miércoles, 29 de octubre de 2008

Extractos informativos ¡En serio!

Hace un mes, los Reyes de España inauguraron el curso escolar en el colegio público Joan Ramis i Ramis de Menorca. Es un colegio donde los alumnos no pueden estudiar en español. Sólo en catalán. En la placa que se colocó, el Rey se llamaba Joan Carles. Ahora ya no se llama nada porque han quitado la placa. Sin embargo, hace unos meses, una edición de la revista satírica El Jueves fue secuestrada por orden del fiscal. Incluía en su portada una caricatura de los Príncipes de Asturias, bastante más suave que algunas de las que habitualmente contiene dentro. Se ve que el fiscal (quien se debe jerárquicamente al Gobierno) o quien le diera la orden, no pasa habitualmente de la primera página. Él se lo pierde. En Cataluña los alumnos estudian con textos sarcásticos en los que se dice que los marcianos hablan español y las marcianas no tienen pechos. Se adjudica el español a los inmigrantes latinoamericanos e incluso en un mapamundi en el que se señala el origen de las lenguas que pueden escuchar, se ubica el del español en Colombia y Ecuador. América se descubrió gracias al comercio con Oriente de los navíos italianos y catalanes. Los alumnos andaluces suelen salir malparados en las pruebas de diagnóstico de calidad de la enseñanza. Para arreglarlo, la Junta de Andalucía, ha puesto en marcha este curso un nuevo sistema. Por ejemplo, en matemáticas cada respuesta correcta da 4 puntos. Las erradas o no contestadas suman un punto. Son 18, acertando un tercio, prueba superada. El Banco de España dedicará 150.000 millones de Euros a ayudar a los bancos que atraviesen por dificultades. Gobierno y bancos llegan al acuerdo de ocultar a los ciudadanos cuáles son las entidades que los reciben porque tendría un “efecto reputacional negativo”. La cifra “sólo” representa el 15% de nuestro Producto Interior Bruto. Al expresidente de la AVT, quien entre otras cosas ha ejercido como acusación particular en innumerables juicios contra terroristas, le retiran la escolta seis meses después de dejar el cargo. Mientras, el presidente de la Xunta de Galicia se funde medio millón de Euros de dinero público (ochenta millones de las antiguas rubias) en su cuarto coche oficial. Son blindados (¿el coche? ¿el rostro de su usuario?). Sobre ruedas, el presidente del Parlamento catalán compra un coche oficial caro y le añade una serie de extras. Como se arma un cierto alboroto con algunos de ellos, los manda retirar ¿pagando de nuevo? Cuenta la prensa mundial, que Aznar para presumir de altura internacional, Sarkozy para subir hasta la Bruni y un político de Zamora para estar más cerca de la cima, utilizan zapatos con alzas especiales. Mientras todo eso pasa a dos meses del día de los Inocentes, el presidente del Gobierno busca desesperadamente el G8, o el G20, para evitar el je, je. ¿Lo conseguirá? Zerolo dijo en elecciones que el punto G, a él se lo encontró sin problema.

domingo, 26 de octubre de 2008

Políticas sociales

Último año, 800.000 parados más. Las cifras de la última oleada de la encuesta de población activa no son sólo escandalosas en un país en el que hasta abril se prometía que esta sería la legislatura del pleno empleo. Tras las cifras se esconde una realidad que empieza a ser dramática para muchos de los representados en ese contador que sube sin parar (noventa parados a la hora) y que supone que más de 638.000 familias no tengan a ninguno de sus miembros trabajando. En esta situación, que empeorará en el cuarto trimestre, nos pasaremos el día oyendo hablar de políticas sociales. Lo cual, al final significa que vamos a repartir pobreza con mucho mimo. Durante el periodo aznarista de bonanza económica asentada sobre la aplicación mínimamente ortodoxa de principios económicos liberales, aprendimos que no hay mejor política social que la creación de empleo. Siendo una verdad como un templo, cuán rápidamente se ha olvidado en el lenguaje de lo políticamente correcto (no sólo de la izquierda). Ahora, nuestros políticos se llenan la boca con conceptos indeterminados, vagos y etéreos referidos a las que llaman, políticas sociales. La mayoría de las veces no dicen nada sólido que lo sustente, pero qué bien queda. Qué centrista resulta (o sea, qué de izquierdas parece) y con qué respeto y alborozo se acogen tales mensajes por medios de comunicación, analistas y comentaristas. Cualquiera los convence a todos de que lo progresista, lo social y lo digno de encomio no es incrementar los subsidios por desempleo, las subvenciones del Estado y las dádivas de nuestros gobernantes. Cómo convencerlos de que lo social es dar a todos la oportunidad de manifestar sus capacidades, de demostrar su valía, invirtiendo en aquellas actividades que generan empleo, que favorecen la competencia entre los individuos y por lo tanto crean riqueza para el conjunto de la sociedad. Es más cómodo y hasta más práctico, actuar en clave electoral y mediática a corto plazo. Sólo la Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre a la cabeza, se sale de este guión y actúa bajo otro patrón. Mientras en toda España el paro creció en 217.200 personas, en Madrid bajó en 11.800; mientras la ocupación cayó en 78.000 personas a nivel nacional, en Madrid se incrementó en 26.100. También en Madrid hay crisis financiera y hundimiento inmobiliario, vaya si lo hay. Pero la actividad crece y el empleo mejora ¿Será que la buena política social consiste en introducir mayores dosis de libertad en el comercio? ¿Favorecer la competencia con lo que la inflación crece menos y más la economía en general? ¿Será que lo es la bajada decidida de impuestos y la práctica eliminación de algunos? ¿Será que aplicar políticas liberales es más social que aplicar las que unos y otros llaman específicamente políticas sociales? ¿Será que en lo social, sobra gasto y falta inversión? ¿O será que los políticos deberían preocuparse más de ser eficaces y menos de ser estadísticamente simpáticos?

miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Va una comida?

Empieza el nuevo líder de los socialistas zamoranos, ofreciéndose para gobernar el ayuntamiento de la capital antes de que termine el actual mandato. No me parece ni bien ni mal, sino todo lo contrario. La ambición es legítima y más cuando la euforia tras la victoria aún no se ha visto ensombrecida por el padecimiento de la penuria que acompaña al PSOE de Zamora desde la desaparición de Riesco en el ámbito provincial y la derrota de Luis Calvo en el munipal. Es lógico además que quiera ser alcalde de su ciudad. Recordaba en la entrevista del domingo que para eso se presentó a las elecciones. ¡Nos fastidió! y el resto de los candidatos también. Entre ellos, los votantes elegimos con muy amplia mayoría, el programa y la candidatura de Rosa Valdeón y el Partido Popular. Aún así, imagino que tampoco a Guarido le disguste la posibilidad de ser primer edil y en cuanto a Mateos, lo ha dicho por activa, pasiva y perifrástica (sobre todo esta última). Así que no es de extrañar que Hernández acaricie la posibilidad de una moción de censura que le dé en el Pleno lo que las urnas le negaron exactamente en la misma proporción que a su predecesor Antonio Plaza. Dicho lo cual y como ya he escrito en alguna ocasión, de él y del resto de grupos de la oposición depende si no están de acuerdo con la marcha del gobierno municipal plantear la moción y la alternativa. O quizás, mejor a la inversa, primero plantear la alternativa y después interponer la moción de censura. Hernández debería tener capacidad y creo que la tiene, para presentar a los ciudadanos una alternativa completa, coherente y razonable. Aunque hasta ahora no lo haya hecho. Porque no debería bastar con criticar la acción de gobierno, no con entorpecer, torpedear o bloquear las propuestas e iniciativas del grupo mayoritario. Eso puede servir para los grupos minoritarios que buscan pescar en aguas revueltas, pero no para quien se pretende alternativa. Sobre esa base, se equivoca cuando en su última toma de postura se escabulle de la promesa anticrisis de Zapatero, de que los socialistas apoyarán incondicionalmente los presupuestos en todas las administraciones, gobierne quien gobierne. Como bien ha recordado Valdeón, si hubiera mayoría absoluta, daría igual. Es donde no la hay, donde se juzga la certeza o falsedad de tal promesa. Escudarse en alusiones vagas a “la elaboración de un cuadro financiero estrictamente legal” o a “la forma en que el equipo de Gobierno plantee los presupuestos”, es un juego tamposo. Y en cuanto a la tan falsa como manida por unos y otros, argumentación del “alto nivel de endeudamiento” del Consistorio, me apuesto ahora mismo con Hernández a que no cita en España, cinco ayuntamientos de capital de provincia con menos deuda que el nuestro. Ni siquiera dos en los que los socialistas lleven gobernando al menos cuatro años. ¿Va una comida? ¡Ah! Y enhorabuena, Carlos, por tu valiente victoria.

domingo, 19 de octubre de 2008

Juez en Nueva York

Mil años tardó en morirse/pero por fin la palmó/…/A su entierro de paisano/asistió Napoleón/Torquemada y el caballo/del noble Cid Campeador…, versos que cantaba en 1981 La Mandrágora de Joaquín Sabina, Javier Krahe y Alberto Pérez, dando por definitivamente enterrado a Franco. Treinta y tres años después de su muerte, creíamos que todos se habían enterado, pero no. El inefable Garzón, no tiene constancia y pide al registro Civil el acta de defunción antes de atreverse a ir abriendo fosas y rasgando cicatrices en un nuevo dribling a la ley y al sentido común. Garzón no quiere justicia. Hace años que dejó de buscarla en cuantos asuntos van cayendo en sus manos. Garzón quiere una foto y un nombre. Quiere su estrella estampada en su particular Hollywood Boulevard. Y codicia un nombre universal, Lorca, aunque para ello haya de forzar incluso la voluntad de la familia del poeta, no partidaria de una escenificación que volverá a poner al autor de Poeta en Nueva York en ese filo cortante que dividió en dos a España. Lorca es de todos, tb. para mayor peso en sus conciencias, de los asesinos inmundos que lo mataron a él, como a tantos otros a los que dieron el paseo en ambos lados del frente. Claro que hubo una guerra. España se rompió en Checas y Falanges y durante una guerra civil, el peor siempre de los enfrentamientos armados es el fratricida, se desangró. A uno y otro lado de la cuchilla todos hablaban del pueblo, todos mataban por él. Era la excusa para dar rienda suelta a nuestros irrefrenables impulsos cainitas. Unos revolución proletaria y comunismo estalinista, otros fascismo. La parca devorando españoles a dos carrillos. Los halcones de cada bando se comieron pronto a las palomas. Dejó de haber buenos y malos. Ganara quien ganara la contienda, sólo quedaría dictadura sin sitio para espíritus libres como el del poeta granadino. Quiso el capricho del destino, que los mismos militares, también Franco, que ayudaron al advenimiento de la República en abril del 31, la derrocaran definitivamente otro abril, ocho años después. Primero fue un levantamiento no sangriento de parte de las elites políticas y militares, tras la espantada borbónica, en unas elecciones municipales que ganaron los partidos republicanos en las grandes ciudades pero perdieron en el conjunto del país. Después con el alzamiento y la guerra. En medio la defendieron a sangre y fuego en episodios como la revolución del 34 que buscaba convertirnos en lo que luego fueron Hungría, Rumanía o Albania. Claro que hubo represión y venganza de los vencedores. Claro que injusticia. Después con la democracia, perdón y reconciliación. Un nuevo proyecto de vida en común. Garzón olvida todo esto, él ansía la foto junto a la osamenta de Lorca para apropiarse de la universalidad que su ambición le reclama y su genio no le alcanza. Garzón, con obscenidad, enferma por ser "Juez en Nueva York".

miércoles, 15 de octubre de 2008

Cartas sobre la mesa

En los salones de juego del Oeste, cuando el tahúr era cazado en plena faena, los demás jugadores lo desnudaban, embadurnaban con alquitrán y lo vestían con plumas. Zapatero juega sus cartas con la habilidad y la suficiencia del tahúr que todavía no ha probado ni plumas ni alquitrán. Pone unos naipes a la vista pero gana las jugadas con los que esconde en la manga. Los de enfrente callan, unos reparten ganancias, a otros su miopía no les deja ver el embeleco. Han pasado quince días desde que anunciara su intención de reunirse con Rajoy. Un objetivo confesado, alcanzar un amplio consenso para atacar la crisis económica y financiera que padecemos. Otro objetivo, insinuado por de la Vega y Blanco. Retirar del enfrentamiento político, el debate sobre causas y consecuencias de la crisis y sobre todo, la pasividad rayana con la indolencia del Gobierno, el Ministro de Economía y el propio Presidente. Mientras escribo esta columna, Zapatero y Rajoy están reunidos. No para consensuar las actuaciones, sino para que aquél le cuente a éste, el plan de medidas económicas que el Gobierno de la Nación aprobó un día antes y que todos (incluido Rajoy), hemos conocido sobradamente a través de los medios de comunicación. Como además el plan es bueno, Rajoy nuevamente hará de palmero para agrado de alguno de sus asesores “anticrispación”, mientras desde el Gobierno les seguirán dando estera de manera inmisericorde. Que los populares arrimen el hombro, llevan quince días bombardeando en todas las cajas de resonancia quienes han dilapidado en tiempo récord la mejor situación económica, financiera y de empleo que en España se recuerde. La jugada gubernamental, cargada de burle, es perfecta para tratar de frenar el desgaste de su credibilidad ante los españoles y para convencerlos de que la crisis ha tocado fondo y a partir de ahora sólo cabe mejorar. Ojalá fuera así, pero no lo creo. La opción de destinar 100.000 millones de Euros a avalar las operaciones de préstamo entre los diferentes bancos es una medida brillante, tanto que el lunes me decía un importante empresario zamorano, es imposible que se le haya ocurrido a este Gobierno. Pero ahí está. Sin poner realmente el dinero, sólo apartándolo como garantía pública, se conseguirá que las entidades financieras españolas vuelvan a hacer circular entre ellas sin temor, el dinero que mantenían bloqueado para cubrirse las espaldas. Esto resuelve la crisis financiera, no la de la economía real, la economía productiva. Sin una garantía cierta de que ese dinero llega a los ciudadanos y a las pequeñas y medianas empresas, será pan para hoy y hambre para mañana. Seguirá la destrucción de empleo. Harán bien Rajoy y su equipo económico en aplaudir menos, controlar más y exigir nuevas medidas, entre las cuales no sería la menos importante una atrevida rebaja en impuesto sobre la renta para trabajadores y autónomos y en sociedades para las PYMES que son quienes de verdad sienten el látigo de la crisis.

domingo, 12 de octubre de 2008

Valores en quiebra

Los directivos de la aseguradora americana AIG, salvada por los pelos con 85.000 millones de dólares de todos los estadounidenses, se fueron a un lujoso hotel de California donde se pulieron en unos días nada menos que 440.000 dólares. Al cambio, más o menos 325.000 Euros, o para los que aún no asimilan las dimensiones de la nueva moneda europea, más de 54 millones de pesetas. Por lo que se comenta, no es que compraran el hotel ni siquiera que provocaran un incendio que haya arrasado un par de plantas. Por lo visto, se pulieron esa propina, con cargo a la cuenta de resultados de la Compañía, en dormir, comer, beber y recibir tratamientos saludables, a razón de casi 200.000 dólares en habitaciones, más de 150.000 en comidas y 23.000 en tratamientos del balneario del hotel, imagino que para curarse del estrés. El banco belga Fortis, recientemente nacionalizado para evitar su quiebra y que finalmente será adquirido por otra entidad, el BNP francés, ha mantenido en su agenda, la celebración en un restaurante de Mónaco, tres estrellas de la guía Michelín, de un “evento gastronómico” (así lo han llamado) para directivos y agentes externos del banco con un coste de 150.000 Euros, o sea, en kilos de las extintas pesetas, veinticinco. Unas quinientas mil por participante entre avión, hotel y restaurante. Tampoco está mal para estos tiempos de crisis que a lo que se ve, a algunos no les ha tocado vivir. Si escandalosos son los hechos en sí, habida cuenta de las circunstancias en que se producen, lo que casi provoca el vómito es la argumentación que en su defensa esgrimen. En síntesis, dicen unos y otros que se trata de remuneraciones, premios que la empresa les debía por la consecución de los objetivos comerciales marcados en ejercicios precedentes. Vamos, que aquí no ha pasado nada. Que su memoria selectiva ha borrado de un plumazo, o habida cuenta de la proximidad de los hechos, ni siquiera ha llegado ha admitir la situación a la que su práctica profesional ha conducido a sus entidades, al conjunto de los accionistas, trabajadores y acreedores. Estamos hartos de oír en los últimos años, conceptos ampulosos como la “responsabilidad social corporativa”, la “sostenibilidad”, la “ética de los negocios” y tantos otros. Conforman el nuevo paradigma de las relaciones económicas, como si éstas estuvieran al margen de las normas que rigen el resto de relaciones humanas. No es la primera vez que ocurre. Cuando la sociedad o ciertos grupos con poder tienen interés en liberarse de los corsés que sujetan el comportamiento cívico, inventan conceptos abstrusos y de difícil determinación con los que dar pátina de pureza a su actuación. Para eludir los dictados de la ética sin apellido, o aún más, de la “anticuada” moral, ya de base religiosa, ya la de la Teoría de los sentimientos morales de Adam Smith, nos saturan con mandangas. Que las cosas van bien, comilona, que mal, nos fumamos un puro.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Bailar pegados

Un ascensor, con su hueco y todo no mide más allá de dos metros cuadrados. Una cabina telefónica, aproximadamente la mitad y si es de las que sólo tiene una pared, dos protecciones laterales y el techo justo para que no te llueva en las ideas, aún menos. Los cajeros automáticos cerrados de los que disponen algunas entidades financieras, entre tres y cinco metros. Una de las casi ochenta mil celdas que suman las cárceles en España, en torno a diez metros cuadrados; más o menos lo mismo que la normativa exige como medidas mínimas para una plaza de garaje en un aparcamiento comunitario. Y las baldosas en las cuales según los castizos se puede y debe bailar un chotis, nunca serán mayores de cincuenta por cincuenta centímetros. Así pues, quince metros cuadrados parecen a todas luces una gran extensión de terreno. No sé de qué se quejan algunos cuando han tenido acceso al borrador del Plan Estatal de Vivienda con el cual el Gobierno nos quiere regalar para los años 2009 a 2012 y que contempla mansiones de 15 metros cuadrados para lo que en el documento denominan “colectivos específicos”. Vaya usted a saber quiénes son los específicos que se merecen esto. La Ministra del ramo, que se apellida Corredor (de apellidarse “Salón” la superficie mínima hubiera sido aún mayor), ha retomado la normativa de la extinta República Democrática de Alemania (ya saben, de las dos Alemanias, la que no hacía honor precisamente a su apellido), que garantizaba derecho universal a la vivienda. Jóvenes que accedían a su primera vivienda, 15 metros. Matrimonio, 30 metros y 15 más cuando tenían su primer hijo, eso sí, previa estancia prolongada en la lista de espera que, con diligencia soviética, gestionaban los funcionarios del Régimen. El hecho de que para viviendas sociales o VPO se fijen unas dimensiones mínimas tan raquíticas, no sería más que mera anécdota, de no ser porque vienen acompañadas también, de las dimensiones máximas de acuerdo al modelo de la Alemania del Este. Para dos residentes, máximo treinta metros y quince más por cada nuevo ocupante. Está bien como intento de luchar contra la obesidad y la vida sedentaria. Dos un poco pasados de peso tendrán difícil la coexistencia e imagino, que como López Vázquez en “La Cabina”, más de uno se sentirá encerrado y oprimido en una casa de quince metros, donde como mínimo tendrán que acumularse, baño, cocina, frigorífico, cama, sofá, silla o sillón, mesa y televisión. Es verdad que el amor amplía sorprendentemente el espacio que nos rodea, pero el que quiera bailar, que se olvide del tango, los bailes tropicales y hasta del vals. Habrá que conformarse con el chotis para castizos, el bailar pegados de Sergio Dalma o al estilo más sugerente y un tanto canalla de una canción de Aute, un apretado “slowly”.

domingo, 5 de octubre de 2008

El riesgo de la libertad

Apreciamos la intensa belleza del mar cuando está en calma, los rayos del sol lo acarician o la luna lo tiñe de plata, aunque cada cierto tiempo, tormentas y tempestades hacen naufragar a algún navegante y nos enseñan con qué tipo de barcos podemos navegar mar adentro, con cuáles o en qué circunstancias no debemos alejarnos de la seguridad de la costa y qué normas debemos respetar al timón. Afortunadamente a nadie se le ocurre prohibir navegar libremente para siempre y para todos como forma de eliminar el riesgo. El sistema económico liberal, precisamente porque pone la libertad por encima de la igualdad, es un sistema que tiene riesgos intrínsecos. A ellos se suman los ciclos y las decisiones humanas. La eliminación del riesgo se daba en los extintos por fracasados sistemas comunistas. En ellos el individuo no tenía que preocuparse de nada. El padre Estado o el papá Stalin soviético en su época proveían de todo, aportaban todo, regulaban todo. Por definición no podían existir paro ni inflación. La alienación del individuo partía de un elemento filosófico: sólo el pueblo como masa tiene entidad propia, derechos y legitimidad. Sólo él debe ser defendido. Y concluía en una consecuencia real: El individuo, la persona, nada podía ni debía hacer fuera de lo planificado. Ni emprender ni innovar. Sin embargo, como acertadamente recordó Folgado en su encuentro con empresarios del viernes, quien crea es el individuo y no las estructuras. El cerebro humano, infinito en capacidades, es autónomo. No cabe la posibilidad de conectarlo en red con otros, aunque sí de trabajar juntos en cooperación a la vez que en competencia. Obviar esto como defendieron el marxismo y el comunismo es caminar con paso firme hacia el precipicio. En 1989 su modelo se resquebrajó definitivamente. El comunismo fue derrotado en todos los planos, precisamente ante la más convencida, fructífera y también denostada alianza liberal del siglo XX. Ronald Reagan y Margaret Thatcher resolvieron en el terreno práctico lo que el liberalismo había vencido ya en el campo de las ideas y pusieron la base para uno de los periodos más prósperos de la humanidad. Como en el mar, tras la tempestad cambiará el panorama, pero no la esencia. Desaparecerán excesos del sistema, mejorarán los controles y la transparencia, se fijarán límites morales a las retribuciones de directivos que quiebran sus empresas y se favorecerá una mejor coordinación global del sistema. Algunos aún no han reconocido que hace casi dos décadas la fortaleza comunista se desmoronó. Quienes entonces se evaporaron, reconvirtieron en socialdemócratas o los más habilidosos en duros capitalistas orgullosos de sus raíces trotskystas o estalinistas, vuelven hoy a elevar sus voces, desempolvan sus viejas teorías y piden intervencionismo, regulaciones y “socialismo real”. La igualdad controlando la libertad. Quieren demostrar que el libre mercado es un desastre y el liberalismo ha muerto. Tendrán que volver a esconderse. Larga vida al liberalismo. O sea, a la libertad. O sea, al hombre.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Congreso socialista

Ayer me encontraba, con intervalo de escasa media hora, con dos militantes socialistas de la capital y ambos me detuvieron para comentar los acontecimientos de los últimos días sobre el congreso provincial socialista. Uno de ellos, me recriminó que en la columna del pasado miércoles hubiera criticado la candidatura de Ana Sánchez. Su argumento era que en la situación que viene arrastrando el socialismo provincial a lo largo de mucho tiempo, el cambio en el partido y la generación de ilusión en militantes y simpatizantes sólo puede venir de una persona joven aunque ya con experiencia como Ana y que la otra alternativa ya se había visto en las elecciones que no cuajaba entre los votantes, quizás, añadía, por presentar una faz demasiado aburguesada. El otro interlocutor, venia a decir prácticamente lo mismo, sólo que con los nombres colocados a la inversa. Para él, Carlos Hernández es quien puede romper el corsé con el que influyentes dirigentes socialistas de nuestra provincia mantienen históricamente trabado a este partido. Carlos, me decía, tiene la solvencia y la independencia suficientes para llevar adelante una especie de refundación del socialismo zamorano. Por el contrario, según él, Ana Sánchez, representa la continuidad de ese aparato que sólo ha sido capaz de abocarlos sistemáticamente al fracaso en las elecciones y a la división y los juegos opacos en las propias filas. En ambos, pues, un mismo común denominador. Los dos ven imprescindible un cambio de rumbo y la ruptura con el pasado para ofrecer a los ciudadanos un mensaje que aporte algo nuevo y que no parta ya desgastado de antemano. Estoy seguro que lo que ambos opinan no se diferencia un ápice de lo que piensan la mayoría de los militantes históricos y de base. Y esto debería hacer reflexionar a los acomodados dirigentes provinciales y de ámbitos superiores. ¿Por qué ese rechazo previo y sistemático al ejercicio de la libertad y la democracia internas en todos los partidos? ¿Por qué ese empeño por configurar férreos “aparatos” de control en todos los partidos políticos? Sólo por un motivo, para perpetuar a aquellos que por cualquier vía han alcanzado un día la preponderancia en sus organizaciones. No por interés de éstas o de la sociedad a la que dicen servir, aunque de ello lo disfracen. Si siempre he sido crítico con estos comportamientos en el partido popular, aunque a pesar de ellos mantiene la hegemonía en nuestro mapa institucional, cómo entenderlos en un partido, el socialista, que difícilmente puede optar a menos representatividad de la que hoy tiene. Por la vía del “aparato” nunca Zapatero hubiera alcanzado la Secretaría General. Fue elegido en un congreso con cuatro candidatos, precisamente lo que más empeño pone ahora en evitar. Con alguno de los militantes volveré a encontrarme hoy o mañana y le diré que lo mismo da Ana que Carlos si no abren las ventanas a la brisa de abril.