domingo, 31 de julio de 2011

Rajoy en la hora de España

Llegó la hora en que Orfeo tiene que bajar a rescatar a Eurídice del reino de Hades. El 20 N, es la fecha designada por esa sopa de letras (casi todas impagadas) que componen ZP y RbCb, que es como ahora se hace llamar en las redes sociales el candidato socialista. Llegó el momento en que Rajoy y un nuevo gobierno, rescaten a España de la boca del infierno en la que nos han metido en un tiempo récord. Si fuéramos capaces de echar la vista atrás, con distancia, memoria y objetividad, a cuál era la situación económica en 1996, al final del felipismo, y cual en 2004, al comienzo de la era Zapatero, y eso lo contrastáramos con el momento actual, el PP debería pulverizar todos los registros históricos de votos de la democracia.

Rajoy no es Orfeo –afortunadamente-, no cautiva con su música y sus versos. Rajoy no es ZP, no es González, no es imagen, no es efectismo, tampoco fuegos de artificio, ni alguien que consiga que las masas enfervorizadas se enamoren de él y lo jaleen, pero tampoco España está para ese tipo de fiestas. España está para trabajar mucho, para restituir poco a poco la credibilidad y la estabilidad económicas, para devolver la confianza al mundo y restaurarla en nosotros mismos. Está para pocas sonrisas vacuas o frivolidades y mucha solvencia. Ya no estamos en ninguna champions league de la economía mundial. Tampoco en el corazón de Europa en el que nos prometieron asentarnos. España está en el extrarradio de todos los centros de decisión. En los suburbios, en la Europa de la tercera velocidad.

Dicen los expertos en comunicación electoral que Rajoy no tiene remedio, que no es posible cambiar su imagen para hacerlo más atractivo para los votantes. Para que nos entendamos, que es impermeable al photoshop, que pasa de esos rollos, que es lo que es y de ahí no se le puede sacar. Eso, en la clave televisiva a la que estamos acostumbrados, es una rémora, y sin embargo, es lo que mejor puede aportar para hacer lo que hay que hacer y no otra cosa, gobernar con seriedad, no mentir ni disfrazar la verdad a unos españoles que ya han comprobado con toda crueldad cuáles son los efectos de la crisis que no existía.

Y ese talante, simétrico por opuesto al que embaucó a tantos hace 7 años, puede y debe servir también para afrontar un reto aún más difícil que el económico, y más importante, el de la regeneración social, política e institucional. Esperemos, que tras esta dramática experiencia que ahora toca a su fin, quienes tienen que hacerlo entiendan, que siendo la democracia la más bella fórmula de gobierno, en ella, para presidir España, no puede bastar con parecer simpático, sonreír como un bobo, por muy solemne que sea, y no tener más bagaje que haber estado durante lustros sentado en un escaño tocando la lira.

miércoles, 27 de julio de 2011

Sinapsis en Oslo

La sinapsis es el contacto que se establece entre las neuronas o células nerviosas del cerebro. Mediante el intercambio de neurotransmisores, se transmite entre ellas el impulso nervioso. Son varios cientos de billones de conexiones sinápticas en cada cerebro humano. Cientos de billones de posibilidades de que formen circuito o bien cortocircuiten. Sí o no, correcto o incorrecto, encendido o apagado. También la relación neuronal funciona en código binario, como las modernas computadoras, que se alimentan y escupen ceros y unos, unos y ceros.

Hoy se fabrican robots a los que se “enseña” a interactuar con los humanos, a seguir las pautas de los humanos; se les enseña incluso a aprender permanentemente de su relación con los humanos, a seleccionar, y asumir actitudes y comportamientos de aquellos con los que se relacionan. Esos robots, un día llegarán a ser tan sumamente perfectos que sus fallos tendrán consecuencias dramáticamente catastróficas. Ya nos lo anticipó Kubrick con su HAL de “2001 Una Odisea en el Espacio”. HAL, que obtuvo su nombre de las letras inmediatamente anteriores a las de IBM, por aquél entonces sinónimo de vanguardia en tecnología informática, era “casi” humano. Tanto, que terminó comportándose como un humano y produjo el terror.

Las conexiones sinápticas generadas en el cerebro de un humano en Noruega, lo han llevado a cometer una cadena de actos tan atroces, dantescos, que calificarlos de inhumanos parece quedársenos muy corto. Como si el recuerdo, la memoria y la historia no nos hubieran enseñado ya, sobradamente, que sólo los humanos somos capaces de cometer los actos más terribles, más salvajes y despiadados; más inhumanos. Fallan las conexiones neuronales, o es que somos así, tal vez algún día la ciencia nos ayude a saberlo, aunque ya la Biblia nos descubrió que Caín y Abel son sólo dos lados de un mismo espejo. Que uno sea uno y no el otro, tal vez en ocasiones sea sólo fruto de la casualidad, aunque Einstein pregonara que Dios no juega a los dados.
Nuestras conexiones neuronales no son suficientes sin el lubricante de la conciencia para discernir el bien y el mal. Son sólo (y nada menos que) química y electricidad, reacciones y conexiones, complejidad por billones, aunque con un esquema de simplicidad máxima. Nuestro individual cerebro falla, nuestra conciencia se deforma y un solo individuo asesina a sangre fría a decenas de personas, mientras las mira a los ojos, en una isla, cercana sólo por el nombre, a la Utopía de Tomás Moro. Nuestras conexiones colectivas también fallan y mil cien niños mueren de sarampión en el Congo, sólo en seis meses. Otros miles, de hambre en otros países o víctimas de la explotación sexual o en el trabajo, o del tráfico de órganos, o de las armas que enviamos a las guerras.

Definitivamente, no somos la especie elegida, el mejor ejemplo para que aprendan los ordenadores, para que se humanicen los robots.

domingo, 24 de julio de 2011

De libro

De libro, así ha definido Zapatero la dimisión de Camps. Y quizás hasta tenga razón, pues era difícilmente sostenible mantener el cargo mientras se celebra un proceso judicial en el que está imputado por la presunta comisión de un delito. Es cierto que se trata de un delito menor, cogido con pinzas y casi inventado para la ocasión, en un país donde, en numerosas ocasiones, se han movido cientos y cientos de millones de manera ilegal.

En bolsas de basura durante años como en Marbella por el clan de Gil y con la inacción de la Junta de Andalucía. Justificados con crímenes como en los GAL. Del presupuesto de la Guardia Civil para el delincuente Roldán quien llegó donde llegó porque el Partido Socialista lo aupó, disfrazado de doblemente titulado universitario aunque no pisara una universidad. Del BOE para su patrimonio personal por parte de una directora general. De la Cruz Roja, de Renfe, la Expo de Sevilla y un no corto etcétera.
Dicen quienes le acusan que a Camps le regalaban los trajes con los que vestía en su actividad pública y, aunque dice él que los pagó, prácticamente nadie lo cree y quizás eso sólo ya sea suficiente para que se considere que su dimisión era de libro. Claro que, si nos damos una vuelta por los miembros de ese Gobierno que se resiste a disolver, incluso contra el criterio del nuevo pope del socialismo, el candidato Rubalcaba y del eterno pope mediático de la izquierda española, El País.

Porque a ver si no es de libro la necesaria dimisión de la ministra Salgado por el desastre económico español. De González Sinde por el escandalazo, no sólo económico, de la SGAE. Del nuevo ministro Camacho por ser el tercer máximo responsable, como mínimo político, del aviso a ETA de que sus recaudadores iban a ser detenidos por orden de un juez. De Chaves por los ERE de Andalucía o las intermediaciones de sus vástagos, contabilizables en muchos millones de euros. Del ministro de Trabajo por sus más que irregulares manejos en beneficio de UGT. Del de Justicia por no haber tomado ni una sola medida que beneficie la agilidad de la Justicia. De Blanco, por ser ministro sin tener ni la titulación ni la experiencia profesional para ocupar ni siquiera un puesto intermedio (en su franja más baja) en el ámbito de lo público, ni en el de lo privado. De Chacón por apoyar, amparar y justificar el mayor pulso al Estado Constitucional con el chantaje del Estatut.
De todos ellos, en suma, por los cinco millones de parados a los que se les roba la vida, y sin dejar al margen a un presidente, máximo responsable del desaguisado económico, financiero, social e institucional en que se ha convertido España, ni a un candidato a presidente que ha logrado enlazar todo lo malo del final del felipismo con todo lo desastroso del zapaterismo. De libro.

miércoles, 20 de julio de 2011

No-News of the World

Llena páginas, minutos y pantallas, también en España el escándalo del periódico News of the World en el Reino Unido. Prensa amarilla, repiten sin cesar los medios de comunicación españoles al referirse al tabloide que más ejemplares vendía cada domingo del año. Prensa sensacionalista, repiten otros, de la publicación con más solera del magnate mundial de la prensa Rupert Murdoch, el mismo dueño de otros periódicos “serios”, considerados referencia periodística como por ejemplo el Wall Street Journal, la Biblia de las finanzas y la bolsa americana, la bolsa que mueve el mundo.

News of the World obtenía siempre las mejores primicias, eran las mejores porque eran las que más periódicos hacían vender, vendían más periódicos porque son las noticias que a más gente les gusta leer, las que hacen que un peatón se detenga ante un quiosco y compre, compulsivamente, una primera página, venga lo que venga en las de dentro. No es la alta política, ni siquiera la baja; no es la economía; no la cultura ni la ciencia; no los grandes debates sociales. Al final, en Londres y en Zamora lo que venden son las vísceras. Corazón, hígado, páncreas, eso es lo que gusta. En guiso, a la plancha o en crudo, qué más da, si es lo que abre nuestro escaso apetito lector.

Veo, observo, analizo, con actitud un tanto snob lo reconozco, el tratamiento distante, displicente, que los medios españoles dan a las noticias que llegan de la pérfida Albión y, lo reconozco también, me sonrío. No es que critiquen lo, a todas luces criticable, que buena parte de sus grandes exclusivas las obtuvieran por el método ilegal y asqueroso del pinchazo telefónico, aunque al respecto me sorprenda que parezca más grave una escucha a un personaje público que a un anónimo ciudadano que ha sufrido una tragedia. Lo que me sorprende es la carga que le ponen al término amarillismo, su clara intención de marcar esa distancia del que no quiere que el charco que pisa su vecino le salpique siquiera el bajo del pantalón.

Eso, en un país donde El Caso vendió más ejemplares que ningún otro periódico, en el que las portadas de Intervíu sirven para hacer el mejor recorrido por la transición española, donde Belén Esteban es millonaria gracias a que su nombre sale reiteradamente en todos y cada uno de los medios de comunicación serios españoles, porque por su hija mata y a Andreíta no le gusta el pollo. Eso mientras que uno de los mejores oncólogos del mundo, Santiago Barbacid, desconocido para la mayor parte de nuestros compatriotas, tiene que amenazar cada pocos meses con volverse a los Estados Unidos, para acceder a unas míseras migas del presupuesto público en su investigación contra el cáncer.

Lo del News of the World no es más que la punta de lanza de otra de las necesidades de regeneración, como la de la política, la de la justicia, la de la economía… Todo es imagen y superficie.

domingo, 17 de julio de 2011

Repensar las Diputaciones

No sé si por tener dos siglos de antigüedad, aunque la vigente Constitución ni siquiera las mencione, tienen las Diputaciones más derecho a pervivir que las Comunidades Autónomas con sólo tres décadas de vida. No sé si todas las Diputaciones administran bien los recursos que les aportan el Estado y la Autonomía; si los gestionan eficientemente, o al menos, mejor de lo que lo podrían hacer las Comunidades, los propios Ayuntamientos o, por ejemplo, las mancomunidades en las que voluntariamente se agrupan los municipios; si los destinan a los pueblos más necesitados en lugar de a las grandes localidades que tienen mayor capacidad de generar recursos propios o si las partidas de gasto e inversión se orientan a aquellas áreas de actividad verdaderamente prioritarias aunque no sean políticamente las más rentables. No tengo claro, por todo ello, si las Diputaciones deben desaparecer, como empieza a defenderse cada vez desde más ámbitos institucionales y académicos.

Lo que sí creo es que estructuralmente, en pleno siglo XXI y, coyunturalmente, en medio de una tremenda crisis económica y financiera, tenemos la responsabilidad y hasta la obligación patriótica de plantearnos fríamente, con objetividad, y amplitud de miras, la viabilidad de un entramado institucional que a cada paso va creciendo, nunca disminuyendo, en tamaño y recursos económicos detraídos de la actividad productiva y en el que la mejora de los sistemas de trabajo, la informatización generalizada y el acceso inmediato a la información y el conocimiento, no suponen la desaceleración en el incremento permanente del número de trabajadores públicos.

En este sentido, ni se puede defender la pervivencia de las instituciones provinciales por el mero hecho de que existan hace dos siglos, ni justificarla en función de las competencias que tienen atribuidas y vienen desempeñando. No se comprendería en cualquiera de esos dos casos, el por qué las Diputaciones dejaron de existir de un plumazo en todas las Comunidades Autónomas uniprovinciales sin que ello haya provocado colapso alguno o que sus ciudadanos no reciban el mismo catálogo de servicios públicos y de la misma calidad que en cualquier otra provincia de España.

No soy más contrario a las Diputaciones que a cualquier otra Administración, aunque el sistema de elección indirecta le reste representatividad democrática y cercanía a la voluntad de los ciudadanos, pero es evidente que por uno u otro lado es perentorio recortar Administración Pública, ya integrando y unificando, ya podando, ya eliminando alguna administración intermedia. Deberíamos, ya de entrada, dedicar un mayor esfuerzo político a “repensar” la arquitectura institucional del Estado y la relación entre los diferentes escalones administrativos y a eliminar el cúmulo de solapamientos y duplicidades competenciales, presupuestarios y funcionariales que se producen. Claro que, hacerlo con rigor, exigiría a nuestros representantes políticos olvidarse del uniforme identificativo de la Institución que ocupan y de los cortoplacismos electorales cuatrienales y a eso, a pesar del hundimiento económico, no parece existir mucha disposición.

miércoles, 13 de julio de 2011

Figuras no tan retóricas

Más hipérbole que alegoría del tiempo tormentoso, la crisis financiera de Grecia, de Irlanda, de Portugal, de España y de Italia amenaza con desbordarse y llevarse por arroyos, cañones y barranqueras lo poco que de construido hay en la Unión Europea y, entre agua y fango, al euro mismo como moneda común. Como funambulistas sobre el alambre y sin saber si hay red debajo, nos desplazamos en un país sin gobierno, en una economía sin timón, en una política sin pulso. Mal de muchos es consuelo de tontos. No me consuela saberlo. El gobierno ha conseguido llegar al punto del que antes nos decía que partíamos. Ya casi nada depende de nosotros, Zapatero le pide a Alemania que asuma “su responsabilidad”. La pregunta que hoy se harán muchos alemanes es si su responsabilidad ha de ser para con ellos mismos, o para con Europa entera. No sé qué nos contestaríamos los españoles si fuéramos nosotros los que nos encontráramos en su situación.

En Castilla la Mancha el déficit más que duplica la cifra hasta anteayer oficial. En el resto de España está por irse sabiendo. Las cajas fusionadas tendrán que refundirse en otro par de rondas y unos cuantos bancos tiemblan por los tests de estrés. Las elecciones ya no son convenientes, sino una auténtica emergencia.

Paradoja política. Es Castilla y León una región en la que llevamos años escuchando unánimemente –y defendiendo, con convicción- que los pilares fundamentales de nuestro desarrollo económico, de nuestro progreso social y de nuestro futuro como tierra de promisión son el medio ambiente, el turismo y la reactivación de nuestros entornos rurales y que a ellos ha de sumarse la innovación tecnológica que nos permita competir ventajosamente con otras regiones más ricas, más pobladas o más favorecidas históricamente, uno no puede entender como en la presentación, no de un proyecto, sino de una realidad que aúna en sinérgico equilibrio las cuatro vertientes citadas, la única administración ostentosa y voluntariamente ausente fuera la Junta de Castilla y León. Con un par, sí señor. En pleno parque natural de su competencia, nadie. Que alguien lo explique.

Era la puesta en funcionamiento del barco turístico, educativo y de investigación del Lago de Sanabria. Listo desde abril, con millonaria inversión privada, de un emprendedor zamorano, en la deprimida zona oeste de la provincia y la comunidad, bajo concesión del ayuntamiento de Galende y con un esfuerzo en innovación tecnológica, energética y de máximo respeto al medio ambiente, incomprensiblemente, las trabas han llegado, hasta el último segundo, desde la administración regional. Recién nombrados o ratificados en sus cargos los responsables es vano pedir ceses. Desconozco quiénes son los asesores de Herrera sobre los asuntos de Zamora y también si hay alguien –me temo que no-, que le cuente a él personal y abiertamente, siquiera a toro pasado, algunas de estas cosas que ocurren. Alguien, que pueda, debería hacerlo.

domingo, 10 de julio de 2011

Condottiero Rubalcaba

A mediados del siglo XV, el renacentista Donatello esculpió para la plaza de San Antonio en Padua la primera estatua del mundo moderno en honor de un guerrero. Su escultura ecuestre, “Il Condottiero Gattamelata”, representa a uno de los más famosos “condottieri”, capitanes al mando de tropas mercenarias contratados por las ciudades-estado para sus guerras contra otras ciudades-estado o las repúblicas italianas rivales. Donatello esculpe las facciones de una madurez fuertemente marcada por años de lucha cotidiana y perenne. Dicen los tratados de arte que es un guerrero que muestra una gran fuerza psicológica, astuto y decidido, desafiante, de gesto adusto, enérgico y con el sentido de control que tiene quien supo manejar las riendas de las más diversas situaciones y guiar firmemente su destino.

El PSOE, sumido en uno de los más graves procesos de desmoronamiento de su historia ha presentado a su candidato, su cabeza de cartel para las próximas elecciones generales. No ha buscado una cara amable, un perfil fotogénico, una sonrisa vacía al estilo de las que fabrican los laboratorios de imagen, ese reactor nuclear donde, cada vez más, los partidos generan su futuro. El viejo PSOE, el que aún guarda las esencias de su Isidoro de Suresnes, del clan de la tortilla, de los hermanísimos y la margen izquierda del Nervión, se ha quitado de delante, y de un plumazo, a las “fashion victims” zapateriles con su memoria de Vistalegre y su blanquinegra estética “new age” catalana, modernez, hasta no hace mucho, de obligado seguimiento.

El socialismo ha designado para salvar los muebles, para la derrota honrosa o para la reconquista –los hay que aún creen en ella-, a alguien astuto y decidido, desafiante, de gesto adusto, enérgico y con el sentido de control que tiene quien supo manejar las riendas de las más diversas situaciones y guiar firmemente su destino. Un condottiero, un duce. Alguien que no vende ensoñaciones pero que lleva a la tumba a quien lo sigue con la misma normalidad y la misma mueca que a la victoria. ZP ha muerto (viendo la escenografía, pareciera que en realidad nunca existió), viva Rubalcaba, gritan sus tropas, sedientas del más mínimo sorbo que aumente su moral y les haga creer en el milagro.

Rubalcaba es Felipe, es Solana, es Zapatero, es Pepiño; y la muerte de la tercera vía. Rubalcaba es el clavo ardiendo. La última esperanza desesperada que se permite el reo escéptico al borde del patíbulo. Aznar ha emplazado a Rajoy a pasar página a la insoportable factura acumulada por todas las letras impagadas que han ido librando los socialistas y a sus juegos de truco o trato llevados hasta sus últimas consecuencias. Rubalcaba tratará de impedirlo.

El monumento a Gattamelata fue pensado como monumento-tumba cuya parte central es la cámara funeraria. Rubalcaba hizo su presentación firme sobre un escenario con forma de blanqueado sepulcro. El mismo aplomo que aquel 13-M o las ruedas de prensa de cuando los GAL.

miércoles, 6 de julio de 2011

Realidad frente a demagogia

A veces tarda en aflorar, otras, cuando lo hace ya no evita el daño, pero es bien cierto que en la mayoría de las ocasiones la realidad de las cosas termina mostrándose nítida frente a quienes interesadamente tratan de esconderla tras la gruesa cortina de la demagogia. Esto es lo que, a cada paso judicial que se va produciendo, se demuestra con respecto al contrato de alquiler con opción de compra de un edificio en el que habrían de centralizarse todos los servicios municipales, en beneficio de la institución, de los funcionarios que prestan sus servicios y del conjunto de ciudadanos prestatarios de los mismos.
Primero fue en el ámbito de lo penal, donde la fiscalía dio carpetazo a unas acusaciones tan graves y dañinas como infundadas. Ahora es en la jurisdicción Contencioso Administrativa donde se acredita, como no puede ser de otra manera y algunos habíamos dicho, probado y demostrado documentalmente, que ninguna decisión política adoptada en el transcurso del proceso que llevó a la adjudicación y firma del contrato reseñado se salió del recto, estricto y señalizado camino que marca la ley para un procedimiento de ese tipo.
En la que varios periodistas zamoranos calificaron como la rueda de prensa más larga de la historia de Zamora y, también, la más documentada y detallada de cuantas yo recuerde -y te aseguro, amigo lector, que recuerdo muchas- y ante la avalancha de manipulación y desinformación que sobre este asunto venían vertiendo quienes querían ganar en los medios de comunicación lo que no habían conseguido mientras nos enfrentamos de igual a igual en el cuadrilátero de la política, en el ring del debate de las ideas, expuse cómo todas y cada una de las fases del procedimiento se habían llevado a cabo siempre a partir de los informes favorables (todos lo fueron) de los técnicos competentes y responsables en cada materia. Cómo en todos y cada uno de los pasos hasta la definitiva adjudicación, el órgano político estuvo asistido por la preceptiva presencia y guiado por el que se presupone docto criterio del Secretario de la Corporación, quien dirigió desde el punto de vista técnico-legal el proceso hasta la adjudicación sin que, en ningún momento, formulara la menor advertencia de ilegalidad respecto de los pasos que se iban dando.
Cuestiones distintas eran y son las relativas al criterio de conveniencia política para afrontar un proyecto ambicioso, como muchos otros que han sido y serán; el orden de prioridad en torno a unas u otras inversiones en beneficio de la ciudad y la asignación, a unos u otros fines, de los recursos económicos con los que cuenta el Ayuntamiento. El nuevo equipo de gobierno entendió, en su legítimo derecho y competencia, que eran otros los proyectos que quería sacar adelante. Así lo ha defendido frente a la empresa adjudicataria, primero negociando y después con éxito en los tribunales, de lo que yo, como zamorano y compañero de filas, me alegro.

domingo, 3 de julio de 2011

Fiesta en la SGAE

Humo echan las redes sociales ante la noticia de la detención de Teddy Bautista y un grupo de sus colaboradores en la SGAE. Con qué habilidad han conseguido en los últimos años convertirse en uno de los enemigos públicos más reconocidos socialmente. Tanto que, algo que no se le puede desear a nadie, como es la posibilidad de una imputación penal, ha convertido Internet en una fiesta. A los chicos de Teddy los acusan del desvío de grandes cantidades de dinero -una buena parte de él, previamente robado con la complicidad del Gobierno y la resignación social a todos los ciudadanos-, hasta 400 millones de euros, según parece figura en las denuncias que han hecho intervenir a la Justicia.


Habrá que dar tiempo a que se determine si hay delito en esas actuaciones y su alcance concreto. Habrá, pues, que esperar acontecimientos y concederles el derecho a la presunción de inocencia, esa misma presunción que quien ha presumido en numerosas ocasiones de castrista y ejercido cada día de sectario, no nos ha concedido nunca a los ciudadanos, amparado por gentes como la ministra Sinde y compañía. Porque ellos han conseguido, que al comprar cualquier reproductor mutimedia o impresora o cualquier soporte que admita la grabación en él de imágenes, sonidos o datos, tengamos que pagar un sobreprecio en forma de canon, que va a llenar las arcas de la SGAE. Ahí no cabe la presunción de inocencia. Si usted o yo compramos un CD porque queremos guardar en él las fotos que vamos a hacer estas vacaciones, tenemos que pagarles a estos señores multimillonarios porque ellos presumen, y contra esa presunción no cabe siquiera prueba de contrario, que en realidad allí vamos a grabar los grandes éxitos musicales de Teddy Bautista o alguno de sus compañeros mártires. Somos presuntos delincuentes.

Es más, el cobro indiscriminado del canon a empresas, profesionales y entes públicos ha sido declarado ilegal por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea hace más de seis meses, sentencia que, hasta hoy mismo, SGAE y Gobierno siguen pasándose por el forro de sus caprichos. Lo escribí ya en cierta ocasión, la SGAE nació para un buen cometido y un fin justo, pero con los excesos de sus gestores, la chulería infecta que los ha caracterizado en los últimos años, la ley del hampa que han ido instaurando para recaudar hasta en festivales benéficos o en los espectáculos populares y tradicionales donde para nadie se generan ingresos ni beneficios y la carta blanca absoluta de que han gozado a la hora de gestionar la inmensa marea de dinero que les llegaba, hacía inevitable que el fin tuviera que ser de este tipo. Mientras la mayoría de los creadores de este país no ven un euro de los que entran en esta sociedad, unos cuantos y no los más necesitados, se lo han estado llevando en crudo. Lo dicho, todo una fiesta.