domingo, 30 de abril de 2017

Lágrimas en la nieve

Nunca tuve el privilegio -ni la valentía- de vivir el ascenso a la montaña por esas rutas imposibles que retan a los montañeros. Difícil entender, por tanto, buena parte del poder magnético con el que ya no solo la cumbre sino la escarpada pendiente atraen a quienes una y otra vez, luchando contra ella, consiguen vencerse a sí mismos para ir haciéndose más grandes como personas. 

Es el de la escalada, sin embargo, uno de los deportes de riesgo cuyas motivaciones mejor creo comprender en mi fuero interno. Ya en el pasado tuve ocasión de escribir en este mismo espacio, dos columnas sobre la montaña y sus héroes (3 de agosto de 2008 “Saludar a Dios”, después de que ese titán que es Martín Ramos venciera una vez más a la montaña y 19 de agosto de 2009 “Sobre héroes y tumbas”, tras el tributo que la montaña se tomó en la vida de Óscar Pérez), como la cara y la cruz de esa eterna moneda en la que por un lado se representan el brillo del triunfo y la luz de la vida con mayúsculas y por el otro el sellado de los párpados con la oscuridad del pago a Caronte para el paso de la laguna Estigia.

Quizás el montañismo sea en deporte la mejor metáfora de esta vida que de vez en cuando se pone tan cuesta arriba que es imposible seguir avanzando si no es despojándose de miedos y cobardías. Si no se afrontan los obstáculos con serenidad. Si no se esquivan las trampas del destino con inteligencia y valor. Dejó dicho Cicerón que cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria y escribió Carlyle que siempre hay un lugar en las cumbres para el hombre valiente y que se esfuerza.

Esta semana tres héroes de la verdadera libertad, esa que solo se siente alejándose del suelo y ascendiendo hacia el cielo, han cambiado el blanco manto de nieve por el negro velo del luto. Zamora entera se vistió de negro por Daniel, Rubén y Fernando. La muerte es esa parte de la vida que casi siempre llega a destiempo. Nunca es buen momento para ella y por eso siempre resulta injusta, dolorosamente incomprensible y a veces inabarcable en su componente de tragedia humana colectiva. Más injusta aún cuando afecta a niños o a jóvenes en los que la fuerza de la naturaleza está presente y se manifiesta plena de vitalidad. Eligieron buscar la libertad en la soledad de la montaña y encontraron la amistad y el compañerismo.

Un crespón negro luce ya por ellos en Zamora, otra metáfora más de la lucha de una provincia que tan necesitada está de corazones fuertes que batallen por vencer las dificultades, de voluntades férreas para enfrentarse a trabas y obstáculos, de soñadores capaces de unirse para encarar cualquier dificultad y conseguir retos imposibles. Rubén, Daniel y Fernando, sus familias, amigos y compañeros, se merecen el homenaje y agradecido respeto de una sociedad a la que su ejemplo, ojalá, guíe en la ascensión por la escarpada ladera de la historia.

domingo, 23 de abril de 2017

10, 100 0 1.000… Zamora

No serán diez, sino cien las que convenga emprender; quizás hasta mil tendrían cabida entre las medidas oportunas, necesarias y urgentes que Zamora necesita para torcer el pulso al destino al que en los últimos tiempos parece abocada. Pero por alguna cifra hay que empezar y no es ni mucho menos mala la de diez actuaciones que, en ciudad y provincia y en los sectores con mayor potencial dinamizador, se sugiere acometer en el recién salido del horno plan “Zamora 10”.

No voy a desgranarlas más, de momento, por dos razones. Una, sus enunciados ya han sido dados a conocer por los medios de comunicación. Dos, espero poder acceder en próximos días al documento completo para poder opinar con real conocimiento de causa. Dicho lo cual, lo que es innegable es que cualquier esfuerzo en orden a fijar un diagnóstico en profundidad del presente socioeconómico de la provincia de Zamora es loable y cualquier derivación del mismo en la línea de proponer acciones concretas y realizables debe ser apoyado.

Felicité personalmente hace algunas fechas al impulsor principal de la iniciativa, Cipriano García, director general de la única entidad financiera con verdadero arraigo provincial en el momento presente, Caja Rural de Zamora. Me falta hacerlo a Narciso Prieto, Director de Comunicación de la entidad que es quien ha estado entre bambalinas en el día a día de la elaboración de los trabajos. Y no lo hago tanto por cuál haya sido el resultado final, sino porque es la primera vez en que desde la sociedad civil zamorana, de principio a fin sin intervención institucional -llamémosla así o digamos política-, se acomete un empeño de este calado y se hace con un método verdaderamente profesional.

Así me lo han venido atestiguando en los últimos meses algunos de los empresarios que han participado en las sesiones de trabajo que, bajo la metodología y coordinación de una importante empresa multinacional de consultoría, han servido para dar forma, contenido y marchamo zamorano al documento y a las propuestas de él resultantes. 

Como llevo diez años escribiéndolo en esta columna, si algo necesita Zamora, con independencia de un compromiso claro con su futuro de las administraciones públicas estatal y autonómica y de la lealtad para con su tierra de los políticos zamoranos, es sobre todo que la sociedad civil zamorana tome conciencia de que nada nos va a venir dado como el maná bíblico. Que lo que queramos conseguir sólo lo lograremos si lo trabajamos, luchamos y exigimos sin complejos ni sumisiones a intereses políticos que nada tienen que ver con el beneficio para nuestra tierra.  

Conozco, y no por turismo en la mayoría de los casos, muchas regiones de España y una veintena de países en el mundo y lo que en todos pone el fiel de la balanza señalando hacia el progreso o hacia el retroceso es siempre el dinamismo, la consciencia y la osadía de su sociedad civil. En el presente como a lo largo de la historia: las sociedades  más libres, abiertas y con iniciativa son siempre más prósperas. Queramos eso para Zamora y hagámoslo en 10, 100 o 1.000 medidas y actuaciones.

domingo, 16 de abril de 2017

Los santos de cara

La gran ventaja con la que contamos en Semana Santa es que solo hay una cosa de la que no podamos estar seguros para que la celebración brille con la fuerza con que cada año lo hace. Tenemos tan desarrollada y encajada la maquinaria de funcionamiento de la semana de Pasión, única y verdadera semana grande, que por mucho que roces, disputas y desencuentros jalonen los meses previos a la celebración, ésta siempre da sus mejores frutos. Zamora capital en punta de lanza y cada uno de los pueblos, villas y ciudades en su parte, escenifican la espectacular ceremonia de la muerte y resurrección de Cristo con una precisión absoluta.

Solo los más metidos en el engranaje, recordarán en tertulias y cenáculos aquellos sutiles defectos sin mayor trascendencia que la que otorga la hipérbole del amor que cada uno siente por la perfección en todo cuanto rodea a los desfiles procesionales. Con estos precedentes sabemos antes y después que solo las condiciones climatológicas inclinan el fiel de la balanza hacia el lado de la satisfacción o al de la frustración. Por eso cuando, como lo viene siendo en los últimos años y extraordinariamente este, el sol resplandece durante el día y las noches son agradables, los rostros de los zamoranos lucen el Domingo de Resurrección con un inusitado orgullo por lo propio, resalta henchido el pecho y se camina apenas tocando el suelo. Y pensamos que es esto lo que merecemos y no el “víacrucis” del resto del año. Y así lo piensan los visitantes que nos han acompañado, sean emigrados de la diáspora o turistas sorprendidos.

El turismo es hoy el sector económico que mayores recursos genera en países y territorios como el nuestro. Apoyar más y más cada día la organización y divulgación de la Semana Santa es por lo tanto asignatura obligatoria para las administraciones, aunque no siempre actúen en consecuencia y a veces, conscientemente, lo ignoren .

Hubo un tiempo, hace menos de dos décadas, que en un plazo de solo dos años la capital pasó de contar con uno a hacerlo con cinco hoteles de cuatro estrellas y otros se han ido uniendo después en la provincia. El nivel medio de ocupación no sólo no bajó sino que se incrementó. Sin embargo en los últimos años las estadísticas vienen mostrando un decepcionante retroceso para una provincia que lejos de agotar sus posibilidades, aún está por descubrir. 

Lamentablemente, lejos de posar la visión y la perspectiva en los recursos más obvios, esenciales y potentes, la moda para los gestores turísticos viene siendo “inventar” recursos innovadores. Desde ciudades líquidas al canto de los pájaros en las riveras de los ríos que, teniendo interés son tan minoritarios que solo pueden ser complemento y no recurso principal en una provincia en la que aún falta tanto por hacer para que se conozcan en todo el mundo sus tres recursos de interés universal: Nuestro Románico, el arte religioso, en sus manifestaciones materiales en museos, iglesias y conventos e inmateriales como la Semana Santa y, no menos importante, la diversidad de los espacios naturales, de Sanabria a los Arribes, de Tierra de Campos a los viñedos o al hábitat del lobo. Hay mucho campo para ello y mucho camino por recorrer. Centrémonos en lo importante y hagamos bien las cosas para que Zamora tenga progreso y futuro y nos sintamos tan orgullosos como de la Semana Santa. 

domingo, 9 de abril de 2017

La foto y su negativo

No resulta menos curiosa que obscena, la inusitada rapidez con la que los senadores del PP de Zamora corrieron a hacerse la foto con el ministro de Fomento apenas unas horas después de que conociéramos el viaje a ninguna parte al que una vez más siguen condenando los Presupuestos Generales del Estado a la provincia de Zamora.  

Es cierto que queda tiempo para la inclusión en trámite parlamentario, de alguna  enmienda de menor cuantía que maquille, al menos un poco, la virtual desaparición de nuestra provincia en la guía rectora de las inversiones para el presente año. Pero no es menos cierto que, a día de hoy, la inversión es porcentualmente cero una vez restada la partida para la Alta Velocidad hacia Galicia; siendo esta una inversión de carácter no eminentemente provincial sino nacional y que tampoco sirve por cuantía para recortar el sustancial retraso que acumula la ejecución de la obra por falta de financiación gubernamental (en contra incluso de lo fijado en los contratos).

Claro que si obscena resulta la precipitada foto con el ministro que coincidió de presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias cuando Martínez-Maillo era vicepresidente, insultante resulta la ingeniería interpretativa desplegada para acompañar la foto de la rueda de prensa en la que el ex alcalde de Morales del Vino y hoy diputado, como Maíllo, nos dice que somos unos privilegiados, pues (AVE a Galicia incluido), somos la provincia que más inversión “per capita” recibe. 

Igual que de cada cliché fotográfico “en negativo”, nos entregaban una foto “en positivo” cuando todavía (fue ayer pero parecen cien años) la fotografía dependía del revelado, vamos a tener que prepararnos para que por cada acontecimiento político negativo para Zamora nos revelen una foto en positivo los políticos de este PP zamorano solo mantenido a mayor gloria de su coordinador nacional.

El mensaje es claro y evidente, en la mejor línea de actuación del expresidente de la Diputación Provincial, no esperemos carreras a tiempo para utilizar la influencia y la presión en conseguir lo que Zamora, desangrada, necesita. Tendremos, sin embargo, fotos que dirán lo contrario de lo que la realidad muestra. Porque ese es nuestro sino, para nuestra provincia la realidad política, económica y demográfica son el negativo y el trampantojo, la simulación y la apariencia, el positivo.

Y mientras tanto, entre nada menos que ocho esquelas, aparecía la del nonagenario Gregorio Arias, el que desde Pedralba de la Pradería (qué bonito nombre, por cierto) ostentó la cualidad de alcalde más duradero. Era un sanabrés de una pieza con el que coincidí en  el mismo lado durante una dura batalla por la honradez y la dignidad. Se mantuvo firme frente a las presiones y cánticos de sirena que le hicieron llegar quienes una vez más querían jugar con cartas marcadas en beneficio propio y perjuicio para la provincia. Como por estar fuera de Zamora no pude homenajear su adiós con mi presencia, vayan estas letras para él y para todos quienes, presentes o ausentes, siguen tratando de hacer cosas por sus pueblos, sus gentes y nuestra provincia. D.E.P.

domingo, 2 de abril de 2017

El gen deforme

Hablaba hace unos días el periodista Iker Jiménez del “gen deforme” que tienen aquellos que han salido en tromba, con la cancha y la impunidad que otorgan las redes sociales a criticar la nueva donación millonaria de Amancio Ortega. 

Claro que basar la causa de la imbecilidad suprema de algunos compatriotas en un origen genético es restarles buena parte de su responsabilidad. Es muy difícil, podrían defenderse mezquinos y rufianes, luchar contra una causa biológica que somete su pensamiento (perdón por la exageración) a tener que soltar excrecencias como las que estos días se pueden leer por aquí y por allá.

Que a alguien le pueda parecer escasa una donación de trescientos veinte millones de euros para alguien cuya fortuna se cuenta en decenas de miles de millones, es respetable. Que considere que sería mejor que lo pagase en forma de más impuestos para que fuera a la saca general del Estado y no dirigido específicamente a un fin elegido personalmente, puede ser entendible para quienes consideran que el bien está en lo colectivo y el mal en el individuo. Está más que demostrado que es desacertado pero vuelve a ser respetable como libertad ideológica. Por último, que ese mismo alguien pueda criticar que se otorgue publicidad a la donación y no se haga de forma anónima y secreta es, por tercera vez, respetable. Pero no lo son el odio y el insulto.

A mí por el contrario, me parece un gesto grandioso que con una parte del patrimonio que legítimamente ha acumulado decida donar en beneficio público esos cincuenta y tres mil millones de pesetas a la dotación al sistema público de salud español, en el programa de apoyo a la oncología española, para la adquisición de 290 mamógrafos y equipos de radioterapia de última generación. Otros que pudieran hacerlo en parecida o menor proporción no lo hacen y con ellos no se mete nadie. 

Me parece que tiene todo el derecho a elegir personal y directamente el destino de su donación y asegurarse de que no irá a gastos inútiles de la inflada administración española, subvenciones a grupos de vividores o condonación de deuda de tiranías extranjeras. Máxime cuando opta por la investigación y el tratamiento del cáncer,  del que cada año se diagnostican doscientos mil nuevos casos y en el que la detección precoz y el diagnóstico y tratamiento correctos marcan la frontera entre vida y muerte, entre solución efectiva o vía crucis de sufrimiento y dolor. Resulta que según un informe de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica el Sistema Nacional de Salud (SNS) necesitaba 70 equipos para cumplir con los estándares mínimos recomendados a nivel europeo. Y de los existentes, uno de cada tres están obsoletos al tener más de 10 años de antigüedad.

Por último, los mismos que critican que se dé publicidad a la donación, sembrarían de dudas las redes si se hiciera en secreto (oscurantismo dirían). Porque cómo mantener en secreto de una donación de tal cuantía.

En España ser rico es sinónimo de delito y serlo por el éxito y el esfuerzo un agravante. Eso y la estúpida contraposición entre caridad y lo que el pensamiento antiliberal llama solidaridad, no tiene una causa genética, sino cultural; por así decirlo, aunque más bien es basura.