domingo, 25 de enero de 2009

Con sabor a queso

Un viejo dicho castellano reza que algo es el queso, pues se da por beso. El queso es mucho para el presente y futuro de una provincia como la nuestra, la de mayor producción de leche de oveja de España. Recuerdo hace ya algunos años una conversación con uno de los miembros de la familia García Baquero. Era el momento en que el mayor fabricante nacional de queso acababa de decidir la construcción de una gran fábrica en Zamora. Recuerdo que me dio varios datos sobre las cualidades del queso zamorano, de cómo le sorprendía que hubiera tardado tanto en quitarse de encima la etiqueta de “queso tipo manchego” con la que se había distribuido tradicionalmente y consolidado la mayoría de edad con la consecución de la Denominación de Origen. Y lo más sorprendente, que el 60 por ciento de la leche con la que ellos elaboraban en La Mancha, provenía de estas tierras. Aun quedando mucho terreno por conquistar en distribución, márketing y comercialización, hoy va siendo frecuente encontrar en mercados, tiendas especializadas y restaurantes el que junto al vino de Toro es nuestro producto agroalimentario estrella. Si a ello unimos el reconocimiento unánime de los expertos y la permanente obtención de galardones en todos los certámenes especializados, llegamos a la conclusión de que las cosas se han venido haciendo excepcionalmente bien por todas las partes y sectores que integran la D.O. Sin embargo, como en cualquier otro proceso empresarial, existen momentos en los que es necesario adoptar decisiones estratégicas de gran trascendencia para aprovechando al máximo el potencial, no morir de éxito. Es ahí donde la situación se complica habitualmente y florecen los roces y los intereses encontrados. En esta ocasión la polémica surge con la elección o reelección de presidente del Consejo Regulador y la inclusión de la leche procedente de ovino de raza assaf entre las admitidas para el queso zamorano. A favor de tal inclusión iban las respuestas del industrial y presidente del Consejo, Marco Antonio Rodríguez en la entrevista que el pasado jueves le hacía este periódico y que me parecieron pragmáticas, cargadas de sensatez y fundadas en principios universalmente aceptados para la gestión con éxito de cualquier reto empresarial. Entre ellos que para crecer hay que vender y para vender es necesario producir en cantidad suficiente sin menoscabo de la calidad. Con sus mismos argumentos he escuchado otros testimonios de industriales, cooperativas y ganaderos. En contra, otros productores de leche y elaboradores, quienes entienden que la introducción de la assaf restaría pureza y calidad al producto final. Soy demasiado lego en la materia como para pronunciarme claramente aunque pienso que para jugar en la liga de los grandes, suele ser necesario arriesgar. En todo caso y jugando con las palabras, esperemos que nadie haga el borrego y ambas posturas encuentren un punto de acuerdo que contribuya a garantizar prosperidad para los implicados y riqueza para Zamora. Los demás, ya saben a comer queso de Zamora. Dense besos.

miércoles, 21 de enero de 2009

La Cumbre en Zamora

Que no es lo mismo que Zamora en la Cumbre. No nos vayamos a creer a estas alturas que somos el ombligo de la Península. Han tenido que pasar veintitrés ediciones de este encuentro intergubernamental para que llegue hasta aquí, pero aquí lo tenemos. Imagino que el Presidente Herrera habrá tenido bastante que ver en ello y también Alejo, el zamorano Delegado del Gobierno. Independientemente de las molestias que tanto ajetreo pueda provocar en la vida ordinaria de Zamora y de que nuestro pacífico núcleo urbano se torne más incómodo por unas horas, es una buena ocasión para reivindicarnos como ciudad, como provincia y como representación de esa España periférica de verdad. Porque Zamora no sólo es periférica en lo geográfico. También lo es en la forma en que la miran, que no la miman y la tratan aunque no se “retratan”, los respectivos gobiernos nacional y autonómico. Tenemos el resto del año para seguir con la cansina cadencia con la que habitualmente nos desenvolvemos Santa Clara arriba, Santa Clara abajo. Para lamernos las heridas que la Historia, la geopolítica y nosotros mismos nos hemos ido causando con el paso de los años. No es que uno espere grandes logros de la Cumbre. Como siempre ocurre en estos casos, los acuerdos, convenios, protocolos y declaraciones de intenciones, vienen ya cocinados de las respectivas cancillerías donde a buen seguro llevan semanas, meses o incluso años tratando los asuntos de interés común a ambos países que aquí se harán públicos. Oiremos, eso sí, reiteradamente a unos y otros insistir en que este evento sitúa a Zamora en el mapa (como si no acumuláramos una buena ristra de siglos a nuestras espaldas) y algún obsequio nos caerá. Será pequeño, como nosotros, que no sumamos millones de votos precisamente. En todo caso, en mejores condiciones estaremos de beneficiarnos cuanto más estrechas sean las relaciones entre España y Portugal, cuanto más se apueste por crecer en común. Postulaba hace unos meses Saramago la integración de las dos naciones para recrear Iberia. Sorprendentemente sus declaraciones generaron más escándalo que cuando defiende a las más execrables dictaduras socialistas y sin embargo, aunque sólo sea como ejercicio teórico cargado de utopía, para quienes por habitar estas tierra somos de la estirpe de Viriato, eso sí sería hablar de futuro. Por último y como tampoco en la Cumbre, por mucha grandilocuencia que le eche ahora Zapatero, nos van a salvar de la crisis que nos acosa y que por momentos amenaza transformar el negro panorama y convertirlo en siniestro total, no será poco que con humor y como desahogo, olvidemos el refrán que a ambos lados de la raya se repite y que dice que del país vecino “ni buen viento ni buen casamiento” y podamos mantener aquello de “menos mal que nos queda Portugal”. Bienvenidos al Oeste. Bemvindos ao Nordeste.

domingo, 18 de enero de 2009

Demagogia urbanística

Carga las tintas el portavoz de IU en el Ayuntamiento de la capital contra el supuesto borrador del PGOU que ha llegado a su conocimiento tras una filtración. Me dicen que anda el equipo de gobierno municipal atareado en la búsqueda de las ratoneras por las que se les escapa la información con preocupante frecuencia y que indefectiblemente termina llegando a oídos, manos y archivos de Guarido. El caso es que los plazos para que Zamora cuente con nueva normativa de ordenación del territorio, se siguen alargando mientras unos y otros polemizan y llenan páginas de periódico sobre un documento que exista o no, al no ser oficial, carece absolutamente de virtualidad práctica. Guarido es hábil en la guerra de guerrillas y consumado ventajista con pocos escrúpulos a la hora de lanzar la caña a todo lo que se mueva. El equipo de gobierno, un tanto atribulado, ha vuelto a picar el anzuelo y permite que el debate vaya al terreno que más les gusta a los de la coalición de izquierdas, el que pontifica que recalificar suelo es malo por naturaleza, sospechoso siempre y cuasi delictivo con carácter general. Lo grave no es que el referente de una coalición política cuyo núcleo y fuerza dominante sigue llamándose Partido Comunista, ataque cualquier norma que permita la libertad de opción de la sociedad y de los individuos. Lo grave es que algunos caigan en la trampa de seguir su juego y que quienes deberían hacerlo, no le digan: Que no Paco, que en un sistema de democracia liberal, ni éste ni ningún otro PGOU construye una sola vivienda, mucho menos 40.000. Que es demagogia barata decir que es inasumible para Zamora la recalificación de cincuenta, quinientas o cinco mil hectáreas. Que la función del planeamiento no es expropiar el derecho a la propiedad privada sino ordenar el territorio, proteger y preservar del uso aquellos suelos que reúnan unas determinadas características medioambientales, arqueológicas, culturales o paisajísticas, determinar cuáles son las necesidades de sistemas generales, educativos, sanitarios, deportivos, de vías de comunicación o espacios libres y establecer las normas comunes para todos que han de regir la urbanización y la edificación en los terrenos calificados para tal uso evitando la arbitrariedad. El resto, salvo en lo que se refiere a la vivienda de promoción pública, corresponde a la sociedad civil, ésa que cuanto más dinámica sea, más limpia hará a nuestra democracia. A la iniciativa privada, que crea empleo y genera riqueza y bienestar para todos aunque también haga brotar sarpullidos en las pieles de los nostálgicos de la estricta “planificación totalitaria”. Y lo más importante, que la calificación de un suelo no implica la obligatoriedad de su desarrollo. Ningún empresario urbaniza y construye viviendas si no cree razonablemente que va a poder venderlas porque si se equivoca el que arriesga el dinero es él. El Plan General debe contribuir al crecimiento de la ciudad, no bloquear su desarrollo futuro. Mal que le pese a Guarido, el urbanista.

miércoles, 14 de enero de 2009

¡Hace frío en invierno!

Lo malo de las posturas exacerbadas en los asuntos de los que no se tiene más que una pequeña parte de la información necesaria, es que en cualquier momento pueden las circunstancias dejarlas con las vergüenzas al aire. Así, al igual que Pablo de Tarso el inmisericorde perseguidor de los cristianos cayó del caballo ante el destello de la existencia del Dios que él negaba, corren el riesgo ahora los talibanes del ecologismo y el cambio climático de ser arrojados al suelo por la simple llegada de un frente frío “de los de antes”. La tinta de este espejo denunció hace algunos meses, cómo al albur de la nueva moda del cambio climático, se esconden oscuros intereses económicos, políticos y de notoriedad pública. Cómo corremos el peligro de caer en manos de aprovechados como Al Gore que se apoderan poco a poco de la única verdad oficial, la única admitida como políticamente correcta. Tanta ha sido la exageración en los términos, que poco menos que se ha criminalizado a quienes osaban manifestar no ya la discrepancia con respecto a las teorías del calentamiento global sino incluso quienes trataban de mantener abierta la vía que ha guiado de siempre el avance en el conocimiento científico. La de la duda razonable. El problema, es que tanto nos creímos la infalibilidad de los argumentos esgrimidos por estos nuevos profetas del desastre, que a las primeras de cambio nos desorienta que en invierno haga frío, nieve o hiele en sitios donde siempre (y siempre es unos años más y otros menos) en invierno ha hecho frío, ha nevado y ha helado. Llueven estos días los comentarios de quienes subidos en el péndulo que tanto nos gusta, cargan contra esos argumentos frente a los que hasta hace una semana no se atrevían a decir nada. Ahora, los científicos que opinan distinto ya no son tan marginales y se suaviza la rechufla respecto al famoso primo de Rajoy. El Hombre, que aisladamente pasa por animal inteligente y en conjunto no deja de ser bastante necio, sigue cayendo en los pecados de la vanidad y la soberbia ante la Naturaleza. Frente a un Planeta que lleva 4.500 millones de años transformándose en continua evolución bajo unas leyes de las que dudo conozcamos una milmillonésima parte y en el que el homo sapiens sapiens incordia desde hace 40.000 años, nos creemos que con la estadística de temperaturas y climatología de unas pocas décadas, es suficiente para diagnosticar hacia dónde va la Tierra. Pero si malo es caer en la exageración del falso conservacionismo que consume más recursos de los que conserva, no menos estúpido resulta que amparándonos en que no es tanta la capacidad humana de perjudicar al planeta, dejemos de preocuparnos por lo que a nuestro alrededor ensuciamos, contaminamos, esquilmamos o degeneramos. Cuidando el entorno, viviremos mejor nosotros y quienes nos sucedan. Aunque el Mundo no se vaya a acabar tan pronto como se suponía.

domingo, 11 de enero de 2009

144 y muchos más

Quizás el silencio hubiera sido mejor que los discursos para rememorar la tragedia. Para rendir homenaje a un pueblo que feneció en un instante macabro. Un pueblo que sólo segundos antes era ajeno al inmediato fin que le deparaba el destino. Quizás 50 años son muchos para que los 144 muertos sean reconocidos. Sin duda demasiados, para que los muchos más de 144 damnificados puedan sentir en su garganta otro sabor que la amarga mezcolanza de la hiel y las lágrimas al recordar, como uno de ellos decía, cada año, cada día, aquello que truncó tantas vidas y transformó todas las demás. Dicen que las desgracias más atroces se ciernen siempre sobre los más pobres. No sé si es verdad, pero es cierto que al menos en todas aquellas que hubieran podido evitarse fácilmente, lo parece. Quizás la Banda de Zamora interpretando a Chopin, a Bach o a Haendel hubiera bastado para fundir en abrazo el espíritu de padres, hijos, hermanos, amigos y vecinos. Los presentes y los ausentes, como si el tiempo, en un regate al destino y en un universo paralelo se hubiese parado para siempre, en un instante eterno de aquella aciaga noche de un frío enero de 1959. Quizás el agua, mortaja improvisada, siga llevando al aire con su sordo rumor la voz de aquellos que nunca aparecieron. Quizás haya que escuchar en silencio y soledad para percibir su mensaje. Que no hay progreso que justifique que se siegue una vida. Que no hay riqueza que compense el que se agote un aliento. Poco importa a estas alturas que los responsables quedaran impunes. No hay peor condena que la del peso de la propia conciencia cuando va cargada de oprobio. Los embalses y pantanos anegaron pueblos, valles y vegas posibilitando el desarrollo industrial y la calidad de vida de los españoles. Todos estamos en deuda por ello, con quienes se vieron abocados a ceder sus tierras, a abandonar sus casas, a renunciar a una parte sustancial de sus vidas en aras del progreso y el beneficio común que fue mucho más para otros que para los que habitamos estas tierras del Oeste. Quizás habría que recordar el sacrificio de Ribadelago y de tantos otros pueblos pobres, cuando no míseros, ahora que la igualdad encuentra fronteras artificiales, levantadas como homenaje a la idiotez dentro de esta España nuestra. Quizás en el acto sobró la frontera de uniformes que separaba al pueblo de las autoridades y que se dibuja como cicatriz en las fotografías. La Guardia Civil que es pueblo, seguro que sabía que no existía ninguna necesidad de separar. Se equivocaron los políticos que lo ordenaron y quienes lo consintieron. Una pequeña mancha para un homenaje por lo demás acertado y más que merecido. Su mejor resumen, la crudeza, el cariño y la sencillez de la escultura de Flecha. Por 144 y muchos más.

miércoles, 7 de enero de 2009

Obama ya no es Zapatero

Lo siento por Pepe Blanco que como todos sabemos se erigió en el principal apoyo para que Obama ganara las elecciones americanas. Vamos, que al menos eso es lo que nos dijo (Blanco, no Obama) una vez que se supo el resultado. Lo siento también por todos los españoles que no ocultamos el dinero en paraísos fiscales y todas las empresas que no son bancos. Me alegro por los ciudadanos y las empresas americanas. Obama ha anunciado su gran medida contra la crisis antes incluso de tomar posesión como presidente. Reducción sistemática de impuestos con impacto estimado en nada menos que 310.000 millones de dólares. Busca con ello, según dicen sus asesores, frenar el deterioro generalizado de la situación de familias y empresas, acabar con la destrucción de empleo y generar un clima que posibilite la inversión y la creación de riqueza. No es que hayan descubierto la pólvora. Eso precisamente es lo que suele ocurrir cuando se procede a rebajas fiscales bien orientadas. Sin embargo en España, sólo a negar la existencia de crisis alguna ha dedicado el Gobierno tantos esfuerzos y declaraciones de presidente, ministros y altos cargos en general como a rechazar cualquier posibilidad de nuevos beneficios fiscales. Se equivocaban quienes buscaron debajo de las piedras, paralelismos y simetrías entre Obama y Zapatero. Frente al americano, las privilegiadas mentes económicas que nos gobiernan, insisten en que es malo para nosotros pagar menos impuestos. A cambio, no hay problema para regalar a los banqueros ingentes recursos para que resguarden su "salva sea la parte" sin que llegue un euro a empresas o ciudadanos. Tampoco para regar por inundación las esquilmadas cuentas de las corporaciones locales. Dinero que en su mayor parte se irá sin cumplir los objetivos planteados, el fundamental, la creación de empleo. Y como todo eso era poco, faltaban los que se apuntan a todas las fiestas del derroche. Lleva unos días de apretada agenda nuestro leonés nacido en Valladolid, repartiendo promesas, cual aguinaldo navideño a cada presidente autonómico que pasa por la Moncloa. Que esto desequilibre aún más las cuentas del Estado para favor de unos y perjuicio de otros, no importa. Que este desparrame presupuestario imposible de cuadrar, suponga más deuda que habrá que pagar entre todos a lo largo de muchos años, ha dicho Blanco que es bueno. Si las consecuencias para el conjunto, no fueran dramáticas, el rosario de visitadores de la Moncloa haciéndose la foto a la entrada de palacio, merecería una película al más puro estilo satírico surrealista italiano o de Berlanga. Pero cómo convencer a muchos políticos de que gracias a ciertas actitudes, los ciudadanos empiezan a estar hasta las mismísimas de tanto rollo autonómico. Y eso que no ha hecho más que empezar. ¡Aprende, Obama! * * * Aquí en casa, mis mejores deseos de recuperación para Laura Rivera. Que haya políticos con capacidad para generar ideas y defenderlas con convicción y fe, no sólo es bueno, sino necesario. Aunque sean muy diferentes de las que uno defiende.

domingo, 4 de enero de 2009

Año Obama

En unas horas Barack Obama se instala en Washington. Aún no en la Casa Blanca, para eso faltan dos semanas pero su llegada a la capital es el primer símbolo del año recién estrenado. Pocas veces y a pocos líderes se ha esperado con tal entusiasmo en su país y a ninguno como a él, en el resto del planeta. Desde los años más calientes de la Guerra Fría el mundo no conocía otro episodio de incertidumbre global como el actual. Ni siquiera tras el 11-S, la sensación de inseguridad se prolongó más allá de unas pocas semanas. Tampoco la caída del Muro de Berlín y el desmembramiento del bloque comunista, pese a su incomparable trascendencia histórica, se percibió de alcance global como la actual crisis financiera y económica. Ahora que los medios de comunicación, los satélites e Internet han roto las fronteras al menos virtualmente, hasta los que practican el extendido deporte del antiamericanismo mientras beben Cocacola, calzan Nike, ven el cine de Hollywood y escuchan su música, esperan ansiosos la llegada al trono del nuevo emperador planetario. Casi pareciera que Obama no es americano, rico, conservador (cuando menos según los parámetros al uso en Europa) y profundamente religioso. Esperamos que él salve a los Estados Unidos y que éstos nos vuelvan a salvar a los demás. En lo económico seguro que así será. Por la fuerza de un ideal, "yes, we can" fue el lema de su triunfal campaña. Sí, podemos, el mismo lema que guió los pasos de los pioneros en su conquista de Este a Oeste en lo que se llamó "el espíritu de la frontera". Por la fuerza del liderazgo de un presidente con innatas dotes de convicción por la palabra. Pero sobre todo, por la enorme fuerza de un sistema liberal y abierto que sólo ha fallado cuando se han incrementado las dosis de dirigismo, entre otros con Clinton y Bush Jr.Pero hasta los que presumen de más progresistas, sea lo que sea eso, caen en la tentación de circunscribir la salvación del mundo a la resolución del problema financiero que atenaza al Primer Mundo. Creen que viene a refundar, o sea a acabar con el capitalismo. Lo siento por ellos, soy de los que piensan que el reto económico lo resolverá simplemente engrasando y dejando circular los engranajes del sistema y reforzando los instrumentos de control, que no dirección. Y que la piedra de toque de su gobierno estará en cómo afronte la situación internacional. Su defensa frente al fanatismo islámico. Su posición en Oriente Medio ante el terrorismo de Hamás amparado por Irán y Siria y ante la reacción desproporcionada de Israel (difícil no ser desproporcionado cuando sabes que vences o te aniquilan). Y también en el Africa de las guerras, las matanzas y las hambrunas perennes. Ahí es donde veremos la verdadera talla de Obama.