domingo, 22 de diciembre de 2019

El teorema de Pitágoras

Dice por un lado el vicepresidente de la Generalidad de Cataluña y destacado dirigente de Esquerra Republicana de Cataluña que: “debemos ejercer de rompehielos”, refiriéndose a la negociación para dar su respaldo a Sánchez de cara a la investidura y formación del nuevo gobierno de España.

Señala por otro lado que “solo se puede abrir la vía política si se desplaza la represión”. Es decir, solo se puede negociar y llegar a acuerdos políticos si se deja de aplicar la ley.  Si el Estado abdica de la Constitución, el corpus legislativo en su conjunto y de los procedimientos judiciales que son para los independentistas el sinónimo más directo de represión.

Con ese ángulo recto inamovibles, la síntesis del pensamiento sedicioso catalán (concepto ratificado por sentencia) la hace desde prisión el nada arrepentido Oriol Junqueras cuando afirma en, profesión de fe, que “la independencia es irreversible y un nuevo referéndum inevitable”.  Hipotenusa del ideario independentista, da igual lo que ocurra, lo que digan las normas, la historia o los otros: hemos avanzado exponencialmente y seguiremos haciéndolo durante el tiempo que sea necesario. A fin de cuentas, la hipotenusa al cuadrado es igual a la suma de los cuadrados de los catetos.

En este caso ellos consideran que los catetos somos el resto y no ellos. Claro que quizás no anden muy alejados de la realidad, con unos gobiernos españoles que vienen tolerando desde hace tiempo la burla y la ilegalidad en ciertas partes del territorio patrio y con un gobierno como el actual, en el que la ministra portavoz defiende que el error fue judicializar la comisión de los delitos por los independentistas. Prentende la portavoz gubernamental que olvidemos que esos hechos han sido juzgados y considerados delito por la justicia. Dicho lo cual, cómo vamos a pretender que las instancias políticas y jurídicas europeas nos tomen en serio si nosotros mismos nos tomamos por el pito del sereno.

Y ahí seguimos con Sánchez enrocado en su deseo de formar su gobierno socialcomunista para España de la mano de quienes solo quieren dejar de formar parte del país para el que se teje el gobierno -único objetivo político del que hacen gala en los últimos tiempos-, con el permiso de otros parecidos en el País Vasco y la bendición de la peor escoria, los del tiro en la nuca.

Dicen que Dios escribe derecho con renglones torcidos pero como no se dé prisa en ayudar a la nación que históricamente fue reconocida como la gran defensora del cristianismo (Bergoglio ayuda poco), Sánchez vea la luz y opte por un gobierno de coalición con PP y Ciudadanos o, al menos, vuelva a convocar elecciones, me da a mí que esto ya no habrá dios que lo arregle. Tampoco los pitagóricos con fe ciega en las matemáticas que animaron unas segundas elecciones en lugar de formar el gobierno que con sensatez permitía la aritmética de manera obvia. La mayoría absoluta, ahora ciencia ficción, que sobre el tapete permitían los números de PSOE y Ciudadanos.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Ruido

Fue escuchando, ayer a hora temprana, Ruido, la canción de Sabina que han versionado ahora Fito y Fitipaldis junto a Coque Malla, cuando pensé que difícilmente encontraría mejor título para la actualidad y la columna de hoy. Lejos de ser un alarde creativo se queda en la comodidad  “punk” de no tratar de inventar algo por no destrozar algo que ya está inventado y encaja como un guante (de boxeo tal vez).

“Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,
Él puso a su nombre todas las olas del mar
Se miraron un segundo/Como dos desconocidos
Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,
Ella quiso barcos y él no supo qué pescar
Y al final números rojos 
En la cueva del olvido, 
Y hubo tanto ruido
Que al final llegó el final”.

Insoportable estrépito, empeñarse en zurzir un pacto imposible, salvo desde la ceguera, la imbecilidad o la traición. Con un PSOE que debería representar por igual a todos los españoles, vivan donde vivan, de respetar la arquitectura institucional de un régimen, el constitucional del 78, en el que ha sido el partido que más años ha gobernado. Así lo empiezan a manifestar con cordura y no sin miedo algunos destacados socialistas a los que Iceta y Sánchez tratan de acallar -

“Ruido de tenazas,
Ruido de estaciones,
Ruido de amenazas,
Ruido de escorpiones
Tanto, tanto ruido”.

Con Podemos -

“ruido de ventanas,
nidos de manzanas
que se acaban por pudrir”

- que descubrieron que oxigenar la política era tener “dacha” en las afueras al estilo del politburó soviético, asistentes que calienten el coche antes de sentarse sobre la tapicería de piel y sobres de “B” danzando en la oscuridad. Ocultando en palabrería barata que el comunismo con su triunfo siempre ha conllevado fracaso y opresión. 

“Porque todos los finales
Son el mismo repetido
Y con tanto ruido
No escucharon el final
Descubrieron que los besos no sabí­an a nada,
Hubo una epidemia de tristeza en la ciudad
Se borraron las pisadas,
Se apagaron los latidos,
Y con tanto ruido
No se oyó el ruido del mar”

Y completado con los independentistas de todo pelaje que ya han conseguido que la parálisis en que mantienen a Cataluña desde hace años se traslade al conjunto de España, donde ya no se habla de política útil para el ciudadano sino de su viejo y rancio rollo de los privilegios territoriales 

“Ruido de abogados,
Ruido compartido,
Ruido envenenado,
Demasiado ruido
 
Ruido platos rotos,
Ruido años perdidos,
Ruido viejas fotos,
Ruido empedernido
Ruido de cristales,
Ruido de gemidos,
Ruidos animales,
Contagioso ruido
 
Ruido mentiroso,
Ruido entrometido,
Ruido escandaloso,
Silencioso ruido
 
Ruido acomplejado,
Ruido introvertido,
Ruido del pasado, 
Descastado ruido
 
Ruido de conjuros,
Ruido malnacido,
Ruido tan oscuro
Puro y duro ruido
Ruido qué me has hecho,
Ruido yo no he sido,
Ruido insatisfecho,
Ruido a qué has venido
Ruido como sables,
Ruido enloquecido,
Ruido intolerable,
Ruido incomprendido
Ruido de frenazos,
Ruido sin sentido,
Ruido de arañazos,
Ruido, ruido, ruido”

 

domingo, 8 de diciembre de 2019

El festín de los idiotas

En Suiza el gobierno federal ha decidido emitir monedas de oro y plata con la efigie de Roger Federer, con el añadido cualitativo de ser la primera vez en que una emisión de este tipo se dedica a alguien vivo. En España a Rafa Nadal, sin duda el mejor ejemplo vivo de los grandes valores que a todos nos engrandecen, como persona, como ciudadano de su tierra de nacimiento y vida y como español, lo ataca el alcalde casposo y rancio de Manacor, una ciudad que a estas alturas le debe mucho más al tenista que él a ella. 

A lo largo de la historia todas las naciones han reconocido, homenajeado, tratado de engrandecer y convertir en modelos de conducta a sus grandes personajes; a aquellos que han contribuido de manera notable a hacer grandes a sus países, a darlos a conocer, a otorgarles protagonismo internacional. Esos “grandes hombres” -en genérico, que en lengua española integra esa totalidad formada por mujeres y hombres-, se preservan para el enraizamiento de las generaciones futuras en todo aquello que ha llevado a todo un pueblo hasta ser lo que es en el presente. Gracias a ello sus ciudadanos suelen estar orgullosos de pertenecer a la comunidad de la que forman parte, quieren seguir en ella y defender sus valores.

Aquí un tipo que le debe mucho más a su ciudad de lo que él ha hecho por ella hasta el momento busca su momento de gloria metiéndose con Rafa básicamente en los mismos términos en que otros de la misma ralea buscan infectar la imagen y el nombre de cualquiera que acredite excelencia por méritos y resultados y sobre todo si son personajes comprometidos que no se limitan a salvaguardar su dinero y a reírle las gracias a los únicos que hoy parecen autorizados a decir lo que piensan. 

Esta vez ha sido Nadal, constantemente es Amancio Ortega y a la menor ocasión lo es cualquier otro que suene a éxito profesional fuera de lo mediático, de las redes sociales o del clan de la cultureta cinematográfica y televisiva que más que clan empieza a ejercer como auténtica secta. Unos son dianas, otros intocables. Unos viven de su esfuerzo y son de los mejores del mundo en lo suyo pese a lo cual no abdican de considerarse españoles y como tal, miembros orgullosos de nuestro país, nuestra cultura y nuestra historia y además suelen decir lo mismo y con las mismas palabras en Madrid o en Sebastopol. Los otros rara vez triunfan fuera de nuestras fronteras y cuando lo medio hacen, nunca dicen lo mismo en Madrid que en Hollywood, se ve que el cambio de latitud afecta al entendimiento.

Las redes sociales y los medios de comunicación agrandan el efecto pernicioso pero no son la causa de algo ya tan español como la tortilla de patata. ¿Que quién es el alcalde de Manacor? Un Imbécil más. Triste que haya tantos. 

domingo, 1 de diciembre de 2019

Una mala continuación

Ninguno de los problemas que asedian a la ciudad de Zamora va a ser atacado por el Ayuntamiento a juzgar por el borrador de presupuestos municipales para el año 2020 que el equipo de gobierno ha presentado, discutido y aprobado, casi en un mismo acto y en los que no ha dado ninguna posibilidad de participación a los grupos de la oposición ni a la sociedad civil. Ordeno y mando, en la etapa política que ya se muestra como la menos participativa de cuantos mandatos han transcurrido desde el 78. O, Guarido “dixit”: “Lo que no vamos a hacer es pedir perdón por tener mayoría absoluta ni por haber conseguido el cincuenta por ciento de los votos de los zamoranos”.

Cuando estamos a punto de cerrar el primer año natural en el que Zamora no ha tenido presupuestos sino la mera prórroga de los correspondientes a 2018 ante la incapacidad del alcalde y su equipo, de coalición entonces, para sacarlos adelante cuando correspondía y casi medio año después de su apabullante triunfo electoral y por lo tanto de la redacción de su programa electoral para cuatro años, se esperaba algo más que una serie de partidas cada vez más difusas de las que difícilmente se puede atisbar en qué van a gastar o invertir los recursos cada una de las áreas de gestión municipal.

Si no hay medidas para favorece la actividad económica en la ciudad y con ello la creación de empleo. Si no existe una mínima estrategia de desarrollo que frene la caída de población que en los últimos diez años sacude a nuestra ciudad. Si no se dan facilidades al comercio y a la empresa en general. Si no se apuesta por el turismo o incluso se desprecian iniciativas de calidad como la de la recuperación de la Bienal de Arte Contemporáneo o del Pórtico musical. Si se evita -porque no gusta- cualquier respaldo al proyecto de Montelarreina Si no se invierte en que Zamora se sacuda el polvo de la parálisis que aceleradamente la mata y su ayuntamiento actúe como motor facilitador, dinamizador y de generación de atracción para la inversión pública y privada. Si no se trabaja sobre los nuevos sectores de actividad económica del futuro, ya presente. Si no se promueve la competitividad fiscal. Si nada de eso se contempla en los presupuestos, no son lo que Zamora necesita.

Si, por otro lado, tampoco se reforma el funcionamiento administrativo, se desbloquean áreas como urbanismo, se promueve la competitividad fiscal, se vuelve a la legalidad con la licitación de los grandes contratos, los más importantes de los cuales llevan caducados durante todo el periodo de alcaldía de Guarido y algunos en estos momentos en situación de más que dudosa legalidad. Si en lugar de modernizar las estructuras administrativas se continua con prácticas de acoso “ad hominem” contra empleados públicos o con posturas meramente ideológicas como no dotar a la Policía Municipal de la plantilla que exigen normativa y recomendaciones. Si todo eso ocurre, es que tampoco son los presupuestos que el ayuntamiento precisa.