jueves, 29 de septiembre de 2011

El canto del cisne

No son los datos concretos lo importante. No, que ciertos indicadores mejoren un trimestre o empeoren al siguiente. Los parámetros fluctúan en función de la coyuntura o de factores, a veces exógenos, sobre los que no siempre es posible actuar. Nada de eso sería, de manera aislada, especialmente preocupante en el último estudio publicado por Caja España-Duero sobre la situación socioeconómica de Zamora, su evolución y sus perspectivas. Lo malo es que este informe es continuación de una larga retahíla de informes de diferentes entidades y organismos, tanto públicos como privados, que a lo largo de los años van reseñando la misma tendencia económica para nuestra provincia y con una dinámica cada vez más acusada de divergencia con otras provincias de Castilla y León y de España.

A este respecto, más de una vez he expuesto mi opinión, tanto en mis colaboraciones periodísticas a lo largo de los últimos cuatro años, como antes, durante mi actividad política. No se trata tanto de buscar un culpable máximo o determinante, individual o institucional, interno o externo -porque no lo hay- como de encontrar los caminos y los compromisos para poder dar la vuelta a la peligrosa trayectoria en la que estamos inmersos en nuestra provincia.

No hay un culpable exclusivo y sí muchas responsabilidades compartidas, por lo que si queremos cambiar las tornas, más vale dejar de mirar hacia atrás tratando de vislumbrar cómo hemos llegado aquí a lo largo de los siglos y cambiar la perspectiva para tratar de salir de la pendiente negativa y buscar eso que ahora se llama la convergencia con los que mejor van y que los sigue habiendo, al menos en términos relativos, que es cierto que con la situación de crisis, en términos absolutos no hay ninguna unidad territorial cercana que se pueda decir que va bien.

Resulta imprescindible, y cada vez más, el acuerdo y el compromiso institucional firme y decidido del Gobierno de España y el de Castilla y León por impulsar en Zamora un tratamiento privilegiado como el que en ocasiones se ha otorgado a otras zonas desfavorecidas y son inexcusables el esfuerzo y la unión de los representantes políticos zamoranos de todo signo, a pesar de las dificultades intrínsecas de un sistema en el que la disciplina jerárquica de partido es, con frecuencia, el único requisito político de obligado cumplimiento para perdurar.

Pero, aunque eso sería lo cómodo, no basta para salir del fango, si los que estamos en él, la sociedad zamorana en conjunto, no modificamos hábitos, comportamientos, actuaciones y hasta convicciones. Empresarios, trabajadores y ciudadano a ciudadano, debemos criticar menos y apoyar más a quienes arriesgan y emprenden, a quienes crean puestos de trabajo y generan riqueza.

Estimular esas actitudes y frenar el derrotismo, la resignación histórica, el lamento permanente, siguen siendo nuestra gran asignatura pendiente. Es más importante eso, que lo que pueden hacer nuestras instituciones locales con sus ínfimas posibilidades económicas, por mucho que, como en el canto del cisne, culparlos nos sirva de inútil desahogo.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Generación Chillón

Dicen pero no me lo creo, que hace ya 25 años que el joven bar Chillón, escondido en Diego de Ordax, tomaba el relevo del viejo Chillón, el clásico de la calle Sacramento, el de la parada obligatoria en las rondas bohemias de chatos de peleón y porrón entre compañeros, de coñac, anís y aguardiente, en la edad dorada de los artistas, cuando otros eran los tiempos y distintas las costumbres. “O tempora, o mores!” escribió Cicerón en su arenga contra Catilina.
Hace 20 años que tenía 20 años, compuso Serrat a sus 40. Hace 25 años que tenía yo 17, cuando empezamos a frecuentar la barra y el piso de abajo del que ha ido siendo templo de la amistad de decenas de grupos, pandillas en esa edad que tan simbólicamente describió Claudio en “con media azumbre de vino”: “…tinto de Toro. Cuánto necesita mi juventud; mi corazón qué poco”.

Creo, en la nebulosa del recuerdo, que la primera o una de las primeras veces que allí pisé fue con mi amigo Pepe, ahora en Daroca. Luego allí llevé a mi panda, los fijos y los que iban mudando. Allí futbol y baloncesto servidos al aroma de la tortilla de Julia, “alma mater” del negocio, de una barra por donde rotaron los hijos y donde ahora gobiernan Juan y Alfre, al ritmo de vasos y botellas, de platos de tapas sabrosas y amables, como la sonrisa y el carácter de las hijas. Porque el Chillón es Julia, sus hijas, sus hijos, sus clientes y su tortilla, ésa para la que una noche, tal vez de sábado, seguro de invierno, inventamos un baño de salsa de callos y nació la “bautizada”, quizás homenaje a la calle donde se ubicaba el viejo Chillón.
Tres botellines, unas cachuelas, dos bautizadas, una de pata y un caldito gentil para Porfi, que entra ahora por la puerta. Cuántas tardes, hasta ya entrada la noche, cuántas conversaciones, cuántos retos, cuántas risas, cuántos sueños. Maratones de naipe decidiendo quien paga hoy y alguna que otra jornada de Trivial, cuando universitarios imbuidos en el aprendizaje de aquello que la universidad no enseña. Hace varios años -agridulce placer el de la nostalgia- que no me asomo al sótano, donde, entre el humo y el rumor de las conversaciones, a la luz de una reproducción de “El beso” de Gustav Klimt, sonaban los Dire Straits, Revólver, Los Secretos y El Último de la Fila. Allí donde cada madrugada de viernes santo, en la hora solemne en que la túnica de la Congregación viste de negro la noche, suena Thalberg y hay abrazos.
Veinticinco años hace; hoy los celebran con algunos de los que allí pasamos tardes y más tardes de invierno y de verano, otoño y primavera. Nada será lo mismo, pero todo será igual, siquiera en el breve instante en el que todos estaremos, los que somos y los que fueron. Bar Chillón. Gracias.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

"Zumosol" López

Pienso que la guerra abierta (reabierta) entre los socialistas zamoranos no es el mal en sí mismo, sino el síntoma de un mal mayor y más grave. Por una vez, Zamora va a la vanguardia en el afloramiento de un problema, una situación que se irá haciendo insostenible a medio plazo en el conjunto de España y en todos los partidos políticos medianamente grandes. De cómo pequeños grupos de poder más o menos claramente definidos, que se mantienen a lo largo de los años o que se forman en determinadas coyunturas chocan entre ellos mientras tratan de adueñarse de la representatividad del conjunto de los militantes, afiliados y simpatizantes del partido al que pertenecen.
El elemento viciado no está en que lo intenten sino en que habitualmente lo consiguen, ya unos, ya otros, y en algunos casos, de aquellos que siempre saben donde estar, lo consiguen siempre, sean quienes sean los que lideren a las fuerzas vencedoras. Pero estas luchas internas y cruentas (no hay guerras más inmisericordes que las guerras civiles) se juegan en el terreno de unos pocos y hay una gran mayoría de olvidados, los militantes de carnet pero no de cargo. Éstos, en el mejor de los casos, son tomados como infantería que se exhibe para dar indicación de fuerza, aunque, a la hora de la verdad, vale mucho más una sola palabra del “primo de Zumosol” correspondiente (el líder o un vicelíder regional o nacional) que el pensamiento, la opinión y el apoyo de cientos de esos afiliados con los que se dice contar o a los que se ensalza cuando llegan los congresos o las elecciones, pero se olvida durante el resto del tiempo.
En el caso de los socialistas, Óscar López está demostrando una mano única y privilegiada para hacer de su capa un sayo y actuar en toda ocasión según su santo capricho. Desde Madrid, ni siquiera desde Valladolid, ha pretendido imponer un liderazgo cuyo reconocimiento no ha sido capaz de generar. Ha tenido más poder orgánico que nadie antes en el socialismo de Castilla y León y ha logrado eficazmente para sus siglas el peor resultado electoral de la historia. Si hubiera un proceso mínimamente democrático de elección de líderes y éste se hiciera con unas bases mínimamente acostumbradas al ejercicio de la democracia, a López lo iban a votar los 25 de su guardia de corps y, seguramente, no todos. Pero como las cosas son como son, aún mantiene intacta toda su capacidad para seguir causando estragos entre las propias filas, ahora por hacer la pelota al ya casi extinto Rubalcaba.
Entenderán que como afiliado del Partido Popular no me parezcan una tragedia estas desgracias de los socialistas, pero como demócrata y defensor de la imprescindible democratización del funcionamiento de los partidos políticos ya en el siglo XXI, sí lo lamente, una vez más. En esto sí comparto la tesis de base de la gente del 15M.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Faisán por caimán

El mejor destino es el de supervisor de nubes acostado en una hamaca, ha recordado a Gómez de la Serna, el que ha sido y es, aunque ya definitivamente ausente, el más nefasto emulador en la política y la economía de sus geniales greguerías literarias.

Supervisor de nubes, mirando al cielo para no tener que contemplar la catástrofe provocada en tierra. Supervisor de nubes en León de donde nunca hubiera debido salir, en Babia donde nunca dejó de estar. La cita es un precioso colofón a la sarta de vacuidades, tonterías y pensamientos leves a los que nos acostumbró durante estos años y con los que engatusó a millones de españolitos. Sus palabras más solemnes siempre fueron embeleco bobo -pero práctico- que le valieron para lo que las necesitaba, conseguir el ambicionado poder, primero en el partido, gracias a un buen intento de democracia que enseguida él abolió y a continuación en una nación a la que de orbitar junto las grandes de Europa, llevó a precipitarse al corazón de la periferia de la influencia política y el potencial económico.

Este es Zapatero, el que ha sido siempre, el que ejerció tan hábilmente su actividad de diputado “culiparlante”, que tras casi veinte años sentado en el escaño, seguía siendo tan desconocido que apareció impoluto para liderar el PSOE y España. Un fenómeno, en dos décadas, no se le había quemado ni un pelo. Me recuerda algo que entre políticos se dice, a veces, de quienes sobreviven y perduran aferrados a los cargos, pase lo que pase, sin que nadie sea capaz de descubrir sus especiales virtudes para ello. De ellos, suele decirse que sobreviven a todas las mareas y tempestades porque flotan, flotan porque no pesan y no pesan porque no hacen nada. Y eso gusta a ciertos jefes.

Estar en babia o en las batuecas, son expresiones arraigadas desde hace siglos. Geográficamente Zamora está entre Babia y las Batuecas. Para Rubalcaba “and Co”. está dentro de una de ellas, no tiene identidad propia. A que el único diputado socialista que quieren que nos represente a los zamoranos (no es ironía, es sarcasmo), sea de importación, lo supera en desfachatez que -destilado Rubalcaba en estado puro- digan que es la persona que las bases quieren que las represente, o que la democracia es así, se gana y se pierde. Vamos, que las bases entusiasmadas con uno que una vez, entre chivatazo y chivatazo, vino de visita. Claro, por eso dimite Hernández. Como la Real Academia lo admite, así lo escribo: ¡Es que me descojono!

No obstante, también es verdad que a Cuadrado lo han quitado con la misma democracia con la que se mantuvo durante años, la caciquil que tanto florece y se valora en nuestros partidos. No es extraño que, en cenáculos socialistas, ya canten “se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla; se viene el faisán, se viene el faisán, la democracia en la bacinilla”.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Platos rotos

Andan analistas y líderes políticos internacionales dándole vueltas al tarro para tratar de averiguar qué pasa en Grecia, qué pasa con Grecia, en cuánto ha engañado Grecia a todo el mundo, durante cuánto tiempo después de que se suponía que ya había dado los datos ciertos ha seguido ocultando su situación real y sobre todo, qué va a pasar próximamente entre Grecia y las autoridades monetarias internacionales.
Si no la mentira desnuda, el griego elevó la simulación a la categoría de arte, cuando sus prohombres inventaron la sublime tragedia y la bajaron al escenario mientras, en el resto de lo que luego se llamó Europa, la máxima representación cultural era la de lanzarse piedras tratando de atinar a la cabeza del rival. Quiénes mejor que ellos podían, tantos siglos después, mantener en vilo a un auditorio tan amplio mientras escenifican una obra que a veces es drama y a veces comedia.
La duda es ahora, quién pagará los platos rotos del baile de los griegos. Un sirtaki, la danza que de un ritmo lento va acelerando hasta terminar en orgía de música y movimiento y que en contra de lo que se piensa, fue inventado hace medio siglo para la película “Zorba el Griego”. Los alemanes no quieren ni oír hablar de ello, aunque se reúnan con el francés, tradicionalmente de carácter dialogante y buscador de soluciones, pero que euros, lo que se dice euros, no suele poner.
Mientras tanto las bolsas bajan, las bolsas suben, las bolsas bajan, las bolsas bajan, los bancos tiemblan y el dinero se para. Y a pesar de todo lo que se dice, nadie parece saber qué es lo que va a pasar mañana mismo, quizás ya hoy. Es lo que tiene la nueva economía y también la nueva política, que hacen que las antiguas no valgan pero las nuevas no están creadas. Son los griegos, son los griegos, pero es mucho más, lo acaba de decir el gran tótem de la Europa crédula, de la España progre. Barack Obama, lo urgente es Grecia pero lo preocupante, España.
Esquilo, Sófocles y Eurípides fueron maestros, aún hoy lo son. Sólo Shakespeare desde Albion o Lope y Calderón desde nuestra época de oro se les acercan. Lástima que ni los unos ni los otros, hoy el teatro es de los Papandreus y los Karamanlis, y con éstos no hay forma de saber hasta dónde llega la realidad y dónde empieza la ficción, o quizás, como en tantas y tantas ocasiones en la política, no se sabe hasta dónde alcanza la ficción y dónde, porque no queda más remedio, empieza la realidad.
Será que a Europa le falta un guión consistente que pueda soportar y hacer fluir tan pesada trama. Será que los actores no están muy bien elegidos. Será que nadie se dio cuenta que la escenificación empezó sin que hubiera director. Platos hechos añicos, cuidado con los cortes.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Los rostros del horror

Hace 10 años el rostro del horror cubrió Manhattan con su sombra. Llegó del cielo y depositó toneladas de ceniza, polvo y destrucción sobre las aceras, las calzadas y los tejados de la Gran Manzana. Con ellos se cubrió la piel, el cabello, la sonrisa y la mirada de sus habitantes. El horror es siempre grisáceo, plomizo como el humo y los restos de un crematorio, como el recuerdo del Holocausto, como la Parca caminando entre sombras en la procesión de las ánimas por las calles de un cementerio. El horror mata el verde de los parques, el azul de los ríos, el rojo de la sangre, el blanco de las almas inocentes.

Da igual la época, la latitud, el alcance, la causa o la consecuencia; el horror desprende en cada caso el mismo aroma de azufre, el mismo rugido de lamento. Su tacto es áspero y descarnado, su sabor el crudo y desolado que nuestro paladar se niega a asimilar. El horror sabe a desesperación y a desesperanza, a impotencia e incomprensión. Ante él, la cabeza cruje y el corazón se acelera hasta, casi, quedarse parado. Para Claudio, la claridad viene del cielo, para el hombre, el mayor horror proviene de otros hombres.

Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona han desarrollado una herramienta informática que ayuda a los ordenadores a determinar si una cara entra dentro de la categoría de rostro atractivo o de aspecto amenazador, a discernir si un rostro es atractivo, competente, fiable, dominante, tacaño, miedoso, extrovertido, amenazador o simpático. Que la cara es el espejo del alma, lo sabemos hace siglos.

En Sevilla, que no es Nueva York, conocemos esta semana -re-conocemos- que el hombre es capaz de producir horror en su máxima magnitud, sea cual sea la escala en la que se desarrollen ciertos acontecimientos. Cinco almas monstruosas a las que ningún rostro puede reflejar haciéndoles justicia. Padres y madres que nunca merecieron ese nombre, procesados por los más atroces delitos contra la ley y la naturaleza, contra tres niñas, hijas, sobrinas. Es Goya monstruoso, Saturno devorando a sus hijos.

Superado el vómito, atemperada la ira, recogidas las lágrimas, recuerdo que en la Alhambra, a los pies de la Torre de la Vela, están grabados unos versos -dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada-. Washington Irving, quien nació en Manhattan un mes de abril, mucho antes de que la humanidad perdiera definitivamente su inocencia y también de que se construyeran las Torres del World Trade Center, los recogió allí y los hizo famosos en todo el mundo. Y sin embargo, cuando se contempla el horror, cuando se puede ver la faz de los que lo provocan, vislumbrar el alma de los monstruos, y queda la retina grabada con las consecuencias de sus actos, cabe la tentación de pensar que no hay en la vida pena como la de tener que ver, una y mil veces, los rostros del horror.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Apuntes

Terminó agosto y con él, a juzgar por el cielo, el verano, dando paso al otoño. Apenas caídas las primeras hojas del calendario de septiembre, llueven noticias que merecen atención especial. Breves apuntes, pinceladas sobre el lienzo de la actualidad.


Demuestra Cospedal que sí es posible hacer las cosas de otra manera. Que es posible recortar uno de cada cinco euros de gasto público si hay voluntad de austeridad. Que no son necesarios tantos gastos no administrativos sino políticos, tantos funcionarios realizando labores que no son las que les corresponden a sus puestos, tanta parafernalia como a veces decora el escenario de lo público y lo político. Rajoy seguirá sus pasos desde el próximo Gobierno de la nación y será la única forma de salir del túnel.

Fraga se jubila, a los 88 años, después de una vida entera –la suya, cualquier otro necesitaría tres o cuatro vidas para abarcar toda la actividad que él ha desarrollado- dedicada a lo público. Ha llegado la hora de que se remanse ese torrente admirado, respetado y temido que nunca dormía más de cinco horas, publicó más de cien libros y transitó e hizo transitar a nuestro país y a una parte más que significativa de los españoles, del franquismo a la democracia, de lo antiguo a la modernidad.

Esperanza Aguirre, siempre en vanguardia, con el arrojo del legionario, la agilidad de la caballería, la potencia de los acorazados, lleva años empeñada en mejorar la mala situación de la educación en España y en Madrid. Ahora, con su mano derecha en estas lides, Alicia Delibes Liniers, plantea que los profesores dediquen, de entre sus horas de trabajo dos más a dar clase hasta llegar a veinte horas a la semana y eso desata las iras de los que vienen durante décadas triturando el sistema educativo.

Titulaba ayer nuestro periódico que Asturias tiene más altos cargos zamoranos que Castilla y León, lo cual, ya lo he escrito en más ocasiones, sería como para hacérselo mirar (y demuestra que los populares zamorano llevamos años sin hacer ciertas cosas todo lo bien que se podría), tras el nombramiento de Asunción Riesco como directora general de Trabajo. Conocí a Asun, antes de que la vida la llevara a Asturias, en los años dorados de las Nuevas Generaciones del PP de Zamora. Años de efervescencia y trabajo intenso, en los que se gestó una cantera política aún no igualada. Me alegra la noticia y lo hará bien.

Termino con Jesús Merino, uno de los mejores políticos que ha tenido nuestra región. Lo mejor de nuestro sistema penal es lo que más olvidamos, el derecho a la presunción de inocencia. El juez de la supuesta trama Gürtel archiva las actuaciones contra él. Eso no lo hace inocente ahora, eso ratifica que era inocente desde el principio, pero nada puede reparar ya el daño causado durante todo este tiempo en el que para tantos, estaba ya condenado.