domingo, 27 de febrero de 2011

Hasta las cejas

En nuestro rico idioma hay más sinónimos para definir al Gobierno que ministros campan en él. Incompetente, majadero, necio, porfiado, pesado, fastidioso, pelmazo, cretino, estúpido, estólido, estulto, torpe, romo, cenutrio, simple, mentecato, zopenco, pazguato, tocho, asno, tarado, fatuo, cebollino, lelo, ignorante, babieca, papanatas, tarugo, tonto, bodoque, bolonio, memo, zonzo, merluzo, zoquete, zote, cernícalo, papamoscas, zamacuco y paparote, que con otros bastante más malsonantes nos llevaría cerca de los 110 de la nueva limitación de velocidad en autovías y autopistas, penúltima ocurrencia de quienes, o son eso o por tales nos toman al resto.

Claro que he unido sinónimos en dos líneas que tampoco son exactamente coincidentes. La tontería consiste en lo limitado de los alcances, la necedad en la viciosa disposición de la inteligencia. El tonto comprende poco; el necio comprende mal. Es que no tengo claro cuál de las dos se ajusta mejor. Ahorro, dicen. Pero el dinero todavía es nuestro, no suyo. Y yo prefiero gastármelo en gasolina (por la que pago en impuestos dos tercios del precio de cada litro), que en multas de los radares móviles que sólo ubican en los puntos de autovías y autopistas donde se puede correr un poco más porque no hay riesgo. O en los 21 millones de euros que van a destinar a la Alianza de Civilizaciones en la que hasta hace unos días contaban con Gadafi.

Lo único bueno es que terminarán de hincharnos “las razones” a la mayoría. Aunque no la respetaré, estaba tan cabreado con esta memez que para relajarme, di un garbeo por los comentarios de Internet: “Efecto mariposa: En un país gobernado por un loco hay una revolución. En otro país gobernado por un memo baja el límite de velocidad. Próximo anuncio de BMW: sin fumar, sin música descargada, a menos de 110 kms/h... ¿en serio te gusta conducir? Cada vez que me bajo una peli ahorro petróleo: Plásticos, transporte, fabricación. ¿También han rebajado el precio de las armas vendidas a Libia? ¿En plan 3x2? ¿Compre hoy y pague después de la masacre? Al adelantar en la autopista será obligatorio poner la BSO de Carros de Fuego. El Ministerio del Interior anuncia que apagará los radares para ahorrar energía. Dentro de unos días cambiarán de opinión. Nos jubilaremos a los 110 años y el máximo por autovías será de 67km/h. Rubalcaba: Nueva medida de ahorro energético, el agua hervirá a 90º, como el ángulo recto. La bajada a 110 es para que cuando vayas conduciendo por Zamora veas pasar el tren a toda velocidad y pienses que es el AVE. Para cambiar en las señales el 2 por el 1 van a mandar a los 5 millones de parados con un tipex y un rottring para entretenerlos. No fumes, no corras, no te jubiles, no descargues de internet, no trabajes, no les votes”.

No sé si a mi buen amigo Cástor, el “entestao”, y mayor defensor de este animal, le gustará, pero en pleno siglo XXI España va en burro.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cambio de seso

Nuestro Nobel Ramón y Cajal, defendió firmemente la conveniencia de que el investigador lo fuera, inicialmente al menos, por sus propios medios, con lo que ello pudiera acarrear de privaciones, para que así se curtiera y agudizara al máximo sus capacidades para el exigente trabajo del investigador científico. Defendía don Santiago que en la investigación es mucho más importante el hombre que la realiza que los medios con que se lleva a cabo.

En uno de sus “Ensayos Liberales”, titulado “Elogio de la Sabiduría”, Gregorio Marañón incide en esa defensa de la necesaria pobreza para el trabajo investigador. “Pasteur, como nuestro Cajal, como la mayor parte de los hombres verdaderamente grandes de la Humanidad, nació en un hogar humilde, casi pobre. Fácilmente se comprende que no se trata de un hecho casual. Sería injusto negar que ha habido en el mundo hombres ricos desde que nacieron, educados en el bienestar material y cuya inteligencia logró alcanzar alturas elevadas: tal Bacon. Pero se trata de casos excepcionales. La ciencia, sobre todo, no crece más que en los ambientes austeros. Como la llama del fósforo, necesita un frote áspero con la realidad para encenderse”.

Eran otros tiempos y otra investigación, no equiparables al momento actual y a la potencia de otros países. Quizás, ya entonces, era hacer de la necesidad virtud, por unos patriotas de una España que, como escribiera otro Nobel, Severo Ochoa, “descuidó el cultivo de la ciencia porque el español, desde Felipe II, estaba más interesado en los asuntos de allí arriba que en los de aquí abajo, y miró siempre más hacia el cielo que hacia la tierra”. Ahora que ya no se puede mantener tal aseveración, el cultivo de la ciencia aparece más descuidado que nunca. Quizás porque los españoles hemos pasado de estar interesados por el cielo, a estarlo por el subsuelo. Lo insustancial y liviano cuando no lo cochambroso, acaparan el tiempo y el espacio, los medios de comunicación y la conversación de los españoles.

2.500 investigadores españoles han firmado una carta contra el recorte del presupuesto destinado a la ciencia (un 30% frente al 16% de media en otros ámbitos) y en las plazas para investigadores del CSIC (90% de reducción), dicen ellos. Mientras tanto, digo yo, sobra el dinero para el cine, las embajadas de las CC.AA. y hasta las operaciones de cambio de sexo.

Me decía un amigo, hablando de sociología y política, que Finlandia dedica un enorme esfuerzo económico a educación porque los políticos saben que una sociedad bien formada elegirá a los mejores también para la política y eso garantiza el bienestar de todos sus ciudadanos. Será por eso que, según el último Informe Pisa, en lectura, matemáticas y ciencias, los alumnos finlandeses ocupan el puesto número 1; los españoles el 18, 19 y 21, respectivamente, de entre los 25 miembros de la Unión Europea. Está claro que necesitamos una operación colectiva de cambio de seso.

domingo, 20 de febrero de 2011

Hoja en blanco

Los levantamientos del pueblo frente a los tiranos y las revoluciones siempre estuvieron lideradas por hombres especiales, conductores de masas, “duces”, desde que Moisés condujo al pueblo elegido hasta la tierra prometida, huyendo de Egipto. La revolución francesa con Robespierre, la rusa con Lenin, la china con Mao, México con Francisco Madero primero y Emiliano Zapata contra éste después, Cuba con Fidel y Che Guevara y un largo muy largo etcétera sin excepciones dignas de mención... Hasta ahora. Esa es una de las principales novedades del movimiento que se está produciendo en el mundo árabe, donde no hay líderes claros, donde todo está abierto de cara al futuro y que, curiosamente, a quienes más empieza a preocupar es a quienes inicialmente pensaban, y siguen pensando, darle la vuelta para convertir la lucha contra dictaduras militares como la de Egipto y Túnez en nuevas dictaduras teocráticas islamistas al estilo iraní.

“Asistimos a un cambio general de periodo histórico. Lo social reemplaza a lo nacional”, ha descrito el sociólogo francés Alain Touraine, Quizás sea adelantar varios pasos en la evolución sociológica y un juicio por tanto prematuro, pero es ya evidente que la mecha de la revolución ha prendido de una forma sorprendente por inesperada hace tan sólo unas semanas. La gran cuestión ahora es, precisamente, saber qué camino tomará el fuego provocado. Por primera vez hay atisbos de esperanza de que árabe deje de ser sinónimo de islámico e islámico de brutal dictadura. Jóvenes, laicos y universitarios son los no líderes que encabezan estos movimientos que buscan derrocar a fantoches acostumbrados a sojuzgar a sus ciudadanos durante décadas. Las redes sociales, Internet son medios capaces de igualar para bien los modos de gobierno en todas las latitudes. De Finlandia a Sudáfrica, de Central Park a la plaza de Tian’anmen, de Caracas a Trípoli, la red ha democratizado el acceso a la información y al conocimiento de cualquier acontecimiento que ocurra en cualquier lugar del planeta.

Los hombres son fácilmente manejables y convertibles en siervos. Extraña la condición humana a la que la providencia dotó de libre albedrío y al que tan fácilmente está dispuesta a renunciar con demasiada frecuencia. La ventaja de que no haya líderes claros, en Egipto, Túnez, Yemen, Bahréin y Libia es que nadie podrá comprarlos. Nadie mercadear con los deseos de millones de personas o transformar el ansia de libertad en un régimen aún más despótico que el precedente como ocurrió en Irán. Pero en la ventaja está también el riesgo. De que ante el vacío de liderazgo, el arribista más atrevido o la influencia externa más capacitada para la manipulación se adueñen de un carro que no es el suyo y que busca lo contrario de lo que ellos van a ofrecer.

Estamos, en todo caso, ante un momento histórico único que está por escribirse y que va a modificar la situación sociopolítica del mundo árabe e islámico y, también, del resto del globo. Veremos qué pasa en marzo, y en abril.

miércoles, 16 de febrero de 2011

El humo ciega tus ojos

Será que la piel de toro que da forma al mapa patrio conforma también nuestro ADN y nuestro carácter. Sangre caliente y alma visceral, o un extremo o el otro, en lo importante y en lo anecdótico, en la categoría y en lo ridículo. Resulta, entre otras cosas, que hemos pasado de una situación en la que no había un solo espacio donde el humo del tabaco no imperara, se expandiera y se agarrara a la ropa, el cabello y los pulmones a otra en la que hay que ser muy valiente o un suicida para atreverse a encender un cigarrillo casi hasta en la calle.
Vaya por delante que no soy fumador y, claro que fumar es perjudicial para la salud, pero a veces le entran a uno ganas de pasar a militar entre los adoradores de la nicotina. Estoy con aquellos que argumentan que hasta ahora los fumadores abusaban de la permisividad y no había forma de que se respetara casi ningún entorno, del restaurante más refinado al bar más cuchitril, del espacio público más concurrido al ascensor más reducido en espacio y en oxígeno. Pero de ahí a que ahora se quiera sancionar a una compañía teatral y al teatro que los acoge, tras la denuncia de un espectador, porque los actores fumen en el escenario durante la representación de una obra que gira precisamente en torno al movimiento hippie, suena a cachondeo. Y eso que no es tabaco lo que fuman, sino una mezcla de hierbas -no alucinógenas, según dicen, que eso sí que podría estar bien-.
Aquí es que somos así, habrá denuncias porque alguien esté fumándose un Ducados a la vista de un parque infantil, aunque sea un currante que esté en un andamio a la altura de un cuarto piso. Y lo multarán, no les quepa la menor duda, mientras en el centro del mismo parque cuatro o cinco mozalbetes de entre doce y dieciséis años se juntarán en corro para liar y fumarse unos buenos «petas». Apuesten a que nadie los denuncia y, sobre todo, a que nadie los sanciona. No, la marihuana y el hachís siguen teniendo buena prensa entre quienes consagran los nuevos paradigmas sociales, los que estipulan lo que es moderno y lo que no. Y no solo eso. En cuántos programas de televisión de los que más se ven, aparecen los nuevos iconos sociales con ojos, muecas, gestos y facilidad de palabra de los que solo les falta un cartel sobre la frente que diga «me he metido de todo».
Veremos no tardando cómo a Humphrey le borran el cigarrillo de su horma entre los dedos. Pero cocainómanos sentando cátedra en «prime time» no van a faltarnos por desgracia. ¿Que se nota menos que el humo? No siempre, no crean.

domingo, 13 de febrero de 2011

Universitarios en conserva

Dicen que la mejor universidad es la de la vida. Como todas las sentencias que pretenden ser universales, encierra una parte de verdad y otra de frivolidad. En todo caso, lo que es cierto es que no todo en la vida es universidad, aunque en España nos hayamos acostumbrado a que casi lo parezca. Sólo hay que darse un pequeño recorrido por los datos estadísticos con respecto a España y sus universitarios.

La canciller alemana ha dicho recientemente que su país está dispuesto a incorporar, y además lo necesita, unos cuantos miles de trabajadores cualificados, especialmente titulados universitarios. El “vente a Alemania, Pepe”, de Landa y Sacristán en versión contemporánea, justo 40 años después. No todos, entre nosotros, han visto bien el ofrecimiento. Corremos el riesgo de descapitalizar de talento a España, se ha oído a algunos políticos, agentes sociales y medios de comunicación. Ya, está muy bien eso de acumular talento en la despensa patria como si de latas de conservas se tratara. Claro, ¿no llevamos años pregonando que nuestros jóvenes conforman la generación mejor preparada de la historia? Sí, cuatro de cada diez españoles entre 25 y 34 años, tiene estudios universitarios.

Lo que no se pregona es que los universitarios españoles son los que más pueblan las listas del paro con casi un 12%, la cifra más alta de Europa, aunque menor que el 18 que sufren quienes con las mismas edades han cursado estudios medios o los casi tres de cada diez entre los que no han pasado de los estudios primarios. Además, de los que por fin encuentran curro, son los que menos cobran, peores trabajos consiguen, más alto porcentaje de contratos temporales padecen y más tardan en independizarse y establecerse, de Europa. Que más del 40% -la media de los 30 países más avanzados, según la OCDE es inferior al 25%- de los licenciados que encuentran trabajo, ocupan puestos inferiores a su categoría profesional y que su sueldo es hasta la mitad que el de sus iguales europeos, lo que sólo nos pone al nivel de Portugal y Grecia. Y que éstas son las principales causas de que también sean los que más tarde abandonan el hogar paterno, con casi 29 años, frente a los menos de 23 en Finlandia, que es el otro extremo o los 24-25 de Francia y Alemania.

En este contexto y en tanto en cuanto, las cosas no se arreglen en España, mientras siga ocurriendo que la funcionarial sea la mejor y más potenciada salida laboral para nuestros jóvenes universitarios y sigamos viendo mal a los emprendedores y a quienes intentan algo diferente, correremos el riesgo de que tanto talento acumulado sin uso en nuestra despensa socioeconómica termine caducando, como las viejas latas del fondo, de las que ya nadie se acuerda.

Alemania, Sebastopol o ruptura del pensamiento general, lo único que no pueden permitirse como individuos, ni podemos como país, es permanecer quietos, parados o maltratados.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Encrucijadas

Malos datos estadísticos, otra vez, para Zamora. No hablamos de calidad de vida o de otros parámetros etéreos que pueden tener una consideración más discutible y subjetiva. Se trata de índices objetivos y comparables, referidos fundamentalmente al poder de compra, que es lo que no engaña. El índice de convergencia en poder de compra y la renta familiar bruta en poder de compra.
Castilla y León sale muy bien parada, somos la segunda comunidad con mejor evolución en el índice de convergencia en la última década. Los zamoranos deberíamos alegrarnos de que a nuestros convecinos de unas cuantas provincias las cosas les vayan tan bien; otros deberían hacer cambiar las cosas para que a nosotros empiece a irnos algo mejor.

Ya en algún artículo he escrito, aunque muchos no lo compartan, que no es un problema de gestión de la Diputación o los Ayuntamientos de la provincia. Los responsables de una y otras instituciones pueden, en el mejor de los casos, mover no más allá de un par de décimas esas variables macroeconómicas. Su labor es gestionar los limitados recursos con que pueden contar y, si acaso, tratar de conseguir otros fondos, por ejemplo de Europa. El problema de gestión, de discriminación negativa o de no discriminación positiva -que es lo que tendría que darse hacia Zamora-, viene de los responsables de los gobiernos autonómico y central.

¿Quiere esto decir que los políticos zamoranos están (o hemos estado) exentos de responsabilidad? Pues no, claro que la tienen. Responsabilidad política por no exigir y hacer valer la fuerza de una provincia entera. Zamora necesita acciones de reequilibrio por parte de aquellos gobiernos que por la vía de la inversión pública pueden hacerlo. Más importante y productivo, necesita que se apliquen las posibilidades que da el poder legislativo, la capacidad de hacer leyes que incentiven, promuevan y beneficien a quienes desde el ámbito privado inviertan y desarrollen proyectos en determinados territorios. También es necesaria la intención política clara de apoyar allí donde más se necesita.

Éste es, desde mi punto de vista, el quid de la cuestión. Desde el gobierno de la Nación se prometen el Plan del Oeste y Softtec, mientras se encamina a los grandes inversores a determinadas regiones que no son la nuestra y se retrasan sine die el AVE y la Zamora-Benavente. En el de la Comunidad están muy orgullosos de la implantación de empresas de gran potencial en Boecillo -provincia de Valladolid-, como si esa implantación hubiera surgido por generación espontánea y no porque la Junta de Castilla y León así lo ha inducido. O en el respaldado eje Valladolid-Burgos. Y Zamora sin peso político regional desde hace un montón de años.

Zamora necesita un cambio de mentalidad colectiva y un gran pacto político y social en esta materia. Vamos hacia malas fechas. Este año es electoral y el próximo también, a ver quién se mueve, a riesgo de no salir en la foto de partido.

domingo, 6 de febrero de 2011

De Herrera y Fuentes

Herrera ha querido aparecer ante los castellano-leoneses tras su nueva designación como candidato del PP a presidir la comunidad, recargado de estímulos, de ilusión y de proyecto para Castilla y León, tal y como ha venido a decir. Otra cosa es, que a juzgar por su actuación, y su particular forma de ser, eso signifique algo diferente de que seguirá haciendo las cosas más o menos como hasta ahora. Y lo siento por algunos de mis más reconocidos intérpretes, pero que nadie vea en ello una descalificación, no, Herrera es un buen ejemplo de la forma de ser de los castellanos, -aunque haya insistido a los suyos que hay que ofrecer progreso a los ciudadanos- y por eso, tras una década, todo indica que está posiblemente a punto de obtener el mejor resultado electoral de su historia.

No es Herrera un revolucionario ni nació para ser punta de lanza y eso que, cuando llegó al Gobierno, apuntaba maneras, ánimo y fuerza para, -parecía- dar un buen impulso y un par de sacudidas a la conservadora tierra castellana. Soy de los que cree que las palabras, menos que los hechos pero más que la cara, son el espejo del alma y en este sentido, los discursos e intervenciones públicas de sus primeros años, frescos, espontáneos, habitualmente sin papeles delante y más bien surgidos de sus convicciones y vocación política, prometían una valentía y una audacia que después no ha existido. Luego, con los años, fueron haciéndose más largos, plomizos, estructurados en torno a los tópicos de laboratorio y manual de partido a los que cada vez resulta más difícil escapar para nuestros políticos. Diríase, pues, que menos suyos y más de su entorno, que es bastante más flojo que él. Quizás eso o quizás, y sería una pena, que Herrera sea hoy menos paisano -como a él le gusta definirse- y más político apoltronado.

El jueves, junto a un grupo de mis compañeros del Foro Pensamiento y Libertad, compartimos mesa y mantel con el candidato socialista al Ayuntamiento de Zamora, Manuel Fuentes. Fueron más de cuatro horas de agradable y divertida tertulia en las que vimos a un Fuentes con ilusión por ser alcalde de Zamora tras haberse baqueteado políticamente en las Cortes Regionales. Animado, con ganas de trabajar en una campaña que él ya ha empezado; por lo que percibimos, no especialmente desorientado y con algo que en política es muy importante aunque lo políticamente correcto parezca ser últimamente presumir de lo contrario, con hambre de victoria.

La campaña autonómica se presenta aburrida como siempre. El interés está más en si el día después de las elecciones el presidente volverá a apostar por un Gobierno gris, burocrático y aburrido o propondrá un impulso diferente. La cita local, al menos a priori, sí promete estar más animada que las últimas veces. De la provincial, otro día hablamos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Calientan los motores

Las escuderías de Fórmula 1 aprovechan estas fechas para, una vez terminado su descanso entre campeonatos, presentar, probar y rodar sus nuevos bólidos. A otra escala, muy a otra escala, los partidos políticos, designados sus candidatos números uno a las alcaldías de las capitales de provincia, también calientan los motores. De ahí que el ruido, sin ser tan ensordecedor como el de los Ferrari, Red Bull o Mclaren, empiece también en el ámbito político e institucional a ser mucho mayor tras semanas -en el caso de Zamora, bastantes semanas- de engañoso silencio, sólo turbado por algún que otro rifirrafe aislado.

Algunos ya dijimos con la aprobación del PGOU que, probablemente, ése era el último acuerdo municipal de trascendencia que salía adelante en el presente mandato, y salió, entre otras cosas, porque los ciudadanos en general culparíamos por igual a PP, PSOE y ADEIZA, si terminaba el cuatrienio sin Plan. Y por ahí parece que van los tiros. Por poner sólo un ejemplo significativo, ya en anteriores ejercicios la aprobación de los presupuestos requirió ciertas dosis de negociación y flexibilidad para obtener los apoyos suficientes en la votación plenaria.

Aún así la conjunción de voluntades fue más fruto del temor al bloqueo institucional y a la imagen ante la opinión pública, que al consenso convencido. Estaba claro, pues, que en este último envite, o se acercaban posturas y se lograba pactar tras las bambalinas una propuesta económica antes de presentarla públicamente, o de lo contrario íbamos a llegar, como así va a ser, a las urnas sin presupuesto aprobado, con la prórroga del de 2010 y con lo que ello conlleva en cuanto a limitaciones a la hora de cumplir y mantener los compromisos políticos, como bien han sabido identificar, de manera inmediata, los representantes del asociacionismo vecinal.

Estamos, también, ante seis meses en los que van a salir a relucir, cuando no a reproducirse, los enfrentamientos habidos en una corporación municipal en la que, por unos y por otros, quizás no ha habido la suficiente capacidad de adaptación, de aggiornamento en el término italiano que se utiliza en teoría política, al circunstancial reparto de fuerzas emanado de la última cita electoral. En democracia, a priori, no es ni mejor ni peor, contar con mayoría absoluta de origen o lograrla a base de pactos permanentes o puntuales. Ambas situaciones tienen sus ventajas e inconvenientes para la ciudad y sus consecuencias pueden ser igual de positivas o nefastas en función de cómo se apliquen. No obstante, sin mayoría absoluta, quienes tienen la obligación de gobernar han de extremar el cuidado en formas y actitudes ante aquellos de los que quieren recibir los apoyos, y quienes tienen el derecho a oponerse, deben ser conscientes de la especial responsabilidad que adquieren con sus actuaciones.

También esto, de unos y otros, es lo que tendremos que valorar en mayo los ciudadanos, cuando los motores den lo máximo o se fundan.