Se van con el año que da en estos días sus
últimas bocanadas. El tiempo, el impasible, que canta Milanés. El Saturno que
devora a sus hijos. El tic tac implacable que nos recuerda por estas fechas que
somos mortales. El que hace que nada sea indeleble. El del Machado del “ni
gobierno que perdure, ni mal que cien años dure. Tras estos tiempos, vendrán
otros tiempos y otros y otros, y lo mismo que nosotros otros se jorobarán”.
Se va el 2014 antes de que se vaya la
crisis, por mucho que Rajoy diga que los suyos tienen que decir que ésta ya se
marchó. Se va, pero se queda, porque es el año en que en España empezaron a
cambiar algunas cosas que parecían consolidadas, próximas a la inmutabilidad.
Polvo somos y en polvo nos convertiremos. Los hombres y nuestras creaciones.
También las estructuras construidas para el poder y el gobierno.
Se va 2014 y nos abre puertas y ventanas a
un 2015 con más incertidumbres que de costumbre. Será año de catarsis, de
reinvención o de oportunidades perdidas. Será de progreso o de reacción
embozada de revolución y desquite. Será de mantener el engaño de una
construcción formal que no coincide con lo que realmente ocurre o será de
regeneración. No soy muy optimista, lo confieso. Rara vez en la historia las
estructuras de poder han tenido la visión de regenerarse por sí mismas. Quienes
ahora las conforman viven también muy cómodos. Da igual, el cambio es vida. La
evolución progreso y la flecha de la historia, con trompicones, siempre marca
hacia adelante y siempre en cambio.
Tal vez sólo la poesía permanecerá eterna mientras un solo hombre pueble la faz de la Tierra. Antes de la política. Antes de la televisión, la radio y los periódicos. Antes de la escritura misma, ya la tradición oral llevaba la poesía y con ella la épica de los hombres de boca en boca, de generación en generación. No es de extrañar que allí fuera precisamente donde el genio de Agustín García Calvo buscara las fuentes inagotables de lo único trascendente. Sólo la poesía y la ausencia de los que se van permanecen. El resto, viene y va. Que lo nuestro es pasar.