domingo, 18 de diciembre de 2016

Relevo en la Semana Santa

La primera mujer en ostentar la presidencia de la Junta Pro Semana Santa de Zamora se llama Isabel García Prieto tras una elección tan pacífica, a simple vista, que sorprende y brilla con luz propia en una institución tan sistemáticamente dada a los enfrentamientos, la polémica y las no menos absurdas que vergonzantes luchas de poder entre cofradías, entre los miembros de cada cofradía y entre esos grupos transversales “multicofradía” que habitualmente bailan en el curioso y siempre latente juego de tronos que tan bien caracteriza a Zamora y los zamoranos.

Sin estar habituado a navegar por los entresijos de la organización de la Pasión zamorana, tengo para mí que su predecesor ha sido un buen presidente, un hombre paciente, calmo y con mano izquierda enfundada en el guante de su sencillez de carácter. Un pacificador, me dijo alguien, según parece con acierto. Por el bien de nuestra principal manifestación cultural y recurso turístico, más allá de la propia expresión religiosa, de la que nace y para la que en esencia se hace, o debería, confío en que su sucesora conserve y mejore el legado que recibe. Se abre, pues, sin ruido, que es la mejor de las músicas, una etapa esperanzadora y, a juzgar por intenciones y equipo, transformadora.

La Semana Santa esta vez ha dado un paso al frente y, en una institución tan históricamente “masculina”, sin necesidad del establecimiento de cuotas ni de grandes artificios o demostraciones, ha optado muy mayoritariamente por depositar el báculo de mando en manos de una mujer. Tras años de lucha por abrir brecha en muchas cofradías, viene a ser el broche a la conquista, sí aún inacabada, de la presencia de pleno derecho de la mujer en el primer plano de la gran semana de nuestra ciudad.

De los retos que tienen por delante ella y su equipo, otros con más conocimiento les contarán. No faltará la información, el análisis y también la inevitable intoxicación en una ciudad en la que, para bien o para mal, somos más dados a lamentarnos por la muerte que a luchar por la vida; en la que durante un mínimo de nueve meses al año no hay ideal, empresa o frontera más importante para muchos de sus cidudadanos que la Semana Santa, lo cual respeto, por mucho que crea que es menos virtud que pecado.

La última buena nueva del cambio habido viene de valorar que si importante es saber llegar, más difícil es saber irse. Y así parece estar haciéndolo el presidente saliente, Antonio Martín Alén. Con normalidad, otra vez sin ruido ni estridencia, reconociéndose perfectamente sustituible. Guadando el orgullo por el trabajo hecho y sin temores de que con libertad, quienes vengan después puedan variar la trayectoria.  


Creo del irónico Chesterton, primero convertido del agnosticismo al cristianismo anglicano y posteriormente al catolicismo, la siguiente cita: “La humildad es una virtud tan práctica, que los hombres se figuran que debe ser un vicio”. Feliz Navidad, amigos.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Tontolaba

En todo roscón de Reyes que se precie se esconden un regalo y un haba. Quien encuentra aquél es afortunado mientras que quien se topa con ésta, queda investido como el tonto del haba, o tontolaba, que ha de pagar el roscón.

A un cómico nacido en Reus, de madre murciana, le parece mal que en Sanabria haya una pequeña estación para dar servicio al AVE. Aunque le viene bien porque le ha permitido hace unos días montar sobre ello una parodia con la que dar inicio a su programa de televisión. Es un cómico de estos que va de moderno, viste de moderno y habla con el desprecio con el que algunos de estos que van de modernos y visten como se supone que deben ir uniformados los modernos lo hacen de las cosas que están un poco más allá de la punta de sus narices y los números de su cuenta corriente.

Visto el perfil, me parece bien que le parezca mal. Las cuestiones técnicas que hacen necesario ese punto intermedio entre otros dos, alejados en el recorrido no le importan. Tampoco el hecho de que permita la llegada y la salida de viajeros de una amplia área geográfica a través del que hoy en España es el mejor medio de comunicación o lo que ello modestamente pueda aportar al desarrollo de algunas de las zonas y provincias más deprimidas de España.

Como cómico su trabajo consiste en hacer reír a los espectadores. Como Landa o López Vázquez, como Arévalo, Tip o Coll o Chiquito de la Calzada. ¿Que esas comparaciones quizás no le gusten?, pues qué le vamos a hacer, no los veo yo peores actores ni humoristas que Andreu Buenafuente. También ellos, hace treinta o cuarenta años parodiaban a las gentes de la España rural. Con una diferencia, en ellos se apreciaba cariño y limpieza. En los Buenafuentes o Wyomings el desprecio clasista del engolado ricacho que presume de no serlo. Hemos de reconocerle eso sí al de Reus lo valiente e ingeniosa que fue la forma en que cerró el monólogo de marras; que pronto sabremos, dice, de qué político son los terrenos en los que se va a construir. Valiente el tío, no lo he seguido nunca, pero llevo tres días buscando sus parodias sobre los Pujol, los Prenafeta, Mas y otros cuantos. No los encuentro, pero sigo buscando.

El problema no está en él, sino en nosotros, que damos más eco al “showman” que al filósofo o al académico. Ahora que el informe PISA dice que en Zamora, con menos medios, se está impartiendo a los estudiantes de primaria la mejor educación de España, confiemos en que los buenos maestros enseñen a nuestros hijos y éstos a nosotros, a distinguir entre la palabra de un sabio y la de un tontolaba. Por mucho que este último pueda venir de la tierra a la que, en dictadura o democracia, siempre tocó el regalo mientras nosotros  pagábamos el roscón.

domingo, 4 de diciembre de 2016

De nuevo un "montoro"

Corría el año 1983 cuando en el primer gobierno de Felipe González, el ministro Javier Moscoso dictaba una instrucción por la cual los funcionarios públicos en lugar de beneficiarse de la subida salarial del doce por ciento que les correspondía de acuerdo al incremento del índice de precios al consumo (IPC) de aquel año, obtendrían seis días de libre disposición para asuntos particulares. La fórmula no tuvo menos éxito que el nombre, ya que esos días han permanecido y aumentado en cantidad con el paso del tiempo y se han consagrado -hasta en el diccionario de la Real Academia- con el nombre de “moscosos”.

Con el sinvivir de estos años en los que según Zapatero la crisis nunca empezó y según Rajoy acabará por sí misma, nuestro recién prorrogado gobierno empieza a hacernos añorar el año que hemos vivido con ministros en funciones, presidente de mitin, parlamentos intermitentes y nuevas legislaciones paralizadas. No es por volver a recordar el optimista augurio de Borges de que algún día mereceremos no tener gobierno o por seguir los aplausos de algunos de los más ortodoxos liberales que veían, el lado bueno de la inestabilidad político-electoral en el hecho de que mientras no hubiera gobierno en plenitud de facultades no nos subirían los impuestos y la economía podría respirar por sí misma.

Mirando los datos con distancia y frialdad, el año transcurrido, de otoño a otoño, desde la convocatoria electoral de 2015 a la investidura del nuevo gobierno Rajoy, ha sido un próspero período. Mejora de la actividad industrial, crecimiento del producto interior bruto y reducción del desempleo. Ha sido también el único periodo de doce meses desde que hace cinco años tomara posesión el actual presidente en que los tributos han descansado en su escalada.

Ahora hemos vuelto al duro y crudo invierno y aquí con capa y colmillo renovados, vampiro Montoro, antiguo liberal (se decía), vuelve a ser el amo de la pista. Ataca, sangrando obsesivamente a autónomos, empresas y contribuyentes en general mientras sonríe en televisión con esa mueca cinematográfica que merece título de película de terror de serie B.

Sociedades, impuestos especiales, catastrazo y a las bebidas azucaradas componen solo el inicio de la larga ristra que nos espera entre la conformidad de unas izquierdas que, ancladas en el anacronismo, siguen defendiendo que el dinero de cada uno de nosotros es mejor que nos lo administren otros, no siendo que cayendo en el egoísmo nos dé por empezar a crear riqueza, generar empleo y sembrar prosperidad en lugar de permitir la supervivencia de unas administraciones públicas hipertrofiadas y alimentadas con el suero intravenoso del gasto incontrolado. De unos recursos que, por ser de todos, no son de nadie. Con esto España no va a ir mejor. Aunque, el ministro quizás alcance , como Moscoso, la inmortalidad para su nombre y a sablazo, saqueo, asalto o pillaje, podamos unir otro sinónimo de abusivo incremento de la carga fiscal. “Hagamos otro montoro", podrán decir sus sucesores.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Crisol de paradojas

Por su trascendencia mundial, Fidel Castro era, probablemente, el último vestigio vivo del siglo XX. Una centena caracterizada por haber sabido exhibir lo mejor y lo peor de la condición humana. Siglo de paradojas en el que mientras el mundo evolucionaba como nunca antes hacia la humanización, alcanzaba algunas de las más impensables cotas de inhumana crueldad.

El siglo de la Sociedad de Naciones y de la ONU para tratar de alcanzar el concierto mundial versus el siglo de las ametralladoras despedazando a millones de soldados en la Primera Guerra Mundial y la extensión de la guerra al conjunto de la sociedad y a prácticamente el plantea entero en la Segunda. De los grandes avances científicos, médicos y tecnológicos para facilitar la vida del hombre a la atroces locuras del nazismo y el comunismo, las cámaras de gas, la degradación humana hasta límites inimaginables, los campos de concentración y el gulag. Del holocausto judío de Hitler a la la hambruna ucraniana de Stalin. De la penicilina de Alexander Fleming, salvífica para de millones de vidas, al genocidio de la “Revolución Cultural” de Mao Zedong en China y Pol Pot y sus Jemeres Rojos en Camboya.

Siglo de las libertades individuales y la extensión y profundización de la democracia como régimen de gobierno y dignificación de los pueblos pero también el de las grandes tiranías extemporáneas que se extendieron como la mala hierba en el tiempo y en el espacio. El siglo de la libertad de pensamiento y el del peor de los totalitarismos, el del control del pensamiento individual del fascismo y del comunismo. El de la intelectualidad comprometida con la libertad como Jean François Revel, o Hannah Arendt y los fascinados por la utopía como Sartre.

Fidel Castro fue en vida y lo es con su muerte, viva representación de esas paradojas y de los grandes enfrentamientos ideológicos todavía hoy presentes. El revolucionario que quería acabar con la opresión de los cubanos por la dictadura de Batista instauró la más opresiva dictadura de toda América. El libertador del pueblo, aclamado al bajar a La Habana desde Sierra Maestra, se transfiguró bajo el manido subterfugio de evitar la contrarrevolución en carcelero de sus ciudadanos, con la configuración de un Estado policial en el que cada vecino es delator de su vecino y la isla entera una cárcel en la que allí donde no llegan las celdas inhumanas llega la prohibición de abandonar el país. Llegó para que Cuba no fuera prostíbulo de los Estados Unidos y la dejó siendo el prostíbulo del hambre. Para que no fuera un casino de la mafia y se fue atesorando cientos de millones en paraísos fiscales.

No podemos decir que hay un tirano menos en el mundo porque su “alter ego” aún gobierna. Murió, halle su espíritu en la muerte la indulgencia que no mostró en vida y encuentren Cuba y los cubanos el camino de la libertad, la dignidad y la justicia que él les prometió y nunca dio.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Primeros entre iguales

En una comunidad autónoma en la que la identificación de los ciudadanos con su proyecto regional es bastante escasa pese al transcurso del tiempo, la de tratar de acercar las instituciones a las nueve provincias no es una mala iniciativa. Así parece haberlo entendido la presidenta, Silvia Clemente, quien en el premeditadamente frío y grisáceo establishment institucional de Castilla y León sigue manteniendo el perfil político más acusado, y conste que lo digo en positivo.

Tengo para mí, no obstante, que objetivo y planteamiento se quedan un poco escasos. Me explico, claramente el objetivo buscado es divulgar, en este caso en Zamora, la misma existencia del parlamento autonómico, su función y cometidos y aprovechar para recordarnos que hay siete procuradores votados más que elegidos por los zamoranos, ¿alguien es capaz de citar al menos el nombre de tres?

Esos objetivos se cumplirán, como se cumple cada año, indefectiblemente, la condena que asola a los españoles, vivir en el país con mayor producción legislativa del mundo, con unas Cortes Generales y diecisiete más dos parlamentos autonómicos. Ya saben, si Mahoma no va a la montaña, la montaña viene a Mahoma. La cuestión es si el resto de los días de sesión plenaria o en comisiones, Zamora va a estar presente en la vida de las Cortes, en el estudio de sus problemas específicos y endémicos y en la búsqueda de soluciones a los mismos con la vista en el medio y largo plazo y no solamente en operaciones de maquillaje y palabras huecas que rebotan como el eco en las cuatro paredes que, una por año, encierran cada periodo legislativo.

Este es el objetivo que a los ciudadanos debe preocuparnos en una provincia (no la única, fatalmente, en nuestra región) que se desangra a marchas forzadas por brechas sobre las que, en el mejor de los casos, se vienen aplicando unas cuantas tiritas y, en los más comunes, buenas dosis de resignación, maquillaje y sombreado para que la foto no aparezca demasiado terrible ante la conciencia de los votantes.

Bienvenidas sean las Cortes y todos sus integrantes, auxiliares y acompañamiento. Mejor esto que nada, bueno es coser el territorio, dar mayores motivos de integración y actuación en común a los castellano-leoneses, pero vayan un poco más allá, porque no estaría de más que entre aprobación y aprobación de reiterativas normativas sobre todo tipo de cuestiones, supiéramos reservado un espacio en la agenda del resto del año para alejar con hechos ese pensamiento que los datos objetivos, duros, crudos y descarnados extienden entre nosotros de que aquí ya solo vamos quedando los más viejos y los más tontos.

Sobre ello, todos tenemos responsabilidad, políticos, agentes sociales, medios de comunicación, creadores de opinión y cada uno de los ciudadanos aunque, por razones obvias, unos más que otros. O, si lo prefieren, en aforismo latino, político y parlamentario,  también en esto hay “primus inter pares”. 

domingo, 13 de noviembre de 2016

Manhattan tomada


No creo que Trump sea la mejor respuesta ni la solución óptima a las necesidades actuales de los ciudadanos de Estados Unidos pero tampoco comparto la cruzada que los que, en cualquier ámbito, se mantienen en la atalaya miope de lo políticamente correcto han emprendido no ya contra el elegido presidente de la primera potencia sino contra la libertad con la que los ciudadanos de su país han decidido el voto.

En el imaginario colectivo de los medios de comunicación americanos, y en los europeos y españoles de forma igual de ferviente, no son los periódicos, televisiones y expertos en demoscpia los que se han equivocado con su análisis y pronóstico electoral. En la justificación de la asombrosa por inesperada victoria del histriónico Trump, los políticos de todo signo que han convertido la política en una monótona y aburrida retahíla de lugares comunes, postulados de laboratorio y mensajes de diseño, sin aristas, esponjosos y melódicos. Para todos ellos, quienes claramente se han equivocado han sido los votantes norteamericanos, por no sé cuántas taras de origen o aprendizaje que estos días no dejamos de escuchar.

Olvidan, quizás, lo más importante en nuestro sistema democrático, que salvo que volvamos a los postulados atenienses -y que sorprendentemente vuelven a tener defensores- en los que sólo aquellos investidos de unas determinadas dignidades podían decidir en el foro de los asuntos públicos, todos los ciudadanos tienen el mismo derecho a ejercer el voto y todos los votos valen lo mismo. Olvidan conscientemente que en el momento en que la papeleta entra en la urna o el nombre se marca en el sistema electrónico, un invisible tamiz despoja al voto de todos sus componentes subjetivos y lo convierte en un puro y objetivo número de respaldo a un candidato. Una vez emitido, por mucho que se empeñen algunos en pintarlo del color de la piel, del estatus económico, del nivel de estudios o del tinte de ciertas creencias, no hay un voto distinguible de otro cualquiera.

Esto es lo único real e inmediatamente positivo de la victoria de Trump, que la suma de sesenta millones de personas, ejerciendo su inalienable derecho individual a opinar y agregar para decidir, ha batido a ese plasma informe que aúna, agrupa y da pátina de  único pensamiento aceptable, a veces sobre la base de civilizados principios de convivencia y a veces con el engrudo de intereses espurios con el que lo políticamente correcto se impone. Otra nueva advertencia de lo necesario que es que política y democracia evolucionen con los tiempos y los ciudadanos. Que sirva de lección o aprendizaje no está, sin embargo, garantizado.

En la semana en la que nos dijo adiós Leonard Cohen, cierro con la primera estrofa de su “First we take Manhattan”:

Me sentenciaron a veinte años de aburrimiento. 
Por intentar cambiar el sistema desde dentro. 
Ahora vengo, vengo a recompensarlos.
Primero tomaremos Manhattan. Después tomaremos Berlín.


domingo, 6 de noviembre de 2016

Cuestión de tacto

Frank Wilczek, Nobel de Física, hace que su libro “El mundo como obra de arte”, publicado este año en España, gire en torno a una pregunta inicial: ¿Encarna el mundo ideas bellas? Toma para ello como hilo conductor lo que lógicos, físicos, filósofos y matemáticos vienen desentrañando desde hace siglos, una teoría física o filosófica o una ecuación matemática tendrán mayor probabilidad de certeza cuanta mayor sea su belleza y armonía.

Desde otra cara del mismo prisma, Umberto Eco en “Historia de la belleza” expone en un recorrido por la historia del arte, cómo a lo largo de la misma, bello viene siendo equivalente a bueno y a justo. Ya en la antigua Grecia, nos recuerda, el oráculo de Delfos responde a la pregunta sobre el criterio de valoración de la belleza: “Lo más justo es lo más bello”.

Coincidiendo con la terminación de mi lectura de Wilczek, se ha conformado el nuevo gobierno. Retorno de la política nacional al orden normal, tras un año, si no de caos sí de anomalía democrática, de gobierno en funciones y parlamento inactivo. En una democracia en la que primero Aznar y luego en mayor medida Zapatero y Rajoy se han empeñado en demostrar que cualquiera puede ser ministro (incluso presidente) siempre que no desentone de la ortodoxia exigida, no importa tanto quiénes sean los ministros, sino cuáles las políticas aplicadas. No los nombres y las fotos sino la ejecución de los programas, la visión a largo plazo, la responsabilidad y la ecuanimidad a la hora de buscar soluciones a los problemas de los ciudadanos. En suma, la armonía, belleza y justicia de la labor de gobierno. 

En contra de lo que es más cómodo para el gobernante, la escuálida mayoría del PP, ha exigido el acuerdo con Ciudadanos para 150 medidas esenciales y obliga también a involucrar al PSOE en el diseño de una legislatura que no requiere de la vista afilada de un líder fuerte, sino de la conexión entre quienes piensan diferente y el tacto sensible del llamado a gobernar.

Pensando en ello, volví a un fragmento de Wilczek: “Las arañas no tienen mucha vista […] En vez de eso, el universo sensorial de las arañas está basado en el tacto. Más en concreto, las arañas detectan las vibraciones de los hilos de sus telarañas, y a partir de esas vibraciones infieren la existencia de los objetos que las causan (en particular, almuerzos potenciales) […] su mundo es un mundo de conexiones y vibraciones”.

La pregunta que nosotros tendremos que ir desvelando es si, captando la vibración de los hilos de la sociedad civil, encarnará el nuevo gobierno ideas bellas en el sentido de armónicas, eficaces y beneficiosas para el conjunto de los españoles o por el contrario solo tratará de aprovechar los meses que le otorgue el débil equilibrio de fuerzas que han permitido su nacimiento para hacer más resistente, tupida y pegajosa la tela con la que el poder busca almorzarse a ese pequeño insecto que es el ciudadano.

domingo, 23 de octubre de 2016

Paliar efectos o corregir causas

A los lectores habituales de esta columna no les habrá llamado la atención la última proyección de datos del INE: En quince años treinta mil zamoranos menos, recogía el jueves La Opinión-El Correo de Zamora. En quince años treinta mil habitantes menos a repartir entre los 248 municipios de la provincia. Una proyección que, al menos en cuatro ocasiones durante el último año, ha reflejado este Espejo de Tinta.

Cuentan que en cierta ocasión Stalin manifestó que un muerto es una tragedia, un millón de muertos una estadística. En este asunto, salvadas las distancias, corremos el riesgo de que nos ocurra algo parecido. Conocer los datos un día los convierte en tragedia, comprobarlo año tras año sin solución de continuidad lo lleva al estatus de dinámica inevitable a la que terminaremos prestando la misma atención que a las gotas de lluvia cuando transcurren ya varias horas de precipitaciones ininterrumpidas. 

Lo más dramático del caso es que con el presente contexto socioeconómico el cálculo amenaza más con quedarse corto que tener posibilidades de reconducir la deriva. En el caso de Zamora a diferencia de lo que ocurre en otras partes del territorio nacional, la pérdida poblacional no se produce solo porque haya más fallecimientos que nacimientos sino por el elemento acelerador de estar en el pelotón de cola en cuanto a tasa de actividad en España y a que la actividad económica predominante lo es en  campos y sectores caracterizados por una menor componente de innovación y una escasa aportación de valor añadido. 

Así las cosas es imposible no ya que Zamora sea capaz de atraer capital humano y de inversión, sino que se limita absolutamente la posibilidad de retener el que se genera dentro de sus fronteras. Completado este mortífero cóctel con el que Zamora pierde día a día competitividad y viviendo en una sociedad globalizada en la que la competitividad es mucho más determinante que hace diez o quince años, todo indica que salvo que se produzca un vuelco casi en forma de benéfico cataclismo, la curva de pérdida poblacional acentuará brutalmente su pendiente.

La última cuestión al respecto de esta infección que a estas alturas gangrena la provincia de Zamora tiene un componente mucho más subjetivo. La duda es si realmente esto le importa algo a alguien. Sí, ya sé que unos llenamos hojas de periódico, otros minutos en conversaciones y lamentos colectivos y nuestros políticos realizan de cuando en cuando declaraciones más o menos pomposas sobre lo que ya se está haciendo, aunque llama la atención que utilicen -he hecho una pequeña comprobación estadística también- más veces la expresión “paliar los efectos causados por este problema” que el de “corregir las causas que lo provocan”. Qué quieren que les diga, como casi todos sabemos aunque algunos no quieren que seamos conscientes de ello, no es lo mismo paliar efectos que corregir causas. 

domingo, 16 de octubre de 2016

Las “höschen” al suelo


Si escribo que a la dama de hierro alemana se le han caído las “höschen” al suelo durante una rueda de prensa con el presidente de Nigeria, no faltará quien me acuse automáticamente de machista, dado que no estoy describiendo un hecho sino utilizando una expresión que, posiblemente no sin razón, se pueda tildar de sexista. Mi falta, no obstante, será más perdonable al hablar de Angela Merkel que si dijera lo mismo, pongamos un ejemplo, de la alcaldesa de Madrid y me refiriera en español a esa parte de la ropa interior femenina que en alemán se denomina de aquella manera.

Han pasado ya semanas desde que conocimos la menos sutil que impactante fantasía de Pablo Iglesias con respecto de las posaderas de Mariló Montero. Por fortuna para la libertad de pensamiento y de expresión, así como para la preservación del sentido del humor y el respeto a la inteligencia, no hemos visto correr ríos de tinta pidiendo el exilio, la cárcel o la ejecución televisada del líder de Podemos. Ni han surgido mesnadas de defensores de la dignidad femenina encarnada por la periodista ni se le ha colgado al de Podemos el sambenito de machista rancio. Quién sabe que hubiera ocurrido si la misma fantasía hubiera trascendido de Rajoy o de Rivera. 

El nigeriano presidente Muhammadu Buhari no fue mucho más sutil cuando ante la pregunta de un periodista sobre unas críticas públicas de su actual esposa criticando la labor del gobernante, contestó “no sé exactamente a qué partido pertenece mi mujer. En realidad su lugar es mi cocina, mi comedor y el resto de habitaciones de mi casa”. El sucedido no pasa para la mayoría de ser una de esas anécdotas como las que los europeos de la época comentaban sobre las costumbres y tradiciones de los pueblos y tribus del África colonial. Pero siempre puede quedar a otros la duda de si las mismas palabras, en lugar de por un presidente musulmán hubieran sido proferidas por el primer ministro de Israel, judío (ultraortodoxo, llevaría indefectiblemente aparejado) por lo tanto.

Las convenciones sociales dominantes en cada momento no necesitan estar escritas en ningún libro para tener alcance universal. He ahí que a Bob Dylan le otorguen, por razones difícilmente relacionadas con esa materia, el Nobel de Literatura que, sólo por no ser marcadamente de izquierdas, le fue sistemáticamente negado en el pasado a Borges y a otros en el presente. He ahí que a Obama le concedieran el Nobel de la Paz lo suficientemente pronto en su mandato como para que no tuviera tiempo de llegar a ser peor que Bush y ya fuera imposible otorgárselo, como ha dicho a través de Amnistía Internacional el nada sospechoso Oliver Stone. He ahí que al presidente de Colombia se lo otorguen sólo una semana después de que sus ciudadanos digan en las urnas que no es de paz justa el plan pactado con el narco-terrorismo de las FARC.

domingo, 9 de octubre de 2016

Juego de simetrías

Las últimas cifras sobre la evolución del paro en Zamora mantienen la tendencia de los últimos trimestres y siguen reduciéndose, colocándonos claramente por debajo de la media nacional en el porcentaje de desempleados. Se les ha podido dar la vuelta a las noticias que no hace demasiado tiempo empedraban el camino que nos conducía en una pendiente cada vez más pronunciada al envejecimiento demográfico, la previsión de pérdida de un tercio de la población en el transcurso de una generación hasta traspasar la barrera de los 100.000 habitantes en la provincia en menos de 25 años y nos situaban como la provincia de España con menor tasa de población activa. 

La mayoría de nuestros jóvenes universitarios, tanto de los que estudian en Zamora como los que lo hacen en otras latitudes, tienen oportunidades de empleo en nuestra provincia. Las administraciones mantienen su compromiso estratégico conjunto por la reactivación socioeconómica de los territorios menos desarrollados. En ese marco Zamora está siendo una de las grandes beneficiadas y se van equilibrando ratios como la que indicaba que había menos de cuatro nacimientos por cada 10 fallecimientos o que los zamoranos de más de 65 años triplicaban a los de menos de 15.

Los incrementos de la renta en el sector primario permiten fijar población en el mundo rural en torno a la agricultura y ganadería, al sector industrial derivado y a la prestación de servicios demandan quienes poco a poco van repoblando con sangre joven nuestros otrora envejecidos pueblos. Nos alejamos también de esos tiempos en los que el 90% de los jóvenes zamoranos menores de 30 años vivían en casa de sus padres. 

A todo ello contribuye notablemente, por fin, la universalización del acceso a banda ancha en todos los núcleos de población rurales lo que ha permitido la llegada a Zamora de profesionales de distintos ámbitos de la nueva economía atraídos por la tranquilidad y calidad de vida, alejados de los grandes núcleos urbanos en los que cada vez es menos necesario vivir para desarrollar actividades de alta cualificación. Ya nadie cree que la industria surge por ciencia infusa sino con el debido respaldo político y social. Se va generando el humus sobre el que asentar actividades productivas con importante valor añadido.

Políticos zamoranos, que ocupan importantes puestos en los ámbitos nacional y autonómico así como los provinciales, han sido determinantes para forzar el punto de inflexión. Qué distinto de otros que manifestaban que nada tenía que ver estar en política ocupando puestos durante décadas con el hecho de que nuestra provincia fuera mejor o peor. O con poder hacer algo para sacarla de una inercia negativa similar a la pesada maldición con la que, el García Márquez del realismo mágico, aplasta indefectiblemente, generación tras generación, a algunas de sus familias protagonistas. 

En el juego de simetrías que propone este “Espejo”, celebraríamos satisfechos el Día de la Provincia. Pero qué celebrar cuando las cosas siguen cayendo por su propio peso.

domingo, 2 de octubre de 2016

Igual pero distinto

Está convenido que lo nuestro se llama “democracia”, resultado de la fusión de “demos” (pueblo) y “cracia” (poder), lo cual, como casi todas las convenciones humanas, no deja de responder más que en parte y no en su totalidad a la realidad física de las cosas.

Disfrutamos estos días de una experiencia privilegiada para el análisis político y sociológico de “la” democracia como sistema, de “nuestra” democracia como plasmación práctica y próxima de ese sistema y del funcionamiento del vehículo fundamental encargado de regirla, los partidos políticos. 

La crisis del PSOE no es una crisis al uso, es la madre de todas las crisis, lo cual no supone que al final toda ella no se disuelva como un azucarillo en el líquido caliente de los intereses y necesidades individuales y colectivos de quienes entienden la política como una profesión y no como una ocupación temporal. Esta y no otra es la clave del arco de bóveda de nuestra política patria.

Si en esta experiencia que parece diseñada en laboratorio tomamos el cuaderno de anotaciones, podremos encontrar respuestas a cuestiones tales como si importan más las instituciones o el control de los partidos, sobre quiénes son los dueños de los partidos políticos, ¿son sus afiliados? ¿lo son sus órganos de dirección perpetuados en nombres y estilos durante décadas? ¿lo son las estructuras que aparecen a la luz en cada momento o lo son en la sombra grupos influyentes con una especie de mandato sagrado de que las cosas vayan por un determinado camino de supuesta ortodoxia? ¿lo son los grupos mediáticos de cabecera de cada fuerza política en función normalmente de intereses económicos que, evidentemente nunca reconocen?

Lo hemos visto, unas breves declaraciones del ex-presidente González aludiendo a una conversación privada con Sánchez hace meses y en las que alude no a cuestiones de fondo sino a que personalmente se ha sentido engañado, han sido el catalizador de la enorme revuelta. Hemos visto que una joven que dejó sus estudios de Económicas para centrarse de hoz y coz en la vida de partido, se rodea años después de micrófonos para proclamar “el único poder legítimo en el PSOE soy yo”, simple y llanamente porque el dedo rector de uno de los dos bandos la señaló adecuadamente. 

La discusión no es cómo actuar institucionalmente, sino en qué momento dar la vuelta de tuerca a la toma del poder o a la prolongación en la conservación del mismo. Ni unos ni otros trabajan la estrategia, sino que viven en la táctica. Vienen y van y dan vueltas a la rueda como las cobayas en el laboratorio. Ahora le ha tocado al PSOE quizás por tener algunos instrumentos internos ligeramente más democráticos y avanzados, en otra coyuntura le tocará al PP y en otras a los nuevos partidos si no mantienen el compromiso de apertura con el que han abierto brecha. Afortunadamente ya nada es lo que era.


domingo, 25 de septiembre de 2016

El ombligo

Que el ombligo es el centro natural del cuerpo humano nos lo describió Leonardo da Vinci en sus miles de anotaciones al “Hombre de Vitruvio”. Colocando la punta del compás en el ombligo y trazando una circunferencia, ésta toca la punta de manos y pies estirados. Sobre ese primer centro tomado del clasicismo se asienta el canon de belleza renacentista y de él parten desde entonces los conceptos de armonía y proporción.

Desde entonces cada hombre y cada mujer tenemos una razón más para sentirnos el ombligo del Universo. Poco importa que la física y la astronomía nos descubrieran, bajo pena de excomunión cuando no de hoguera, que ni siquiera nuestro sistema planetario gira en torno a la Tierra sino que se desplaza alrededor del Sol. Eso no impide que en nuestro pueblo, ciudad o país hayamos encontrado el ombligo del planeta que habitamos y en torno a nuestro centro corporal sintamos que se mueven todas y cada una de las partículas sub-atómicas que componen todo aquello que nos rodea.

Felipe González se sumaba hace unos días a una opinión no poco extendida y pedía a los candidatos de los dos partidos más votados en las dos últimas y hasta el momento estériles citas electorales, que no se presenten en caso de que tengamos que acudir a las urnas por tercera vez. Lo cual no deja de ser una conclusión bastante lógica para los candidatos de PP y PSOE que aunque han levantado levemente la vista para negociar sus respectivos acuerdos con Ciudadanos (Sánchez a la desesperada, Rajoy a regañadientes), la han vuelto a sumergir en la oscuridad de su propio ombligo -acomodado Rajoy, pertinaz Sánchez- en cuanto se ha planteado que cualquiera de ellos dé un paso atrás o a un lado para permitir la conformación de un Gobierno.

Guiándose por la más pura ortodoxia teológica fueron muchos los pintores que en la Edad Media e incluso el Renacimiento reprodujeron sin ombligo las figuras de Adán y Eva. Justo en el centro de la Creación no había centro pues no podía haber existido cordón umbilical para quienes no eran nacidos sino creados. Sin embargo, en la Capilla Sixtina del Vaticano Miguel Ángel hace que Adán luzca un espectacular ombligo en el momento en el que el dedo de Dios se separa del suyo tras insuflarle su espíritu. Tras él no ha habido pintor que no haya seguido su estela.

A la aritmética electoral resultante de las urnas de diciembre y junio la llaman endiablada porque es distinta de las anteriores, no es el Sol sino la Tierra la que se mueve. No lo sería tanto con líderes con más altura de miras y menos dedazos divinos.

Vamos, que si no se les puede convencer de que renuncien a su inmovilismo, tal vez habría que optar por la solución quirúrgica. Esto es, extirparles, al menos, el ombligo.


domingo, 18 de septiembre de 2016

El incidente Valdeón

Caminando por estas páginas tropecé como con frecuencia últimamente con el viejo Saturio. Algo se le había pasado por las mientes que lo traía cavilando. Los ojos afilados, la boca en callado movimiento y la chispa del que piensa “parece no cuadrar nada y sin embargo lo tengo claro”. Como quien pasa del pensamiento a la palabra sin solución de continuidad, con voz baja y expresión cinegética concluyó: “estaba abierta la veda”.

Pensaba, me dijo, en el incidente de Valdeón. Esbozaba una teoría, absurda creo yo, sobre los movimientos de artillería pesada que en torno se sucedieron. Al estilo Tabucchi, sostiene Saturio, que si el incidente se produce en torno a las 8 de la tarde en la autovía que une Madrid con Tordesillas, provincia de Ávila (km. 118) y el camionero afectado avisa (no denuncia) al 112, desde el mismo momento en que la Guardia Civil en Ávila introduce la matrícula en el ordenador, sabe a quién pertenece el vehículo y el de Rosa Valdeón no es un nombre desconocido por lo que al menos la subdelegación del Gobierno en aquella provincia ha tenido que ser avisada. 

Sostiene que si tras la pertinente comunicación desde la de Ávila, la Guardia Civil de Zamora detiene el coche a las 9 de la noche en Morales de Toro, una hora después a 90 kilómetros del lugar del incidente, es que no circulaba a 170 kms. por hora como alguien se encargó de filtrar a varios medios de comunicación nacionales.

Dice saber por un amigo bien informado que para cuando el subdelegado del Gobierno en Zamora llamó esa misma noche a su máximo jefe político, éste (“a buenas horas me vienes con esto”, parece pensó, no sin cierta mofa) hacía tiempo que tenía conocimiento completo de los hechos e incluso del atestado que, sin embargo, no llega al juzgado hasta 5 días después.. De ahí que Herrera, harto del fuego “amigo” contra su vicepresidenta exija días después a la delegada del Gobierno en Castilla y León que investigue una filtración “que no ha salido de la Guardia Civil”.

En su intuición piensa que una vez publicada la primicia por La Opinión de Zamora, otros periodistas nacionales y regionales comienzan a recibir llamadas desde el entorno del poderoso jefe para incidir y agrandar el ruido mediático con intoxicación y esfuerzo de resonancia despejar el camino de la sucesión de Herrera en favor del propio muñidor o, tal vez, del alcalde de alguna capital cercana.

Respalda Saturio su teoría en cómo, tras pasar el sábado juntos en Benavente el 3 nacional y la 3 provincial del PP (en realidad la 2), aquél no dijera nada y ésta (apártate que me tiznas…) exigiera, no sin evidente inquina, la renuncia también al acta de procuradora. Luego un ministro poco ejemplar habló de necesidad de ejemplaridad y otro condenara a Valdeón mientras defendía a Barberá. “Da igual lo fuertes que hayan sido en vida, en los cuerpos descompuestos los gusanos son los reyes” concluye de manera críptica Saturio mientras busca otras páginas…

domingo, 4 de septiembre de 2016

Kim Jong-un y Kim Yong-jin

Leo, sin asombro ni especial daño cerebral por los rigores del sol veraniego, que el dictador de Corea del Norte Kim Jong-un, ordenó la ejecución de su viceprimer ministro y máximo responsable de Educación del país, Kim Yong-jin, al considerarlo un "elemento antirrevolucionario”. 

Hay palabras que van indefectiblemente unidas a otras. En esta caso, “revolucionario” o sus familiares “antirrevolucionario” o “contrarrevolucionario”, cuando se refieren a regímenes políticos,  resultan inescindibles de términos como ejecución o purga, también de otros, más bien transitorios hasta llegar a la solución final, como reeducación.

Al parecer, para que el sufrimiento no fuera excesivo, el político, de 63 años, ha sido ejecutado por un pelotón de fusilamiento el pasado mes de julio. No consta si como en la también revolucionaria China, le han cobrado el precio de las balas utilizadas a la familia del ejecutado, cuestión no baladí si tenemos en cuenta el precio del plomo en los mercados internacionales y su proporción con respecto al poder adquisitivo medio en Corea del Norte.

Como motivos de la supuesta ejecución, se habría aducido que Kim Yong-jin “había mostrado una actitud negativa cuando asistió a una importante reunión parlamentaria a finales de junio”. No obstante, imaginemos que como consideración hacia su sin duda intachable y desmedida entrega en cuerpo y alma al cuasi-divino líder, el viceprimer ministro fue interrogado antes de ser ordenada su ejecución. Toda una atención, realmente. 

La escena, a pesar de lo trágico, me dirán si no resulta cómica, imaginando al pobre siervo del déspota y a la vez déspota en sí mismo de otros muchos siervos, genuflexo hasta rozar el suelo con la barbilla sin necesidad de doblar las rodillas. Ratificando una vez más su amor inigualable por el líder supremo y benefactor máximo de Corea del Norte. Reconociendo que no fue capaz de aguantar sin decaer en el entusiasmo apenas unos treinta o cuarenta minutos de aplausos o de apoyar su presencia ante el más sabio de todos cuantos hombres pisaron la Tierra con un rosario de alabanzas a la altura del, por otro lado, bajito déspota.

Y es que, como es bien sabido por todo el mundo desde su más tierna infancia en Corea, no hay sol que más luzca, ni sabio que más sepa, ni hombría más viril, ni sensibilidad más delicada, ni mano más firme, ni tacto más suave, ni visión más lúcida, ni entereza más compacta, ni liderazgo más indiscutido ni indiscutible, ni presencia más insustituible que la de su bien amado, generoso, desprendido y benefactor déspota.

Son las cosas que ocurren en los regímenes despóticos situados en las antípodas políticas de nuestra democracia occidental. Aquí no hay político o personaje público que no premie (sin balas, claro) a aquellos de sus correligionarios que expresen sus discrepancias o que se considere insustituible aún en los peores momentos y callejones sin salida. No es de extrañar, pues, que sean los más entusiasta y sinceramente aplaudidos por los suyos.

domingo, 28 de agosto de 2016

De la necesidad virtud

Una de las virtudes de la democracia estriba en la exigencia de alcanzar determinados umbrales de consenso ciudadano para la toma de las decisiones políticas trascendentales. Cuando ese umbral mínimo no lo dan directamente las urnas con mayorías absolutas o lo suficientemente amplias como para permitir que la fuerza ganadora pueda hacer y deshacer a su conveniencia o libre criterio, es la negociación entre los partidos la que debe cumplir ese papel.

En el inédito escenario dibujado en la España de los últimos meses, pese a las resistencias de los oxidados dirigentes de los partidos mayoritarios, era evidente que no había otro camino que tratar de hacer de la necesidad virtud y de la ausencia de mayorías campo para el diálogo, el debate constructivo y la suma de opciones que permitan formar un gobierno que desbloquee la actual parálisis.

No es algo tan novedoso pese a lo que pareciera a juzgar por la falta de cintura que acreditan Rajoy y Sánchez. En otros comienzos de legislatura tanto PSOE como PP han tenido que negociar respaldos suficientes para alcanzar mayoría. La única diferencia radica en que lo que debería ser más fácil en esta ocasión, resulta sin embargo más complicado por los miopes intereses personales (más incluso que propiamente de partido)  que se dan en ambos casos.

En buena lógica política y “patriótica” debería ser más fácil negociar entre las dos grandes fuerzas nacionales justo cuando ha emergido una tercera con ese mismo carácter nacional y que defiende precisamente aquel territorio ideológico con el que ambas contactan. Sin embargo, esta variante está resultando mucho más complicada que cuando de lo que se trataba era de que unos pocos nacionalistas fueran al mercado con la cesta abierta para ir recogiendo prebendas y dineros para sus territorios o inmunidad, libres absoluciones y sueldos para sus partidos y políticos.

Aún así, el elemento bisagra en que ha devenido Ciudadanos, empieza a demostrar sus  beneficios para un sistema que tenía ya hastiada a buena parte del cuerpo electoral, sin que a esa bondad le reste un ápice el hecho de que por turnos, primero uno y luego el otro de los “dos grandes”, lo hayan convertido en diana favorita para sus torpedos. 

Marcar criterios base para la negociación centrados en la regeneración institucional y centrar las propuestas de negociación en las líneas troncales de actuación en política, economía y equilibrio social son la verdadera novedad frente a la acostumbrada imposición unilateral (incluso en contra del propio programa de Gobierno como en los años de Rajoy o en contra de la realidad y el sentido común como en los últimos años de Zapatero) o frente al crudo chantaje de los partidos nacionalistas.

Negociar consiste en sentarse, hablar, discutir y buscar las zonas grises de intersección entre intereses divergentes pero con un fin último común, el beneficio de la nación. Conseguirlo será un éxito para todos. El de haber hecho de la necesidad virtud.

lunes, 8 de agosto de 2016

Miguel de Unamuno

La estampa repetida de las últimas veces que vi a Miguel lo sitúa en un sillón, absorto en la plana superficie de las páginas del libro que en esos momentos sostenía en sus manos. La mirada ya perdida entre la tinta de los caracteres y el misterio recóndito de la mente humana que en un momento decide dejar de regir nuestra vida y se desliza, quién sabe hacia qué destino final, por los pliegues del tiempo y el espacio.

En esas ocasiones, al hablarle, levantaba la cabeza, dilataba las pupilas, estiraba la mirada y notabas como se ponía en disposición de escuchar con atención. Sus palabras habían quedado ya para siempre cautivas dentro de un laberinto de recuerdos. Encapsuladas en la infinita encrucijada de sinapsis con la que las neuronas nos convierten en dioses. Sin embargo leías en su mirada, en su aura y en su gesto, una perenne vocación de atenta escucha.

Años antes tuve mejor ocasión de conocerlo cuando aceptó el ofrecimiento de Antonio Vázquez para incorporarse al equipo municipal del que yo también formaba parte. Allí conocí a un Miguel sorprendente con el que no había tenido hasta entonces ocasión más que de cruzar algún saludo o breve conversación aislada.

Venía investido con el aura del gestor, vinculado a la mejor etapa de Caja Zamora y los primeros años de Caja España. También, es inevitable y siempre un orgullo para él, por llevar el nombre y apellido de su abuelo. El caso es que -por eso soy poco partidario de prejuzgar- esperaba una personalidad mucho menos cercana al suelo, menos humilde y proclive a integrarse dentro de un equipo cuyos miembros éramos bastante menos meritorios que él.

En cambio encontré al hombre deseoso de adaptarse a la dinámica del grupo ya existente. Dispuesto a aprender, a no desentonar y a aportar, con sencillez y generosidad, lo que de bueno pudiéramos entender el resto que él nos podía traer. Era un hombre culto, instruido, un humanista y un intelectual, lo cual, a priori, no conforma el perfil óptimo para acoplarse a la política de nuestros tiempos o a la gestión basada en decisiones permanentes y alcance directo de una corporación municipal.

Con ciertos problemas internos en la concejalía de Seguridad Ciudadana y sobre todo con la apuesta compartida por ganar el Casco Histórico de manera prevalente para los peatones, descubrí a ese compañero siempre abierto a la escucha atenta. A una persona reposada pero con criterios asentados. Huidizo de conflictos o enfrentamientos pero comprometido con su deber y convicciones.

Tienen mala prensa el intelecto y la reflexión. Son tiempos de acción y corto-plazo, pero agradezco al destino haber podido aprender de Miguel y de otros compañeros de aventura cosas que solo se hallan en el libro de la vida. Ese sobre el que el Miguel de los últimos tiempos volcaba su mirada, su atención y el plasma de sus recuerdos. Gracias compañero, nos vemos.


domingo, 31 de julio de 2016

Cada uno su razón

Vivimos días en que lo climatológico contagia la actitud de quienes más activos deberían estar por dar una salida al callejón absurdo en el que acampamos, en perenne impasse, desde hace un año. Días que se convierten en semanas sin solución de continuidad y en los que palabras, gestos y movimientos se empapan de la atmósfera pesada, agobiante y soporífera de los veranos americanos de las novelas de Faulkner.

De la chirriante percusión de las chicharras y el zumbido áspero de los saltamontes,  entre los que escucho a nuestros políticos con su cantilena repetitiva y aburrida, surgen, en el mismo día, cuatro lúcidas declaraciones.

Margarita Robles, probablemente la más sensata cabeza del PSOE actual reseña con razón jurídica y constitucional, que si Rajoy no se somete a la  sesión de investidura después de aceptar el mandato del Rey, no existe otra solución distinta de su dimisión inmediata. Lo comparto, o sesión de investidura o dimisión. Solo así puede la pelota volver al jefe del Estado. No hay ya más camino constitucional: sesión de investidura o dimisión.

Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos despeja la calima que invade el ambiente dificultando la visibilidad y dice que no cabe pensar que el presidente del Gobierno pueda plantearse incumplir la norma constitucional y no presentarse. Estoy de acuerdo, como tal situación no es siquiera concebible, el debate más bien parece un bote de humo lanzado desde el PP para desviar la atención y generar debate allí donde no está el quid de la cuestión.

Alberto Garzón, podemita sobrevenido señala que Rajoy y con él el PP deben dejar de tomarse esto como una partida de póker. También de acuerdo, llevamos meses de faroles, de amagar y no hacer, de medias palabras y del peor estilo del “galleguismo” que no permite ni a sus más próximos saber si sube, baja o simplemente estorba sentado en mitad de la escalera.

Por último, Pablo Casado, la mejor esperanza para que el PP un día pueda volver por sus fueros, manifiesta que Rajoy tiene el mandato de los ciudadanos y del Rey para intentar formar gobierno y que lo va a hacer. Coincido, pero eso implica empezar ya y en serio. Llevamos demasiado tiempo durante el cual es precisamente al presidente del Gobierno en funciones quien menos esfuerzo ha mostrado para alcanzar su objetivo. 

Que alguien como yo pueda estar de acuerdo con lo que dicen los cuatro no implica, sin embargo, ni que todos digan lo mismo, ni siquiera que lo que unos dicen sea compatible con lo que dicen los otros. Menos aún con lo que hacen. Es lo que tiene el lenguaje. Como la física, comporta interesantes paradojas. Mientras tanto, me refresco escuchando los patrióticos acordes de la “Finlandia” de Jean Sibelius y pienso que no vendría mal a nuestra política un poco de frescor y un mucho de patriotismo. “On the rocks, of course!”.