domingo, 22 de enero de 2023

El foco de atención

Vivimos tiempos de tribulación con el comienzo del año. Claro que como si en estos tiempos modernos no viviéramos bastante atribulados con carácter permanente. Más en esta provincia nuestra que más que atribulada se encuentra desolada fruto del caminar de tiempos en los que el futuro ha ido dando la espalda a Zamora. Al habitual desasosiego se unen ahora los prolegómenos de la cita electoral municipal del próximo mayo, esta vez con la vista puesta también en la nacional de diciembre. Fechas en las que todo parece pararse, salvo los nervios de los políticos, que se aceleran. Así parece que las cosas hoy son completamente distintas que ayer, simplemente porque, en buena medida, los mismos que han traído o mantienen a Zamora en estado comatoso ahora desbordan actividad, propósitos, proyectos y hasta profesión de fe en un futuro para esta tierra que se acerque al menos a lo que Zamora merece.

Uno piensa si tanto nerviosismo va a desembocar en un cambio de conciencia de la situación socioeconómica o por el contrario solo delata la incapacidad para cambiar políticas y respuestas. Si empezaremos a ver la luz o si la preocupación es que los mismos nombres se puedan mantener ocupando los mismos puestos en los que quizás no han demostrado la utilidad que los ciudadanos esperaban. O bien, jugando al juego de la silla en el cual, siendo los mismos jugadores siempre, la única alteración sea que de vez en cuando falta un asiento. Preguntémonos dónde henos de poner el foco, si en los nombres o en los proyectos y las políticas. Si en cargos y siglas o en las convicciones y las ganas de luchar por Zamora.

Ayer sábado, organizada por el Círculo de Autónomos y Emprendedores de Castilla y León, la Universidad Complutense de Madrid, la Diputación de Zamora y la Fundación Rei Afonso Henriques celebramos y presenté una jornada sobre captación y gestión de fondos europeos para la transformación de los territorios en la que, junto con los representantes de los organizadores, participaron la directora general de Políticas contra la Despoblación del gobierno de España, la asesora técnica de la Secretaría de Estado de Turismo y la delegada territorial de la Junta de Castilla y León así como profesores y emprendedores de Portugal.

Una jornada para tratar de romper la inercia de los tiempos y servir como punto de inflexión en cuanto a la generación de un nuevo modelo de desarrollo para Zamora. Abierto a nuevas ideas, basado en la interacción entre las instituciones públicas, los interlocutores asociativos de ámbitos empresariales y de promoción del emprendimiento y el ámbito académico. Apostando por una provincia diferente para los zamoranos presentes y futuros.

Dejó dicho San Ignacio de Loyola que en tiempo de desolación nunca hacer mudanza, pero añadió también que sí mantenerse firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación. Hay quienes proponen que nada cambie o nada más sustituir unas caras por otras. Otros creemos que los cambios de fondo no solo son convenientes para Zamora sino imprescindibles llegados hasta este momento. Y no son los nombres. Son las acciones, los programas y la política.

domingo, 15 de enero de 2023

La vida reducida a una fachada

 Cae la nieve sobre París. No, no es cierto que eso ocurra hoy ni haya ocurrido ayer mientras escribía esta columna. Pero ese podría ser el comentario que acompañara a una foto que cualquiera pudiera subir hoy, mañana o alguno de estos días a la red social de su elección. La foto ni siquiera tendría por qué ser de uno de los cuatro días que, de media, nieva en París en enero, lo cual, a su vez, quiere decir que unos años nieva más días, otros menos y bastantes años ni un solo día el manto blanco cubre la ciudad del amor, los adoquines y la Torre Eiffel. Así pues, el comentario sería tan breve como falso ya que sabemos que cuando foto y comentario aparecen en la red no es cierto que esté nevando en París. A la vez foto y comentario son verdaderos, ya que la ciudad que vemos en esa imagen es ciertamente París y sobre ella los copos blancos alfombran calles y tejados.

La columna de hoy no versa sobre paradojas. O tal vez sí. Lo que sabemos es que casi automáticamente, a esa foto empezarían a llegarle corazones, “likes”, “me gusta” y aquellas interacciones que cada red pone a disposición de sus usuarios para mantenerlos atrapados durante el mayor tiempo posible. También comentarios de todo tipo, respuestas, fotografías similares de París, con y sin nieve, o de los más insospechados lugares del planeta. Porque las redes sociales también permiten eso, que la magnificencia de una vista cenital de la Place de l`Étoile con el Arco del Triunfo irradiando calles desde su centro pueda ser situada al mismo nivel de admiración que la plaza mayor del pueblo de cualquiera de nosotros.

Las redes, con su universalidad e inmediatez, multiplican por un millón el efecto, probablemente beatífico, que mucho antes ya ofrecían la prensa del corazón, los sensacionalistas tabloides amarillos británicos o el desaparecido periódico El Caso. El de evitar pensar mucho en las desdichas diarias de la propia vida, metiéndose de lleno, a cuchillo y con las vísceras abiertas de par en par en la vida de otros. Probablemente Shakira y Piqué, ya sea culebrón o circo lo suyo, estén ahorrando estos días bastantes citas en la agenda de psiquiatras, psicólogos y terapeutas varios. Basta con tomar partido por la una o por el otro y escribir sin descanso, con pseudónimo o sin él. En menos de 280 caracteres o en largos pseudo ensayos libertarios o moralizantes.

Incluso ahora, cuando se discute hasta la naturaleza binaria del sexo biológico en los humanos, la tentación de la trinchera del a favor de uno o, sobre todo, en contra del otro, sigue siendo demasiado irresistible. La dicotomía eterna pervive en la naturaleza y en el comportamiento humano. Sin saberlo, sin buscarlo y sin, probablemente entenderlo, han conseguido dar en el clavo de la sublimación de la razón fundamental del éxito de las redes sociales. Vivimos tiempos de fachada y superficie en los que no importan los milagros que están detrás de la trama urbana de París o del hecho científico de la nieve. Una foto o un comentario bastan para que cualquiera pontifique públicamente sobre la vida de otros y asiente sin pilares esas verdades como puños que solo la osadía de la ignorancia permite instaurar.


domingo, 8 de enero de 2023

El imprescindible renacer de una ciudad

La ciudad de Zamora ganó población hasta 2008 a pesar de que el conjunto de la provincia la perdía. Desde entonces la pierde año a año. De aspirar a superar los 70.000 habitantes, en 2022 ya ha bajado de los 60.000. Y no se atisba cambio de tendencia a juzgar por el resto de datos estadísticos ni por los proyectos o iniciativas de nuestros gobernantes foráneos ni locales. Si sumamos que la provincia entera sigue cayendo en población y tasa de actividad -el último dato conocido es que el nuevo año ha empezado con 319 autónomos menos dados de alta en Seguridad Social- y subiendo en media de edad, cualquier perspectiva es más sombría que halagüeña.

Sin embargo quienes aquí seguimos y estamos dispuestos a dar “la matraca” debemos mantener intacta la convicción de que, como para la provincia, hay para la ciudad de Zamora un futuro posible y no tiene por qué ser lejano, en el que las circunstancias empiecen a ser muy otras. Claro que hace falta casi un milagro, pero los mejores milagros vienen del trabajo, la planificación, la osadía y sobre todo, de saber aprovechar los recursos con los que se cuenta para hacerlos posibles. Zamora está obligada a renacer de sus miserias actuales. Aunque resignación sea la palabra que mejor defina al zamorano de hoy y de las últimas décadas, no seré yo, ni debemos ser la mayoría, los que comulguemos con ella. Es necesario espolear a los de fuera, vapuleando anímicamente si es necesario a quienes aquí nos dirigen (es un decir) o representan. Y sobre todo deberíamos los zamoranos elegir bien a quienes hayan de hacerlo después de este año que va a ser electoral por casi todos sus lados.

Renacer a partir de la recuperación del carácter perdido de esta ciudad milenaria, histórica, en otros tiempos grandiosa. Una ciudad que no hace tantos años comenzó un renacer que la transformó como hacía mucho que no ocurría con gestión y con consecución e inversión de fondos externos, europeos y nacionales. Renaciendo en su Casco Histórico, en la integración del río en la vida urbana, en la dotación de servicios e infraestructuras en los barrios y el centro, en hoteles y en atractivo y promoción turística individual y grupal como ciudad de congresos con unas cifras que no han vuelto ni a aproximarse. En un camino que, lamentablemente, como ocurre con la alegría en la casa del pobre, se truncó  pronto.

Ahora toca renacer a partir del AVE y las autovías. Del patrimonio cultural, histórico, mediambiental, gastronómico y hostelero en general. Toca reclamar Monte la Reina y medidas fiscales, sociales y de nuevas tecnologías de la información y el conocimiento, que contribuyan a la repoblación y facilitar licencias y tramitaciones para la potenciación de la actividad económica, empresarial y emprendedora. También toca renacer en lo pequeño, en las pequeñas tiendas de barrio, los nuevos negocios del centro o la transformación de los antiguos. En mejorar la calidad, de producto, de atención y de presentación. Como he visto esta semana en pleno casco histórico en una tienda: “El encanto de la Habana”, buscando excelencia y esos elementos intangibles que nos hacen estar a gusto y nos apartan del frío de la calle para trasladarnos a otras ciudades y a otros tiempos.