miércoles, 29 de julio de 2009

Monólogo social

Empresarios los hay buenos, regulares y malos. Como trabajadores. Como políticos. Como sindicalistas… Los hay honrados y otros no tanto. Los hay solidarios y egoístas. Los hay que arriesgan lo que tienen o lo que no tienen e hipotecan su futuro para construir una empresa y los hay que crecen en el trato privilegiado o rozando por uno u otro lado lo delictivo. Pero como los trabajadores, en mayor o menor medida todos tienen algo en común. Crean riqueza también para el conjunto de la sociedad. Empresarios y trabajadores son imprescindibles y complementarios entre sí. Dice la Real Academia que diálogo es discusión o trato en busca de avenencia y dice la experiencia que una buena forma de avanzar en materia laboral es el diálogo social. Sin embargo, llevamos unos días de monólogo y cacería contra el presidente de la CEOE porque éste no entró al trágala que le servían Gobierno y sindicatos. No es que Díaz Ferrán propusiera, como algunos han querido transmitir, el despido libre o que se levantara de la mesa de negociación dejando plantados al resto. Sólo es que se negó a firmar un documento de parte y no fruto de la negociación y plantear soluciones discrepantes de las de los sindicatos que han sido adoptadas como propias por el Gobierno. Han puesto precio a la cabeza de Díaz Ferrán, que no es precisamente un revolucionario frente al poder, por pedir una revisión del mercado de trabajo en un momento en que el modelo no está respondiendo ni con agilidad ni con eficacia a la gravedad de la situación económica imperante. Más o menos lo mismo que en los últimos meses vienen recomendando para España, cuando no calificándolo de imprescindible, la Organización Internacional del Trabajo, el Fondo Monetario Internacional o la OCDE. La misma necesidad que han detectado socialistas como Jordi Sevilla (el que no pudo dedicarle un par de tardes a enseñar economía a Zapatero porque éste lo decapitó antes de que le diera tiempo) o el comisario europeo Joaquín Almunia. Se pongan como se pongan, lo que es evidente es que con más de cuatro millones de parados, una tasa de desempleo que dobla a la media europea y cuatro de cada diez jóvenes sin posibilidad de trabajar, enrocarse sobre un sistema laboral diseñado casi íntegramente en el franquismo no puede ser la solución. Poco tiene que ver la realidad sociolaboral de los años cincuenta o sesenta del pasado siglo con el momento actual. En los cambios se deben preservar los derechos adquiridos por los trabajadores, pero es hora de ir pensando en los que quieren serlo pero no pueden. Convertir a los empresarios o a sus representantes en enemigos públicos no es buen camino y menos cuando en lo que va de año han desaparecido 300.000 Pymes. Sin medidas eficaces vamos al suicidio. Aún con ellas nos esperarían un mal otoño e invierno pero sólo con ellas podemos aspirar a mejorar a partir de marzo o abril.

domingo, 26 de julio de 2009

El culebrón del verano

Estamos tan poco acostumbrados en Zamora a exigir o reivindicar aquello que creemos que en justicia nos corresponde, que cuando esporádicamente alguien nos toca la fibra y queremos hacerlo, casi siempre llegamos tarde, mal y nunca. Lo digo por el culebrón de Las Edades. Lo que hace un mes era una realidad por decisión meditada de las Diócesis de Castilla y León, ha tornado a ser una frustración más para nuestra provincia, aunque tampoco hay que exagerar la nota. Que la actuación de las dos fuerzas mayoritarias en la región es absolutamente reprobable por ponerse descaradamente del lado del más fuerte, admite pocas conjeturas. Lo escribí el domingo pasado. Pero con toda sinceridad, no entiendo los llamamientos ahora a la movilización de la sociedad. Eso tal vez no hubiera cambiado el signo de los acontecimientos pero quizás hubiera sido conveniente antes de la decisión definitiva. Plantearlo ahora suena a autojustificación o pataleta y puede convertirse en una trampa por la que consigamos unas migajas (la subsede poco más que eso va a ser) y parezca que a Zamora le han resuelto la vida. Mejor que lamernos las heridas es aprender a ser exigentes a tiempo y reclamar verdaderas opciones de futuro para nuestra tierra. Y no sólo las grandes infraestructuras de comunicaciones que con mayor o menor retraso van estando ejecutadas o en marcha. Me refiero a otras más sencillas pero no menos importantes. Las comunicaciones intraprovinciales, la banda ancha para nuestros pueblos, medidas económicas y fiscales que favorezcan el arraigo de la población rural o el compromiso serio y riguroso de la Junta para potenciar la implantación de empresas foráneas en nuestra provincia y no sólo en Boecillo u otros enclaves en el eje Valladolid-Palencia-Burgos. Y planes reales de inversión con cifras concretas de Euros a asignar y no quimeras como el fallecido antes de nacer Plan del Oeste de Zapatero o las empresas fantasma que siempre vienen en campaña electoral. Hace años, cuando se convocó por los agentes sociales la gran manifestación por el plan de choque y el desarrollo de Zamora, intervine en el Comité Ejecutivo Provincial de mi partido en una sesión que contaba con la presencia del vicepresidente regional Jesús Merino y el entonces portavoz en las Cortes Juan Vicente Herrera. Ante la ausencia del Alcalde al que le fue imposible acudir, defendí la postura del equipo de Gobierno municipal de que ni el partido en el que confían la mayoría de los zamoranos ni las instituciones por él gobernadas podíamos permanecer ajenos al clamor de los ciudadanos. No tuve demasiado éxito, pero cuando los zamoranos salieron a la calle, los integrantes de su Ayuntamiento también lo hicimos. Digo esto, porque hay quien me ha recriminado que pedía pasar página al tema Edades para salvarle las posaderas al PP. Pues va a ser que no. El asunto es que la sede frustrada era un grano de arena y lo que necesitamos son varios sacos.

miércoles, 22 de julio de 2009

Violadores de 13 años

Dice Pajín, o sea, Leire, con una pulcritud jurídica sorprendente que “estas leyes de tanto calado no deben modificarse a partir de "casos concretos". Se refiere al debate que como el Guadiana en su curso aflora y se esconde cada cierto tiempo, sobre la necesidad de modificación de la ley del menor que agrave las penas para ciertos tipos de delitos y extienda la posibilidad de imputación penal por debajo de la edad de los catorce años. Pues si no es a partir de casos concretos, menos aún se modificarán a partir de casos abstractos. Vamos, digo yo. No, no voy a hacer escarnio de la neonata ideóloga del socialismo patrio. Seguramente no ha sabido transmitir lo que otros más expertos han escrito en su argumentario sobre este delicado asunto. Es verdad que la sociedad se conmociona con el eco mediático de determinados acontecimientos, al igual que rápidamente se “desconmociona” apenas pasan unos días y ya son otros los asuntos que llenan los píxeles de la caja tonta. En los últimos días hemos conocido dos casos de brutales violaciones (aunque qué violación no es brutal) con varias dramáticas características en común. En ambos casos la víctima apenas dejaba de ser una niña, participaron varios violadores y la mayoría de ellos eran menores de edad (algunos incluso menores de la edad penal, situada en esos 14 años que ahora se discuten). Aunque es duro pensar en un chaval de doce o trece años siendo condenado penalmente por un delito cometido, aquí no estamos hablando del que manga en unos grandes almacenes o causa daños a la propiedad privada. Aquí de lo que hablamos es de unas adolescentes a las que una manada de salvajes han amenazado, agredido, retenido y violado. Y dando gracias a Dios de que no hayan terminado como Marta del Castillo o las niñas de Alcàsser. Según los penalistas, con las penas se pueden buscar tres objetivos. El castigo, la prevención para que el delincuente se lo piense antes de reincidir o la advertencia para que otros no imiten el ejemplo. Es obvio que con el sistema actual ninguno se consigue. Hay algo más. Cuando la sociedad elimina los referentes éticos y morales tradicionales se arriesga a cuantiosos daños colaterales. Máxime si no se sustituyen por otros. Digan las patochadas que digan en la “educación para la ciudadanía”, estamos eliminando principios naturales, dejando en su lugar la nada. El “nihilismo” siempre fue una poderosa arma de destrucción social. Los nuevos modelos de comportamiento los encontramos en las series televisivas para adolescentes. Es lo “moderno”. En ellas aparecen como adultos, eso sí, un tanto descerebrados con apenas un par de cosas ancladas en sus neuronas. Luego en las encuestas nos dicen que muchos entienden el sexo no como forma de relación humana, sino como diversión. Cada vez con más frecuencia la diversión es para unos el dolor y la ignominia de los otros. Pues que paguen por ello.

domingo, 19 de julio de 2009

Las Edades. Pasar página

¿Saben lo que opino? Que nos la han jugado y ahora nos la quieren dar con queso. Lo importante de ser sede de la Fundación de las Edades del Hombre no eran la riqueza ni el número de puestos de trabajo que podían generarse, sino la vinculación a Zamora de la marca Edades del Hombre. Dicho eso, a mí lo de la subsede, delegación, parcería, ventanilla informativa o como les de la gana llamar a lo que finalmente venga (si es que viene algo, que más bien creo que no), sinceramente me da lo mismo. Es más, como contribuyente, agradecería a nuestros gobernantes locales que no aporten un solo Euro al proyecto. Zamora tiene una ingente cantidad de elementos históricos, culturales, artísticos y arquitectónicos puestos ya o en disposición de ser puestos en valor como para dedicarle más atención a algo que se parece a lo inicialmente prometido aproximadamente como un huevo a una castaña y ya no aporta nada sustancial. Los obispos unánimemente decidieron hace un mes trasladar la sede a Zamora. Hace una semana su portavoz ratificaba frente a las presiones, la firmeza e independencia de la decisión. Ahora, con la misma unanimidad deciden que la Sede se queda donde está. Pues muy bien. Contra eso nada se puede decir. Ellos son los dueños de la cosa y quienes deciden. En cuanto a los políticos, nadan entre lo cuestionable, lo intolerable y lo esperpéntico. Los hay que quieren buscar desagravios a este asunto en otras inversiones y proyectos que no vienen a cuento, o hacer depender su voto en asuntos esenciales para la ciudad ajenos por completo a este culebrón. Los socialistas zamoranos escondidos o de vacaciones mientras sus correligionarios en Valladolid ejercían toda su presión en las instituciones y en la calle y anuncian que seguirán haciéndolo. Eso sí, a posteriori, como habitualmente, cargan contra los escombros cuando no han hecho nada por evitar la ruina. Algunos y poderosos consejeros han obviado que lo son del Gobierno de Castilla y León y han ejercido como representantes de Valladolid. Mientras, la consejera zamorana guardó disciplinado silencio. Los dirigentes populares zamoranos se han preocupado en esencia de que las frases que decían quedaran bien y ocuparan el lugar adecuado en los titulares sin hacer más frente a la coacción de Valladolid. Se escudaron en las palabras de Herrera en los premios Mercurio y Vulcano donde, por cierto, nada significativo dijo. Finalmente, está claro que el Gobierno regional ha forzado el cambio de la Iglesia. Es decir o Herrera apostaba por Valladolid o no se atrevió a ordenar silencio a sus consejeros. No sé cuál de las dos opciones lo deja en peor lugar. A él y a Valdeón, por mucho que ésta trate de salvar los muebles mostrando una euforia que a nadie contagia. Ahora lo mejor que podemos hacer es olvidar las Edades. Tras perder una batalla lo mejor es pasar página (aprendiendo) y centrarse en la siguiente. Y frentes abiertos no faltan, no.

miércoles, 15 de julio de 2009

Telecoca, ¿dígame?

Vaya hombre, con los tiempos de crisis que vivimos y a la policía no se le ocurre otra cosa que desmantelar una de las iniciativas empresariales más innovadoras de los últimos años. Falta de coordinación, sí señor. El Gobierno, para tratar de solucionar el desastre económico que cada día agrava con absurdas decisiones económicas, ha iniciado un potente plan de choque con tres pilares fundamentales: parcheos multimillonarios de agujeros sociales, propaganda como trampantojo que oculte la realidad y hablar cada segundo de la necesidad de incrementar los esfuerzos en I+D+i, o sea, en investigación, desarrollo e innovación. A esto lo ha bautizado Zapatero como el cambio del modelo económico. Y en éstas estábamos, cuando a unos probos ciudadanos, impulsados sin duda por la búsqueda del bien común, animados por su talante moderno y progresista y fieles convencidos de la bondad de las innovaciones, los detiene la policía. ¿Su delito? Crear un nuevo modelo de negocio consistente en la distribución a domicilio de cocaína. Vamos, como Telepizza pero para la droga de la que según Naciones Unidas, España ocupa una de los puestos del pódium del consumo mundial. En realidad España no, españolitos con nombres y apellidos. Se les ocurrió a estos emprendedores que sería una buena y lucrativa idea sacar la coca de los estercoleros donde habitualmente se guarda y vende y llevarla en mano a domicilio para enyesar las fiestas y, en algunos casos, el día a día de la clase alta, de esas elites sociales y económicas a las que tanto disgusta meter la nariz en la basura aunque no la basura por la nariz. Lo siento por muchos impolutos y dignísimos vecinos del barrio de Salamanca en Madrid. Abogados, arquitectos, empresarios, médicos, policías, pilotos, ricos sin más y otros representantes de los mejores estamentos sociales que al parecer eran los clientes habituales de “Telecoca”, quizás ahora tengan que volver a buscar la mercancía a los poblados marginales. Da igual, al cambiar de manos pobres y sucias a otras limpias y cuidadas, también la droga se limpia. Porque la coca tiene ese prestigio y reconocimiento social que otorgan a ciertos vicios el poder o la posición de quienes los frecuentan. Se inventaron mil palabras para denominar a los alcohólicos y ninguna era buena. Se generalizaron otras mil para los enganchados a la heroína, hasta llegar a yonki, derivación del inglés de Estados Unidos junkie, cuya raíz junk significa basura. Pero nadie osa algo parecido para los consumidores de coca. Cocainómanos (adictos a la coca) es el único nombre aplicado. Ni siquiera se les asigna el genérico “drogadictos” ¿acaso para ellos sí es ofensivo? Han detenido a unos cuantos, otros ocuparán su lugar. Este negocio no conoce de crisis. Tampoco algunos de los que presumen y hacen ostentación de ser buenos “tiradores”. Son muchos y no sólo en Madrid.

domingo, 12 de julio de 2009

Re-parto autonómico

Obelix, el personaje creado por Gosciny y Uderzo para los cómics de Asterix, repite en cada aventura una frase que adapta a cada lugar en el que se encuentra y que en Hispania quedó como “estos hispanos están locos”. Obelix que no es gordo, sino de pecho caído y bueno, sí, tal vez un poco rellenito, hace gala de una inteligencia primitiva y simple, pero natural y sin complicaciones. Su preocupación básica no pasa de cazar algún que otro jabalí que poderse comer de una sentada. Y va a tener razón, un poco locos sí estamos. Juzguen si no, la movida de la negociación para el cambio de financiación autonómica en que estos días estamos metidos. En España nos dicen que hay diecisiete Comunidades Autónomas, más Ceuta y Melilla para todo menos para una cosa. Ya saben, la pela es la pela. Para repartir la pasta no. Para la pasta el Gobierno de la Nación habla en nombre del Estado, es decir de todos, y negocia sólo con Cataluña. “Que tengo diez, majetes” le dice ZP a Montilla y sus compis de tripartito, así que mirad a ver con cuánto os conformáis vosotros y el resto lo reparto yo entre los demás”. Y mientras ellos andan en el tira y afloja típico de estos chalaneos, el resto poco menos que de mirandas, gobiernen sociatas o peperos. Dice Montilla: “ascolti tú José Luis, que en Cataluña vive uno de cada cinco habitantes de esto que se llamaba España, así que según mis cálculos nos tienes que dar como mínimo 3 de cada 10 pelas”. José Luis que es un tío moderno y europeo y se lía en cuanto le hablan de pesetas y no de Euros, va y traga “por responsabilidad y solidaridad”. Además alguien le ha dicho que según la memoria histórica de la numismática, la peseta tuvo su origen en una moneda catalana con lo que miel sobre hojuelas y al César lo que es del César. De poco sirve después que llegue un tal Juanvi y diga con gran decisión y contundencia: “quieto ahí paisano, que por cada hectárea de territorio que hay en Cataluña, yo tengo tres y como por cada tres catalanes sólo hay un castellanoleonés viven todos “desperdigaos” y no veas lo que me cuesta hacerles carreteras y llevarlos al médico”. Como Zapatero lo del regate en corto lo domina como nadie, le contestará “calla, calla Juan Vicente, que para ti tengo guardada una cantidad que supera la media de medias de lo que habéis recibido nunca, bueno, o de lo que nunca habéis recibido, que eso está aún sin cerrar”. “Además, sé agradecido, que me ha dicho un asesor que el cable eléctrico lo inventó un catalán estirando una peseta y jo, anda que no tenéis cables de esos por allí” Pues eso, que en este circo de varias pistas, el mono volveremos a hacerlo los mismos de siempre.

miércoles, 8 de julio de 2009

Rasca-rasca

Los impuestos altos desincentivan el trabajo y la creación de riqueza para toda la sociedad, acaba de declarar Edward Prescott, Premio Nobel de Economía 2004, durante su participación en Madrid en un encuentro de expertos para tratar la situación global de crisis financiera y la aún más grave situación local española de crisis económica. Su opinión ante una situación en la que, no sólo en España, los políticos han asumido la inevitabilidad de los efectos de la crisis y la contemplan en clave cortoplacista en función de sus respectivos periodos de mandato legislativo, es que se van a seguir generando grandes déficits. Escasos serán los dirigentes que afronten las causas del problema y se decidan a atajarlo mediante la reducción del gasto (políticamente más incorrecto y difícil de trasladar a sociedades acostumbradas a que el Estado saque las castañas del fuego a la generación contemporánea, independientemente de lo que eso suponga de herencia envenenada para las venideras). Viene a decir que la actitud generalizada será la ya imperante, esperar tratando de que se note lo menos posible, a que la situación se vaya resolviendo por sí sola. Mientras tanto, al mantener la política de subvención con el consecuente incremento de la deuda, los gobiernos sólo encontrarán una salida, subir los impuestos. Con ello, habrá una presión fiscal mayor con la que paradójicamente no se producirá una mayor recaudación para las arcas públicas, sino menor. Es decir, se subvenciona la ineficiencia. Concluye Prescott, en su razonamiento de ortodoxia liberal que como consecuencia, la economía se deprimirá aún más, aunque llegado a cierto nivel traerá una consecuencia positiva. Obligará a un cambio de actitud política que provocará reformas, se recortarán los impuestos y se fomentará el consumo. Entonces y sólo entonces la economía comenzará a mejorar. Decir esto es nombrar al diablo en la casa de los socialdemócratas y los autoritarios huérfanos del Muro de Berlín y para quienes la única política fiscal posible es aquella que más dura y exitosamente para la economía de su país y del mundo combatió el expresidente Reagan. Si una empresa se mueve súbele los impuestos, si continúa moviéndose vuelve a subírselos, si deja de moverse dale una subvención. No sólo el Gobierno de España, también los gobiernos de la mayor parte de las CCAA y de las Corporaciones Locales se echan en brazos de la solución fácil, subir impuestos para crear la apariencia de que se obtendrán más recursos para lo público y con ello sostener la calidad de vida de sus ciudadanos. Son sólo artificios que camuflan la realidad. La destrucción de la actividad privada sólo genera paro y pobreza, sean éstos subvencionados o no. La reducción de los impuestos que gravan la actividad productiva como viene haciendo sistemáticamente la Comunidad de Madrid (“rara avis” en lo tributario), favorece el empleo y el desarrollo. La elección sería clara si lo electoral no pesara tanto.

domingo, 5 de julio de 2009

¿Cosa de nueve?

Resulta que me equivoqué de pleno. El 17 de Junio escribía en “el Espejo de Tinta”: “Esta vez el vicio centralizador no ha prevalecido y eso hay que agradecerlo en primer lugar a las once diócesis que conforman la Iglesia de nuestra región y también, estoy seguro de ello al Presidente Herrera personalmente” ¡Pues va a ser que no! Que no sólo al Presidente y según parece, a todo su Gobierno los pilló por sorpresa la libre y soberana decisión de las diócesis de nuestra región de trasladar a Zamora la Sede de la Fundación de las Edades del Hombre, sino que les ha cabreado bastante. Conociendo la buena sintonía existente entre Herrera y la Iglesia y sobre todo el especial aprecio y cariño que se dice siente por nuestra alcaldesa, no imaginaba que la decisión pudiera salir a la luz sin su conocimiento y su apoyo expreso. Pero ya ves, zamoranito, donde menos te lo esperas salta un sapo. Reconozco que el asunto me sorprendía y agradaba especialmente no sólo por la entidad de que se trata, sino porque no hay muchos antecedentes de que una institución afincada en Valladolid se vaya a otra provincia. Al revés sí abundan los ejemplos y todo el mundo lo ve con naturalidad, incluidos los preclaros consejeros del Gobierno Herrera. Ya no sólo en el ámbito de lo público. No hay empresa que aspire a ser considerada de ámbito autonómico y no sólo provincial, que más tarde o más temprano no tenga que trasladar su sede principal a la capital de la región. El próximo episodio, la sede de la entidad resultante de la fusión de Caja España y Caja Duero. Es legítimo y hasta loable que las autoridades del municipio o la provincia donde ahora se encuentra la sede manifiesten su oposición al traslado y presionen para su mantenimiento allí. Lo que no es tan de recibo y va tornando en impresentable es el comportamiento respecto de este asunto de los dirigentes autonómicos socialistas y populares, y más aún las manifestaciones, a veces casi amenazas, del Gobierno regional. Castilla y León nació como una Comunidad sin identidad de conjunto, con una conformación provincial fruto del capricho político y de lo que iba quedando tras la configuración de otras Autonomías colindantes. Para superar ese pecado original y potenciar la identidad castellano-leonesa, se han hecho ingentes esfuerzos políticos, administrativos y publicitarios, unos acertados y otros tan ridículos como que para que los habitantes de las antiguas provincias leonesas nos sintamos importantes las Cortes aprobaran, en contra de lo dictaminado por la Academia de la Lengua, que el gentilicio sea el absurdo “castellanos y leoneses” como si fuéramos dos regiones, no una, en lugar del correcto “castellanoleoneses”. Quizás algunos no se dan cuenta del paso atrás que suponen las posturas que mantienen en este asunto. Al menos a los zamoranos puede asaltarnos de nuevo la duda de si somos nueve o bien Valladolid y otras ocho.

miércoles, 1 de julio de 2009

Un nuevo Castillo

Tras varios años de intervenciones arqueológicas, excavaciones perimetrales e intramuros, consolidación y restauración y reconstrucción de muros y cimientos, en breve podrán los zamoranos descubrir un nuevo Castillo muy diferente al que han visto toda su vida. Quienes hemos tenido ocasión de ir viendo los avances en la ejecución de los trabajos en cada una de las fases y su resultado final hace no muchas fechas, podemos ratificarnos en el gran acierto que supuso en anteriores mandatos municipales poner los ojos en la secularmente olvidada fortaleza medieval zamorana para frenar su deterioro y recuperarla para nuevos fines. El trabajo arquitectónico y de las diferentes empresas que han ido acometiendo las sucesivas tareas sale a la luz ahora con un resultado esplendoroso. Quiero, sin quitarle valor al resto de las actuaciones, destacar las labores acometidas por dos empresas zamoranas. Una, Rearasa, con Pepe Alonso al frente, que sin lugar a dudas ha sido junto a Somoza, la cabeza pensante en la estrategia de intervención y el día a día de su ejecución. La otra, Caslesa, que ha sido capaz de cumplir con éxito el plazo suicida con el que contaba para llevar a cabo la última de las fases hasta el momento desarrolladas. A los pocos días de conocerse la adjudicación, tuve ocasión de hablar con su máximo responsable y le transmití mi enhorabuena aunque entrecomillada por el riesgo que en sí mismo contenía tal reto. Las cito especialmente a ellas, coincidiendo que ayer mismo conocíamos que el Ayuntamiento se plantea sancionar a otra empresa, ésta no zamorana, por el incumplimiento flagrante de los plazos para la ejecución de las obras de urbanización en la calle de San Andrés y aledaños con el riesgo de pérdida de los fondos europeos con que se financian. Se trata de una empresa que nunca, que yo recuerde, había trabajado en la provincia, que apareció hace unos meses por Zamora y que en estos momentos además de ésta, tiene al menos otras tres adjudicaciones en la capital. Estoy seguro de que existen razones para el retraso, pero también y cada vez más convencido de que, siempre dentro del estricto cumplimiento de la ley, se deben propiciar por nuestras administraciones las mejores posibilidades para las empresas locales. No sólo porque crean más empleo y riqueza para los zamoranos, también porque con ellas resulta más fácil el control de la ejecución y la garantía de cumplimiento de las condiciones pactadas. En cuanto al Castillo, enhorabuena al Ayuntamiento por el magnífico resultado. Ahora a trabajar para que tras estas fases la segunda parte prevista se ponga en marcha inmediatamente. La construcción del nuevo edificio de Rafael Moneo dentro de los muros de la Fortaleza para acoger la parte más importante de las 700 obras de Baltasar Lobo adquiridas por la ciudad. Será el broche de oro para convertirlo en el emblema de la ciudad.