miércoles, 28 de octubre de 2009

Colgando en sus manos

Ahora que para los que más lo necesitan no hay forma de que les llegue el dinero, les voy a contar una de ciencia ficción o que al menos lo parece, aunque quizás sea más bien de arte y ensayo. Puede parecer un poco enrevesado, pero en realidad es peor, es envenenado. De cada dos euros que el Estado emite en deuda pública para cubrir el cada vez más abultado déficit derivado de la reducción de los ingresos y el incremento del gasto público, ¿saben quién compra uno? Los bancos. Está bien que colaboren con las arcas públicas aunque los protestones encontramos un pequeño pero. Por ese dinero prestado por los bancos al Estado, éste les abona casi un 3% (por ejemplo, el bono a 5 años se paga al 2,8% anual). Nada malo si a ambas partes les viene bien, me dirán, pero es que resulta que los bancos no lo compran con dinero propio, sino en su mayor parte con el dinero que obtienen en las subastas de liquidez del Banco Central Europeo (dinero público por lo tanto), que se lo deja al 1%. Es decir, sólo por pasar el dinero público del BCE al Estado, su margen de beneficio es de casi el 2%. No está mal, no. El problema es que las subastas de liquidez, al igual que los multimillonarios fondos que el Gobierno ha entregado a bancos y cajas, se pensaron para que el dinero pudiera llegar en forma de créditos a empresas y particulares. A la economía real, ésa en la que durante el último año, cada día 1.000 empresas cesan en su actividad, 500 autónomos se dan de baja y más de 4.000 trabajadores pierden su empleo. Ahí, el dinero sigue sin llegar. A quien no le vaya bien, que se olvide de los bancos. Quien no hace frente a su hipoteca, pierde su casa. Quien no atiende los plazos de su préstamo pierde su negocio. Quienes necesitan la ayuda para llegar a final de mes, para emprender un nuevo proyecto, para pagar nóminas o a proveedores, siguen descubriendo miles de sinónimos de la palabra no. Y aún a quienes cumplen escrupulosamente sus compromisos, cada vez se les exigen más condiciones, mayores garantías y costes más altos. Comisiones hasta por sacar dinero de los cajeros automáticos aunque sean de la misma red o intereses deudores superiores al 20% por descubiertos en cuenta. Para esto, que bancos y cajas no cuenten con ayuda pública. Que los que tengan que quebrar, quiebren. En Estados Unidos van más de 100 y al final es mucho más barato para los ciudadanos. Lo contrario no es capitalismo sino el timo de la estampita. En bonanza o en crisis, con su dinero o con el nuestro, siempre estamos, como dice la canción, colgando en sus manos. Y yo, ya puestos, prefiero otras manos en las que colgar.

domingo, 25 de octubre de 2009

Esperando Abril

Ahora que es sábado por la tarde, realmente el primer sábado del otoño, el de una semana en que cambiamos hasta de hora, escribo este artículo para mañana, que para ti será hoy, acompañado por música que penetra por mis oídos y se esparce por mi interior dictando el ritmo del golpeo de los dedos sobre el teclado del ordenador. Mañana, hoy para ti, a esta hora, todo será oscuridad. No sólo nos cambian la hora, el día se hace noche, la luz se apaga pronto, el ánimo se nos encoge. Tan sólo ayer era cuando abril, como en Antonio Machado, florecía frente a mi ventana y los días crecían. Ahora nos queda esperar la oscuridad del tempranero crepúsculo. La humedad que cala los huesos, la niebla que hiere la carne. La temperatura aún templada por el recuerdo del estío, dejará pronto el paso al frío que congela el alma si no la proteges con calor interior. Con la hora nos cambian la luz del despertar y la penumbra en la que soñar. Un día en “El Espejo” le escribí al mes que mejor define la primavera, a la luz, al color, la música y la fragancia de abril. Los poetas lo hicieron antes con visionarias pinceladas. Los músicos, con acordes felices que se prolongan en verano. Luego, de repente, se nos cuela el otoño por las rendijas de nuestra monotonía y todo se oscurece. El cielo, plomizo. A veces como en la balada de otoño de Serrat, llueve, detrás de los tejados llueve y llueve, sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados. Lágrimas del cielo siguiendo el camino horadado por caricias que surcaron la más bella de las mejillas. El latido baja su ritmo, se acompasa, ralentiza. Las yemas de los dedos, pesadas sobre el piano y el arco del violín caminando lento sobre los graves, nos introducen en ese océano de silencio que en letra de uno de mis favoritos modernos, Franco Battiato, transcurre lento. Y pienso mientras escribo si, como titula nuestro Claudio uno de sus poemas, en invierno es mejor un cuento triste y si, como empieza otro, el dolor verdadero no hace ruido y así también, el otoño llega sin alboroto, quedamente. Sólo anunciado por el susurro del viento que alfombra de hojas la tierra. Y, sin embargo, sin otoño que empape el terreno y permita la sementera, no habría fruto en primavera ni cosecha en verano. En la fría y ruda Castilla serán duros los meses que vienen. Aquí no hay mar cuya brisa suavice el clima. Si no podemos estar al calor de una chimenea, tendremos que abrigarnos mientras permanecemos (lo canta Silvio Rodríguez), como esperando Abril.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Atizar la división

No soy de los entusiastas del consenso por el consenso para que el resultado de tanto ponerse de acuerdo todos con todos termine siendo que ni se avanza en una dirección ni en otra. Soy más bien de los que cree que la Historia ha evolucionando gracias al disenso. A que siempre hay algunos que salen de los caminos establecidos y abren nuevas rutas. Pero una cosa es defender eso y otra no alarmarse cuando alguien hace de la búsqueda de la confrontación entre los más variados sectores de la población uno de los pilares básicos de su acción de gobierno, como está ocurriendo bajo la presidencia de Zapatero. Sé que se me podrá decir que eso ha pasado siempre y con todos los gobiernos. Que siempre hay asuntos polémicos en los que la sociedad se divide. Es cierto, pero el hecho diferencial que yo percibo y es algo que he leído y escuchado en los años más recientes de la era Zapatero a analistas y pensadores con amplio espectro ideológico, es que ahora parecen buscarse y atizarse con mayor denuedo esos asuntos candentes en los que las brasas más rápidamente se convierten en llamas. Bajo el logotipo del talante, se nos vende la mercancía de la apertura, el diálogo y el “buen rollito”, pero resulta que nunca se ha hecho menos caso que ahora cuando una buena parte de la sociedad se opone al camino emprendido por el gobierno en algún aspecto polémico. Ahí es donde se percibe el hecho diferencial. Una cosa es estar con o contra González, Aznar o Zapatero y otra muy distinta, el empecinamiento, desde el propio gobierno, en exacerbar los ánimos de unos españoles contra otros en aquellos temas que de antemano, se sabe van a resucitar ese cainismo al que tan dados somos en la piel de toro. El último ejemplo es la reacción ante la enorme oposición social a los excesos de una reforma de la ley del aborto que ni el PSOE llevaba en su programa electoral. Pasar de una ley de supuestos despenalizados a una ley de plazos que parte, no de que se puedan establecer limitaciones al derecho a la vida, sino de la configuración de un derecho al aborto, fuerza sobremanera las costuras de la Constitución. Que una chica de 16 años no pueda, legalmente, tomarse una cerveza en un bar y sin embargo pueda someterse a una intervención quirúrgica para abortar sin conocimiento de sus padres, fuerza el sentido común. Más de un millón de personas se han manifestado en la calle, en los medios y en múltiples foros. El presidente ya ha dicho que no va a modificar nada en su proyecto de ley. Hay otros ejemplos. Sindicatos contra empresarios en la política económica. El viejo discurso de ricos y pobres en las subidas de impuestos. Rojos contra no se sabe quién a estas alturas en la llamada Memoria Histórica. ¿Para qué todo esto?

domingo, 18 de octubre de 2009

Políticamente incorrecto

Hace poco, en una ciudad fuera de Castilla y León, me encontré con Juan Vicente Herrera paseando por la calle. Charlamos un instante de forma distendida, como es él, afable y campechano. Cuando cada uno continuamos nuestro camino, me fui pensando cuánto pierden la mayoría de los políticos cuando no ejercen de paisanos, sino de líderes investidos de púrpura y rodeados de su “entorno político”. Cuando la coraza del cargo hace que sus acciones y reacciones se estandaricen en el marco de lo políticamente correcto, de lo que supuestamente se espera de ellos y cuando de todo lo que pueden ofrecer de sí mismos, se conforman con apenas ofrecer la cara más superficial, sólo la epidermis. No sé si Costa es penalmente inocente o culpable de algo. Sí que nuestra Constitución consagra la presunción de inocencia, algo tan sencillo y que tan fácilmente se olvida, como que es el que acusa el que ha de probar la culpabilidad. Políticamente su responsabilidad como secretario general es más clara, aunque no mayor que la de su presidente regional ni tanta como para ser enviado a la trituradora incumpliendo los estatutos del partido y por tanto la ley y la Constitución en una esperpéntica bufonada, sin procedimiento reglado y sin defensa. Los partidos suponen el más grave y triste caso institucionalizado de funcionamiento al margen de la Constitución. Sus estatutos son impolutos, radiantemente democráticos y constitucionales. Sólo que cuanto más dicen serlo, más lo incumplen a diario. El aparato es omnipotente y por lo tanto arbitrario. Dentro de él, se incluye siempre un comité de derechos y garantías, solemne nombre, trampantojo tras el que se oculta el pudridero donde reposan los asuntos de régimen interno incómodos para la hegemónica y personalista dirección de turno. No se conoce un solo caso (de los pocos resueltos) en que tal comité de cualquiera de los partidos más representativos haya dictaminado un asunto en contra de lo planteado por la dirección. Lo cual, si su funcionamiento fuera aséptico e independiente, probaría que la infalibilidad ex cátedra del Papa es un juego de niños al lado de la de las direcciones de los partidos. En este feo asunto, en fondo y en forma, Rajoy y Camps han actuado tarde y mal. Muy diferente de la agilidad, contundencia y transparencia de Esperanza Aguirre. No es extraño que desde dentro, desde enfrente y desde Gürtel tantos carguen contra ella. Vivimos un tiempo en el que manifestar claramente las ideas y actuar en consecuencia es políticamente incorrecto. Y sin embargo, algo debe estar moviéndose en las corrientes subterráneas del PP cuando algunos dirigentes populares (entre ellos, me cuentan en las cercanías de la presidenta madrileña, el presidente zamorano), llevan ya algún tiempo buscando hueco a la sombra de Aguirre (aunque procurando que no se sepa). ¿Ya le habrán prometido, como siguen haciendo a Rajoy y quizás a otros, su apoyo incondicional?

miércoles, 14 de octubre de 2009

¿No era el día?

Si yo que no llegué en política más que a concejal de provincias tuve que aguantar que en alguna ocasión me llamaran asesino por una guerra la de Irak en la que España no participó y en la que desde luego yo nada podía decidir, no sé a qué viene tanto revuelo porque en el desfile de la Hispanidad los espectadores cercanos – y cercados- silbaran, abuchearan o cantaran pidiendo la dimisión del presidente del Gobierno. Por cierto, sin un solo insulto. O sea, parecido a lo que tuvieron que soportar Aznar y el resto de líderes del PP en la segunda parte de su última legislatura. Y no es que crea que a Zapatero y los suyos no les asiste el derecho a quejarse por la incomprensión del ingrato pueblo que no sabe valorar, con justicia y equidad, sus desvelos por tratar de subsidiar a todos los ciudadanos haciendo que previamente vayan dejando sus incómodos trabajos. No es eso. Es simplemente que me repatea considerablemente que tengamos que comulgar con que aquí los gritos sólo puedan ir en una determinada dirección y no en la contraria. Con eso de la superioridad moral y sobre todo mediática de la izquierda, cuando provienen de los suyos o van contra los otros, los abucheos, insultos, lanzamientos varios o agresiones (que algunas ha habido), son inmediatamente calificadas de protestas aisladas y espontáneas y sólo en los casos más graves se las denomina “actuación de elementos incontrolados”. Sin ir más lejos, hace unos días en las noticias de una cadena televisiva se relataban de la siguiente manera unos graves altercados acaecidos en un país vecino: “La protesta “pacífica” terminó con el lanzamiento de piedras y cócteles molotov y cinco policías heridos”. Ya saben, la protesta era pacífica y no se habla de grupos extremistas, radicales o fascistas. ¿A que ya sabemos todos cuál era la orientación ideológica de los manifestantes? Flaco favor le hacen a la libertad de expresión y a la democracia quienes en España ponen el espejo delante de los acontecimientos y devuelven una imagen opuesta por simétrica a la que se emitía durante el franquismo. Soy contrario a cualquier acto de violencia y también a cualquier muestra de falta de respeto en los actos institucionales, pero el lunes, la protesta se limitó estrictamente al momento de la llegada y al de la partida del presidente, mientras que durante el desfile y resto de los actos el comportamiento de los ciudadanos fue ejemplar. Claro que si sólo estamos en disposición de escuchar los gritos puño en alto de Rodiezmo, o los cantos de sirena de los cercanos, de lo que estamos hablando es de que la intolerancia no está en los que gritan, sino en los que escuchan desde su torre de marfil. Estén en el partido en el que estén.

domingo, 11 de octubre de 2009

¡La leche!

Pues no, a pesar del título, no voy a escribir otra vez de la Gürtel. De cómo Rajoy dio la razón al “espejo” del miércoles y en menos de 24 horas pasó de decir que había que mirar para otro lado a anunciar medidas drásticas. Lo siento por aquellos que al leerme pidiendo transparencia como la había pedido Aguirre, soltaron algún venablo laudatorio. Seguro que tras el cambio de opinión del jefe, tardaron más o menos 5 segundos en convertirse, suaves como natillas, en furibundos defensores de la transparencia. Hasta en Valencia donde dicen que el único arroz que no les gusta es el arroz con leche, ha habido ya un cese, al menos cautelar mientras actúa la Justicia. Tampoco, de cómo este cutre asunto está permitiendo que pase desapercibido el carpetazo que le van a pegar al chivatazo que “alguien” dio a los financieros de la ETA para que el juez Marlaska no los detuviera en el bar Faisán. Que gente del Gobierno y la policía ayudaran a los asesinos debería dejar cuajada la sangre de cualquier demócrata y sin embargo tiene pinta de que quedará en nada. No se refiere el título, a la sorprendente para todo el mundo, protagonista incluido, concesión del Nobel de la Paz a Obama. Digo yo que será por lo que se espera de él, no por lo que en 8 meses le ha dado tiempo a hacer. Los de la Academia han pretendido darnos de comer yogur antes de que la leche fermente. Tampoco hago referencia a un soldado más que muere en una no guerra, aunque el hilo musical sean los disparos de los talibanes y el balido de la cabra de la legión. Murió en Afganistán pero en nombre de España, una no nación, dicen, sometida a una no crisis que cada día soluciona nuestro no gobierno. Nada de todo eso. De esta semana me quedo en la carretera de Almaraz y escribo simplemente de la leche y otro día lo haré con más calma. Me invitaron a conocer el proceso de elaboración de la leche y los postres de Gaza. La única en Europa certificada en granja. De vaca, oveja y cabra; leche, yogur, arroz con leche, cuajada o natillas. Vi una de sus granjas, la de la familia Roncero en Peleas. Instalaciones sanitariamente modélicas, alimentación controlada informáticamente al milímetro y un padre y 3 hijos preocupándose de que las vacas tengan hasta hilo musical (no es broma) para que produzcan la cantidad óptima y la mejor calidad. Ya en Zamora, en la planta de envasado comprendí por qué las marcas blancas deberían llamarse negras. Cómo algunos productos cuestan algo más aunque por calidad comparada cuestan mucho menos de lo que valen y además permiten crear riqueza en el campo zamorano. Cuando conduzcan, merodeen por allí o al despertar, piensen que tienen delante de ustedes un lujo. ¡Es la leche!

miércoles, 7 de octubre de 2009

Transparencia

De las entradas más antiguas del refranero es que el que hizo la ley, hizo la trampa. Con el levantamiento del sumario del caso Gürtel aparecen reatas de políticos del Partido Popular presuntamente implicados en un asunto feo, muy feo y cuyas consecuencias amenazan ya al partido en cuatro Comunidades Autónomas. Durante los próximos meses, la Justicia tendrá que ir separando el grano de la paja, determinando dónde ha habido corrupción, dónde irregularidades o dónde las acusaciones son infundadas y lo que se habrá causado será un importante daño al honor y a la imagen (ahora ya no son la misma cosa) de los afectados. Tendrá que definir en cada caso si ha existido financiación ilegal del Partido Popular, si con esa excusa algunos golfos han complementado sus ingresos ordinarios o si al final resulta que no hay o no se demuestra más que mucho ruido y pocas nueces. De tratarse, como algunos indicios van apuntando, de una compleja trama de financiación ilegal, ni sería la primera vez que esto ocurre ni será la última. Quién no recuerda Filesa, Malesa o Time Export, aquéllas empresas creadas con el exclusivo fin de burlar la ley y conseguir dinero para el PSOE y cuyo intento de investigación cuando gobernaba este mismo partido le costó la salud y la vida al juez Barbero. O la amenaza de tirar de la manta del 3% que los socialistas lanzaron al líder de CiU para acallar (con éxito) certeras críticas de éste. Aún así, la mayoría de los casos no saldrán nunca a la luz porque en esta democracia nuestra de la que los partidos son los pilares formales esenciales hay demasiadas cosas en juego. Lo fácil sería plantear que como los partidos controlan el Parlamento lo que tienen es que cambiar las leyes para que cada uno pueda ingresar legalmente lo que necesite ya sea de aportaciones públicas o privadas. Pero piensan en los mastodónticos aparatos de dirección que los ciudadanos nos escandalizaríamos si conociéramos lo que de verdad gasta cada partido en una campaña electoral o en su funcionamiento diario. Así que, mejor mantener un sistema en el que como todos hacen trampa, ninguno se siente especialmente culpable. Pero ahora toca algo concreto: Gürtel. Y lo que en ningún caso espera al PP es un tiempo de placentero y “dolce far niente” hasta que, presumiblemente, Rajoy herede el poder tras las próximas elecciones. Ante la investigación judicial y la riada de información que irá soltando meticulosamente el comando Rubalcaba, no es la mejor solución mirar para otro lado y esperar a que escampe. Frente a un sistema con trampa la única solución para el PP es diferenciarse y para ello la única vía admisible, y una vez más es Esperanza Aguirre quien no tiene miedo de exigirla, sólo tiene un nombre. Transparencia.

domingo, 4 de octubre de 2009

Injerencias políticas

CEOE denuncia prácticas de manipulación en el proceso para nombrar nuevo presidente comarcal en Benavente. Mientras se aclara la situación han suspendido la elección del sustituto del anterior presidente, dimitido tras su implicación en un asunto demasiado escabroso como para permitirle seguir representando a los empresarios benaventanos. Es triste que en momentos de crisis como no se recuerda otra, con empresas pasando enormes apuros, con otras cesando en su actividad y con cientos de trabajadores en riesgo claro de paro, el asunto que atraiga la atención sobre el mundo empresarial sea una presunta irregular actuación de tal calado. Pero es aún más grave que en el trasfondo se empiece a intuir como ya algunos han denunciado, intentos de injerencia política. Desconozco en este caso concreto si es verdad que está ocurriendo lo que desde la CEOE provincial se ha denunciado. No conozco tampoco a los dos candidatos que optan en Benavente por lo que difícilmente podría manifestarme a favor de lo que uno u otro manifiestan, pero sí conozco el modo ordinario de actuar de determinados políticos zamoranos (no todos ni mucho menos), y como en las meigas, en las tramas caciquiles, creer no creo pero haberlas haylas. La política es como una mancha de aceite sobre una lámina de agua, a poco que se agite, se va extendiendo hasta que contamina una gran superficie. No sólo algunos políticos (habitualmente más los políticos mediocres que los buenos) se prestan gustosamente a intentar que todas las esferas de la vida social queden bajo la influencia, el control y el dominio del poder político, ya sea de partido o personalmente caciquil. El éxito de tal práctica no sería posible sin la connivencia de quienes desde esos mismos ámbitos de la sociedad civil se muestran dispuestos a renunciar a la autonomía y caer en el servilismo o a convertirse en cabezas de puente para esa invasión a cambio de lograr cierto protagonismo, beneficios económicos o canonjías presentes o futuras. Claro está que en la intersección entre las esferas política y económico-empresarial (que por otro lado es bueno que estén muy cercanas para el beneficio de todos), a veces ocurre al revés y son algunos políticos los que están en manos (o en cartera) de ciertos empresarios con lo que no siempre es fácil dilucidar quién está al servicio de quién. Al final, en estos tiempos que corren, los que más difícil lo tienen son los empresarios que sólo basan su éxito en el esfuerzo y la asunción del riesgo y los políticos independientes y con criterio propio. En Benavente y en cualquier sitio, los empresarios necesitamos representantes con capacidad y valores por encima de la media y políticos que se dediquen a hacer bien la tarea que tienen encomendada, “lo nuestro” no simplemente a ir “a lo suyo”.