miércoles, 28 de marzo de 2012

Mirar para otro lado

Andalucía votó, lo hicieron sus ciudadanos, tan libremente como los de cualquier otro territorio de esto que aún se llama España, y votaron porque continúen los mismos y sigan haciendo lo mismo que han hecho hasta ahora.

En los días previos, los periódicos decían que iba a ocurrir lo contrario de lo que finalmente decidieron las urnas y decían también que a los andaluces les preocupaba mucho la corrupción, se supone que porque están en contra de que campe por doquier en el funcionamiento de una administración que lleva 30 años ininterrumpidamente en las mismas manos, agendas y bolsillos.

Parecía, una vez más craso error, que los votantes decían la verdad al ser encuestados y que apostaban mayoritariamente por la necesidad de la catarsis. Renovar a los inquilinos en los palacios institucionales, abrir las ventanas, cambiar el aire viciado al que, de manera casi inevitable, conducen estancias tan prolongadas en el poder. En lo económico, sólo en el caso de los ERES fraudulentos se dirime judicialmente la desviación de tantos millones de euros que pasados a pesetas parecen cifra imposible. En lo social, lo ético, lo estético, otro tanto se puede decir de los veinticinco mil de cocaína al mes o de las madres, padres, hermanos y esposos subvencionados y pensionados de por vida por pertenecer a la plantilla de empresas a las que nunca hasta su extinción pertenecieron.

Todo demócrata reprueba la corrupción, pero de entre los corruptos, sólo a los adversarios. En Andalucía, como en el resto de España, importa más el hecho de que sean “de los nuestros”, en cuyo caso lo mejor es mirar para otro lado.
La más alta tasa de paro de nuestro país, en todos los rangos de edad, sexo o grupo de actividad económica, parecía ser también argumento de suficiente relevancia como para contrarrestar la fuerza de la inercia que dan más de tres décadas de continuismo.  Pero no lo fue. La alternativa era lo que de todos modos va a ser, no para los que se lo llevan en crudo, sino para los demás, sacrificio, esfuerzo, recortes de prestaciones sociales. Pagar aquello que aún debemos y aquello que se va incorporando.

Y eso, ahora que empieza la primavera, se ha hecho demasiado cuesta arriba para quienes tenían en su mano la decisión. No sorprende, ya más veces lo hemos visto, tantas son las ocasiones en que ante la certeza de lo que ha de pasar, la mayoría prefieren mirar para otro lado, silbar al viento y hacer como si fuera posible desentenderse de lo que ya llegó y de lo que está por venir.   
Y mientras Andalucía decidía, Cataluña daba un paso más; palabras pero qué importantes son las palabras. Nacionalidad, País, Nación, Estado. Ambiguo para quien lo quiere ver todo ambiguo, aunque nítido, premeditado, concienzudo, estudiado. Una consecuencia de tantos momentos en que quienes no deberían hacerlo optaron por mirar para otro lado.

domingo, 25 de marzo de 2012

Todo se desquicia

España entera, bueno la España futbolística, que en estos tiempos viene a ser España entera, debate sobre polémicas arbitrales, conspiraciones y paranoias. Como si en el conjunto de una temporada y uno por uno en el noventa y nueve por ciento de los partidos, las decisiones de los árbitros no beneficiaran precisamente a los dos grandes clubes a los que por turno tanto les gusta aventar su imaginario papel de víctimas. No es que no haya cosas más importantes por las que debatir, más bien todo lo contrario. Más bien lo que ocurre es que el panorama se ve tan crudo que hay que buscar vías de escape en asuntos finalmente insustanciales.

Cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana es algo que cantaban Manolo García y Quimi Portet en “El Último de la Fila” y si ni el amor resiste, cómo van a hacerlo la coherencia, la cordura o la sensatez. España está convulsa, la pobreza llamada crisis llegó por sorpresa cuando habíamos asumido el estatus de nación si no rica, sí privilegiadamente acomodada y, varios años después de que la coyuntura favorable fuera dejando paso a la reaparición de nuestros ancestrales desequilibrios económicos, seguimos sin asumir que ahora el escenario es otro y que si queremos volver a la senda truncada no nos queda otra que actuar en consecuencia individual y colectivamente.
Pero mientras el diván de nuestro psiquiatra sigue esperando a que como sociedad seamos capaces de psicoanalizarnos abiertamente y sin trampas, aunque eso, siendo latinos y españoles sea bastante complicado, cada día nos enzarzamos en polémicas superficiales. Será un desahogo, confío. Mejor eso, una vez trasladado el modelo de los programas del corazón a la información deportiva, que propugnar huelgas generales sin más cabeza ni justificación que la necesidad de ciertos dirigentes sindicales de justificarse ante sus escasos afiliados y ante los más de cinco millones de parados, por su inacción en defensa del empleo, por su permanente dejarse sobornar con dineros y más dineros. Subvenciones y privilegios para llenar sus sedes de gentes sin funciones definidas.

Bien está que se cree el marco normativo necesario para regular legalmente lo que hace siglos que lo está ética y cívicamente, la ley de Transparencia es necesaria porque la Administración está para administrar lo de todos, es decir, lo que cada uno de nosotros ponemos en mano común para su gestión y, por lo tanto, tenemos todo el derecho a saber cómo se utiliza y a qué se destina. Sin embargo le faltan dos anexos, uno relativo a la financiación, funcionamiento y gastos de los partidos políticos y otro exactamente igual para las organizaciones empresariales y sindicales, porque tanto unos como otros viven prácticamente en su totalidad de nuestros recursos, no como afiliados, sino como contribuyentes sin que nadie explique por qué. La democracia debería ser transparencia, aunque eso a algunos los desquicie.

miércoles, 21 de marzo de 2012

La deuda local

La diferencia entre las buenas y las malas medidas en política las marcan los objetivos que buscan cumplir y los resultados finalmente obtenidos. A esos dos factores se circunscribe cualquier comparación, también en lo que se refiere a la financiación de las corporaciones locales de la que tanto se habla últimamente con el plan puesto en marcha por el gobierno Rajoy.

Un plan ingeniado para hacer aflorar las deudas de los más de ocho mil municipios españoles, para que haciéndoles frente de manera inmediata no se siga dañando la ya de por sí delicada situación de la mayoría de las empresas (fundamentalmente las más pequeñas y los autónomos) y para que la puesta al día sea viable para los ayuntamientos. Estos tres son los objetivos que se ha marcado el Gobierno en este ámbito concreto de nuestra economía sin que ni uno por uno, ni los tres en conjunto puedan ser considerados negativos.

Claro que no es la primera vez que un gobierno se preocupa por las corporaciones locales. El anterior ejecutivo diseñó los dos planes E, con los que hizo llegar a los ayuntamientos una cantidad económica similar a la prevista en el plan Rajoy. Pues sí, pero no. Es verdad que supusieron una importante aportación económica de la que se beneficiaron los municipios grandes y los pequeños para efectuar aquéllas inversiones necesarias que pudieran tener pendientes. Que también lo hicieron un buen número de empresas que ejecutaron las actuaciones financiadas. Y que sirvió para retener algo y durante cierto tiempo el número de trabajadores que engrosaron las listas de parados. Los objetivos pues, a priori, también eran incuestionablemente buenos.

Sin embargo, la diferencia entre ambas iniciativas es sustancial y se verá con toda nitidez cuando llegue la hora de hacer el balance de la medida actual. Porque los planes del anterior gobierno financiaban sólo en parte las actuaciones, obligando a las entidades locales a dedicar recursos propios o fruto de endeudamiento para cofinanciar, con lo que debilitó la economía de aquellos a quien pretendía ayudar. En segundo lugar, la lluvia de dinero fácil que “era necesario gastar” en un plazo muy corto, generó lo esperable. Proyectos poco maduros, poco meditados y que permitieran una rápida ejecución, con lo que muchos de los elegidos fueron simplemente “lujos asiáticos” que, en unos casos, necesitan fuertes recursos de manera recurrente para su funcionamiento y en otros, no hay posibilidad de darles un uso mínimamente continuado como para justificar la inversión realizada.

El nuevo plan es en esto mucho más sensato. Cubre deudas ya existentes, conocidas u ocultas. Exige un plan de saneamiento que permita hacer frente al pago diferido en 10 años del importe de la financiación y ayuda a aclarar de una vez lo que deben unos y otros. Y conste que en la foto de endeudamiento en Zamora y Castilla y León y en la comparación con otras provincias y regiones podemos de manera generalizada sentirnos satisfechos con cualquier comparación.

domingo, 18 de marzo de 2012

"Burulando"

A veces puede ser cierto aquello de que no hay mal que por bien no venga. Én otras ocasiones, el mal viene simplemente por el mal y ni un solo elemento positivo se puede extraer de él. Suena la voz de María Callas mientras escribo.

Iba a hacerlo, creo, de cómo la crisis de enormes proporciones en la que vivimos inmersos, hace ya tanto tiempo que ni nos acordamos de cuando empezó, puede traer algún resultado positivo para un país que sólo ahora empieza a percibir la insostenibilidad de su actual estructura administrativa territorial. La puesta sobre la mesa como una baraja de cartas desplegada de la retahíla de deudas y compromisos incumplidos de nuestros ayuntamientos y diputaciones mostrando la desproporción entre el número de administraciones existentes y el volumen de lo que es necesario administrar, puede permitir que se empiecen a tomar soluciones. A adecuar nuestro gasto público a lo que permiten los recursos que podemos generar o aportar.

Tal vez, a última hora, iba a cambiar el objeto de mi escritura para hacerlo sobre la polémica suscitada en torno al anuncio de una conocida marca de ropa y complementos de lujo, en la que un pequeño catálogo de jóvenes con apellidos conocidos basan su paso a la edad adulta alrededor de la figura de un bolso que cuesta más de lo que ganan en un mes la inmensa mayoría de los pocos jóvenes que tienen la suerte de contar con un puesto de trabajo.

No lo sé, suelo dejar que el mal llamado azar, decida por mí en ocasiones el tema de mis columnas. En esas estaba, cuando un mazazo, no por ya anunciado menos duro, hizo que entre “Casta Diva” y “La Mamma Morta”, la Callas guiara mi pensamiento hasta un instante, apenas un puñado de segundos hace ya unos cuantos años. Entendí que de las casi 500 palabras de este artículo, sólo el último párrafo es lo que quería escribir.

Fue durante la salida del Museo de Semana Santa de la última procesión del Santo Entierro a la que acudí como miembro de la corporación municipal de Zamora. Me hizo señas desde su lugar, escoltando ya el paso de Benlliure al que siempre acompañaba en su recorrido fúnebre. Me acerqué hacia él, estiró su brazo y puso en mi mano una pequeña fotografía que aún guardo en mi cartera. En el anverso “El Descendido”, magnífica y desgarrada representación del dolor físico y el sufrimiento psicológico que supone la muerte. El Hijo que yace en brazos de su madre, esculpidos ambos en una sola pieza, como vida y muerte son también una única secuencia. Inescindible continuidad. En el reverso sólo dos palabras. Una la que a él le ha faltado para vivir lo mucho que aún le quedaba, “Suerte”. La otra su apellido, el nombre por el que todos le conocíamos, “Rivera”. Ahora “burula” acogido en los brazos de su Cristo. Descansa en paz, amigo.

sábado, 17 de marzo de 2012

Imanes que repelen

En Gerona un imán, que no atrae sino que repele, explica a sus fieles cómo pegar a sus mujeres -que para el imán no deben ser fieles sino infieles-, si estas se desvían del recto proceder que no es otro sino el que el macho de la casa le imponga por su «santo» capricho. Antes que del de Gerona, se supo de otro imán en Granada que en su día educó en lo mismo. De buena parte del resto, no lo oímos porque no los escuchamos. Dice el diccionario de la RAE en una las acepciones que un imán es un guía, jefe o modelo espiritual o religioso, y a veces también político, en una sociedad musulmana.


Al menos que yo sepa y a día de hoy, la española no es una sociedad musulmana, lo cual no empece para que haya muchos musulmanes (seguro que para otros no) para los que los imanes que dicen esas cosas son sus guías, jefes o modelos espirituales y políticos. Sus líderes sociales, por tanto. No consta que tal apología de la violencia de género, como se la denomina ahora, traiga consecuencias legales para quienes la destilan.

Leemos, aunque no en grandes carácteres tipográficos, un tremendo caso ocurrido en Marruecos. Una mujer se suicida, no precisamente con muerte dulce, tomando matarratas. Su marido la maltrataba. La familia de este también. La mujer contaba solo 16 años. Se había casado tras ser violada hace un año. El violador, diez años mayor que ella, fue después su marido, con quien se casó ante la presión de ambas familias pues de este modo, según una incivilizada ley, el violador elude la cárcel.

En España, mientras tanto, representativas feministas, mudas para muchos de esos casos, se indignan tremendamente, poco menos que piden el cierre de la Real Academia de la Lengua y saltan a la yugular de uno de sus académicos porque después de un concienzudo estudio, elabora un informe en el que critica las estupideces lingüísticas que se recomiendan en la avalancha de guías del lenguaje no sexista que con cargo a subvenciones y dinero público se editan en nuestro país. Esto, según estas señoras es una aberración contra la humanidad.

El académico redactor y todos los que asistieron al pleno de la Academia y que lo respaldaron unánimemente cometen, según aquellas, una aberración contra la humanidad por afirmar algo tan obvio como que si se aplicara estrictamente cuanto predican esas guías, no se podría hablar. Desde luego, si revisáramos el lenguaje permanentemente en función de hábitos, costumbres o ideologías, tendríamos un magnífico remedo orwelliano, aunque quizás eso gustaría a algunos y algunas.

Que se le va a hacer, a unos y unas nos atraen como imanes cosas distintas que a otros y otras, sobre las que verter nuestras críticas. Será que tenemos distintos o distintas guías (¿y guíos?) o imanes (¿e imanas?) en nuestro o nuestra punto o punta de mira.

domingo, 11 de marzo de 2012

Límite M/T

Cuando hace 65 millones de años se produjo la extinción masiva de especies conocida en el ámbito científico como “límite K/T”, provocada, según la versión más seguida, por el impacto de un gigantesco asteroide sobre la Tierra, entre otros, desaparecieron los dinosaurios.

Sin embargo hoy, año arriba, año abajo, 65 millones de años más tarde, nos preguntamos, ¿pero de donde han caído estos tíos? Uno no sabe qué castigo han cometido los trabajadores de este país y entre ellos los pocos afiliados a los dos sindicatos mayoritarios para que les hayan tocado en suerte Toxo y Méndez, Méndez y Toxo. Ni en el siglo XIX cuando sí hacían falta sindicatos “de clase”, hubieran sido estos líderes hombres de su tiempo. Hoy son simple y llanamente dos estratosféricos y anquilosados en formas, lenguajes y actitudes, rescoldos del Cretácico.

Conozco a muchos sindicalistas y no es cierto que todos sean unos jetas como sus jefes, no es verdad. Algunos sí, igual que hay políticos mangutas, banqueros estafadores, periodistas bienpagados, abogados sin escrúpulos o peones sinvergüenzas. Pero no todos los sindicalistas son como sus dos jefes actuales. Sigue habiendo idealistas, también pragmáticos, gente honrada que defienden a los suyos desde su sentido de la justicia y la defensa de los derechos que les asisten.

Tampoco ha habido nunca una confluencia de liderazgos tan esperpéntica como la actual. Ni Marcelino Camacho, en su pulcra e intachable integridad o Nicolás Redondo con sus principios grabados al fuego a prueba de lisonjas y canonjías. Ni siquiera Antonio Gutiérrez, con su perspectiva práctica y realista, ni mucho menos José María Fidalgo, quizás el que con mayor denuedo buscó unos sindicatos modernos, apegados al suelo e incardinados en la situación real del siglo XXI, alejado de dogmatismos antediluvianos, abierto al mundo y al futuro.
Quién iba a pensar que tras ellos, los ciudadanos íbamos a tener que encontrarnos con la aparición de dos dinosaurios de mensaje obsoleto e hipócrita, alimentados a base de subvenciones y despilfarro como Toxo y Méndez, Méndez y Toxo. No hay otro país medianamente moderno, civilizado y democrático donde encuentren parangón. No lo hay. Sólo a ellos se les podía ocurrir tratar de convertir en jornada de protesta y manifestación la fecha en que se conmemora la más trágica acción terrorista en nuestro país. Un 11-M que debería ser y será para el silencio, el sentimiento colectivo y el recuerdo de las víctimas quieren convertirlo, mezquinos, en algarada y grito.
No podían dejarlo para el siguiente fin de semana porque claro, es puente. Claro que en el pecado llevarán la penitencia, aunque a qué precio. Con el fracaso de hoy, que lo tendrán aunque algunos medios lo disfracen y el ridículo de la huelga ¿general? del 29, antes siquiera de los 100 días de gobierno, estaremos más cerca, y eso es bueno, del límite M/T. Méndez y Toxo, Toxo y Méndez.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Por Fermoselle

Dicen los concejales de la oposición que han permanecido encerrados en el Ayuntamiento de Fermoselle que están satisfechos porque a través de los medios de comunicación han llegado con su protesta a lugares a los que de otra forma no hubieran podido hacerlo. Seguro que tienen razón en eso, aunque nada les resuelve a ellos ni beneficia a sus convecinos.

Desconozco y por lo tanto seré prudente en ese sentido, la situación real respecto de las mociones que según denuncian el alcalde no les deja presentar en los Plenos. Lo que sí sé es que, en democracia, el cauce para hacer valer los derechos amparados por la ley para los miembros de la oposición, no son los encierros, las huelgas de hambre o similares ejercicios de fuegos de artificio al estilo de las algaradas callejeras, sino precisamente aquellos cauces que la propia ley establece y que se garantizan por la Justicia. Si el Alcalde incumple la ley tan flagrantemente como dicen, se arriesga a una pena de inhabilitación para tal función que es, imagino, lo que más satisfechos los dejaría a ellos y en peor lugar a él.

Las instituciones merecen el máximo respeto, porque no son sus dueños quienes en un momento determinado las conforman, sino el conjunto de los ciudadanos y por eso en ellas son tan trascendentales las formas aunque vivamos tiempos en los que se tiende a restarles importancia. El respeto lo debe en primer lugar quien gobierna, pero nunca en menor medida quienes ejercen la oposición y no vale todo, aunque siga habiendo muchos (malos pero a menudo exitosos) políticos convencidos de que el fin justifica los medios.
Ya sé que me dirán que mientras la Justicia resuelve se nos va el cerdo en cataduras, pero esas son las reglas del juego y, en ese ínterin, conviene no olvidar que, voto a voto, la candidatura del actual alcalde obtuvo más respaldo de los fermosellanos en las urnas que todas las demás juntas, por mucho que las desavenencias internas con las que empezó su grupo el mandato hayan determinado que el equilibrio de fuerzas se haya visto modificado entre los concejales. Bastantes más del doble de votos que los otorgados a la segunda fuerza política, confieren al alcalde toda la legitimidad democrática.
Viví en Fermoselle entre los cinco y los ocho años, en el último de los números pares de la calle de Requejo. No es pueblo sino villa y por sus rincones sinuosos se respira de manera singular el halo de su gran e importante historia. Me gusta y lo admiro. De allí me vine a Zamora no sin disgusto. Hay muchas cosas por hacer en los más de tres años que restan de mandato corporativo. Demasiado tiempo y en tiempos demasiado complicados como para que el enfrentamiento personal sea el hilo conductor de la vida municipal y no se encuentre entre unos y otros la ruta compartida en beneficio de los vecinos.

domingo, 4 de marzo de 2012

Obligaciones y derechos

¿Estamos locos, o qué? Como una noticia más recogen los periódicos que los padres de una adolescente han sido detenidos por castigarla sin salir un fin de semana. La criatura, con 16 abriles a sus espaldas se largó de casa y acudió a la Guardia Civil a denunciar que sus progenitores, por lo que ella debió considerar un abuso intolerable de las obligaciones que conlleva la patria potestad: le habían prohibido salir el fin de semana.
Como será la “niña” que los padres, en proceso de separación y que por lo tanto seguro que no se ponen de acuerdo en muchas cosas, sí que coincidieron ambos en la necesidad del castigo impuesto y la bondad de éste para la educación de una persona que con 16 años y según ha declarado su madre “hace cosas que no debiera” y por ello debe ser regañada en determinadas ocasiones.

Ahora el padre se enfrenta a la posibilidad de ser juzgado por un delito de detención ilegal. Veremos si sirve de algo el sentido común que debería presidir en todo caso la aplicación e interpretación de las leyes. No me extraña que la madre se haga cruces diciendo algo que a algunos les parecerá tan estrambótico como que sólo tratan de educarla y que la Justicia está así, matan a una niña, como Marta del Castillo, le hacen perrerías y los autores están en la calle, mientras a unos padres no les dejan educar a su hija adolescente.

Lo peor de todo no es el asunto en sí, que probablemente quedará en mera anécdota, sino la base sociológica de tontería supina en la que nuestros comportamientos sociales se van moviendo a medida que avanzamos en un tiempo en el que con excesiva frecuencia, demoler lo acostumbrado solo sirve para dar paso a la nada más estúpida. O lo que es peor, a la asunción como natural de la intromisión del Estado en esferas tan privadas como la familiar y la educación de los propios hijos.

Ahí está el quid de la cuestión. El derecho a educar forma parte de manera inescindible de la patria potestad, que es obligación y responsabilidad, pero también derecho de los padres. En muchos países se admite incluso el derecho a la libre educación (en este caso, entendida como instrucción) de los hijos por parte de los padres, al margen del sistema educativo institucional. En España aún no, aunque son numerosas las familias que lo piden.

Sin llegar a esto, la educación entendida como formación de la personalidad, corresponde de manera irrenunciable a los padres en función de su libertad individual siempre que no atenten contra la integridad de los hijos, no al Estado. El libre albedrío de la voluntad individual tiene que tener ámbitos en los que desenvolverse sin la intromisión de lo comunitario. Lo contrario es renunciar a la libertad, aceptar el totalitarismo.