domingo, 23 de octubre de 2016

Paliar efectos o corregir causas

A los lectores habituales de esta columna no les habrá llamado la atención la última proyección de datos del INE: En quince años treinta mil zamoranos menos, recogía el jueves La Opinión-El Correo de Zamora. En quince años treinta mil habitantes menos a repartir entre los 248 municipios de la provincia. Una proyección que, al menos en cuatro ocasiones durante el último año, ha reflejado este Espejo de Tinta.

Cuentan que en cierta ocasión Stalin manifestó que un muerto es una tragedia, un millón de muertos una estadística. En este asunto, salvadas las distancias, corremos el riesgo de que nos ocurra algo parecido. Conocer los datos un día los convierte en tragedia, comprobarlo año tras año sin solución de continuidad lo lleva al estatus de dinámica inevitable a la que terminaremos prestando la misma atención que a las gotas de lluvia cuando transcurren ya varias horas de precipitaciones ininterrumpidas. 

Lo más dramático del caso es que con el presente contexto socioeconómico el cálculo amenaza más con quedarse corto que tener posibilidades de reconducir la deriva. En el caso de Zamora a diferencia de lo que ocurre en otras partes del territorio nacional, la pérdida poblacional no se produce solo porque haya más fallecimientos que nacimientos sino por el elemento acelerador de estar en el pelotón de cola en cuanto a tasa de actividad en España y a que la actividad económica predominante lo es en  campos y sectores caracterizados por una menor componente de innovación y una escasa aportación de valor añadido. 

Así las cosas es imposible no ya que Zamora sea capaz de atraer capital humano y de inversión, sino que se limita absolutamente la posibilidad de retener el que se genera dentro de sus fronteras. Completado este mortífero cóctel con el que Zamora pierde día a día competitividad y viviendo en una sociedad globalizada en la que la competitividad es mucho más determinante que hace diez o quince años, todo indica que salvo que se produzca un vuelco casi en forma de benéfico cataclismo, la curva de pérdida poblacional acentuará brutalmente su pendiente.

La última cuestión al respecto de esta infección que a estas alturas gangrena la provincia de Zamora tiene un componente mucho más subjetivo. La duda es si realmente esto le importa algo a alguien. Sí, ya sé que unos llenamos hojas de periódico, otros minutos en conversaciones y lamentos colectivos y nuestros políticos realizan de cuando en cuando declaraciones más o menos pomposas sobre lo que ya se está haciendo, aunque llama la atención que utilicen -he hecho una pequeña comprobación estadística también- más veces la expresión “paliar los efectos causados por este problema” que el de “corregir las causas que lo provocan”. Qué quieren que les diga, como casi todos sabemos aunque algunos no quieren que seamos conscientes de ello, no es lo mismo paliar efectos que corregir causas. 

domingo, 16 de octubre de 2016

Las “höschen” al suelo


Si escribo que a la dama de hierro alemana se le han caído las “höschen” al suelo durante una rueda de prensa con el presidente de Nigeria, no faltará quien me acuse automáticamente de machista, dado que no estoy describiendo un hecho sino utilizando una expresión que, posiblemente no sin razón, se pueda tildar de sexista. Mi falta, no obstante, será más perdonable al hablar de Angela Merkel que si dijera lo mismo, pongamos un ejemplo, de la alcaldesa de Madrid y me refiriera en español a esa parte de la ropa interior femenina que en alemán se denomina de aquella manera.

Han pasado ya semanas desde que conocimos la menos sutil que impactante fantasía de Pablo Iglesias con respecto de las posaderas de Mariló Montero. Por fortuna para la libertad de pensamiento y de expresión, así como para la preservación del sentido del humor y el respeto a la inteligencia, no hemos visto correr ríos de tinta pidiendo el exilio, la cárcel o la ejecución televisada del líder de Podemos. Ni han surgido mesnadas de defensores de la dignidad femenina encarnada por la periodista ni se le ha colgado al de Podemos el sambenito de machista rancio. Quién sabe que hubiera ocurrido si la misma fantasía hubiera trascendido de Rajoy o de Rivera. 

El nigeriano presidente Muhammadu Buhari no fue mucho más sutil cuando ante la pregunta de un periodista sobre unas críticas públicas de su actual esposa criticando la labor del gobernante, contestó “no sé exactamente a qué partido pertenece mi mujer. En realidad su lugar es mi cocina, mi comedor y el resto de habitaciones de mi casa”. El sucedido no pasa para la mayoría de ser una de esas anécdotas como las que los europeos de la época comentaban sobre las costumbres y tradiciones de los pueblos y tribus del África colonial. Pero siempre puede quedar a otros la duda de si las mismas palabras, en lugar de por un presidente musulmán hubieran sido proferidas por el primer ministro de Israel, judío (ultraortodoxo, llevaría indefectiblemente aparejado) por lo tanto.

Las convenciones sociales dominantes en cada momento no necesitan estar escritas en ningún libro para tener alcance universal. He ahí que a Bob Dylan le otorguen, por razones difícilmente relacionadas con esa materia, el Nobel de Literatura que, sólo por no ser marcadamente de izquierdas, le fue sistemáticamente negado en el pasado a Borges y a otros en el presente. He ahí que a Obama le concedieran el Nobel de la Paz lo suficientemente pronto en su mandato como para que no tuviera tiempo de llegar a ser peor que Bush y ya fuera imposible otorgárselo, como ha dicho a través de Amnistía Internacional el nada sospechoso Oliver Stone. He ahí que al presidente de Colombia se lo otorguen sólo una semana después de que sus ciudadanos digan en las urnas que no es de paz justa el plan pactado con el narco-terrorismo de las FARC.

domingo, 9 de octubre de 2016

Juego de simetrías

Las últimas cifras sobre la evolución del paro en Zamora mantienen la tendencia de los últimos trimestres y siguen reduciéndose, colocándonos claramente por debajo de la media nacional en el porcentaje de desempleados. Se les ha podido dar la vuelta a las noticias que no hace demasiado tiempo empedraban el camino que nos conducía en una pendiente cada vez más pronunciada al envejecimiento demográfico, la previsión de pérdida de un tercio de la población en el transcurso de una generación hasta traspasar la barrera de los 100.000 habitantes en la provincia en menos de 25 años y nos situaban como la provincia de España con menor tasa de población activa. 

La mayoría de nuestros jóvenes universitarios, tanto de los que estudian en Zamora como los que lo hacen en otras latitudes, tienen oportunidades de empleo en nuestra provincia. Las administraciones mantienen su compromiso estratégico conjunto por la reactivación socioeconómica de los territorios menos desarrollados. En ese marco Zamora está siendo una de las grandes beneficiadas y se van equilibrando ratios como la que indicaba que había menos de cuatro nacimientos por cada 10 fallecimientos o que los zamoranos de más de 65 años triplicaban a los de menos de 15.

Los incrementos de la renta en el sector primario permiten fijar población en el mundo rural en torno a la agricultura y ganadería, al sector industrial derivado y a la prestación de servicios demandan quienes poco a poco van repoblando con sangre joven nuestros otrora envejecidos pueblos. Nos alejamos también de esos tiempos en los que el 90% de los jóvenes zamoranos menores de 30 años vivían en casa de sus padres. 

A todo ello contribuye notablemente, por fin, la universalización del acceso a banda ancha en todos los núcleos de población rurales lo que ha permitido la llegada a Zamora de profesionales de distintos ámbitos de la nueva economía atraídos por la tranquilidad y calidad de vida, alejados de los grandes núcleos urbanos en los que cada vez es menos necesario vivir para desarrollar actividades de alta cualificación. Ya nadie cree que la industria surge por ciencia infusa sino con el debido respaldo político y social. Se va generando el humus sobre el que asentar actividades productivas con importante valor añadido.

Políticos zamoranos, que ocupan importantes puestos en los ámbitos nacional y autonómico así como los provinciales, han sido determinantes para forzar el punto de inflexión. Qué distinto de otros que manifestaban que nada tenía que ver estar en política ocupando puestos durante décadas con el hecho de que nuestra provincia fuera mejor o peor. O con poder hacer algo para sacarla de una inercia negativa similar a la pesada maldición con la que, el García Márquez del realismo mágico, aplasta indefectiblemente, generación tras generación, a algunas de sus familias protagonistas. 

En el juego de simetrías que propone este “Espejo”, celebraríamos satisfechos el Día de la Provincia. Pero qué celebrar cuando las cosas siguen cayendo por su propio peso.

domingo, 2 de octubre de 2016

Igual pero distinto

Está convenido que lo nuestro se llama “democracia”, resultado de la fusión de “demos” (pueblo) y “cracia” (poder), lo cual, como casi todas las convenciones humanas, no deja de responder más que en parte y no en su totalidad a la realidad física de las cosas.

Disfrutamos estos días de una experiencia privilegiada para el análisis político y sociológico de “la” democracia como sistema, de “nuestra” democracia como plasmación práctica y próxima de ese sistema y del funcionamiento del vehículo fundamental encargado de regirla, los partidos políticos. 

La crisis del PSOE no es una crisis al uso, es la madre de todas las crisis, lo cual no supone que al final toda ella no se disuelva como un azucarillo en el líquido caliente de los intereses y necesidades individuales y colectivos de quienes entienden la política como una profesión y no como una ocupación temporal. Esta y no otra es la clave del arco de bóveda de nuestra política patria.

Si en esta experiencia que parece diseñada en laboratorio tomamos el cuaderno de anotaciones, podremos encontrar respuestas a cuestiones tales como si importan más las instituciones o el control de los partidos, sobre quiénes son los dueños de los partidos políticos, ¿son sus afiliados? ¿lo son sus órganos de dirección perpetuados en nombres y estilos durante décadas? ¿lo son las estructuras que aparecen a la luz en cada momento o lo son en la sombra grupos influyentes con una especie de mandato sagrado de que las cosas vayan por un determinado camino de supuesta ortodoxia? ¿lo son los grupos mediáticos de cabecera de cada fuerza política en función normalmente de intereses económicos que, evidentemente nunca reconocen?

Lo hemos visto, unas breves declaraciones del ex-presidente González aludiendo a una conversación privada con Sánchez hace meses y en las que alude no a cuestiones de fondo sino a que personalmente se ha sentido engañado, han sido el catalizador de la enorme revuelta. Hemos visto que una joven que dejó sus estudios de Económicas para centrarse de hoz y coz en la vida de partido, se rodea años después de micrófonos para proclamar “el único poder legítimo en el PSOE soy yo”, simple y llanamente porque el dedo rector de uno de los dos bandos la señaló adecuadamente. 

La discusión no es cómo actuar institucionalmente, sino en qué momento dar la vuelta de tuerca a la toma del poder o a la prolongación en la conservación del mismo. Ni unos ni otros trabajan la estrategia, sino que viven en la táctica. Vienen y van y dan vueltas a la rueda como las cobayas en el laboratorio. Ahora le ha tocado al PSOE quizás por tener algunos instrumentos internos ligeramente más democráticos y avanzados, en otra coyuntura le tocará al PP y en otras a los nuevos partidos si no mantienen el compromiso de apertura con el que han abierto brecha. Afortunadamente ya nada es lo que era.