inmuebles, o como todavía se le llama, el recibo de la contribución. Cuando la tasa desapareció, nadie dijo que se tratara de una bajada de impuestos, porque no lo era, ya que el importe exacto que dejaba de recaudarse por tal concepto, se compensó con el incremento del coeficiente del IBI para que la recaudación por éste último fuera la misma que hubiera sido por la suma de los dos tributos en las condiciones anteriores. Entonces, ¿por qué se hizo el cambio?

Varias fueron las razones, la primera, conceptual, las tasas se establecen para cubrir el coste de un determinado servicio que el ayuntamiento presta al vecino. Cada uno debería pagar en la medida en que se beneficia de ese servicio pues su coste, según la definición de este tributo, debe ser divisible para cada usuario. En tasas como la de expedición de documentos, la de abastecimiento de agua o la retirada de vehículos por la grúa, es fácil esa determinación individualizada; en el caso de la de basuras, esto es simple y llanamente, imposible. Las otras razones fueron de carácter eminentemente práctico. El recibo del IBI es pagado en periodo voluntario por una media de 98 de cada 100 contribuyentes, muchos puntos por encima de lo que ocurre con el resto de los padrones, con lo que los costes de gestión de la vía ejecutiva son insignificantes.

Mantener actualizado un padrón independiente –de menos de 2 millones de euros- para la recogida, tiene unos costes mucho mayores, cuando en realidad este servicio se presta a los mismos inmuebles que están sujetos al IBI. Una absurda duplicación de esfuerzos por lo tanto. Incluso desde un punto de vista redistributivo, parece de justicia que dado que no es posible individualizar la basura que cada vivienda genera, el pago sea en función del valor de la misma, ya que se estima por ubicación, tamaño y otros criterios objetivos.

En mi opinión, es lógico que del plusvalor de los inmuebles puesto de manifiesto con la revisión catastral de la que el único responsable es el Gobierno de la Nación, participen proporcionalmente el dueño y las arcas municipales. Pero, si se aprovecha tal circunstancia para crear un nuevo tributo, reimplantando la tasa de basuras sin reducir en su exacta proporción el coeficiente del IBI, eso sólo tendrá una razón de ser, la recaudatoria. Y de eso sí serían responsables el Ayuntamiento y su alcaldesa.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Kalimba de Luna

Es el título de una discotequera canción que allá por el año 84 interpretaban los Boney M y que sonaba a todas horas en cualquier emisora de radio del mundo, en todos los bares, discotecas y chiringuitos. Su letra se reducía a dos primeras estrofas no especialmente complejas ni profundas en su contenido y se limitaba luego a repetir una decena de veces el título y a tararear insistentemente como acompañamiento de la música, cosas como “Hey he he he heeeeeeey/ oooh oh oh Na na na na na na.../ Ooooooooooh oh oh oh/ Donga donga tenge popopopopopop.../ oooooooooooooooooh”.

No es extraño que en España triunfara. Pegadiza, con ritmo alegre y movedizo. La letra, absolutamente superficial, lo cual, además de serlo, lo reflejaba sin tapujos. Además, se editó un video clip que aún se puede ver por You Tube y otros rincones de Internet en el que los protagonistas tomaban el sol en una espléndida playa sin más preocupación que la del vuelta y vuelta, para, como San Lorenzo, no quemarse demasiado por un lado.

De haber sido uno de los treinta y tantos elegidos para la monclovita foto de ayer, sin duda hubiera elegido esa canción como banda sonora a tararear mentalmente durante el encuentro. El formato fue de intervenciones de tres minutos para cada empresario, unos segundos menos de lo que dura la canción. El objetivo pretendido por nuestro presidente del Gobierno, el mismo que el de los Boney M, distraernos; éstos con la música y el vídeo de cuerpos bronceados, aquél con una foto en la que parezca que aún manda y una intervención ante la prensa para que entre la Noria y el Sálvame, parezca que aún puede poner orden en la mayor catástrofe económica generada desde hace siglos en este país por un solo incompetente visionario.

Los asistentes a la reunión, todos, quizás con la única excepción de Zapatero, pero incluidos Rubalcaba y Salgado, sabían de antemano que una foto y unas palabras huecas serían el magro resultado de tan inusual como insustancial encuentro. Pero es que España como de su política, es lo que espera. No queremos escuchar nada que nos saque de nuestro “dolce far niente”. Que ninguna preocupación venga a perturbarnos y que la única tensión que nos afecte sea la del duelo del siglo que cada año se produce un par de veces, el partido de fútbol del lunes.

Si hasta en el Titanic la orquesta siguió tocando hasta que el agua entró por tubas trompas y trombones llenando los pulmones de los músicos, no vamos a hacer aquí reformas económicas verdaderas, disolver el Gobierno, o remover las recientes pero hormigonadas estructuras insostenibles de nuestro modelo territorial, por una simple tormenta financiera o por el acoso de los mercados que como buitres nos huelen ya moribundos. No pasa nada, tengamos un feliz hundimiento, señores.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Valorio, bosque y parque

No sólo es uno de los lugares más queridos para el conjunto de los zamoranos. No se trata únicamente de uno de los dos grandes pulmones de esparcimiento en la ciudad, el único hasta no hace tanto, cuando las ciénagas y tierras agrícolas de las márgenes del Duero se transformaron en un entorno privilegiado y las Pallas y la Aldehuela en una entrada a la ciudad, a cuya belleza, como carta de presentación, pocas capitales pueden aproximarse. No es sólo eso, con ser mucho. El bosque de Valorio es el mejor reflejo urbano del alma de los zamoranos.

Queremos tanto a Valorio que, automáticamente, cualquier actuación que en él se lleva a cabo, nos asusta, nos pone a la defensiva primero y luego, habitualmente, a la ofensiva. Siempre pensamos que su estado de conservación es malo. Colectivamente, nos quejamos con frecuencia del supuesto abandono por parte del Ayuntamiento y, en la queja, los argumentos más repetidos, por los usuarios y también por algunos que hace muchos años que no lo visitan, se parecen mucho a los argumentos que utilizarían para pedir el arreglo de un parque en el centro de la ciudad. Pero es que, la singularidad de Valorio estriba en que se trata de un bosque natural, donde las intervenciones han de ser medidas y comedidas y los esfuerzos en limpieza, desbroce, reforestación de sus muchas hectáreas o restauración de las zonas dañadas por el fuego o la erosión no siempre se perciben por los ciudadanos, aunque son la garantía máxima de su pervivencia.

Una actuación así se ejecutó hace siete u ocho años; la intervención más importante llevada a cabo hasta entonces en el bosque. Recuerdo, porque presidí la mesa de contratación, que se adjudicó -con una brillante defensa del representante del PSOE, Luis Vicente Pastor- de entre los varios proyectos presentados, a aquél que proponía intervenir de la forma más natural, menos invasiva y que, por lo tanto, mejor respondía a las características naturales del bosque. El resultado, sin embargo, no se libró de las críticas, de unos porque decían ver demasiado cemento y de otros porque no lucía el dinero gastado en la conservación de las partes del bosque alejadas del núcleo más frecuentado.

Ahora se culmina un nuevo e importante proyecto de intervención en él. Esta vez, el Ayuntamiento ha actuado de manera complementaria, sobre todo en la zona menos bosque, más parque urbano. El área más concurrida por los habituales de Valorio. Y ya se anuncia que la Junta lo distinguirá como la cuarta Zona Natural de Esparcimiento declarada en la Comunidad. Aún con ello, tampoco esta vez se librará de las críticas, de unos por lo uno, de otros por lo contrario. Serán muchas, pero no podrán ocultar que ahora Valorio está mejor que nunca; más cuidado en lo natural y boscoso, más dotado de servicios e infraestructuras en la parte más parque. Y mejor aún estará, cuando vuelva abril.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Crisis institucionales

Por si fuera poco con la crisis económica y de empleo que azota a Zamora, como al resto de España, empiezan a sumarse sucesivas crisis institucionales en los ámbitos más diversos. Si parece que el Zamora C.F. ya rueda, estabilizado, con nuevo presidente y directivos, con nuevo patrocinador principal, con resucitado optimismo, aunque aún no haya cerrado el boquete económico que tanto hizo temer a muchos por su supervivencia, ahora le llega el turno a la Junta Pro Semana Santa.
Parece que nos crecen los enanos de nuestro circo local con inusitada fuerza. La futbolística y la “semanasantera” son, seguramente, dos situaciones sin ningún elemento claro de interrelación, aunque sea verdad que en ambas existe una grave corriente de fondo que actúa como detonante, los problemas económicos, la necesidad de ajustes presupuestarios derivados de la imposibilidad de seguir generando los recursos que exige mantener la actividad tal y como se venía desarrollando.
Al presidente de la Junta Pro Semana Santa le dimitió la mayor parte de su directiva, aún no sabemos bien por qué, y a continuación ha tenido que hacer él lo mismo. Como no conozco con detalle la vida interna de las cofradías ni la de su órgano integrador, no puedo pronunciarme sobre las causas, tampoco sobre las consecuencias, pero en una ciudad donde la Semana Santa y todo lo que conlleva a su alrededor tienen tanto peso social -tanto que probablemente sea excesivo, dirán muchos-, debemos exigir la máxima transparencia para que los protagonistas nos expliquen las razones de lo ocurrido. Bien está que rápidamente se convoque el proceso electoral que debe llevar a la nueva conformación del órgano, pero es también obligado que se transmita a todos los cofrades y al conjunto de los ciudadanos, porque al final es toda la ciudad, somos todos los zamoranos los que hacemos grande a nuestra Semana Santa.
Que se expliquen las dificultades económicas a que se ha aludido días pasados y también los supuestos incumplimientos de compromisos contraídos por otras entidades. Conviene a todos saber si los ingresos se reciben como está previsto, porque lo cierto es que los gastos sí que se van a dar. Concretamente, porque es lo que se ha denunciado expresamente, si cada una de las administraciones aporta cuando corresponde aquello a lo que previamente se obliga, o no.
Qué vendrá después no lo sabemos. Una sociedad civil endeble como es la zamorana, debe tratar de fortalecer todos aquellos estamentos en los que se agrupa. Con coherencia y adaptándose a cada momento y coyuntura. Pero también las administraciones deben ser, precisamente en este contexto, más rigurosas que nunca para cumplir en plazo sus obligaciones, pues el daño que puede ocasionar lo contrario es mucho mayor que en otros momentos menos delicados. Si hay que recortar, que se recorte, se marquen prioridades y se expliquen a la sociedad. Mejor eso, que horadar el presupuesto propio o el ajeno.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Del cristal con que se mira

Lo siento por el pueblo saharaui, por el que, como por todos los pueblos, siento un gran respeto. Lo siento porque como español no puedo quedarme al margen de cómo han sido y son juguetes, juguetes rotos, en manos de la estrategia, de la geopolítica; de la necesidad de los extraños, delicados, volátiles equilibrios diplomáticos. Lo siento, porque la mayoría de los habitantes del antiguo Sáhara español, que se consideran cualquier cosa antes que resignarse a ser marroquíes, parecen condenados a no ser otra cosa que eso, lo cual, a priori, no tendría que ser ni mejor ni peor, siempre que fuera algo libremente elegido. Pero es que no lo es, sino que les viene impuesto por la fuerza de una inercia que no depende de ellos, por la fuerza de unas armas que no empuñan ellos, por la fuerza de una connivencia internacional que por encima de la libertad individual, del derecho que les corresponde a elegir su destino, antepone la comodidad de mantener un estatus donde el más fuerte, el estratégicamente más interesante sea el que marque las normas. De poco sirven las voces que se levantan para denunciar que precisamente ese estatus va en contra de lo que siempre y en cada momento han mantenido los organismos internacionales, las comisiones multilaterales.

De poco o de nada, sólo tal vez para ver y saber quiénes faltan hoy en las mismas manifestaciones que encabezaban ayer. Trinidad Jiménez, Zerolo, Pajín, el mismo Zapatero, fueron carátula de “manifa” no hace tanto, reclamando un Sáhara libre, tal y como recogen todos los acuerdos internacionales, tal y como comprometió España cuando abandonó su territorio en la agonía del franquismo. Hoy, a los que estuvieron no se les ve. Cuando aparecen es para decir lo contrario de lo que ellos y España en su conjunto defendieron siempre.

Ni siquiera parece importar que se expulse o se apalee a periodistas españoles que están allí para contar lo que ven, y eso que son de los medios más amigos, cercanos y simpáticos a quién nos gobierna. Como el avestruz, esconden la cabeza o, lo que es peor, tratan de convencernos de que, en lugar de hacerlo a través de cristal transparente, observemos los hechos por uno confeccionado “ad hoc” y por el que, extraño caleidoscopio, las cosas son distintas en función de la conveniencia particular.

La más benévola de las interpretaciones del trágico 11-M que aún se sostienen en pié, habla de la probable participación de los servicios secretos del déspota Mohamed VI. Las menos benévolas, de cosas aún peores; la versión oficial cayó ya por su propio peso. Muchos hoy, y no sólo desde la derecha a la que algunos tachan de recalcitrante, se preguntan qué temor insuperable constriñe al gobierno español y a los máximos representantes del partido socialista para esconder la cabeza, humillar la testuz, ante la infamia del gobierno alauí. Y nadie responde.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Bienvenido, Mr. Esperpento

Valle Inclán y su deformación de la realidad aprovechando la visión grotesca que devolvían los espejos cóncavos y convexos del madrileño Callejón del Gato nos descubrió el apoteósico valor artístico del esperpento y creó un estilo literario en el que la crítica social es elemento subyacente principal.

Hace unos años, en un Pleno del Ayuntamiento de Zamora, aprovechando un debate con el portavoz socialista Antonio Plaza desvelamos que él era más del cine, yo de la literatura. Lo soy, aunque con algunas excepciones, el cine de Berlanga es una de las más notables junto a Hitchkock, Woody Allen y Tarantino. Los santos más juerguistas han recibido en el Cielo al grito de “Bienvenido Mr. Berlanga” al cineasta que durante medio siglo continuó en celuloide la obra de Valle. Tras él, muchos lo han intentado en nuestro cine pero, casi siempre, sus intentos quedaron en esperpéntica superficialidad.

El esperpento, como el cine de Berlanga, no es invención. La exageración no puede ser tal que termine por convertirla en inverosímil, en ciencia ficción. No, el esperpento exige que el resultado, aun pudiendo ser una brutal deformación de ella, siga siendo reflejo fiel de una realidad que estira y encoge a capricho, que siga, por lo tanto, siendo verosímil aunque fuerce algunos aspectos, los más crudos en ocasiones, los más cómicos en otras. Como en la sátira de Quevedo o en el pincel de Goya.

Berlanga, genial director y genialmente divertido, fue notario de la dictadura y de la transición democrática. Notario de uno de los periodos más trascendentales de transformación de la sociedad española y en ellos se posó su acerada crítica, sin que nadie se librara. Desde la oligarquía política, hasta la pena de muerte, la anacrónica pervivencia de la aristocracia venida a menos o la hipocresía de la burguesía. Y todo hecho con la ironía, el sarcasmo, la sutileza y sobre todo la inteligencia desbordantes que le permitieron burlar a la censura primero, a los poderes fácticos después y a los progres que no creen en el cine industria sino en las subvenciones que compensan la falta de ingenio por último.

De Mr. Marshall a El Verdugo. De La Vaquilla a La Escopeta Nacional, su planteamiento es dulce, cándido, tierno y delicado en la forma pero duro, cruel, devastador en el fondo. Con ello demostró que pocas cosas puede haber más revolucionarias y subversivas que el humor. Y en esta España cada vez más constreñida por el imperio de lo políticamente correcto, del pensamiento uniforme a riesgo de que de salirte de él te llamen retrógrado, te tomen por peligrosamente antiguo o te condenen al ostracismo. En esta sociedad donde rige la demoscopia y triunfa la demagogia, viene bien, aunque sea porque se fue, homenajear a quien, como Valle Inclán, supo que: "el sentido trágico de la vida española sólo puede ofrecerse con una estética sistemáticamente deformada".

jueves, 11 de noviembre de 2010

El regreso de Tigrekán

En uno de sus Episodios Nacionales, 7 de Julio, narra Galdós los acontecimientos acaecidos en esa fecha de 1922, y recoge una coplilla, dos de cuyos versos rezan, “Tigrekan salta de gusto esperando ser Rey neto”. Antes de la invención del cine, Pérez Galdós, en sus 46 “Episodios”, novela con pulso cinematográfico los avatares políticos y sociales de nuestro siglo XIX. Tigrekan fue el nombre que los liberales pusieron a Fernando VII, quien en inicio había sido para el pueblo, El Deseado y más tarde, El Rey Felón. Al utilizar esa fantasía verbal querían indicar que su despotismo era similar al de los sátrapas asiáticos, famosos por su apego al poder y su falta de escrúpulos o humanidad a la hora de ejercitarlo.

Al principio de los 90 del siglo XX, Federico Jiménez Losantos bautizó a Felipe González como Tigrekán II por el despotismo con que venía gobernando, mayoría absoluta tras mayoría absoluta, y la corrupción económica pero sobre todo democrática y ética en la que el régimen “felipista” se había ido sumiendo. Después se fue a diseñar joyas para ricos, a sestear en su mansión del norte de Marruecos y a intermediar para el hombre más rico del mundo según la revista Forbes, Carlos Slim, quien preguntado, no hace mucho, si pensaba crear una fundación como la de Bill Gates (el mayor benefactor privado del mundo) a favor de los más necesitados, contestó, “no, me cuesta mucho ganar cada dólar”. Ahora, ha bastado que Rubalcaba ascienda al vértice del poder para que haya reaparecido, sobrado de fuerzas y de maneras en entrevista-coloquio con J.J. Millás que ha publicado El País. Allí, con cierta soberbia y un toque obsceno, se ha dibujado en la X que Garzón no se atrevió a despejar al investigar el GAL. Obsceno es llamar detención a un secuestro, como tal, juzgado y condenado. Lo es, defender y ensalzar a condenados que ordenaron o ampararon asesinatos quizás como excusa para llenar sus bolsillos.

Como el tiempo lo tamiza todo, algunos quieren dejar en anécdota lo que ayer ha denunciado el ex-diputado de IU, Antonio Romero. Que la ejecución extrajudicial es ajena al Estado de Derecho y que el terrorismo de Estado, practicado además en el territorio de un país vecino, es un crimen contra las garantías constitucionales y contra el derecho internacional. Con otras palabras lo dijo Aznar en su día: Contra ETA la ley, sólo la ley, pero toda la ley.

En varios textos reseñó Borges que su aprecio por los tigres era tal que le había ofendido gravemente, al caer en sus manos El Libro de la Jungla, el hecho de que el malvado de la historia, el antagonista de Mowgli, fuera un tigre, Shere Kan. Sin llegar a ese extremo, también a mí me gustan los tigres y, ni vi antes, ni veo ahora a González, en la piel de ese noble felino. Tal vez hiena o coyote...

domingo, 7 de noviembre de 2010

Delincuencia y cárcel

Que Zamora esté padeciendo una ola de robos como no se recuerda otra, es algo que sin llevarnos a la alarma desmedida, lo que sí debe es preocuparnos. Siempre hemos presumido, los ciudadanos y sobre todo los responsables políticos de la seguridad, de que éramos una de las provincias españolas con menor índice de delincuencia, menor número de delitos cometidos y salvo en muy esporádicas ocasiones, nula presencia de la que se conoce como delincuencia organizada. Será la crisis, pero esto ha cambiado. Ya tenemos aquí, en polígonos, estancos y tiendas a los profesionales del robo y, o bien se actúa rápido y con eficacia o de lo contrario éstos se sentirán cómodos y habrán venido para quedarse.

También preocupante me parece el empecinamiento de las instituciones, unas y otras, en programar la construcción de una nueva cárcel en los terrenos del antiguo campo de tiro de Las Chanas. Las últimas noticias son una simple maniobra de distracción política ante la concentración convocada por los sindicatos de funcionarios de prisiones en demanda de ese centro penitenciario. La plana mayor del PSOE ha tenido que hacerse una foto para vender como un gran paso adelante algo tan nimio como el anuncio de que los terrenos, titularidad del Estado, van a pasar de un archivador administrativo a otro. Pasarán de Defensa a Interior. En la letra pequeña, nos dicen que a partir de ahí se inician unos trámites que ni siquiera a medio plazo van a implicar inversión alguna y, para la que en todo caso, no hay dinero.

Aunque sea impopular decirlo, no creo que sea ningún chollo tener una cárcel a la puerta de casa. Menos aún si se destina, como se prevé, al internamiento especializado de toxicómanos. Si bien generará un buen número de puestos para funcionarios y actividad económica, serán absolutamente inevitables los efectos negativos en cuanto a incremento del tráfico de droga y de la delincuencia común. No soy contrario a su construcción, aunque la preferiría a 20 ó 30 kilómetros (como ocurre en casi todas las construidas en los últimos años), en lugar de pegada a la ciudad, aunque lo que me indigna es que para tal fin se vaya a machacar un paraje singular como el de Las Chanas. Como si no hubiera terrenos en el término municipal sin valor paisajístico o medioambiental y además medianamente bien comunicados.

Los terrenos de Las Chanas son, pegados a Zamora, uno de los entornos más adecuados para multitud de utilidades de interés público presentes y futuras como para quemarlos definitivamente en un uso para el que sobran las alternativas. Se equivocó el actual Ayuntamiento al no comprarlos al Estado por 600.000 €, tal y como estaba acordado en contrato. Nos equivocaremos todos aún más si permitimos ese uso en ese lugar. Guste o no, es mi opinión: Cárcel vale. En Las Chanas, NO.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Gira el mundo


Muchos fueron los que en cualquier rincón del planeta creyeron ciegamente que Obama iba a cambiar el mundo. Menos de dos años después, muchos de ellos le dan la espalda, convencidos de que es el mundo el que ha cambiado a Obama. El candidato demócrata que llegó a presidente bajo el palio del fervor mundial y aupado por unos ciudadanos necesitados de creer en una cierta, aunque relativa utopía, comprendió pronto que el mundo gira por su cuenta. Más que de los sermones del radical reverendo Wright que tanto influyó en él al comienzo de la carrera presidencial, fue el revelador día a día el que le descubrió que una cosa es predicar y otra dar trigo. El mismo pueblo que lo aupó, lo señala ahora con el dedo. Culpable de no responder a unas expectativas muy superiores a lo que la situación permitía y su capacidad podía.

Al otro extremo del globo, una mujer, madre de dos hijos ha sido condenada por los tribunales de la barbarie a morir lapidada, lo cual por esas cosas que tiene la lengua, no suena tan mal como morir apedreada, o sea, a pedrada viva hasta que muera. Esta forma de ejecución rige en Irán y algunos otros países que no están en la alianza de los civilizados que propugnó Blair en la ONU en contestación a nuestra “parida” turco-patria de la Alianza de las Civilizaciones. La lapidación se lleva a cabo desde hace siglos siguiendo un metódico proceso de acuerdo a la interpretación que hacen los que mandan en esa civilización medieval. En él, la norma fundamental para no incurrir en pecado consiste en elegir piedras no demasiado grandes que pudieran fácilmente acabar con la vida de una persona de un solo golpe. No, es necesario seleccionar piedras de tamaño intermedio, que golpeen el cuerpo, hieran, rajen la piel, rasguen las carnes, causen estrago pero no maten por el impacto, no vaya a ser que el condenado no tenga suficiente castigo perdiendo simplemente la vida.

En el vecino Irak, cincuenta personas son secuestradas y asesinadas por fervorosos creyentes en Alá, militantes de Al Qaeda. Su delito, ser cristianos y estar en una iglesia. Todavía algunos occidentales civilizados critican que Noruega, que casi desde el fin de los vikingos no destaca precisamente por su fundamentalismo, prohíba la construcción de mezquitas con dinero procedente de países como Arabia Saudí mientras en reciprocidad no se permita la construcción de iglesias en su territorio o profesar cualquier religión distinta de la musulmana sea castigado como delito.

Quienes vitorearon la victoria de Obama de manera estruendosa no lo hacían esperando que cambiara el mundo para que dejara de haber lapidaciones, terrorismo o intolerancia. Tampoco es algo que se les pueda pedir ni a él ni a ellos, es sólo, que con Obama o sin él, el mundo sigue girando, si bien a diferentes velocidades según latitudes.

domingo, 31 de octubre de 2010

La foto en color

Días de incertidumbre alrededor del Zamora Club de Fútbol. Días con movimientos múltiples y variados, algunos de ellos un tanto raros y que trascienden más allá de lo que es una simple cuestión deportiva o, para ser más exactos, económico-deportiva. Al hambre se juntaron las ganas de comer.
Es verdad que yendo pocos aficionados cada domingo, son más de los que lo hacen a otros eventos deportivos, lo cual, sin que vaya en detrimento del resto de los clubes, convierte al Zamora en el primero de los de nuestra provincia. Pero no debemos olvidar que la actividad deportiva provincial es más amplia, diversa e intensa y que los recursos, privados y públicos, han de repartirse. La situación económica que también castiga duramente al resto de deportes y clubes, obliga a todos a apretarse el cinturón y aguzar la imaginación.

Las instituciones públicas, los políticos, deben facilitar el desarrollo y el dinamismo de la sociedad civil, eliminando trabas, ayudando a crear un marco en el que ésta pueda ser libre protagonista del día a día y, sobre todo y a ser posible, no estorbando ni distorsionando. Con frecuencia, cuando el político tiene el poder, incorpora, inherente a él, el deseo de control absoluto. Exterioriza, dicen los expertos del comportamiento, su temor a perder ese poder, exacerbando el ansia de control de todo lo que se mueve alrededor, tratando de congelar la escena en la foto que garantiza su privilegiado estatus del momento. La amenaza late en este asunto y, ahora mismo, también en algún ámbito empresarial que no viene al caso. Un grave riesgo que suele culminar en una sociedad cautiva.

El Zamora tiene que recorrer su particular camino a Ítaca con el esfuerzo de socios, empleados, jugadores y empresas zamoranas. Aplaudo el firme y sincero compromiso de apoyo de las instituciones, siempre que ni nombren ni veten presidentes. Siendo fácil y atractivo, no les corresponde poner o quitar, dirigir o protagonizar el proceso. Ayudemos al club, pero si para salvarse tuviera que convertirse en un protectorado político, en un instrumento partidista, entonces, y con todos mis respetos, quizás mejor empezar de cero.

A veces el político busca, exige o compra con fervor la foto en color; piensa que ésa es la garantía del éxito y la supervivencia, como me recordaban, atinadamente, dos alcaldesas con las que compartí mantel el Día de la Provincia. Olvidan esos gestores públicos, que la primera obligación del político es tratar de no crear problemas al ciudadano y, en la medida de sus posibilidades, ayudar a resolver aquellos que van surgiendo. Esto se consigue mejor con la gestión coherente del día a día y acompañando permanentemente a la sociedad, sin pretender controlarla o dominarla en todos y cada uno de sus espacios. Lucen menos, pero varias fotos en blanco y negro aportan más que una en color.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Del género tonto

En mi época del colegio, nadie sabía cómo ni por qué, se sucedían a lo largo del curso, las temporadas en las que se jugaba a las canicas, al clavo, a la peonza, al rescate, al churro, a luz, al castro… A la comba, la goma, las tabas, los cromos… Fui siempre a colegios mixtos al final del franquismo y al principio de la democracia. Chicos y chicas convivíamos sin mayores traumas ni conflictos de género. Ningún niño se sorprendía si una niña lanzaba la peonza mejor que muchos chicos o si algunos de éstos ganaban en cualquiera de las modalidades de la comba.

No sé si es que los tiempos han cambiado tanto o es que hay demasiado necio mandando en la política y en la sociedad, sin más oficio ni beneficio, sin más capacidad de proponer iniciativas para el bien común y con demasiado tiempo para pensar estupideces con las que justificarse y ya de paso intervenir la sociedad hasta el límite de la asfixia de las libertades individuales más inocentes y anecdóticas. La mayoría de los políticos no son así, pero muchos sin serlo no tienen más remedio que apoyar lo que otros paren. El que se mueve no sale en la foto. Y el más “avanzado” es el que más sale.

Leo ayer, que la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados ha aprobado una iniciativa que pide al Gobierno “medidas para eliminar los juegos sexistas y los estereotipos de los patios de los colegios”. Una vez destrozada con carácter general la educación a base de un maremágnum de leyes estatales y autonómicas, es hora de meterse también a controlar el juego de los niños. Dice el fenómeno (socialista, lo siento) del que partió la propuesta que casi todos los juegos y actividades de ocio están impregnados de violencia y sexismo. Será si él lo dice, aunque no sé a qué jugarán algunos en los despachos del Congreso para tener esa opinión. Quieren que se elaboren protocolos de juegos no sexistas para que, en lenguaje políticamente correcto y a la moda, se implanten y desarrollen en los espacios de juego reglado y no reglado en los colegios.

O sea, que como si fuéramos Corea del Norte o estuviéramos en el 1984 de Orwell versión infantil, hay que controlar cada segundo de la vida de nuestros niños, no siendo que en la espontaneidad descubran la libertad y luego al crecer sigan queriendo defenderla. Una cosa es romper tabúes y otra pasarse de la raya y caer en el puro adoctrinamiento totalitario. Los niños nacen más listos de lo que pensamos, hasta que poco a poco vamos atontándolos entre todos. Lo tienen muy claro y desde el principio saben que hombres y mujeres no somos idénticos, sino diferentes y complementarios. Cosa obvia por otro lado, salvo para estos plastas, que no quieren ver que todo esto son cuestiones de género, pero del género tonto.

domingo, 24 de octubre de 2010

Provincia

Buen invento éste del día de la provincia. Es un día en el que adquieren una parte del protagonismo que debería corresponderles permanentemente, nuestros pueblos y sus representantes municipales. Además procurando dejar a un lado el color político de cada uno, lo cual convierte la celebración en mucho más saludable. Es cierto, que siendo una oportunidad importante para que todos tomemos conciencia de que somos provincia y de qué provincia somos, sin embargo, el efecto se pasa con demasiada celeridad, como la espuma de la cerveza, que desaparece sólo unos minutos después de servirla, si se deja en reposo.

Quizás ese mismo sea el problema de Zamora. Somos una provincia cada vez más pequeña en población, en una caída que se va acelerando, para la que ningún impulso extraordinario se genera desde fuera de modo que pueda revertir la tendencia y en la que tampoco desde dentro abundan los proyectos, las decisiones o las apuestas colectivas que favorezcan su desarrollo presente y futuro. Por eso, está bien cualquier actuación que reduzca los elementos que nos separan y ensalce los que nos unen, pero que no sea flor de un día y que se mantenga con una actuación coherente, fundamentalmente de las Instituciones, durante todo el año.

Son cosas éstas, que no siempre se entienden por quienes más deberían promoverlas, no vayas a creer, amigo lector. Una pequeña, anécdota. Cuando en el año 95 llegó al Ayuntamiento de la capital el primer equipo que encabezara Antonio Vázquez, nos sorprendió la cantidad de invitaciones que llegaban de los alcaldes de la provincia para que acudiéramos a la celebración de sus fiestas, en ese verano que empezaba. Primero por cortesía, después por vocación y porque era, en lo humano, muy gratificante hacerlo, comenzamos una tournée que se prolongó a lo largo de todos los fines de semana de aquel estío y también de los sucesivos. Aquello sorprendió a los alcaldes de los pueblos, que son, probablemente, los únicos verdaderamente agradecidos en la selva política, y que no esperaban aquella respuesta en la que se implicó todo el grupo, algunos desdoblándose.

Nos parecía que aquello era una forma más de hacer provincia, de favorecer la cohesión y la identidad entre mundo urbano y mundo rural y nos dejó un magnífico sabor de boca. Pero como la política tiene esas cosas incomprensibles o, lamentablemente, demasiado comprensibles, resultó que cinco años después, verano del año 2000, a Vázquez y a mí se nos recriminó ese comportamiento por parte de un muy alto cargo regional de nuestro partido, que atendía así, según nos confesó, a la queja del entonces presidente del PP zamorano. Evidentemente hicimos caso omiso, pero lo recuerdo como una puñalada.

Dicho lo cual, ojalá fuéramos capaces entre todos y con todos, de aunar fuerzas para reclamar lo que nos corresponde, y ya de puestos, un poco más, que por una vez que el destino nos mimara tampoco pasaría nada.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Fractales

No muchos lectores de La Opinión-El Correo de Zamora habrán reparado en ello, o ni siquiera lo habrán visto; algunos medios ni lo han recogido. No tiene demasiada importancia, parece, ni es algo cuyo conocimiento alcance más que a un puñado de estudiosos y algún loco curioso de las “cosas raras”. Ayer, en página par, justo debajo de un breve en el que se decía que el Grupo periodístico Zeta tendrá que indemnizar a Marta Sánchez, por publicar en otro medio, unos desnudos que aquélla hizo para Interviú, se recogía la noticia del fallecimiento de Benoît Mandelbrot.

Descubrí la noticia por las cosas que tiene ese azar que, a veces, resulta ser mucho más organizado de lo que uno piensa. Fue en el repaso matutino que a vuela pluma suelo hacer del periódico. En ocasiones ni siquiera llego a las páginas de información nacional, otras salto desde las de provincia a los deportes -reconozco que aún no tengo esa costumbre tan acendrada entre los lectores clásicos de empezar el diario por las esquelas-, y a veces ni siquiera echo un vistazo más que a las primeras páginas. Pero ayer coincidió que descubrí ese pequeño rincón.

Más o menos así descubrí en su día, yo, que siempre fui estudiante al que las ciencias no atraían precisamente, la existencia y la obra de este matemático nacido en Polonia, emigrado a Francia y finalmente residenciado en Estados Unidos donde ha desarrollado toda su vida científica. Fue al adentrarme en la lectura de un libro que también por azar descubrí sobre una mesa, o en un estante, mientras vagaba por los recovecos de una librería. Se titula “Caos y Orden”, es de Antonio Escohotado, jurista, filósofo y sociólogo cuyo nombre también me era desconocido. Entre miles de libros, aquél atrajo mi atención y en él descubrí a Mandelbrot y su investigación y desarrollo de la teoría de los fractales, algo que no cometeré la imprudencia de tratar de explicar, pero sí les invito a que hurguen en eso que suena tan raro.

Si lo hacen, descubrirán como yo entonces, que las reglas de las matemáticas y la física, de las ciencias naturales y las ciencias sociales son sorprendentemente parecidas cuando no idénticas. La geometría fractal por él inventada se aplica a disciplinas como la geología, medicina, astronomía, ingeniería pero también a otras tan dispares como las finanzas y la anatomía.

Sí ya sé que hoy podía haber escrito de edificios municipales, de archivos de denuncias infundadas o de declaraciones por injurias y calumnias en proceso que culminará en condena por excesos y daños. Pero no, al ver la noticia, preferí escribir de aquello en lo que una vez aprendí que a las cosas de los hombres, como a la naturaleza misma, hay que dejarlas que sigan su cauce y encuentren su desembocadura, pues, aunque nos cueste creerlo ante trazados sinuosos, con diseño fractal, repletos de bifurcaciones, casi nunca hay más que una posible.

domingo, 17 de octubre de 2010

El tercer sótano

No será un sesudo analista, sí un hombre de mundo. Tanto, que probablemente no exista otro español que haya conocido más naciones o estrechado tantas manos de presidentes y gobernantes en todo el orbe como él ha podido hacer a lo largo de las últimas cuatro décadas. No hay mejor vacuna contra el provincialismo y el nacionalismo que viajar mucho y conocer mundo y lo mismo sirve para tener una perspectiva amplia y abierta de lo que pasa en España. Dice Julio Iglesias que hay una veintena de políticos “sentados en sus casas" que son superiores a los que están en activo, "multiplicados por mil" refiriéndose fundamentalmente a Felipe González y José María Aznar, de quienes ha añadido que solamente con su instinto, son capaces de hacer mejor las cosas.

La de nuestro cantante más internacional es una voz autorizada y sobre todo una de las que mejor se puede permitir absoluta independencia de criterio para decir libremente lo que piensa. Y, aunque es evidente que toda generalización es no sólo inexacta sino injusta, estas manifestaciones vienen a poner una vez más sobre el tapete lo que ya sabíamos; que en cada una de las legislaturas de nuestra ya madura democracia, el nivel político en general y la media de capacitación de nuestros representantes parlamentarios es cada vez más bajo. En esto, hemos caído tantos escalones que debemos estar ya pasando del tercer sótano.

El mero hecho de que tengan que venir a decírnoslo desde fuera, acredita el terrible momento de mediocridad que sufre España desde un punto de vista institucional y social en su conjunto, incluyendo la abdicación de las empresas periodísticas de su papel de conciencia crítica, para girar su punto de mira exclusivo a una cuenta de resultados cada vez más cautiva de la subvención pública. El mayor problema de lo mediocre es su tendencia a retroalimentarse, entrando así en una espiral en que a un escenario de mediocridad lo sucede indefectiblemente otro donde ésta es aún más profunda.

Un penúltimo ejemplo, esta semana. Han bastado unos pitos y abucheos al presidente, para que hablen de ofensa nacional y propongan censuras los mismos que han permitido delante de sus narices la quema de banderas o fotos del Rey, ¿verdad Chacón?, los que han escuchado con simpatía a quienes llamaban asesino a otro presidente del Gobierno, ¿no es cierto Rubalcaba? Respeto institucional pide quien, en el mismo desfile, pocos años antes, permaneció sentado en alarde ofensivo a una bandera amiga; siendo diputado, no un ciudadano más y no separado por vallas a varias decenas de metros, sino en el palco de autoridades, mientras los Reyes y demás altas autoridades del Estado se ponían de pie.

Lo peor es que en conjunto no hay muchos visos de que Julio Iglesias pueda llegar pronto a pensar lo contrario que ahora. La democracia, en la oscuridad del tercer sótano, asusta a los mediocres y éstos, mandan demasiado.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Cada vez menos

Acaba de hacerse público un nuevo estudio, y van tropecientos, que dice que de mantenerse la tendencia en que estamos inmersos, nuestra provincia seguirá cada año perdiendo población en una sangría de dramáticas consecuencias. Nada que no sepamos o que nos pille por sorpresa y, aunque mal de muchos sólo pueda ser consuelo de tontos, es lo cierto que la situación no es exclusiva de Zamora. En realidad, salvo Ávila y Valladolid, las otras siete provincias de Castilla y León apuntan en la misma dirección, por lo que si hoy somos menos de dos millones y medio, para 2050 serían poco más de dos millones los castellanoleoneses.

Claro que no es lo difícil tomar los datos del censo en los últimos años y extrapolarlos haciendo una proyección a 10, 20 ó 30 años, eso en realidad es lo fácil aunque implique trabajar con diferentes variables técnicas como la edad media de los habitantes, las cifras de natalidad, etc. No, lo complicado, y es a lo que nadie termina de ponerse en serio, es encontrar las soluciones para evitar que esa espada de Damocles caiga definitivamente sobre nuestras cabezas.

Porque salvo milagro, guerra nuclear o invasión extraterrestre, aquí no van a venir riadas de inmigrantes a cubrir de la noche a la mañana las oportunidades laborales que por otro lado no generamos. Ni va a producirse un sorprendente “baby boom”, cuando resulta que a la mayor parte de nuestros pobladores se les han pasado el arroz o las ganas en eso de la procreación. No es por la vía de que vengan otros por la que la provincia de Zamora pueda seguir siendo viable. No, decididamente, la única solución para no llegar al punto de no retorno, es crear las condiciones para que al menos una buena parte de los que aquí nacen, permanezcan aquí, justo en esas edades en que se crean las familias y se tienen hijos.

Y para eso, recuerdo haberlo escrito ya alguna vez, no es de Ayuntamientos o Diputación de quienes hemos de esperar el remedio. Por mucho que nos gustara que así fuera, pueden colaborar, pero no resolver por sí mismos. No, son los gobiernos central y autonómico los que tienen que asumir el reto y el compromiso de garantizar el desarrollo equilibrado en todo el territorio y ni uno ni otro lo están haciendo, ni nosotros se lo exigimos, aunque hora va siendo.

Eso en lo que a lo grande se refiere. En lo pequeño, lo cotidiano, lo de escala ciudadana, nos toca a cada uno de nosotros aportar nuestro granito de arena. ¿Cómo? Dejando de ser tan provincianos como somos con frecuencia, incluidos muchos que van de cosmopolitas. Apoyando a los que promueven y no criticando a cualquiera que se mueva con la mordacidad con la que con frecuencia lo hacemos y, en definitiva, creyendo más en nosotros en conjunto y en cada uno de los nuestros individualmente.

domingo, 10 de octubre de 2010

Autobiográfico

No soy mitómano. A mis cuarenta y dos, he conocido ya suficientes ídolos que resultaron tener los pies de barro como para que se cuenten con muy pocos números aquellos personajes por los que siento verdadera admiración. El escribidor Vargas Llosa es, sin embargo, uno de ellos. Por su forma de desgranar la literatura en libros, los libros en frases, las frases en palabras y las palabras en letras. Pero también por su militancia activa a favor de las libertades y su esfuerzo constante, en novelas, ensayos y artículos por desenmascarar los mil artificios tras los que esconde sus facciones el déspota.

Por eso, hace unos cuatro o cinco meses, hice algo que no había hecho nunca antes con nadie. Fue en Madrid. Vargas Llosa salía, acompañado de otra persona, del Círculo de Bellas Artes, donde acababa de asistir a un homenaje al exilio cubano, a los exiliados del régimen comunista castrista, que es por otro lado uno de los mejores sitios en los que se puede estar cuando se cree en la justicia y la libertad como derecho supremo del individuo. Don Mario, soy un gran admirador de su obra, es un placer poder saludarle, le dije tras acercarme a él, antes de intercambiar brevemente algunas palabras más, precedidas por su agradecimiento. Nos dimos la mano y nos despedimos, él por su camino y yo por el mío.

Los últimos tres días habré leído una cincuentena de crónicas y artículos sobre el escritor peruano-español al que la Academia de los Nobel acaba de conceder su premio, con varias décadas de retraso. Me he empapado de Llosa leyéndolos con delectación; con el ensimismamiento y el placer que sólo da pasar las horas contemplando la fuerza del mar cuando rompen sus olas o el crepitar del fuego en una chimenea, acariciar una piel especial o imbuirse absorto en el universo de una buena novela.

Forma parte de la magia que sólo los grandes creadores literarios pueden destilar. Durante los últimos tres años, en mis artículos, he citado infinidad de veces a Borges, lo hago cada día en el nombre que da título a mi colaboración. El argentino ha sido el más injustamente preterido por la Academia sueca. En mis columnas más políticas he citado también varias veces a Vargas Llosa y muy especialmente su novela “La fiesta del chivo” en la que, como en ninguna otra, aprendí que los arquetipos de la condición humana son tan universales, que el comportamiento de un pequeño hombre nacido en un pueblecito de esta provincia que se vacía, o el de quienes lo rodean, pueden responder exactamente al mismo patrón que el de un megalómano déspota de otro tiempo y latitud y el de sus adláteres.

Es lo que tiene la buena literatura, que como en el aleph borgiano, todo está en ella, pasado, presente y futuro, el mundo exterior y el alma de los hombres. Lean. Disfruten. Sientan.

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Dónde el problema?

Lo malo de las primarias en los partidos políticos en España es que no existen. Y sin embargo a veces hasta funcionan y entonces, precisamente entonces, es cuando más enemigos acérrimos le surgen a éste que, mientras no se demuestre lo contrario, es el único avance verdaderamente democrático que se ha producido en la vida política partidaria de nuestro país en los últimos 30 años.

Acabo de leer unas declaraciones de Zapatero en su calidad de Secretario General del PSOE en las que dice “no podemos tener siempre razón, Gómez es el mejor”. Esto último es bastante discutible, pues unos y otros intuimos que Aguirre le va a dar (como le hubiera dado a Trinidad Jiménez) un tremendo revolcón el próximo mayo, pero en la primera parte, por obvio que parezca, está acertado el presidente del Gobierno. Por mucho que uno se crea dios o lo llamen el one y lo convenzan de su infalibilidad los aduladores que siempre rondan a los césares, nadie, individualmente o en un pequeño grupo, puede tener siempre razón y saber qué es lo que conviene, siente y piensa una gran colectividad.

Lástima que esto lo diga después de haber intentado impedir que Gómez se presentara, con malas artes y amenazas y de tratar de dirigir el voto de los militantes a favor de la derrotada. Mal Zapatero, pero también algunos líderes populares, muchos alfeñiques de partido y un no escaso grupo de corifeos mediáticos que hacen chanza del desarrollo y desenlace de las primarias socialistas madrileñas. Cuando los veo estos días en los medios de comunicación, indefectiblemente pienso ¿pero de qué se ríen estos? En serio, es que no entiendo cuál es el problema para su partido, para el presidente del Gobierno de la Nación o para el ganador de las primarias derivado de que éstas se hayan celebrado.

Para el partido socialista de Madrid el hecho de que a las bases se les haya permitido ser protagonistas sin excepción y con la libertad que otorga el voto individual y secreto las ha movilizado meses antes de las elecciones con lo que pueden sentir que sirven para algo más que pagar la cuota y llenar los pabellones para la televisión. Si son capaces de mantener esa movilización, les irá mejor en las urnas. Para el presidente del Gobierno, si no se hubiera metido él sólo en el zarzal de querer secuestrar las primarias, el proceso lo habría fortalecido frente a los suyos y como demócrata. Por último, el vencedor de las primarias ha tenido una magnífica campaña de imagen prácticamente sin coste pasando a ser conocido por la generalidad de sus votantes y pudiendo mostrar los galones del que ha vencido aunque sea en batalla interna y no olvidemos que los votantes quieren ganadores.

Entonces, ¿dónde está el problema? En los que habitan en divanes cómodos con los mandos en la mano.

domingo, 3 de octubre de 2010

Serapio

Es una institución en sí mismo. Serapio ha sido durante 37 años el encargado de que la parte del ayuntamiento de Zamora que a él le correspondía fuera siempre sobre ruedas. En épocas de bonanza o tiempos de crisis, momentos de euforia o situaciones de emergencia, su automóvil siempre enfiló su rumbo firme y asentado. A 80 o a 180, ahora que no nos oye nadie; como una nube, el aire envuelto en el caucho de los neumáticos eleva y aísla a sus transportados para que ni el tráfico de las autopistas ni los baches que comunican con nuestros pueblos afecten al pensamiento, al trabajo o la conversación de alcaldes o concejales. Nunca una observación no solicitada, un comentario extemporáneo o fuera de tono. Nunca una queja.
Serapio a su vehículo no lo llama coche sino auto, que es mucho más elegante, armónico y musical. Y lo conduce como el científico sujeta una probeta, como el escultor marca el mármol con su cincel, como Messi controla el balón con la caricia de su bota; con la misma cadencia con la que lo he visto bailar algún que otro pasodoble con Seve o sonreir y brillar sus ojos cuando se le recuerda que ahora, sobre todo, es abuelo.
Por esas manos con las que con tacto tan suave como firme e infalible recorre el volante y dirige las ruedas, han pasado nueve alcaldes. Quién sino él puede atesorar más horas de la historia reciente de nuestra ciudad. En eso Serapio es un saco sin fondo, todo lo que haya oído, conversado, compartido, en esa semiesfera autónoma que se resguarda tras las lunas de su vehículo, queda encerrado en el pozo de su discreción, su prudencia y su profesionalidad. Aunque tiene otras virtudes no menos valiosas. Para un profesional de lo suyo y como él, les aseguro que hay pocos, lo importante no es sólo saber llegar, sino también, lo cual es mucho más difícil, saber estar. Él siempre sabe estar cuando está, no estar cuando no debe estar y reaparecer en el momento justo en que se le necesita. Sólo falta su nombre inscrito en la placa que junto al salón de Plenos recoge los de todos los ediles de la democracia.
Serapio se ha jubilado, millonario en kilómetros, consumidos unos cuantos miles de cajetillas de ese tabaco rubio que también ahora está a punto de dejar y contando con un buen puñado de amigos y admiradores. Con algunos de ellos y con él mismo, compartí hace muy poco mesa y mantel en pequeño, íntimo, fraternal y cordial homenaje de agradecimiento a un grandísimo profesional que es aún mejor persona, porque créanme y esto es lo más importante, ni enfadado se le quita a Serapio la faz de buena gente y la cara, en este caso sí, es el espejo del alma. Muchas felicidades, Sera.

jueves, 30 de septiembre de 2010

El Etnográfico

No dudo en absoluto que sea arte colocar en la plaza mayor un “pivot” con cartelitos soldados para regarnos figuradamente a todos con buenas intenciones. No dudo tampoco que cada uno de los acontecimientos culturales más o menos líquidos que se celebran y financian de lo público a lo largo del año en la ciudad y en la provincia de Zamora tienen su razón de ser, sus cualidades artísticas y dejan su huella en el acervo cultural de zamoranos y visitantes. Estoy seguro de ello. No podría yo pensar que todas esas actuaciones no se llevan a cabo con las mejores intenciones, el mejor criterio y la mayor dedicación por organizadores, financiadores y artistas.

No, todo eso está fenomenal, hay quien tiene que vivir de ello, que no están las cosas como para mandar a más gente al paro y si algunas de esas novedosas novedades y “performances” no las termino de entender o no me gustan es, sin duda, un problema mío, de mi escasa capacidad y de mi insuficiente “contemporaneidad”.

Estoy además seguro de que todas esas actuaciones son lo suficientemente baratas como para que puedan llevarse a cabo a pesar de la necesidad, común a todas las administraciones, de apretarse el cinturón. Pero todo lo dicho no empece para que como zamorano sienta bochorno al escuchar la queja entre desesperada y resignada del director del Museo Etnográfico. Dice el bueno de Carlos Piñel que el presupuesto, nunca demasiado alto, se va reduciendo cada año de manera notable. Lo financian la Junta al 60 por ciento y Diputación y Ayuntamiento al 20 cada uno, aunque éste último parece que va a recortar su aportación de 200.000 a 55.000 euros.

Ya, ya sé que a alguien le tiene que tocar, pero resulta que este museo alberga la más importante colección etnográfica de España y posiblemente de Europa y que es tan de ámbito regional como el de Arte Contemporáneo de León aunque tenga menos de la mitad de presupuesto para su funcionamiento. Ya saben, lo contemporáneo luce más, sobre todo en León o Valladolid, que lo antiguo. Aunque aquello en realidad guste a muy pocos y esto lo entienda todo el mundo. Si en Zamora fuéramos capaces de hacer una plataforma a favor de algo y no siempre en contra, éste sería el momento. Y no sólo para que se dote de los medios mínimos para un funcionamiento digno al que podría ser el museo más popular, visitado y disfrutado de la Comunidad. También para divulgar adecuadamente su existencia, cosa que hasta hoy su titular, la Junta de Castilla y León, no ha querido hacer.

Cuando las obras del museo avanzaban con dificultad porque la Junta no terminaba de aportar la inversión necesaria, se conocieron en la feria INTUR, Piñel y Herrera, aquél le explicó el problema y éste lo resolvió pronto y bien. Estaría bien que ahora volviera a pasar lo mismo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Piquetes

El de huelga es un derecho consagrado en la Constitución y que como tal debe ser respetado y protegido. El derecho a trabajar también está consagrado en la Constitución y por lo tanto debe ser igualmente respetado y protegido. El primero asiste a todos los trabajadores, el segundo no, al menos no a los cinco millones de trabajadores que no tienen empleo y de los cuales, la mitad lo han perdido en los últimos dos años sin que Méndez, Toxo, ni un tal Prieto, que esta semana arengaba a cerrar Zamora el 29, hayan hecho nada positivo para evitarlo.

El miércoles, todos los trabajadores tienen el derecho a no asistir a su puesto de trabajo, con excepción de aquellos que deban cubrir la proporción aprobada de servicios mínimos esenciales para la comunidad. A su vez, los empresarios y las administraciones tienen la obligación legal de abrir los establecimientos y centros de trabajo, entre otras cosas, para que aquellos trabajadores que no quieran secundar la huelga, puedan hacerlo con normalidad y seguridad.

Hasta aquí todo sería perfecto, pero eso no basta en un país donde sigue pendiente desde hace más de 30 años, porque no interesa a los sindicatos, el desarrollo de una ley de huelga que concrete y regule el marco en el que ésta puede ejercitarse en libertad. Libertad para hacer huelga, libertad para trabajar. Libertad, una de las palabras más usadas, y de las que más sarpullidos levanta. Si algunos líderes sindicales apostaran por la libertad, no vendría un tal Prieto a anunciarnos, tono amenazante, con la presencia numerosa de piquetes. “Para garantizar el ejercicio libre de la huelga frente a las coacciones y presiones de los empresarios para no secundar el paro”, memez que ha dicho sin rubor.
Los piquetes servían en su origen, para explicar a los miles de trabajadores de las grandes empresas industriales de los siglos XIX y XX, las razones de los desencuentros con los patronos, que obligaban a tomar medidas drásticas de presión y coacción para alcanzar los objetivos sindicales pretendidos. En una huelga general del siglo XXI que se juega fundamentalmente en los medios de comunicación cada segundo durante días y días, no hay más piquetes que los que sirven para amenazar, coaccionar y en definitiva robar la libertad a los trabajadores.
Ante su actuación, habría que recordarle a estos lidercillos a los que se les va la boca y también la mano, lo que dijera Miguel de Unamuno a Millán Astray en la Salamanca del 36, "Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir".
Curiosidades de la vida, hace unos días en Barcelona, en plena polémica sobre los “liberados”, descubrí en los carteles del llamamiento sindical al paro general del 29, que en catalán huelga se dice “vaga”, y sonreí.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Fuentes nuevas para el PSOE


Perdón por el juego de palabras pero si, como parece, Manuel Fuentes es el candidato elegido para intentar recuperar el bastón de mando de la ciudad que perdieron el PSOE y Andrés Luis Calvo hace ya 15 años, resultará que efectivamente después de muchos años los socialistas zamoranos se han decidido a beber de unas fuentes distintas de las acostumbradas por tanto tiempo.

No conozco mucho en lo personal al nuevo candidato, aunque sí he seguido su trayectoria con atención, pues hace muchos años que su nombre estaba siempre ahí, pretendiendo aflorar pero luchando siempre contra demasiados elementos hostiles, nadie sabe exactamente por qué; o quizás sí, por ese extraño, íntimo y cerval temor que algunas personalidades generan entre los grupos acomodados, no sólo en la abundancia sino, como es el caso socialista en nuestra provincia, en los resultados paupérrimos.

Recuerdo a este respecto, que el día que perdió las primarias frente a mi ahora amigo Antonio Plaza, me encontré en el barrio de Olivares con un grupo de personas entre los que estaba la actual directora de La Opinión de Zamora. Comentando el resultado, ambos coincidimos en que los militantes socialistas habían decidido mantener intactas las fuentes de las que manaba el control del partido socialista, quizás por miedo a perder un suelo electoral que yo, entonces y hoy también, veía demasiado bajo, en lugar de apostar por un planteamiento más arriesgado pero también por ello más motivador para sus bases y el conjunto del electorado.

Dicen ya las malas lenguas que Fuentes era el único con suficiente instinto suicida como para acoger de buen grado, siete años después de aquello, la designación y para enfrentarse al, desde la trágica desaparición de Manuel Riesco, y la abrumadora victoria de Antonio Vázquez en el 95, homogéneo Partido Popular. Osado sí, pero lo de suicida yo no lo tengo tan claro. Si algo no se le puede negar a Fuentes son su capacidad y vocación de trabajo (hablo de política, no de gestión, que es algo en lo que puede presentar escaso bagaje), su verbo fácil y su capacidad innata e inagotable, herencia quizás de su pasado sindicalista, para reunirse, hablar y debatir hasta la saciedad.

A ocho meses vista de la cita electoral -algo sé de estas lides- ésas y no otras son las mejores armas para acercarse con posibilidades de éxito a las urnas. De momento ya ha pillado con el paso cambiado al PP, cuyo presidente, me dicen, todavía el lunes afirmaba tajante que repetía Carlos Hernández. Pero para llegar a Roma, primero habrá de cruzar el Rubicón. Sólo podrá hacerlo si consigue movilizar a su favor a sus compañeros de partido; lo cual, por incongruente que parezca, puede ser uno de sus más difíciles retos y desde luego, el primero de ellos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Electoralismo

Al acto reivindicativo y de protesta de los alcaldes del PP en el único tramo de la Ruta de la Plata aún sin autovía, algunos lo han llamado electoralismo. Pues claro, lo que no entiendo es en qué sorprende. Los políticos tienen dos misiones, gestionar la cosa pública, para el progreso y el beneficio de todos, y hacer política; y ésta, por mucho que algunos se rasguen hipócritamente las vestiduras tiene también un fin básico y legítimo en democracia, ganar las elecciones para seguir gestionando la cosa pública y haciendo política. Es una rueda que sólo varía en los matices y detalles de cómo es cada cual en esas lides y en la alternancia.

El electoralismo es, pues, connatural a la política. No digo con eso, como ahora tanto se lleva, que el mejor político es aquel que gana las elecciones a cualquier precio. No, ser honrado, tener un comportamiento ético y no mentir sobre las intenciones políticas, no es un elemento de puntuación, debería ser un requisito previo sin cuyo cumplimiento nadie pudiese siquiera plantearse la actividad política. Claro que en un sistema donde lo que prevalece casi en exclusiva es la docilidad en el redil partidista, hablar de esas cosas es mera utopía.

Sólo en ese contexto el electoralismo puede alcanzar las connotaciones tan negativas con las que ahora lo percibimos. Por lo demás, todo político hace electoralismo, gobierne o esté en la oposición y, desde luego, se me ocurren cientos de actuaciones políticas más “electoralistas” y menos justificadas que las de unos alcaldes que en nombre de sus ciudadanos reclaman algo tan evidente, razonable y justificado. Es verdaderamente impresentable, inaudito e inasumible que de los más de 800 kilómetros de la Gijón-Sevilla, sólo falten de ser autovía cincuenta, que todos ellos estén en nuestra provincia, que unan las dos localidades más importantes de ésta, y lo que es peor, que haciendo ya meses que se terminara el último tramo, en los nuestros la ejecución no haya comenzado aún, ni se atisbe la menor intención de hacerlo.

Ojalá nuestros políticos hicieran más electoralismo de este tipo, tal vez así se nos respetaría por los dirigentes regionales y nacionales. Que no sólo ocurriera en vísperas de elecciones y que así quedara claro que el electoralismo es a favor de la sociedad en su conjunto y no como reivindicación personal, en esas fechas, de quienes lo impulsan.

Hago un aparte. También hay electoralismo por omisión. Esta semana hemos visto las pocas imágenes que los medios (a los que les prohíben el acceso) han conseguido de la matanza del Toro de la Vega, en Tordesillas. En Internet se encuentran fotos y vídeo. Cinco minutos para que todo un pueblo, en salvaje y macabra cruzada, acose y lancée a un animal hasta su muerte. La tradición amparó brutalidades ya olvidadas, otras tendrán que ir siguiendo el mismo camino, aunque no sea electoralista propugnarlo.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El concepto es el concepto

Ahora que Zapatero ha descubierto en Noruega (donde solo cuatro de cada cien noruegos están en paro), que en España (donde lo están veinte de cada cien españoles), los parados que están realizando cualquier curso de formación o distracción del tiempo no son parados sino “trabajadores por el país”, me quedo mucho más tranquilo. Qué sabiduría rebosa nuestro inefable presidente en cuanto trasciende las fronteras nacionales. Trabajadores por el país. Coño, y esto no se le había ocurrido antes a nadie. Trabajadores por el país. Toma ya.

Es que son casi infinitas, las posibilidades que depara el desarrollo de este nuevo concepto filosófico-político recién acuñado. Trabajadores por el país. Pues estamos, que si lo son y se supone que el país somos todos y no sólo un periódico, es que esto es muy bueno y benéfico para el conjunto de los ciudadanos. Hasta yo, que soy torpe de entendederas, voy captando que como descubrió Pazos en “Airbag”, “Mira nena, aquí hay una cuestión: el concepto es el concepto”. Se acabó la dicotomía trabajador-parado. A partir de ahora hay que diferenciar tres categorías.

El trabajador que egoístamente mantiene su empleo porque se empeña en trabajar para él y su familia, para pagar la hipoteca de su casa, el crédito del coche, la educación de sus hijos y el resto fundirlo en vicios y placeres mundanos o cual avaro lo ahorra, lo atesora, privándonos al resto de sus riquezas. Ése es el trabajador, en el mal sentido de la palabra, quede claro.
Luego está el trabajador que ha perdido su empleo o que todavía no ha encontrado el primero, que pasa meses, quizás años, buscando un sueldo de “quinientoseurista”, pasándolas canutas semana a semana, sin que lo defiendan ni el Gobierno ni los sindicatos; que se empeña en no evaporarse de las listas y estadísticas del paro con lo cual perjudica notablemente la imagen de España y su Gobierno en los foros internacionales. Ése es poco menos que un elemento antisocial de los del 1984 de Orwell. Es el parado, también en el mal sentido de la palabra.
Pero, menos mal que Zapatero nos ha descubierto que queda esperanza para España. Desapareced de las listas y acercaos a mí los del nuevo concepto, ha dicho. Vosotros sois el futuro, la generosidad y la solidaridad bien entendida. No sois trabajadores codiciosos, tampoco incómodos haraganes en el paro. No, vosotros que os habéis apuntado, voluntariamente o no, a un curso que ya veremos si os sirve para algo, sois la nueva estirpe de este pueblo. Los trabajadores por el país.
Está claro que no hay Rafa Nadal que valga. Fuera los individualismos, los modelos sociales tradicionales, el afán por prosperar. Tenemos nuevo modelo, el trabajador por el país. Zapatero dixit.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Cabaret y Surrealismo

La próxima huelga general de finales de septiembre, si no se suspende antes, amenaza con convertirse en uno de los mayores espectáculos de la historia, entre el surrealismo y el cabaret. La foto del cartel es el ya millonario Chikilicuatre al que apadrina el multimillonario Buenafuente y a los que promueve el marxista mega-multimillonario dueño y señor de La Sexta, Jaume Roures. La campaña publicitaria, una serie de diez “spots”, de los cuáles ya se han emitido tres, en la que los argumentos más concienzudamente elaborados consisten en hablar de esclavos y cabrones. Y la justificación de la huelga, ni se sabe.

En el París previo a la guerra de 1870, nació el mítico “Folies Bergère” que ya cuenta 140 años de existencia, el más clásico entre los clásicos cabarets de la capital francesa, a los que tan castizamente en España se agrupó bajo aquél epígrafe del “París bien vale una misa” y que tantas veces fue recreado por la pléyade de pintores impresionistas. Sólo dignos de su escenario son los “ágiles” giros de cintura y el bamboleo de caderas que Méndez y Toxo realizan para explicarnos por qué hay que hacer una huelga general (concepto revolucionario y golpista, también del XIX) que es contra el Gobierno pero menos que contra la oposición y que no pide medidas para fomentar el empleo o mejorar su calidad, sino que se limita a insultar de manera generalizada a los empresarios, desde los más grandes hasta los más pequeños; y también a la inteligencia del conjunto de los trabajadores y de los parados.

El surrealismo, que define, también en la capital francesa, André Breton en el Manifiesto de 1924, a partir de la confluencia de sus propuestas intelectuales y las derivadas del dadaísmo nihilista de Tristan Tzara, pretendía asociar el arte y las más recónditas partes del intelecto sin la participación intermedia de la razón ni de la censora conciencia. Que Méndez y Toxo, quienes en su vida han creado un puesto de trabajo, aunque cierto es, han liberado a unos cuantos de tener que trabajar para ganarse la vida, encabecen esta convocatoria contra todos y contra nadie, que busquen convencernos de aquello de lo que ni ellos están convencidos, que nos tomen por idiotas con una serie de anuncios insultantes, insufribles e insulsos; y que además pretendan tener éxito y que los sigamos en su baile, es como mínimo para que se lo hagan mirar.

En los siguientes vídeos promocionales sólo falta que Méndez y Toxo nos bailen el Cancán al ritmo de una de las brillantes interpretaciones musicales de Roberto Chikilicuatre. Después, aunque la huelga fracase, siempre les quedará Eurovision. No descartemos que lo hagan. Enfin, C’est la vie!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La barbacoa

No tengo a Óscar López por un torpe, aunque algunas torpezas ha cometido ya en su carrera hacia las próximas elecciones autonómicas. Quiere ganar a Herrera con frescura y no se le ocurrió en su día mejor cosa que empezar su andadura oficial subiendo a una montaña a muy temprana hora y claro, con él tuvieron que subir los periodistas. Ya allí se ganó algunas enemistades. No habrá sitios para empezar una campaña y en cuanto a la hora, la palabra madrugar es una de las malditas en el diccionario de los periodistas, acostumbrados a jornadas que se prolongan hasta altas horas de la noche en infinidad de ocasiones.


Le recriminan, un día sí y otro también desde las filas del PP que quiera ser presidente de los castellanoleoneses estando censado en Madrid y ésta es otra de sus torpezas cometidas, aunque a mí no me parezca tan grave, pues lecciones de paracaidismo electoral pueden darlas por igual los dos partidos mayoritarios con ejemplos y ejemplos. Son de esas cosas que permite el hecho de que la designación de los candidatos se haga por pequeños grupúsculos que se han hecho con el poder en cada fuerza política y no por las bases de militantes y simpatizantes.

Ahora, eso sí, la última es que ha sido de traca y merece que ruede alguna cabeza en su entorno. Como si un aspirante a presidente, aunque sea de una Comunidad Autónoma donde le falta mucho para poder ganar, pudiera permitirse no tener claro que las leyes son para todos. No se les ocurrió mejor cosa a los de su caravana de “maillots” ajustados (algunos demasiado ajustados, a juzgar por las fotos) que celebrar el verano a lo Georgie Dann con la barbacoa. Ya saben, “cómo me gusta la barbacoa”. Claro, como a todos. Pero resulta que está prohibida durante los meses de estío y no por el colesterol o el exceso de grasas que pueda perjudicar aún más la línea de sus acompañantes disfrazados de ciclistas. No, resulta que están prohibidas las barbacoas por el riesgo de incendio y, si hasta los pueblos que están en fiestas durante esos días tienen que olvidarse de tirar bombas y cohetes, no puede ser que ni él ni nadie de los suyos cayera en la cuenta de que la barbacoa tampoco está permitida.

Del desliz el que menos culpa tiene es él, salvo porque como a la mayoría de los designados como líderes, quizás también le apasiona estar rodeado de pelotas que le ríen las gracias, festejan las ocurrencias y apoyan cualquier tontería que se le ocurra. Si Óscar López, al que no tengo por torpe, pretende aspirar a un mínimo plus de éxito sobre el que han tenido sus predecesores en nuestra Comunidad, más le valdría empezar a cambiar caras, cerebros y piernas dentro de su partido. Pero me temo que en lugar de eso, seguirá apostando por irse con la panda, de barbacoa.

domingo, 5 de septiembre de 2010

La existencia de Dios

Stephen Hawking, el físico mundialmente conocido por sus estudios y su actividad de divulgación y acercamiento a todos de las teorías y avances científicos ha reabierto la polémica sobre la existencia de Dios al descartar la creación divina del cosmos. Al margen de lo que pueda tener de argucia de la editorial para generar expectación ante el inminente lanzamiento del libro en el que se contiene el párrafo en el que hace tal manifestación, lo cierto es que desempolva la pregunta primigenia del hombre y con ello levanta una vez más la eterna polvareda en la que física, metafísica y teología no han encontrado aún el punto de coincidencia.

La lucha, unas veces soterrada, otras evidente, mantenida entre ciencia y religión ha sido una constante a lo largo de la historia pero también entre unos científicos y otros. Inmediatamente después de que se haya conocido el nuevo posicionamiento del científico al que la esclerosis mantiene desde hace décadas postrado en una silla de ruedas, todos los periódicos se han apresurado a generar dobles páginas con argumentos y pronunciamientos de eruditos altamente cualificados, a favor y en contra, muchos de ellos con una buena carga de visceralidad y dogmatismo.

Porque no sólo son dogmáticos quienes siguen los dogmas de la Fe, que como nos decía el catecismo, es creer lo que no se ve. También hay dogmáticos de la ciencia en aquellos aspectos que la ciencia aún no ha sido capaz de demostrar sino en la forma de hipótesis de trabajo no verificables o con término más ajustado, no falsables. Hawking no es un dogmático y, sin embargo en esta ocasión, parece ir unos cuantos pasos más allá de lo que pueda ser una aseveración científicamente demostrada.

Hemos oído en alguna ocasión aquello de que hay que ser muy creyente para poderse declarar ateo. Tanta Fe hay puesta en la afirmación Dios existe como en la contraria y es lo cierto que desde que la Iglesia fue civilizándose y entendiendo (aunque no siempre) el conocimiento científico como positivo y no como una agresión, ciencia y teología han podido avanzar pacíficamente por caminos paralelos.

Me sumo a los que creen que somos demasiado insignificantes y con una mente limitada en capacidades y tiempo, como para poder llegar a responder tan pronto a la más grande de las preguntas o para entender que lo Eterno (sea éste Dios, el mismo cosmos o el vacío) no ha tenido origen. A los que piensan que ciencia y teología son perfectamente compatibles ya que al final la respuesta sólo será una y probablemente integradora de ambas ramas del saber. Línea ésta que anticipó otro científico, Louis Pasteur, al afirmar que “un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él”.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Será que Europa es mujer

Anda enfrascado Gadafi, en sus particulares “Vacaciones en Roma”, aseverando que toda Europa debe ser islamizada. El libio, famoso por sus excentricidades y más aún por la pretoriana guardia exclusivamente femenina que lo rodea y protege permanentemente, ha decidido comenzar ese proceso de apostolado con 500 azafatas de todos los tipos de “azafateo” que imaginarse puedan. Es curioso que haya elegido Roma, en la Italia berlusconiana para reunirse con estas quinientas chicas, todas ellas de buen ver. Tal vez el culmen del acierto hubiera sido hacerlo en Villa Certosa, la mansión donde Il Cavaliere se rodeaba de sus belinas y que ahora tiene en venta.

Italia y Libia siempre estuvieron próximas, y no sólo geográficamente, pero esos paralelismos Berlusconi-Gadafi vienen una vez más a demostrar cuan cierto es que los extremos se tocan. Quiere Gadafi islamizarnos a todos, empezando por las azafatas y terminando, imagino, por mineros, camioneros o marineros que, mire usted por dónde, siendo los últimos, pueden convertirse en la reserva espiritual de occidente en la que en su día pensara Unamuno.

En acción no concertada pero sí coincidente, el nada estimulante líder iraní acaba de aprovechar no sé qué para canonizar a la italiana consorte del presidente de Francia, Carla Bruni como “puta francesa” y como quitándole hierro, un día después ha añadido que merece morir. Estos fenómenos de la naturaleza es que aún no se han enterado bien de lo de la Alianza de Civilizaciones… o tal vez es que lo han comprendido demasiado bien y pronto.

Habrá pues que redoblar esfuerzos para ese entendimiento que nuestro Gobierno tanto propugna, en disonancia con el “carca” planteamiento de respuesta que propugnó en su día Tony Blair, la alianza de los civilizados. Claro que puestos a redoblar esos esfuerzos, quizás convendría empezar por nuestro cercano vecino marroquí. ¿Se acuerdan de la obra de teatro de Alonso de Santos, que luego hizo película Colomo y con Verónica Forqué en papel estelar? Entonces era bajarse al moro, ahora es que el moro se nos sube.

El nada democrático rey de Marruecos mantiene la línea de sus ancestros y de vez en cuando suelta un coletazo contra España para conseguir algún objetivo propio. Cuando aún no se conoce con exactitud su grado de implicación, por acción u omisión, en el 11M, lleva semanas hostigando a la españolísima Melilla, aunque con menos ímpetu del que ejercitó con el islote Perejil, con la excusa de que las mujeres policías de nuestra frontera maltratan a los suyos… simplemente porque son mujeres y es humillante para ellos que les pidan los papeles o les den órdenes. Eso sí, cuando sus polis arrean, que ellos sí que lo hacen, que se lo digan a los activistas pro saharahuis, o sea, pro justicia y ley internacional, entonces resulta que no pasa nada. Islamizar Europa, dicen, como si Europa no hubiera tenido ya su Edad Media.

domingo, 29 de agosto de 2010

Cabras


Una asociación transfronteriza acaba de presentar un proyecto que con la colaboración europea prevé desplegar un cuerpo de nada menos que 150.000 voluntarios en la zona de la raya, entre España y Portugal; en Zamora en treinta y cuatro municipios, para actuar de manera permanente en la prevención de los incendios forestales y a la vez generar proyectos de desarrollo económico para esta área geográfica. Esto sí es un Plan del Oeste como Dios manda y no el de Zapatero que nunca llegó, o el de Choque, que como vino se fue.

Los 150.000 nuevos habitantes de la zona más deprimida de ambos países tienen especiales cualidades para adaptarse a su nuevo e importante cometido. Se integrarán perfectamente en la complicada orografía que les espera. Como los sayagueses, alistanos y trasmontinos, están plenamente capacitados para sobrevivir en un ecosistema de economía de subsistencia y, en cuanto a sus facultades para penetrar hasta los terrenos más ariscos, ni que decir tiene que caminarán perfectamente por las carreteras provinciales que llevan varias décadas siendo de “última generación” y los caminos vecinales.

Se me ocurre que el proyecto viene a ser remembranza de aquellas cartas pueblas que entre los siglos IX y XII sirvieron para repoblar y consolidar los territorios reconquistados a la ocupación árabe muy especialmente en el valle del Duero y que configuraron los primeros rastros de lo que después sería el derecho local. También es verdad que con ciertas, sustanciales, diferencias ya que esta nueva repoblación del siglo XXI se va a hacer con pobladores a los que la Real Academia define como “mamífero rumiante doméstico, como de un metro de altura, ligero, esbelto, con pelo corto, áspero y a menudo rojizo, cuernos huecos, grandes, esquinados, nudosos y vueltos hacia atrás, un mechón de pelos largos colgante de la mandíbula inferior y cola muy corta”, o sea, cabras.

Que conste que me parece fenomenal y una gran idea para prevenir el fuego, pues salvo las piedras, no hay nada que una cabra no coma, para crear algunos puestos de trabajo y, para generar riqueza en puntos donde la actividad productiva se va limitando cada vez más al cobro de las pensiones de jubilación por aquellos, pocos, vecinos que van quedando. Además, ahora que la ministra Chacón quiere despojar a los legionarios hasta de la borla de su gorro tradicional, el chapiri (como si no tuviera otras cabras que ordeñar), puede venir muy bien que nosotros reivindiquemos la supervivencia de la cabra.

Por último, aunque es bien sabida mi opinión sobre la peligrosidad y los daños incontrolables que puede causar al entorno otro de los integrantes de la familia ovina, el carnero, creo que la cabra, mucho más noble y productiva merece una oportunidad y un nuevo protagonismo. Ya me veo el nuevo lema para la identificación, divulgación y promoción de la raya: “Tierra de cabras, no de cabro…”.