domingo, 31 de diciembre de 2023

O tempora, o mores! (¡Oh, tiempos! ¡Oh, costumbres!

 “¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo ese furor tuyo se burlará de nosotros? ¿Adónde irá a dar consigo esa osadía desenfrenada tuya? ¿Cómo no te mueven, para que desistas de tu locura, la nocturna guarda y vigilante guarnición del palacio? ¿Tampoco, los centinelas de la ciudad? ¿No, el temor del pueblo? ¿No, el consenso y la conformidad de todos los buenos? ¿No, el presente lugar, tan guarnecido de gente, donde suele juntarse ordinariamente el senado? ¿No, los rostros y las presencias de estos padres magníficos? ¿Qué es esto? ¿No sientes que tus consejos son del todo ya descubiertos y que tu conjuración está ya convencida y como tomada a manos por el perspicaz conocimiento y juicio de todos estos? ¿Cuál de nosotros piensas que ignora lo que hiciste la noche pasada y la precedente, en qué lugar estuviste, con quiénes te juntaste, y qué es lo que se resolvió en aquel santo consejo tuyo?¡Oh, tiempos! ¡Oh, costumbres!”.

El fragmento, como sabemos casi todos los que cursamos bachillerato hace ya algunos años e ignoran casi todos los que lo han cursado tras las últimas y perjudiciales (todas) reformas educativas, se corresponde con el comienzo de la primera de las cuatro catilinarias recogidas por Salustio en La Conjuración de Catilina. Cuatro discursos de Cicerón frente al conspirador Catilina que promovía un golpe de Estado y pretendía asesinar a todos cuantos, desde el Senado, podían poner freno a su plan de hacerse con el poder a toda costa pese a haber perdido la elección a cónsul, puesto al que aspiraba.

¿Por qué cerrar 2023 remontándonos al 63 antes de Cristo? Porque una mirada a los clásicos nos descubre siempre que las situaciones y pensamientos humanos, individuales y sociales que nos parecen más novedosas hoy, ya los tuvieron y vivieron otros antes. Cambiemos el nombre propio del texto por uno de mayor actualidad y releamos con gusto y no sin desasosiego y cierta desesperación las palabras de Cicerón que era ligeramente más sabio que todos nosotros. Con gusto porque aún traducidas son palabras de un discurso hermoso, armónico, bello y demoledor. Con desasosiego, hoy como entonces, vivimos tiempos turbulentos en los que por espurio interés se pone en riesgo la institucionalidad constitucional demoliendo los principios rectores del régimen democrático y sin pilares o muros de carga no hay edificio que se sostenga. Con cierta desesperación porque sabiendo que entre los 350 diputados no hay un Cicerón, dudamos de si alguien tendrá la fuerza de ánimo suficiente y la habilidad política y dialéctica para hacer frente a la amenaza y a la vez despertar al pueblo y al conjunto de los estamentos sociales y alejarlos del sectarismo.

Confiemos, no obstante. España ha dado lecciones sorprendentes a lo largo de la historia, también en la más reciente con una transición ejemplar de la dictadura a la democracia. Confiemos en que como dice el refrán, quien hace un cesto hace un ciento; quien es capaz de todo por alcanzar el poder lo mismo traiciona a unos como a otros y, una vez conseguido, intentará no pagar aquellas deudas que no le favorezcan para perpetuarse en él.

Que 2024 sea un buen año para todos. Mi homenaje hoy a mi profesora de latín en los ochenta, Inma Villalobos, de cuya gran sabiduría tan poco aprovechamiento supe obtener.

 

domingo, 24 de diciembre de 2023

España en una Navidad inquietante

 Con el paso del tiempo, tenemos la perspectiva de que los momentos históricos en los cuales la degeneración de la convivencia ha desembocado en trágicos acontecimientos, convulsiones sociales graves o enfrentamientos civiles, son instantes concretos acotados en unas fechas del calendario. Nada más lejos de la realidad, sin embargo. Igual que las termitas no realizan su devoradora tarea de la noche a la mañana, los episodios de división, enfrentamiento y ruptura conllevan un tránsito temporal mucho más largo de lo que luego los libros de historia o la memoria de las gentes recuerdan.

El proceso suele ser, en su esqueleto, básicamente siempre el mismo. Comienza con una serie de acontecimientos dispersos, no necesariamente interrelacionados, aleatorios pero que entre sí van tejiendo una tela de araña invisible de crispación y subida de la temperatura anímica individual y colectiva. Una espiral hacia la intolerancia que, a menudo, termina alcanzando cotas insospechadas de enfrentamiento, ira y sectarismo.

Sin pretender ser catastrofista y desde una tendencia cómoda pero no demasiado justificada por la trayectoria histórica hacia el optimismo y la confianza en la sociedad española, ese es el ambiente de fondo que se empieza a palpar en España por mucho que sepamos que es Navidad. El protagonismo de los extremos ideológicos, el posicionamiento en bandos que presumen de irreconciliables sustentado en vetos recíprocos. La apuesta por el rápido desmantelamiento de las estructuras institucionales y sociales que ha costado décadas construir o que llevan esas mismas décadas funcionando razonablemente bien para llevarnos hacia posturas maximalistas de un determinado espectro ideológico, son la corriente sobre la que parecen desplazarse cada vez más el presente y el futuro más próximo de nuestro país.

Un político al que solo por un azar del destino no se consigue asesinar en una calle del centro de Madrid. Otros políticos que pasan del debate parlamentario al insulto personal y el enfrentamiento cara a cara. La intromisión en la esfera privada del rival incluso físicamente en cualquier ámbito, inclusive en el seno de un órgano de representación. Los “cinturones sanitarios” en torno a aquellos que se salen del discurso estándar del bando propio mientras se abren las puertas de par en par a quienes quieren destruir la convivencia y llevan años ejerciendo para ello. O rechazar el equilibrio institucional vigente basándose en que hay parte de la sociedad que no lo comparte pero sin que para cambiarlo se busque ni se intente siquiera lograr un grado de consenso para el nuevo modelo al menos cercano al que obtuvo el actual.

Ejemplos reales y contemporáneos de esa escalada que, jaleada por no pocos periodistas -cada vez más divulgadores y menos creadores de opinión- y representantes de otros estamentos sociales. Como si la militancia en unas ideologías, partidos o banderías fuera más importante, más urgente y más excluyente que la militancia en una sociedad diversa geográfica y socialmente, en una nación, en un proyecto histórico y colectivo que transciende a las generaciones actuales, que es fruto de una transición ejemplar y generosa por todas las partes, de la dictadura a la democracia. En todo caso, Feliz Navidad para todos, amigos.

domingo, 17 de diciembre de 2023

La polarización como enfermedad social

 Nunca antes hemos vivido unos tiempos en los que tan rápido y tan profundamente se perciba el especial empeño en llevar a la sociedad hacia el enfrentamiento. A la polarización de las posturas ideológicas. Al choque entre territorios y entre personas, en función del estatus y el origen social, de la generación a la que se pertenece, de la forma de pensar o de ver y vivir la vida, de las costumbres y hábitos. Anticipando debates a veces pueriles, otras demasiado profundos como para tratarlos con la ligereza habitual.

Esa especie de pulsión destructiva que cada cierto tiempo ha puesto en riesgo la convivencia entre los españoles históricamente parece vivir en este uno de sus momentos destacados. Ya no es solo la política, con mensajes llevados hacia los extremos para buscar en ellos el refuerzo de los más vehementes, los más forofos, los más irracionales y sectarios de los apoyos.

Es también en muchos medios de comunicación y creadores de opinión que actúan como extensiones de ideologías y fuerzas políticas, dejando a un lado los que se suponen son los principios del periodismo. Principios que no deben suponer ausencia de línea editorial pero que obligan a ser fieles a la objetividad aunque la realidad sea vista desde una determinada perspectiva. La España de los bandos está pletórica. Todo el que no piensa como se supone que debe pensar pasa a ser descalificado instantáneamente y enviado a la otra punta del espectro ideológico.

Quizás desde los años veinte y treinta del pasado siglo, no se vivía en nuestro país una situación similar y eso es lo que debería preocuparnos. Sabemos cómo acabó aquello, pero lo que hasta hace poco tiempo resultaba inimaginable, pasa a ser ahora un temor, que, aún lejano, muchos empiezan a percibir como no imposible. Las urgencias históricas nunca son buenas. La Transición española fue ejemplar, entre otras muchas cosas, precisamente por ser capaz de enfriar los ánimos, de calmar las urgencias, de ralentizar los anhelos. De buscar y fortalecer los puntos de conexión y limar las aristas que podían llevar a cortar los hilos que nos mantenían, a la muerte de Franco, en un complicado equilibrio como sociedad.

Que por egocentrismo, por necesidad de mantenerse en el poder o de hacerse con él, por delirios de grandeza o por hemiplejía ideológica enfermiza, pongamos en riesgo nuestro presente y futuro es algo que ni deberíamos permitirnos ni deberían perdonarnos las generaciones venideras si caemos en ello. Hora parece, de que cada uno desde nuestras responsabilidades y posibilidades, especialmente políticos, líderes sociales y medios de comunicación, empecemos a cambiar el pensamiento y también el lenguaje. Nunca como ahora predominan las hipérboles a la hora de definir a los otros. Nunca como ahora hemos oído hablar tanto de “extremo” o “ultra” para referirse a quienes por pensar o defender posturas distintas no han pasado, de la noche a la mañana, de ser rivales o adversarios a enemigos execrables. El daño a la convivencia aún no está hecho pero estamos en camino, aunque a tiempo de pararlo.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Dicen que, pero resulta que

Dos meses después de los criminales, salvajes, inhumanos, actos terroristas de Hamás en Israel del 7 de octubre, una parte de lo que llaman la comunidad internacional reclama a Israel un “alto el fuego” en Gaza para proteger, dicen, a la población civil e inocente de Palestina frente a los daños causados por los bombardeos israelíes. Para evitar la muerte de más niños, dicen. Para que los palestinos que así lo quieran puedan abandonar las zonas de conflicto, dicen. Para que la ONU y sus distintas organizaciones puedan proceder, dicen, con la ayuda humanitaria.

Pero resulta que no se empieza pidiendo que los terroristas de Hamás liberen a todos y cada uno de los secuestrados aquel día. Que se habla poco de que la barbarie organizada y ejecutada por quienes controlan el gobierno de Gaza se ensañó con la población civil, en un festival por la paz y en sus kibutz, casa por casa, habitación por habitación. Aniquilando metódicamente a padres, madres, hijos, bebés y mascotas. Violando a madres e hijas unas delante de otras, de sus maridos, padres, hermanos. Amputando partes del cuerpo a sus víctimas con un sadismo que la sociedad occidental no solo no puede concebir sino que no se atrevería siquiera a contemplar si los vídeos les fueran proyectados. Atados en grupo, desnudos unos con otros, quemándolos vivos. Una orgía de sangre y crueldad solo digna del peor infierno. El peor de los infiernos.

Israel responde de manera desproporcionada, dicen, como si siquiera llegara a aplicar la ley del Talión. Pero resulta que, afortunadamente para la esperanza en la humanidad y la civilización, el gobierno hebreo es infinitamente más selectivo, cuidadoso y humano de lo que lo seríamos muchos de nosotros, occidentales cómodos de sofá y seguridad, si hubiéramos sufrido lo que ellos han sufrido y tuviéramos el potencial militar que ellos poseen. Que la causa es la invasión israelí, dicen, pero resulta que no hay asentamientos de colonos ni bases militares israelíes en Gaza desde la plena autonomía en septiembre de 2005, dieciocho años hace. En la pobreza fruto de ese dominio, dicen, pero resulta que Palestina viene recibiendo en ese tiempo dos mil millones de Euros de ayuda anual (para los nostálgicos, 330.000 millones de pesetas al año) para una población de cinco millones de habitantes y resulta que los terroristas que son apresados están gordos como trullos y sus dirigentes son mil millonarios como sólo los mayores sátrapas pueden llegar a serlo.

Que Israel no deja actuar a las organizaciones humanitarias, dicen, pero no cuentan cómo es posible que durante 18 años esas mismas organizaciones no han denunciado que la mayor parte de los fondos destinados a infraestructuras y desarrollo se han ido a construir una red de 500 kilómetros de túneles (dato oficial dado por Hamás en 2021) a 20 metros de profundidad solo para protección terrorista. Que no se deja salir a la población civil, dicen, pero resulta que los únicos corredores humanitarios los va abriendo y protegiendo el ejército israelí mientras Hamás utiliza a civiles, niños y hospitales como escudos humanos y los ataca si se van. Y dicen que los acojamos en Europa cuando ningún país vecino árabe abre las puertas a acogerlos ni siquiera mientras Israel limpia de terroristas el territorio.

La esperanza de paz y progreso para los palestinos de bien, que los hay, aunque no los hemos visto levantarse contra la barbarie, es la eliminación de Hamás aunque España se quede sin la vergüenza de recibir el agradecimiento de esos terroristas y la progresía no pueda arremeter contra EEUU (de Biden, no Trump) por vetar la resolución del alto el fuego en la ONU.


domingo, 3 de diciembre de 2023

Guarido agotado, Zamora sin proyecto

 Pues ni en los cuatro primeros años de gobierno en coalición con el PSOE de Antidio Fagúndez, ni en el segundo mandato con mayoría absolutísima de Izquierda Unida, ni se atisba en el tercero, cerca ya del primer semestre, de nuevo en coalición con el PSOE, esta vez con David Gago. La acción del gobierno municipal parece más destinada a hacer más evidente el languidecer de esta ciudad que a intentar generar ideas, proyectos, gestión o líneas de actuación que transformen el futuro de Zamora o al menos palien los efectos de una realidad tenebrosa.

El agotamiento de la figura del alcalde Guarido parece evidente incluso para quienes -y fueron muchos- creyeron que era cierta la imagen que se había construido en torno a sí de trabajo, honestidad y ganas de luchar por Zamora. A quienes lo conocíamos bien y desde hacía mucho tiempo nada de su inacción y ausencia de resultados nos puede sorprender, salvo su capacidad para enraizar con lo más conservador e inmovilista del sentir zamorano. Así Guarido ha renovado por dos veces la mayoría en el pleno municipal seguramente por presentar y representar la propuesta más conservadora y menos transformadora de cuantas concurrían a las elecciones.

Que esta última vez hiciera patente que además de no tener más proyecto para la ciudad que ir gestionando aquello que se presentara en el día a día, tampoco tenía ya ganas, como expresó meses antes de la cita electoral, debería haberlo llevado a tratar de contrarrestar su decadencia con un fortalecimiento de su equipo de concejales. Tampoco esto hizo, ya sea por no atreverse a dejar en la estacada a los anteriores, ya por apatía hasta para ponerse a buscar relevos o bien porque aquellos a los que se dirigiera le hayan dado la espalda previendo lo que podía ser un tercer mandato.

Así llegamos a un punto en el que con un alcalde agotado, unos concejales de IU que ni están ni se les espera y una coalición en la que el PSOE nada aporta por el momento salvo tratar de desmarcarse de todo lo que hasta ahora ha hecho el gobierno municipal, y de lo que no ha hecho también. Y los proyectos que Zamora necesita se eternizan o directamente no nacen. El comercio se hunde cada día más de lo que ya está. El impulso institucional brilla por su ausencia. Ninguna idea estimulante para la ciudad, ningún proyecto revitalizador, ninguna estrategia que, partiendo del análisis de la situación local y del contexto económico general, nacional e internacional, pueda contribuir a quebrar dinámicas y a generar expectativas positivas.

Presumir de que el coche oficial no hace kilómetros, no porque el alcalde viaje en tren a pelear financiación y proyectos, sino porque prefiere quedarse sentado en el sillón de la Casa de las Panaderas; alardear de que las cuentas municipales en los bancos están rebosantes de millones, eso dice, mientras la ciudad muere económicamente, se vacía en población y está sucia, oscura y triste como hacía décadas que no estaba; son muestras de una política demasiado paleta, demasiado rancia, demasiado desesperanzadora para una Zamora que debería estar trabajando precisamente en la dirección contraria.

domingo, 12 de noviembre de 2023

En las instituciones, cada uno donde podamos y todos en la calle

 La libertad no es un regalo, la democracia no es el modo natural de organización de la convivencia y gobierno sino desde hace menos de dos siglos y aún hoy ni está generalizada ni exenta de riesgos de involución. A la igualdad solo se llega a través de las dos figuras anteriores. En torno a algo tan básico y a la vez tan profundo se construye gira y se desarrolla el Estado social y democrático de Derecho característico de las democracias liberales como la nuestra y las del mundo libre y democrático.

La Constitución del 78 lo fija así en su primer artículo que, por no ser nada original nos homologa con el resto de democracias europeas y occidentales, con las naciones que conforman el estadio más avanzado de civilización y dignidad reconocida a sus ciudadanos: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.

El régimen del 78 nos ha permitido lograr el más largo periodo que España haya tenido de convivencia en paz, democracia e igualdad entre todos los españoles y, a diferencia de las constituciones de los Estados totalitarios o dictatoriales que pretenden escudar en el exceso de palabras la carencia de libertades y en la abundancia de leyes la ocultación del triunfo de la arbitrariedad sobre la prevalencia de la ley, contiene una redacción corta, medida, flexible en unas partes y muy firme en otras para permitir el tránsito de la dictadura a la democracia sin rupturas cruentas y su mantenimiento en el tiempo sin quedar desfasada. Aún así, contiene en su propio texto normativo los cauces para su reforma con amplios consensos cuando la sociedad así lo considere.

Todo eso salta por los aires cuando un grupo de mediocres metidos a políticos, medradores, desleales y mezquinos, deciden que la coyuntura de su continuidad en el ejercicio del poder tiene mayor peso que 45 años de vigencia constitucional y hacen saltar las costuras y las bisagras de nuestro Estado de Derecho. No porque como han hecho otros (Podemos, por ejemplo) esa haya sido su propuesta electoral sino porque tienen que optar entre volver a arriesgarse ante las urnas o prestarse al chantaje, la coacción y la indignidad de aquellos cuyo único objetivo es precisamente acabar con la Constitución, el régimen democrático basado en la soberanía del conjunto de la nación española y con España como nación pese a ser como tal, la más antigua de Europa.

Ante eso hay que plantarse. En las instituciones, cada uno donde pueda y todos en la calle, convoque quien convoque. Hoy, mañana y cada día. Es de Edmund Burke la frase: Para que triunfe el mal basta con que los buenos no hagan nada. Para que la traición y la ruptura se consumen, solo hace falta que usted y yo, zamoranos, no hagamos nada ante la traición de Sánchez en Madrid y de los cargos orgánicos y electos del socialismo zamorano que esconden la cabeza y no se oponen como lo están haciendo jueces, fiscales, letrados de la justicia, colegios y despachos de abogados, los más altos cuerpos de funcionarios del Estado como inspectores de Hacienda y de Trabajo, los policías y guardias civiles y tantos otros estamentos relevantes.


domingo, 5 de noviembre de 2023

Un sueldo no puede valerlo todo

 Dos billones y medio de pesetas habríamos dicho hace veinte años. Quince mil millones de Euros decimos hoy. Es lo que el resto de españoles, zamoranos incluidos, vascos y navarros excluidos, vamos a perdonarle, si se consuma la investidura del PSOE, a los políticos de la Comunidad Autónoma menos eficiente y más despilfarradora durante las últimas décadas. La Comunidad en la que los sueldos de políticos y altos cargos son, con diferencia, los más elevados no sólo en relación al resto de Comunidades sino al Gobierno central. La que menos ha atendido a los criterios europeos de contención del déficit. La que ha utilizado deslealmente sus recursos para ir en contra de los intereses de España, financiando para ello a medios de comunicación, embajadas en múltiples países y movimientos que han cometido centenares de actos vandálicos y de terrorismo. La Comunidad con representantes políticos y sociales que han insultado y menospreciado al resto de ciudadanos españoles y a buena parte de los que allí viven porque no tienen los apellidos de una de las 75 familias que desde hace doscientos años conforman, inamovibles, la “burguesía catalana”.

Sin conocerse aún la fórmula exacta que se va a aplicar para que parezca que al resto de las Comunidades se las trata parecido por el gobierno central, el diario El País, poco dudoso de anticatalán o antisocialista titulaba ayer: “Cataluña coparía un tercio de toda la condonación de la deuda autonómica”, lo cual, por evidencias pasadas nos debe llevar a pensar que será bastante más. Y eso solo en ese apartado concreto, porque la cesión del espacio ferroviario en ese territorio conllevará transferencias ingentes de dinero, así como el compromiso de financiarles la incorporación de otros 3.739 policías autonómicos mientras Guardia Civil y Policía Nacional sufren año tras año precarios presupuestos que ponen en riesgo su efectividad y hasta la seguridad personal de sus miembros, por otro lado, mucho peor pagados.

Sabiendo que esto es solo el primer paso, que dos semanas después de la investidura se negociarán las siguientes cantidades para la aprobación de los presupuestos de 2024 y cada voto independentista volverá a valer millones. Sabiendo que además se están atacando los principios básicos y fundamentales de nuestro sistema democrático y constitucional, con una amnistía que dinamita el régimen democrático instaurado con la vigente Constitución y que rompe con la división de poderes. Y sabiendo que ya se habla de un referéndum en el que solo los catalanes decidan lo que a todos los españoles nos incumbe, les pido al diputado nacional Antidio Fagúndez, al alcalde de Puebla de Sanabria y Senador (al que voté) José Fernández Blanco, a la vicepresidenta de las Cortes de Castilla y León Ana Sánchez, al subdelegado del Gobierno, al que tengo en grandísima consideración, Ángel Blanco, al Teniente de Alcalde David Gago y a todos y cada uno de los cargos del socialismo provincial, que se planteen si respaldar esta infamia jurídica, económica y de institucionalización de la desigualdad y contra la convivencia no es traicionar su responsabilidad para con Zamora y España. No es pedir que gobiernen otros, es no admitir cualquier precio para que gobierne Sánchez. O vayamos de nuevo a las urnas, con las cartas sobre la mesa.

(Vaya en paralelo y por delante mi afecto, mi respeto y mi sentir por el triste fallecimiento de Luciano Huerga en el día de ayer).

domingo, 29 de octubre de 2023

El tramposo, el rebaño y el servicio paganini

 “¿Apoyas el acuerdo para formar un gobierno con Sumar y lograr el apoyo de otras formaciones políticas para alcanzar la mayoría necesaria?” El trilero con cargo político más importante que haya tenido España en el último siglo y, probablemente bastante más atrás, ha lanzado el anzuelo para que los militantes socialistas justifiquen con un “es que hay peces” el hecho de que Sánchez esté pescando en zona antes vedada.

El candidato a seguir siendo presidente del gobierno, que se hizo tristemente famoso (aunque como se ve a la larga sin consecuencias) por ser pillado detrás de una cortina metiendo irregularmente montones de votos en la urna durante un congreso de su partido, ha hecho de la trampa su rasgo más característico. Del seguir siempre adelante, pase lo que pase, digan lo que digan y se desdiga de lo que se tenga que desdecirse, su única brújula, traiga ese camino las consecuencias que pueda traer en el futuro. Porque qué más da el futuro si el presente es lo que importa -parece que piensa, seguramente con razón- en este mundo político y social cada día más de coyuntura, de conveniencia, superficial, vano y con ausencia de compromiso con principios, valores y perspectiva responsable a largo plazo.

Sánchez sabe, los suyos saben, los periodistas saben, los ciudadanos sabemos, que no es esa la pregunta que está formulando. La pregunta realmente formulada es si sus militantes apoyan una cascada de pactos bajo coacción que llevan a traspasar las más inconcebibles líneas rojas. La de la sangre de miles de españoles heridos o asesinados por ETA. La de la ruptura constitucional de un golpe de Estado contra el conjunto de los españoles del que sus protagonistas no solo no abjuran o se arrepienten sino que presumen de su intención de volver a hacerlo tan pronto puedan.

Todos sabemos también que la trampa en la pregunta es innecesaria y que las bases votarán lo que diga su elite porque nuestro sistema de partidos (a diferencia de los modelos sajones de Estados Unidos o el Reino Unido) se basa en que una vez elegido el líder, la militancia está para aplaudir, transmitir lo bueno que aquél es, lo malos que son los contrarios y que esta política que lleve a cabo en cada momento (la que sea, eso da igual) es la única posible para salvar el país o para sacarlo adelante. Sabiendo que con independencia de la pregunta, la respuesta del rebaño será sí, cabe preguntarse cuál es la necesidad de esconderla de manera tan maliciosa y sin embargo evidente.

No creo que sea la vergüenza, así que debe ser la hipocresía. De quienes la han diseñado para que parezca otra cosa, aunque ya hablen sin recato de la constitucionalidad de una amnistía que saben -como ellos mismos han reconocido reiteradamente- que es incompatible con nuestro modelo constitucional y de quienes la van a votar sabiendo que están votando sí a abrazar a ETA-Bildu, sí a la amnistía a los golpistas. Sí a llamar gobierno progresista a uno en el que están comunistas, etarras, independentistas antiespañoles y los supremacistas más rancios del panorama político español que se consideran clase elegida y el resto somos plebe paleta llamada por el destino a servirles de servicio doméstico y pagar sus lujos.

domingo, 15 de octubre de 2023

Hemiplejía para el mal

 Si antes del pasado sábado Hamás hubiera abandonado y entregado las armas, inmediatamente habría habido paz en Gaza. Si en cualquier momento desde 1948 Israel se hubiera desarmado habría sido arrasado y su recuerdo borrado de la faz de la tierra por los terroristas y sus países árabes vecinos.

Así de sencillo se explica, salvo para quien no está dispuesto a abdicar de su militancia intelectual en el sectarismo más abyecto, por qué no es lo mismo estar del lado del Estado hebreo que de quienes tienen como único objetivo su aniquilación aquí y ahora y desde su implantación por decisión de la ONU siguiendo el plan de descolonización de las antiguas colonias de Gran Bretaña tras la Segunda Guerra Mundial.

Por eso, entre otras muchas razones, no cabe la equidistancia entre quienes perpetraron los salvajes asesinatos, violaciones y secuestros indiscriminados del siete de octubre y quien legítimamente ha decidido actuar para acabar de una vez por todas con el terrorismo de Hamás a las puertas de su casa. Como no debería caber nunca la equidistancia entre la civilización y la barbarie. Entre la democracia y la satrapía. Entre la libertad y las teocracias anacrónicas y tiránicas del mundo musulmán.

Que no sea universalmente aceptada la teoría de que no existen diferentes tipos de civilización sino sucesivas etapas en el proceso de civilización no resta verdad a que mientras unos, con defectos y fallas, avanzamos por el siglo XXI otros retroceden y quieren retrotraernos a las peores prácticas del medievo que, incluso en eso, resultó más luminoso y menos tétrico que el futuro al que los fanáticos del Islam quieren llevarnos a golpe de látigo, crujir de horca sobre nuestras gargantas o chaleco explosivo que parta en tres mil pedazos a quien no se pliegue a su locura asesina y liberticida.

Que Hamás no sea Palestina sino uno de los grupos criminales que tienen secuestrados a los palestinos no basta para legitimar que nadie allí luche contra quienes los esclavizan y les impiden avanzar hacia una sociedad de bienestar, libertad y convivencia pacífica. Que quienes dan las órdenes para mantener el conflicto a golpe de sacrificar miles de vidas inocentes de sus propios ciudadanos ni siquiera residan allí sino, millonarios, en Irán o Qatar, debería abrir los ojos incluso de los más insensatos, sucios y sectarios de nuestros extremistas más repugnantes,; sigan llamándose comunistas, se hayan rebautizado para engañar a buenistas y lerdos o militen en la Falange. que, como hemos visto una vez más, los extremos se tocan porque son básicamente lo mismo.

Obviar o justificar militar o políticamente el mal intrínseco y evidente en esta masacre de civiles es síntoma de lo que Ortega llamó hemiplejía moral, la incapacidad para pensar más allá de su ideología de derechas o izquierdas. O, como definió el también filósofo francés Jean-Francois Revel, la ética que caracterizaba a buena parte de la izquierda mundial ya en tiempos del comunismo soviético: “Los izquierdistas no juzgan los hechos, sino que catalogan a las personas y a las instituciones. Una misma acción tiene carácter positivo o negativo según sea el signo del gobierno que la realice”.


domingo, 8 de octubre de 2023

Casas y Flecha. Demasiado pronto

 La historia de los libros se hace con la acumulación de nombres de grandes personajes y fechas de eventos transcendentes. La historia de la vida de los pueblos y sus gentes se hace por la existencia singular e irrepetible de algunos de entre los suyos que con su actitud y su genio convierten ciertas épocas en brillantes o grises, la mayoría de las veces sin que ellos mismos sean conscientes de la huella que dejarán porque cuando más se nota el valor de su presencia es cuando es su ausencia la que la hace evidente.

Zamora ha perdido en las últimas semanas a dos de sus personas especiales. Ambos además han llegado a la categoría de “personajes sociales” por sus actividades profesionales en el día a día y también por la manera de volcar el corazón en Zamora y en aquello a lo que dedicaron su vida. Cada uno en su plano y, a simple vista, con más diferencias que paralelismos, el empresario exitoso y ejemplar y magnífico presidente del Zamora Club de Futbol José María Casas y el artista, escultor, imaginero y humanista de las tradiciones, Ricardo Flecha.

Jose y Ricardo son, y lo fueron en vida, historia viva de nuestra ciudad y provincia que, si no languidecen del todo, es porque gentes como ellos hacen vibrar aquellas cuerdas capaces de poner en pie a una sociedad entera. En un caso dándole a Zamora los años más brillantes de su primer club de fútbol, años en que los aficionados y hasta quienes no lo eran, soñaron y acariciaron como algo al alcance de la mano lo que antes y después parece inalcanzable. Los años en los que se llenaba el estadio y la afición y la ciudad creían en un futuro de optimismo. En el caso de Ricardo con la soberbia humildad de sus manos sobre el cincel y su cuerpo entero, como si de una escultura por él mismo tallada se tratara, dando luz a la Semana Santa, epicentro de todo lo zamorano, a las Capas Pardas, a la Cofradía de la Concha o a la Escuela de Arte.

Me siento agradecido a ambos como zamorano y afortunado por haber compartido unos tiempos en los que ellos y otros como ellos nos han dado tanto social y personalmente. Si nuestras almas crecen y se fortalecen con lo que vamos recibiendo de aquellos con los que compartimos vicisitudes o a los que admiramos, con Jose y con Ricardo, con Flecha y con Casas, al menos la mía se siente más llena y rica en esta Zamora cada vez más vacía.

Su marcha nos deja una sociedad más pobre, menos ambiciosa y crítica, menos creativa, atrevida y consciente de sí misma. Que nunca nos falten gentes que hagan las cosas como se hacen las cosas importantes por los hombres de madera sólida y corazón bravo y leal, haciendo que lo difícil parezca fácil y lo imposible un reto para el que solo es necesario encontrar el camino.

domingo, 17 de septiembre de 2023

No puede salir gratis

 Estamos demasiado acostumbrados a lo contrario como para atreverme a poner este título a una columna, pero uno que es “entestao”, como decimos los sayagueses y mi amigo Cástor Novoa, se resiste a no seguir enervándose ante ciertas cuestiones.

A qué nivel de decadencia social y escombrera política, mediática y hasta -en ciertos ámbitos- jurídica, habremos llegado en España para que hasta con naturalidad hayamos integrado en el lenguaje cotidiano el debate sobre la, no solo posible sino probable, aprobación de una ley de amnistía “ad hominem”, es decir a la medida concreta de un fugado de la justicia y unos cuantos secuaces que aún no han sido juzgados y para los que, por lo tanto, no cabe el indulto.

Digan lo que digan y escriban lo que escriban ahora algunos juristas mercenarios, lo cierto es lo que hasta hace dos meses aseveraban tajantes, que no hay espacio para la amnistía en un Estado democrático de derecho. No lo hay porque eso es negar la propia legitimidad al régimen constitucional vigente y a todo su entramado legal e institucional que mantiene en pie la convivencia democrática y en libertad gracias a un sistema de pesos y contrapesos y, por supuesto, a la prohibición de la arbitrariedad, del capricho del dirigente, en suma. Es decir, lo que diferencia los regímenes democráticos (la soberanía reside en el pueblo) de los autocráticos (la soberanía reside en la santa voluntad del dictador de turno).

Omito mi opinión (por el momento) sobre las miríadas de políticos que sin más oficio ni beneficio que tocarle la flauta a su jefe o sobre los periodistas que reciben o aspiran a recibir de alguna de las mil maneras posibles unas migajas del fondo de los reptiles del que nos hablara Valle Inclán, nuestro genio del esperpento al que tanta gloria darían estos tiempos que vivimos. Pero si quienes de una manera u otra habitamos la esfera de lo jurídico, admitiendo senderos para conceder amnistías, negamos la legitimidad a nuestro régimen, no cabe más que ir a un proceso constituyente que, de la ley a la ley, y por las vías que nítidamente fija nuestra Carta Magna, nos conduzca a ese otro régimen del que, sea el que sea, queramos dotarnos los españoles (juntos o en taifas).

El resto son pamplinas, monsergas y falacias que no son sino traición. Por eso se agradece y los engrandece, que desde la izquierda surjan voces valientes y sensatas que digan que no todo vale a cualquier precio y que hay cosas que ni son gratis ni pueden serlo. Por una investidura no se puede dinamitar la base de nuestra pirámide institucional y social. Ni la España oficial ni la España real pueden estar al albur de francotiradores que lo que quieren precisamente es acabar con esas dos Españas, la institucional y la social.

Si Sánchez, el PSOE oficial y quienes están aún más a la izquierda están dispuestos a todo para evitar que nos pronunciemos todos en unas nuevas elecciones, tendremos que ser muchos los que nos pongamos enfrente para oponernos desde cada ámbito y que o no pueda hacerlo o no le salga gratis.

domingo, 20 de agosto de 2023

Cuando PP y Vox dejen de hacer el tonto

 Cuando PP y Vox dejen de hacer el tonto podremos tener esperanza para España frente al tétrico Tetris con el que nos vuelve a amenazar Sánchez para los próximos cuatro años rodeado de arcaicos comunistas disfrazados de modernos ecologistas y misioneros del buenismo más vacío y de todos aquellos cuya razón de ser o de seguir existiendo es precisamente la destrucción de la nación más antigua de Europa.

Salvo para los muy sectarios cuyas anteojeras no les dejan ampliar ni siquiera unos grados su reducido ángulo de visión o para aquellos cuyo exacerbado extremismo los lleva a defender solo postulados casi medievales; para el resto de los simpatizantes de las ideas de centro-derecha resulta muy difícil entender por qué estos dos partidos políticos caen una y otra vez en la trampa que desde la izquierda y buena parte de los medios de comunicación -cada vez menos de comunicación y más medios de transmisión- les tienden.

Llevan PP y Vox los últimos meses enzarzados en un quítame allá esas pajas permanente que lo único que puede propiciar es que uno le arañe unos cuantos votos al otro sin que ello suponga cambiar el equilibrio de bloques en el que el centro- derecha nacional compite contra la izquierda y la extrema izquierda nacionales y la suma de todos los independentismos, desde los más rancios de la derecha vasca y catalana como los más antisistema y radicales.

El resultado lo hemos visto en las elecciones generales para incomprensión y drama de unos y sorpresa y alborozo de los otros en una campaña en la que mientras no hemos contemplado un solo ataque entre PSOE y la amalgama de partidos que conforman Sumar, ni siquiera con los independentistas, en paralelo nos hemos tragado una movida surrealista y absurda en Extremadura y vemos y aún sigue siendo más absurda otra en Murcia. Para completar el cuadro, la ruptura de cara a la conformación de la mesa del Congreso hace que aparezca casi ridículo cualquier pensamiento de que pudieran evitar y evitarnos la continuidad de la presidencia de Sánchez.

No tiene ningún sentido que PP y Vox no mantengan una interlocución permanente y directa en un momento en el que nos jugamos tanto en España. Quien más tiene que ceder es quien más puede y en este caso no se entiende que el PP no haya facilitado a Vox un puesto en la mesa de los cuatro que ha obtenido, como no se entiende el empeño desde Vox se pone una y otra vez en menoscabar y hasta ridiculizar la figura del presidente del PP. Unos y otros solo se miran la punta de la nariz y allí ven como rival a su más cercano sin captar que entretanto otra vez les han comido la merienda. De esas batallas estériles el único fruto verdaderamente relevante es la desmovilización de su electorado mientras arman la movilización del electorado rival.

Luego nos dirán que España se desangra, que la economía se va a pique y la sociedad se divide y enfrenta. Mientras tanto no ven la viga en el ojo propio y todo sigue siendo, básicamente, hacer el idiota.


domingo, 13 de agosto de 2023

No es que Sánchez sea o no presidente

 No es que Sánchez sea o no sea presidente del Gobierno de nuevo. Eso lo marcan las normas de la democracia y con ella nuestro santo capricho colectivo como votantes y ya debería ser bien sabido por todos que en política ganar solo puede ser sinónimo de gobernar. El resto brindis al sol, ladridos de los perros a la luna. De ahí que no se entiendan, aunque las respectivas parroquias lo compren, el exacerbado entusiamo, las risas y los bailes ante las sedes de los partidos políticos en noches electorales como la del pasado 23-J, cuando el rompecabezas necesario para sumar mayoría absoluta puede llegar a ser más endiablado que nunca (y el término se ajusta como anillo al dedo).

No es que por no ser su candidatura la más respaldada en las urnas, Sánchez deba renunciar a ser presidente. Frente a los sistemas presidencialistas, en los cuales los electores eligen directamente presidente, en los sistemas con prevalencia (teórica al menos) parlamentaria, los votantes elegimos representantes y luego ellos votan candidato a la presidencia de acuerdo a sus intereses y conveniencia y con igual legitimidad tomen la decisión que tomen.

No son pues esas las cuestiones clave en este momento en España. La cuestión es si para sumar los respaldos imprescindibles para superar agónicamente los escaños conseguidos por el centro derecha español además de los pactos naturales con la otra gran (aunque mermada) fuerza política de izquierdas, es legítimo, es prudente, es consecuente y es decente desde un punto de vista ético entrar en el chalaneo, someterse al chantaje y obligar a la nación en su conjunto a soportar la humillación por parte de aquellos cuyo único objetivo realmente declarado y firme es acabar precisamente con la nación que da sustento a nuestra estructura constitucional, territorial y social. La nación más antigua de Europa, mal que les pese a los de las ensoñaciones históricas pro independencia.

La cuestión es si pueden entrar en la bolsa de la negociación aspectos como la amnistía política a convictos y confesos condenados por perpetrar un golpe de estado contra nuestra democracia consolidada. La cuestión es si es tan siquiera asumible que en la negociación, desesperados ante el abismo de la pérdida del poder, se admita como interlocutor normal y con rango de jefatura a alguien como Puigdemont que si no fuera por esto, tan solo tendría la consideración legal y ciudadana de prófugo de la justicia. De huido de nuestro sistema judicial, de fugado de unas leyes y una justicia creados para hacernos a todos los españoles jurídicamente iguales en derechos y obligaciones.

La cuestión es también si, a falta de esclarecerse aún más de trescientos asesinatos, se puede sin vergüenza ni acusación de traición al pueblo español y a la sangre de sus asesinados, incluir en la ecuación a quienes desde EH Bildu, cabeza del iceberg etarra, no colaboran con la justicia, no se han arrepentido y siguen justificando, ensalzando y glorificando a las asquerosas ratas que empuñaban las pistolas y disparaban en la nuca. El fin no siempre justifica los medios.

lunes, 5 de junio de 2023

Guarido y su corrupción

Que el alcalde desde hace 8 años y camino de 12 Francisco Guarido nos dedicara el titular más destacado de su entrevista estrella de campaña electoral al mejor y de media más votado alcalde que nunca ha tenido esta ciudad, Antonio Vázquez y a mí como integrante de su equipo durante sus tres mandatos, denota que tiene que enmascarar su ausencia de proyecto para Zamora y que aún le obsesionan esos tiempos lejanos en los que los votantes dejaban en la irrelevancia a la ahora triunfadora izquierda capitalina.

Tiempos en los que Zamora vivió un impulso transformador, de recuperación del carácter perdido como ciudad y de mejora de su atractivo urbano. Años en los que de un hotel de cuatro estrellas se pasó a seis. En que el casco histórico de la ciudad fue completamente reurbanizado con identidad de conjunto y una calidad de servicios urbanos hasta entonces desconocida. Años en los que el río pasó de ser trinchera y ciénaga a convertirse en el pulmón de unión, ocio y esparcimiento preferido por los zamoranos. En los que se abrían más establecimientos comerciales que los que cerraban y en que, pese a que en la provincia se perdía población, la capital la ganaba.

Años en suma, en los que después de un primer esfuerzo modernizador de otro buen alcalde, Andrés Luis Calvo, Antonio Vázquez demostró que en lo municipal la gestión y las ideas deben primar sobre la ideología y no digamos sobre el sectarismo trasnochado y amenazante. Años en los que se invirtieron, de verdad, no en el papel, con criterio y calidad más de 120 millones de euros. Muchos de ellos peleados y conseguidos en Europa. En los que los proyectos se redactaban, adjudicaban y ejecutaban sin pasar por varios procesos fallidos como viene ocurriendo con todas y cada una de las pocas actuaciones importantes que una y otra anuncia el actual gobierno municipal que va a hacer pero nunca hace.

Dice Guarido, que la presunta corrupción que se supone él ha destapado hunde sus raíces en aquellos tiempos, hace ¡20 años! Pero omite varios detalles importantes como que ningún alcalde anterior a él, ni ningún integrante de los equipos de gobierno democráticos de PP, PSOE o UCD fueron condenados ni acusados por ningún caso de corrupción. Que los hechos que denuncia ocurren fundamentalmente durante sus ocho años de gobierno, no durante el periodo de Rosa Valdeón ni, en ningún caso, en el de Antonio Vázquez y mío. Omite que de sus denuncias no ha resultado condena alguna para los funcionarios, las empresas o los concejales de Izquierda Unida, PSOE o PP de los que han dependido esas áreas. Calla que, curiosamente, en los dos contratos más importantes en los que la justicia dictaminará cuando corresponda si ha habido fallos o no, corrupción o no, terminaron su vigencia al comienzo del mandato de Guarido y siendo legalmente improrrogables los ha mantenido durante sus ocho años hasta hace apenas unos meses, lo cual si no es corrupción, se aproxima bastante.

Quizás va siendo hora de que alguien le recuerde a los zamoranos, en el ayuntamiento y en los medios, estas cosas que Guarido sabe y a partir de ese momento las cosas puedan empezar a cambiar, para bien, en Zamora.


domingo, 21 de mayo de 2023

Lo que cuenta de las encuestas

 Según expertos en demoscopia electoral uno de los elementos que determina el voto al llegar ante la urna es el deseo del votante de sentirse ganador al terminar la jornada y producirse el escrutinio. Evidentemente no hablamos de la mayoría de los electores que, normalmente, tiene perfilado con mucha antelación el sentido de su voto en paralelo a su posición ideológica, su militancia partidista o en no pocas ocasiones esa concepción de clan o secta que puede incluso trascender de generación en generación y cuya racionalidad solo alcanza a diferenciar entre “los nuestros” y “los otros” sin más profundidad ni horizonte. Hablaríamos de esa bolsa de los llamados indecisos que siempre marca un porcentaje relevante de los potenciales electores y en la que todas las fuerzas políticas tratan de pescar apoyos hasta el último segundo.

Si esa pulsión por sentirse integrado en el rebaño de los triunfadores existe -nada descartable en unos tiempos en los que cada vez más los mensajes, políticos, comerciales y de todo tipo, se dirigen a la parte emocional y no a la racional de los ciudadanos-, resultaría que el escenario que dibujan las encuestas de los días previos tendría un papel especialmente protagonista. No solo porque indican la foto fija del momento y la tendencia. Y no tanto para movilizar al votante de las opciones que van perdiendo en la carrera sino para afianzar, con votos no comprometidos con unas u otras siglas, al supuesto caballo ganador.

Una vez revelados los datos de la encuesta que hoy publica La Opinión-El Correo de Zamora, por esa razón además de por otras bastante obvias y evidentes, los partidos políticos en Zamora capital -de distinta manera en Benavente y con mucho más tacto en Toro- deberían variar sensiblemente su estrategia para la última semana. En algún caso transformándola radicalmente, si quieren alcanzar objetivos ideales o, cuando menos, presentables. Que, aunque ya sabemos que más difícil que encontrar una aguja en un pajar es encontrar un líder político que, en la noche electoral, reconozca su fracaso, en política solo existe una forma de acreditar la victoria y es gobernando. Nos cuenten lo que nos cuenten, no hay más ganador que el que gobierna.

Como los que no gobiernen estarán más o menos felices o resignados pero en todo caso serán perdedores, conviene que los candidatos aspirantes a cambiar las cosas y los partidos que los respaldan, se ejerciten esta última semana y desde hoy mismo a ser posible en trabajar las cinco fases que, según vagamente recordaba y he refrescado en Internet, recomendaba el catecismo del padre Astete, en este caso no para recibir la penitencia sino para evitarla: examen de conciencia, contrición de corazón, propósito de la enmienda, confesión de boca y satisfacción de obra.

Quizás estemos a tiempo de esquivar cuatro años más de parálisis municipal y declive de la ciudad por la dejadez e incapacidad del actual alcalde y su equipo de gobierno convenciendo a los zamoranos de que hay opciones mejores de sentirse ganadores en la noche electoral. En menos de siete días se han hecho revoluciones, ganado guerras y saltado de pisar tierra firme a dar unos pasos por la superficie lunar.


domingo, 14 de mayo de 2023

¿La hora del cambio?

 Esa y no otra es la expectativa que parecen abrir las elecciones del próximo domingo 28 de mayo en muchos municipios y, especialmente, en Zamora capital. Tras ocho años de gobierno de Izquierda Unida sin realizaciones dignas de mención, sin atajar ninguno de los problemas de la ciudad y sin más proyecto novedoso que continuar cuatro años más en solitario o en compañía de un débil PSOE manteniendo el ritmo cansino y desganado al que nos han acostumbrado desde su primer día en la Casa de las Panaderas, parecería llegado el momento de un cambio no sólo de caras, sino de ideas, propuestas y modo de hacer las cosas.
En esa clave, los llamamientos a articular un proyecto alternativo sólido que permita a la ciudad recuperar pulso y dinamismo para sí misma y para tirar del conjunto de la provincia no está claro que hayan dado los frutos que debieran. Serán los electores en cualquier caso los que en apenas quince días tendrán la palabra. Ahí sabremos si el Partido Popular, en otro tiempo mayoritario ha acertado con su apuesta de candidato y candidatura después de ocho años de muy escasa por no decir casi inexistente o, cuando menos, temerosa oposición al rodillo del alcalde Guarido. Ahí sabremos si el sacrificio de Por Zamora, renunciando a presentarnos electoralmente para evitar la fragmentación del voto no marcadamente de izquierda cumple el objetivo que debería, esto es, favorecer que la aplicación de la ley D ́Hondt facilite la alternativa y el cumplimiento de un programa electoral medianamente bueno para Zamora.
Confiamos algunos en que así sea y no se quede solo en la recuperación de una mayoría absoluta en la Diputación para un Partido Popular que la perdió hace cuatro años precisamente por la irrupción de Por Zamora en el escenario electoral. Un Partido Popular que sigue sin ofrecer a esta provincia a la que tanto debe, nombres, proyectos y programas capaces de reivindicar ante quien corresponda que merece, no solo un espacio y una expectativa de progreso, sino un respeto político y legislativo que no se le otorga en los últimos años por los diferentes gobiernos nacionales y autonómicos ante la silente inacción de los políticos provinciales.
Sabremos en apenas 15 días si el rechazo a confluir por parte del presidente de la Diputación, más parece que motivado por afán de protagonismo personal que por la apuesta por el cambio, ha sido una estrategia acertada o equivocada. Conoceremos si esta ciudad, que no es ni de derechas ni de izquierdas, sino eminentemente conservadora y poco convencida de la ineludible necesidad de transformación para poder encaramarse de nuevo a las olas del progreso, vuelve a apostar por la más conservadora e inmovilista de las propuestas sometidas a escrutinio, la de Guarido y su corte.
La democracia es transparente, nos hace a todos partícipes de la toma de decisiones y nos enseña que cuando no se puede optar por la solución que a uno le parece óptima o reveladora, hay que hacerlo, con pragmatismo, por la mejor de las posibles. Y en esto, lo mejor de lo posible, aquí y ahora, es sin duda el cambio.

domingo, 2 de abril de 2023

Gago o Guarido da lo mismo: Votos que se suman

 Nos contaba ayer en estas páginas uno de los buenos periodistas de la casa, Diego Herrera, cómo en el último pleno municipal discutían el alcalde y el portavoz del PSOE por varios asuntos de muy escasa relevancia. Lo significativo no son pues los asuntos de debate o la fuerza de la discusión que, de hecho, no fue ni especialmente acalorada ni demasiado creible. Solo destacaron el interés de David Gago en que parezca que hace oposición -a buenas horas mangas verdes- y la ya acostumbrada soberbia de un alcalde que se caracteriza por comportarse siempre de manera contraria a como quiere que se le considere y que además se encoleriza cuando, como ocurre cada vez con más frecuencia, los ciudadanos se atreven a opinar, a criticar o a llevarle la contraria. No digamos ya si se les ocurre manifestarse contra su despotismo y el de su equipo de concejales, el más incapaz, incompetente y soberbio que se recuerde en la ciudad de Zamora.

Cuidado con los espejismos. Gago lleva de portavoz socialista desde la inmediata espantada por ascenso a territorios más confortables de Antidio Fagúndez tras su desastre electoral cuando de la coalición que gobernaba el ayuntamiento IU sacó todos los réditos y el PSOE bajó de cinco a tres concejales. Cuatro años en los que su seguidismo de los designios de Guarido parecía solo tener explicación desde un miedo casi cerval a enfrentarse al alcalde por el hecho de que éste también es de izquierdas. Ya sabemos que los sectarismos tienen estas cosas: la ciudad puede atravesar sus peores momentos en cuanto a dinamismo, actividad, inversiones, cuidado y hasta gestión económica, los socialistas reconocerlo en privado pero no se puede cuestionar públicamente para no dar armas a ese espectro abstracto en el que como un agujero negro cósmico cabe todo al que llaman “la derecha”.

Tampoco los otros grupos de la oposición han dado la mínima batalla exigible a quien quiere gestionar la ciudad. Ni los populares en los que Martín Pozo ha ejercido de tapón cuando quizás otros hubieran podido poner sobre la mesa algunas de las vergüenzas del gobierno municipal, ni por supuesto los concejales ahora no adscritos, antes Ciudadanos, mucho más pendientes de otros asuntos que del bien de la ciudad. En eso el PSOE no ha estado solo para coadyuvar durante sus cuatro años de gobierno en coalición y respaldo a Guarido ni durante estos cuatro de ni una cosa ni la otra. Así, el actual alcalde, siendo el más inoperante de todo el periodo democrático llega por segunda vez a la ratificación de las urnas proporcionalmente más entero y menos desgastado por la oposición y los medios de comunicación que ningún otro antes.

Tan es así que veo difícil que cuele el intento de parecer que ahora algunos sí quieren hacer oposición cuando es meramente un trampantojo, un disfraz para ocultar que, en cualquier caso los votos de Gago van al mismo saco que los de Guarido y se suman juntos, sea en coalición de gobierno, sea en miedo a enfrentarse y seguidismo, en esa sectaria fraternidad que tiene a Zamora muriendo y a la que llaman “la izquierda”.

domingo, 26 de marzo de 2023

Asuntos pendientes: Baltasar Lobo (parte 2)

El por qué desde 2007, cuando terminaron los mandatos del alcalde Antonio Vázquez y de cuyos tres equipos formé parte, y hasta hoy, dieciséis años más tarde Baltasar Lobo sigue sin tener el lugar que le corresponde en Zamora deben explicarlo otros. Tras varios tumbos, sigue el empecinamiento absurdo del actual alcalde, en contra de todo sentido común y de lo que por activa y por pasiva le han pedido desde la asociación de amigos del escultor, por hacer un “museito” donde no cabe la obra, en el ayuntamiento viejo. Proyecto además siempre postergado por la incapacidad de gestionar la ejecución de la obra para el nuevo cuartel de la Policía Municipal en el antiguo Banco de España en Cristo Rey (otra decisión errónea, por cierto). 


Tras varias citas electorales, tampoco los demás partidos han conseguido hacer una propuesta unívoca respaldando El Castillo como lugar idóneo y como suele ocurrir con estas cosas de la política, cada uno ha buscado en estos años exacerbar la originalidad para llegar a propuestas, cuando no ocurrencias, de lo más variopinto. Así, solo desde el entonces recién creado partido Por Zamora incorporamos al programa electoral de 2019 la preferencia expresa por el Castillo.


Hoy, cuatro años después es hora de que todos y cada uno de los candidatos se comprometa con la ciudad, con la memoria y la obra del escultor, con su Fundación y su familia y con la Asociación de Amigos de Baltasar Lobo a apostar, a impulsar y a sacar adelante el Centro de Arte Contemporáneo Baltasar Lobo en El Castillo de Zamora. Que se comprometan todos a sacar de una vez este asunto del debate político y a contribuir a hacer de la cultura y de un recurso de esta magnitud uno de los motores que contribuyan al desarrollo de la ciudad y a la recuperación y revitalización del Casco Antiguo, el más abandonado de las capitales de provincia de Castilla y León y posiblemente de España.


En la frase de Moneo que más recuerdo, en su estudio de la zona del Paseo de la Habana en Madrid vino a decirnos que la intervención le atraía con tanta fuerza como le imponía. Por la importancia y belleza de la obra de Lobo, por su figura representativa de un momento artístico, cultural y social tan importante para España y para los españoles de aquí y del exilio y porque actuar a los pies de la catedral conllevaba la seguridad de saber que nada que hiciera podía compararse a su increíble cúpula  y la responsabilidad de no hacer nada que la desluciera en lo más mínimo. También, por las propias características del edificio. El Castillo Medieval de Zamora, con forma de rombo es completamente irregular. Ninguno de sus lados es igual a otro y eso, si cabe, hace que arquitectónicamente le dé un valor muy singular.


Llegada parece la hora de que entre todos, terminemos definitivamente con este “asunto pendiente”. No es tan difícil, en poco tiempo se resolvieron en su momento otros asuntos pendientes históricamente como la urbanización digna del Casco Histórico o la incorporación del Duero a la ciudad de las que se llevaba décadas hablando. 

domingo, 19 de marzo de 2023

Asuntos pendientes: Baltasar Lobo (parte 1)

En el capítulo de asuntos pendientes para la ciudad de Zamora ocupa posición destacada la puesta en valor de la obra de Baltasar Lobo, con la dignidad que merece y el potencial que aportará desde el punto de vista turístico y de prestigio para Zamora. Algo puedo contar sobre ello. Vaya hoy la primera parte, el próximo domingo más.

Participé activamente en los pasos dados hace dos décadas para aprovechar la buena oportunidad que surgió cuando el fisco francés iba a quedarse con todas las obras que el escultor, ya fallecido, había dejado en su taller parisino. En aquel momento, en colaboración con sus herederas legales, el ayuntamiento asumió el pago de la deuda tributaria y, articulándolo mediante un convenio con ellas, se consiguieron para Zamora junto con los derechos sobre los moldes de las obras de gran tamaño que se encontraban depositados en un taller de fundición en la ciudad italiana de Verona. En el mismo convenio se decidió la constitución de la fundación que hoy sigue vigente.

No era el comienzo de la relación que une estrechamente a Lobo con Zamora. Antes ya había habido una donación del escultor de veinticinco esculturas en 1986, coincidiendo con la celebración de la edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de Zamora que, lamentablemente y como tantas otras cosas, el actual alcalde ha eliminado de la programación cultural de la ciudad. Ya con aquella donación de 1986 la ciudad se comprometió a habilitar un museo para la obra de Lobo, sin que se avanzara nada hasta doce años después, cuando en 1998, ya siendo alcalde Antonio Vázquez, Pedro Roda concejal de Cultura y yo de Economía y Hacienda, habilitamos un museo provisional, pequeño pero muy digno, en la iglesia de San Esteban.

Cuando en 1999 se adquieren para la ciudad el resto de obras (más de 800) decidimos apostar definitivamente por Lobo y en los años siguientes, hasta 2007 en que terminan nuestros mandatos municipales, traemos la obra a Zamora y se deposita en el Museo de Zamora para su custodia, inventario y catalogación; valoramos alternativas para la exposición y puesta en valor de la figura y la creación artística del escultor y optamos por el Castillo; suscribimos un convenio con la Diputación provincial para la cesión del inmueble; redactamos un proyecto técnico-económico que presentamos a Europa en alianza con Braganza y conseguimos siete millones de euros de financiación para la conversión del Castillo en el Centro de Arte Contemporáneo Baltasar Lobo.

Finalmente, a través de Francisco Somoza -colaborador permanente desde la primera visita al taller parisino-, contactamos con el arquitecto Rafael Moneo y tras varias reuniones logramos que se involucrara, impresionado y entusiasmado, en el proyecto arquitectónico del que elaboró memoria y anteproyecto. En su estudio de la zona del Paseo de la Habana en Madrid, vino a decirnos que la intervención le atraía con tanta fuerza como le imponía. Por la importancia y belleza de la obra de Lobo y porque actuar allí conllevaba la seguridad de saber que nada que hiciera podía compararse con la increíble cúpula de la catedral y la responsabilidad de no hacer nada que la desluciera en lo más mínimo.


 

domingo, 12 de marzo de 2023

Huir de la mediocridad

 El jueves, en la presentación en Madrid de un libro sobre la nueva forma de hacer política que ha instaurado en su país el presidente de la República Dominicana Luis Abinader, decía su autor Manuel Domínguez -periodista, escritor, asesor político y consultor de comunicación entre otras actividades y dedicaciones- que llega un momento en el cual lo más importante que uno puede hacer es huir de la mediocridad.

Escueta forma de resumir mucha experiencia vital y sabiduría acumulada. No sé si exactamente era esta la intención de sus palabras pero, si me permite la exégesis, profunda síntesis sobre uno de los principales males que aquejan a nuestra sociedad global, digital, avanzada y con cuantos otros adjetivos queramos definirla. Escapar de la mediocridad, alejarse de ella, desecharla por tóxica, es tarea obligada si queremos cumplir con el propósito último de avanzar en humanismo, ética, dignidad, libertad y verdad. Esto es, perseverar en el camino que el hombre emprendió desde que fue consciente de sí mismo como ente pensante, más allá del elemento animal o meramente biológico. Como individuo social y no solamente gregario, tribal o miembro de un rebaño.

Otro periodista y escritor, el mexicano Juan Villoro recoge en sus conversaciones con Ilan Stavans El ojo en la nuca que "Borges dice que toda la cultura proviene de un peculiar invento griego: la conversación. De pronto, un grupo de hombres decidieron algo extraño: intercambiar palabras sin rumbo fijo, aceptar las opiniones del otro, aplazar las certezas, admitir las dudas". Lo cual implica un modelo que involucra la interacción entre varios y también la reflexión individual. Etimológicamente la palabra conversación viene del latín conversatio, formada del prefijo con- (reunión), el verbo versare (girar, cambiar, dar muchas vueltas) y el sufijo -tio (acción y efecto).

Probablemente haya sido elemento común a todos los tiempos pensar que la estupidez se estaba apoderando del presente y amenazando al futuro de la humanidad y así ha ocurrido en varias etapas de la historia. Esta en la que estamos, la de tantas revoluciones pendientes -según recordaba el propio autor en el mismo acto- dentro de la revolución tecnológica y del conocimiento en que estamos embarcados sin aún ser muy conscientes de su alcance, no es ajena a ese temor. A ello contribuyen la inmersión de los medios de comunicación en la superficialidad más opresiva, su entrega a intereses espurios, económicos o sectariamente ideológicos; las redes sociales en las que pesa más la opinión del necio que la del erudito; o un sistema de ascenso y conservación político que favorece al demagogo y al mentalmente simple que se limita a repetir la doctrina que otros le dictan, frente a quien busca y proclama la verdad que por sí suele resultar antipática.

En De la estupidez a la locura, su obra póstuma, Umberto Eco nos medicaba con una colección de píldoras en la misma línea de advertencia sobre estos tiempos posmodernos y de postverdad -otra de las máscaras tras las que se oculta la mediocridad-. Huyamos pues de lo mediocre, si es que aún estamos a tiempo.

domingo, 5 de marzo de 2023

8 de marzo: ante la igualdad

 La de la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres es la gran batalla que debemos seguir librando sin descanso. La mayor de las batallas que aún quedan activas en el conjunto de una humanidad en la que el avance de las eras y los siglos permitió pasar, salvo en las culturas más refractarias y reaccionarias, del imperio de la fuerza física al del conocimiento, la tecnología y el humanismo.

Es mucho lo avanzado y mucho lo que queda por avanzar en todo el mundo -aquí, en occidente, más en actitudes individuales y sociales que en normas-, sobre todo en la parte mayoritaria de este no tan globalizado planeta en el que la civilización, los derechos humanos y la educación y la cultura aún no han rebasado las cotas que para la misma dignidad humana debemos considerar el mínimo exigible.

Se nos llena la boca de soflamas mientras seguimos dando la espalda a lo que de forma generalizada ocurre en buena parte de los países del mundo. Hacemos como que no vemos o sabemos y nos resbala que cada minuto sean violadas, individualmente o de forma sistematizada, miles de mujeres; que permanezcan sojuzgadas bajo la arcaica concepción de la superioridad del hombre; que sean vendidas como carne o mano de obra o, siendo aún niñas, entregadas como esclavas disfrazadas con el término de esposas, por no sé qué infames tradiciones religiosas o culturales.

Sin ir lejos, aún toleramos con indigna e indignante pasividad que en nuestro entorno el maltrato físico y psicológico hacia la mujer siga estando mucho más extendido de lo que asumimos y reconocemos. Seguimos, también en esto, como sociedad e individualmente mirando hacia otro lado cuando conocemos datos o circunstancias de vecinos, amigos o conocidos. Son cosas de familia o íntimas, nos escudamos para no intervenir o denunciar y mientras tanto el terror sigue campando a sus anchas.

El avance de la educación en las últimas décadas permite la normalización de la igualdad en los derechos y oportunidades de estudio, profesionales y laborales en todos los ámbitos sociales. Pero no hay avance garantizado ni situaciones exentas de riesgos sobre todo para nuestras generaciones más jóvenes. Impactos culturales con fuerte componente machista como el anecdótico pero omnipresente reguetón, la reaparición del fenómeno de las bandas juveniles con sus códigos internos poco compatibles con la igualdad y el civismo o la violencia y negativa a integrarse con la que se desenvuelven ciertos grupos sociales hacen que empecemos a asumir como algo normal situaciones que hace muy poco hubiéramos considerado intolerables.

La continuidad en el avance no va a venir de convertir al hombre, a todos los hombres, en el enemigo. En seres abominables. Porque la batalla es de ambos sexos no entre ellos sino contra la desigualdad. Tampoco de centrarlo en aspectos relacionados obsesivamente con la sexualidad desde la más tierna infancia porque la igualdad es sobre todo una cuestión de educación, cultura y actitud ante la vida y ante los demás. Hombre y mujer somos iguales y además imprescindiblemente complementarios.

domingo, 26 de febrero de 2023

Y la oposición tocando el trombón

 Imaginemos a unos padres de familia que están encantados de tener dinero en el banco mientras en los últimos años uno de su cuatro hijos ha muerto de hambre, otro está grave por congelación al haber bloqueado los radiadores y no repuesto los cristales rotos de algunas de las ventanas de la casa y otro se ha tenido que marchar para poder vivir en condiciones medianamente tolerables. Imaginemos que además esos padres presumen ante sus familiares porque acaban de cambiarle los zapatos a sus hijos y aunque son bastante feos, incómodos y no exactamente de su talla antes iban casi descalzos porque los anteriores llevaban años rotos.

¿De qué le sirve a los ciudadanos que su alcalde presuma de tener superávit en las cuentas, más ficticio que real, si la ciudad aparece abandonada, sucia o desordenada? Si ha tardado casi ocho años en renovar los contratos de servicios más importantes para la ciudad y eso que estaban caducados desde el principio. De qué les sirve ese superávit contable que da a conocer el mismo día en que salta la amenaza de que los zamoranos puedan quedarse sin servicio de autobuses urbanos con grave perjuicio fundamentalmente para los habitantes de los barrios menos céntricos, porque la gestión del equipo de gobierno sea incapaz de equilibrar los costes y de actualizar el contrato.

Para qué le sirve a la ciudad y a los ciudadanos tener superávit sobre el papel cuando en lugar de bajar los impuestos para hacer una ciudad más competitiva y atractiva se han subido, obligando a los vecinos a soportar el tirón a sus bolsillos para que el dinero se quede en el banco. Si la ciudad está más sucia que nunca o si los contenedores con los que se ha sustituido a los anteriores -destartalados porque habían doblado su periodo de vida útil recomendable- son los más feos y de peor calidad del mercado. Si los jardines palidecen por el abandono y en el conjunto de las infraestructuras se seleccionan los materiales y el diseño por lo barato y cutre y no por lo que los servicios técnicos, el sentido común y la comparativa con otras ciudades indicarían para una capital de provincia que quiere vivir del turismo, de su atractivo para vivirla y disfrutarla. Si los servicios sociales se manejan de manera sectaria con encontronazos permanentes con los profesionales que desempeñan su labor en esos campos. O si el conjunto de los empleados municipales sufren un clima difícilmente tolerable por el comportamiento despótico de la mayoría de los concejales de gobierno.

¿Entonces, lo anunciado por el alcalde es superávit económico o es déficit para la ciudad? Porque no viene de haber movido el culo de la poltrona para conseguir más que raquíticamente la llegada de fondos europeos o de otras administraciones o de mejorar la eficacia recaudatoria. Viene de no ejecutar, año tras año, las inversiones comprometidas y que la ciudad necesita, pese a presupuestarlas también año a año. Viene de hacer presupuestos falaces de los que apenas se ingresa una parte de lo previsto pero como no se invierte prácticamente nada las partidas van pasando de ejercicio en ejercicio como si fuera dinero nuevo cuando solo es marear la perdiz mientras Zamora cierra por derribo. Y la oposición, tocando el trombón.


domingo, 19 de febrero de 2023

Un canto a la vida

 Otra vez las pantallas se llenan de imágenes que paran el corazón y rasgan el alma. Cientos de edificios dejan de ser el hogar de paz y seguridad para convertirse en amasijo de hormigón y hierro envolviendo en sus brazos, ahora garras, a sus moradores. Esta vez no ha sido el hombre, sino la naturaleza la que ha olvidado fronteras pero ha cavado su fosa abriendo las entrañas como fauces en una región entre Turquía y Siria para devorar, en un solo instante o en larga y desesperante agonía, miles de vidas.

La naturaleza nos crea, nos da apariencia de autonomía y eternidad y nos devuelve a ella sin que nadie sepa cuándo va a ocurrir ese retorno a Itaca que es la muerte. Entre medias de un acontecimiento y el otro nos permite la vida, en una ofrenda más afortunada para unos que para otros y nos otorga el goce y el placer de la felicidad ya sea por instantes, ya por largos periodos de tiempo.

El resto depende de nosotros. Ver un amanecer junto al mar, notar la infinitud de un desierto o de un blanco paisaje polar, sentir la brisa en el rostro o contemplar el crepitar del fuego en una chimenea nos anuncian que somos solo unos invitados en la vida y el planeta. Escuchar a un niño pronunciar su primera palabra, encontrar y sentir el amor, notar la irrefrenable necesidad de acariciar o vibrar con una mirada, una sonrisa, un beso. La música de Mozart, Beethoven o Sibelius. La pintura de Velázquez, las formas de Miguel Ángel o Rodin en la piedra o el bronce. Un poema de Aleixandre o un relato de Borges, nos dicen que del barro podemos hacer al hombre y del presente transcendencia. Que no es menos bella la frágil apariencia de una orquídea cultivada que la etérea belleza de un silvestre campo de amapolas.

Cuando días después de la tragedia entre los restos de desolación aflora la vida a la superficie y se manifiesta en el llanto de un bebé rescatado, la incredulidad de un joven liberado o el silencio de un anciano devuelto al mundo del que ya se despedía, el universo nos dice que siempre (casi siempre más bien) queda la esperanza para el que no se rinde. Porque nacemos para la vida y porque hacemos vida a cada paso. A veces para bien, a veces para mal. A veces para la cultura, la solidaridad y el compromiso. Otras, mejor olvidar para qué.

Frente a la fuerza de la naturaleza poco se puede hacer cuando viene en contra pero su saldo a la postre siempre es positivo. La vida permanece y avanza desde el principio de los tiempos. Fluye igual en campo abierto que entre los escombros y no le afectan las miserias humanas que tanto nos preocupan en este insignificante fragmento de tiempo en el que existimos que, a pesar de su brevedad, merece un canto. El único canto verdadero.

domingo, 5 de febrero de 2023

Conservadurismo o reforma para Zamora

De cara al proceso electoral que culminará en mayo se podría haber esperado del PSOE, extinguido por el predominio excluyente de su grupúsculo dirigente que dio como conclusión el hundimiento hasta quedarse en tres concejales hace cuatro años, una apuesta rupturista con las disciplinas de familia que lo han llevado a su suelo, para ofrecer a cambio algo fresco y novedoso a sus potenciales votantes. Sin embargo el candidato designado no podría ser más continuista. Conservadurismo de obediencia. 


Se podría haber esperado del PP, tras las reiteradas huidas en tromba de votantes, ya no solo escapando de sus siglas sino de su propio espectro ideológico, una apuesta por la reforma interna a lo largo de los últimos años y un empezar la casa por los cimientos y no por el tejado, para tratar de recuperar respaldo, votantes y equipos. Pero no parece que, a día de hoy, ese sea el camino elegido, sino el de la conservación de los puestos que aún sustentan -menos que nunca- para las mismas caras y nombres desde hace muchos años. Conservadurismo de rancio cierre de filas.


No se podía esperar de las filas del caudillo Guarido otra cosa que lo que parece va a ocurrir. Continuará siendo candidato después de ocho años sin sacar adelante ninguno de sus proyectos estrella y dejando a la ciudad en el mayor estado de abandono y parálisis que se recuerde. Continuará porque hay demasiada gente alrededor que no puede apostar por ningún cambio que no sea suicida y prefieren confiar en que el engaño de una imagen siga aportando una magia sustentada solo en humo. Conservadurismo de incapacidad e imposibilidad de sustitución. 


Se espera de quien, desde un flojo resultado de Ciudadanos cuando más al alza estaba, pero merced al desastre de los populares, ha ostentado la presidencia de la Diputación, más formal y para la galería que real y de consecución de mejora alguna para nuestra empobrecida y abandonada provincia, que presente su candidatura con palabras más atrevidas que lo que hasta la fecha han sido sus acciones en pro de nuestros pueblos y ciudades, porque una vez que se encuentra un asiento son pocos los que lo entienden como algo solo temporal. Conservadurismo vano y de autoprotección individual.


Resulta que Zamora no está en momento de esperar o en circunstancias en las que tenga algo bueno que conservar de estos últimos años. Cuando la provincia se desangra y muere por vejez y desolación. Cuando la capital ha perdido la línea de los sesenta mil habitantes y cada semana cierran varios establecimientos en el centro y ya nunca se abren en los barrios. Cuando el tan zamorano virgencita, virgencita, que me quede como estoy ya ni siquiera es una opción porque como estamos es en caída libre, lo que se necesita no es conservadurismo de fotos y asientos sino reformismo de ideas, actitudes y aptitudes. Cuando lo que hay es que mirar al futuro, atreverse a romper disciplinas y a volver al fuego y al frío para forjar una nueva Zamora para nuestros hijos, ver que lo que se pone sobre la mesa es solo puro y duro conservadurismo no es la mejor de las noticias. Tendremos que preguntarnos si quedan sitio y fuerzas para la reforma por el futuro y por Zamora.


domingo, 22 de enero de 2023

El foco de atención

Vivimos tiempos de tribulación con el comienzo del año. Claro que como si en estos tiempos modernos no viviéramos bastante atribulados con carácter permanente. Más en esta provincia nuestra que más que atribulada se encuentra desolada fruto del caminar de tiempos en los que el futuro ha ido dando la espalda a Zamora. Al habitual desasosiego se unen ahora los prolegómenos de la cita electoral municipal del próximo mayo, esta vez con la vista puesta también en la nacional de diciembre. Fechas en las que todo parece pararse, salvo los nervios de los políticos, que se aceleran. Así parece que las cosas hoy son completamente distintas que ayer, simplemente porque, en buena medida, los mismos que han traído o mantienen a Zamora en estado comatoso ahora desbordan actividad, propósitos, proyectos y hasta profesión de fe en un futuro para esta tierra que se acerque al menos a lo que Zamora merece.

Uno piensa si tanto nerviosismo va a desembocar en un cambio de conciencia de la situación socioeconómica o por el contrario solo delata la incapacidad para cambiar políticas y respuestas. Si empezaremos a ver la luz o si la preocupación es que los mismos nombres se puedan mantener ocupando los mismos puestos en los que quizás no han demostrado la utilidad que los ciudadanos esperaban. O bien, jugando al juego de la silla en el cual, siendo los mismos jugadores siempre, la única alteración sea que de vez en cuando falta un asiento. Preguntémonos dónde henos de poner el foco, si en los nombres o en los proyectos y las políticas. Si en cargos y siglas o en las convicciones y las ganas de luchar por Zamora.

Ayer sábado, organizada por el Círculo de Autónomos y Emprendedores de Castilla y León, la Universidad Complutense de Madrid, la Diputación de Zamora y la Fundación Rei Afonso Henriques celebramos y presenté una jornada sobre captación y gestión de fondos europeos para la transformación de los territorios en la que, junto con los representantes de los organizadores, participaron la directora general de Políticas contra la Despoblación del gobierno de España, la asesora técnica de la Secretaría de Estado de Turismo y la delegada territorial de la Junta de Castilla y León así como profesores y emprendedores de Portugal.

Una jornada para tratar de romper la inercia de los tiempos y servir como punto de inflexión en cuanto a la generación de un nuevo modelo de desarrollo para Zamora. Abierto a nuevas ideas, basado en la interacción entre las instituciones públicas, los interlocutores asociativos de ámbitos empresariales y de promoción del emprendimiento y el ámbito académico. Apostando por una provincia diferente para los zamoranos presentes y futuros.

Dejó dicho San Ignacio de Loyola que en tiempo de desolación nunca hacer mudanza, pero añadió también que sí mantenerse firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación. Hay quienes proponen que nada cambie o nada más sustituir unas caras por otras. Otros creemos que los cambios de fondo no solo son convenientes para Zamora sino imprescindibles llegados hasta este momento. Y no son los nombres. Son las acciones, los programas y la política.

domingo, 15 de enero de 2023

La vida reducida a una fachada

 Cae la nieve sobre París. No, no es cierto que eso ocurra hoy ni haya ocurrido ayer mientras escribía esta columna. Pero ese podría ser el comentario que acompañara a una foto que cualquiera pudiera subir hoy, mañana o alguno de estos días a la red social de su elección. La foto ni siquiera tendría por qué ser de uno de los cuatro días que, de media, nieva en París en enero, lo cual, a su vez, quiere decir que unos años nieva más días, otros menos y bastantes años ni un solo día el manto blanco cubre la ciudad del amor, los adoquines y la Torre Eiffel. Así pues, el comentario sería tan breve como falso ya que sabemos que cuando foto y comentario aparecen en la red no es cierto que esté nevando en París. A la vez foto y comentario son verdaderos, ya que la ciudad que vemos en esa imagen es ciertamente París y sobre ella los copos blancos alfombran calles y tejados.

La columna de hoy no versa sobre paradojas. O tal vez sí. Lo que sabemos es que casi automáticamente, a esa foto empezarían a llegarle corazones, “likes”, “me gusta” y aquellas interacciones que cada red pone a disposición de sus usuarios para mantenerlos atrapados durante el mayor tiempo posible. También comentarios de todo tipo, respuestas, fotografías similares de París, con y sin nieve, o de los más insospechados lugares del planeta. Porque las redes sociales también permiten eso, que la magnificencia de una vista cenital de la Place de l`Étoile con el Arco del Triunfo irradiando calles desde su centro pueda ser situada al mismo nivel de admiración que la plaza mayor del pueblo de cualquiera de nosotros.

Las redes, con su universalidad e inmediatez, multiplican por un millón el efecto, probablemente beatífico, que mucho antes ya ofrecían la prensa del corazón, los sensacionalistas tabloides amarillos británicos o el desaparecido periódico El Caso. El de evitar pensar mucho en las desdichas diarias de la propia vida, metiéndose de lleno, a cuchillo y con las vísceras abiertas de par en par en la vida de otros. Probablemente Shakira y Piqué, ya sea culebrón o circo lo suyo, estén ahorrando estos días bastantes citas en la agenda de psiquiatras, psicólogos y terapeutas varios. Basta con tomar partido por la una o por el otro y escribir sin descanso, con pseudónimo o sin él. En menos de 280 caracteres o en largos pseudo ensayos libertarios o moralizantes.

Incluso ahora, cuando se discute hasta la naturaleza binaria del sexo biológico en los humanos, la tentación de la trinchera del a favor de uno o, sobre todo, en contra del otro, sigue siendo demasiado irresistible. La dicotomía eterna pervive en la naturaleza y en el comportamiento humano. Sin saberlo, sin buscarlo y sin, probablemente entenderlo, han conseguido dar en el clavo de la sublimación de la razón fundamental del éxito de las redes sociales. Vivimos tiempos de fachada y superficie en los que no importan los milagros que están detrás de la trama urbana de París o del hecho científico de la nieve. Una foto o un comentario bastan para que cualquiera pontifique públicamente sobre la vida de otros y asiente sin pilares esas verdades como puños que solo la osadía de la ignorancia permite instaurar.


domingo, 8 de enero de 2023

El imprescindible renacer de una ciudad

La ciudad de Zamora ganó población hasta 2008 a pesar de que el conjunto de la provincia la perdía. Desde entonces la pierde año a año. De aspirar a superar los 70.000 habitantes, en 2022 ya ha bajado de los 60.000. Y no se atisba cambio de tendencia a juzgar por el resto de datos estadísticos ni por los proyectos o iniciativas de nuestros gobernantes foráneos ni locales. Si sumamos que la provincia entera sigue cayendo en población y tasa de actividad -el último dato conocido es que el nuevo año ha empezado con 319 autónomos menos dados de alta en Seguridad Social- y subiendo en media de edad, cualquier perspectiva es más sombría que halagüeña.

Sin embargo quienes aquí seguimos y estamos dispuestos a dar “la matraca” debemos mantener intacta la convicción de que, como para la provincia, hay para la ciudad de Zamora un futuro posible y no tiene por qué ser lejano, en el que las circunstancias empiecen a ser muy otras. Claro que hace falta casi un milagro, pero los mejores milagros vienen del trabajo, la planificación, la osadía y sobre todo, de saber aprovechar los recursos con los que se cuenta para hacerlos posibles. Zamora está obligada a renacer de sus miserias actuales. Aunque resignación sea la palabra que mejor defina al zamorano de hoy y de las últimas décadas, no seré yo, ni debemos ser la mayoría, los que comulguemos con ella. Es necesario espolear a los de fuera, vapuleando anímicamente si es necesario a quienes aquí nos dirigen (es un decir) o representan. Y sobre todo deberíamos los zamoranos elegir bien a quienes hayan de hacerlo después de este año que va a ser electoral por casi todos sus lados.

Renacer a partir de la recuperación del carácter perdido de esta ciudad milenaria, histórica, en otros tiempos grandiosa. Una ciudad que no hace tantos años comenzó un renacer que la transformó como hacía mucho que no ocurría con gestión y con consecución e inversión de fondos externos, europeos y nacionales. Renaciendo en su Casco Histórico, en la integración del río en la vida urbana, en la dotación de servicios e infraestructuras en los barrios y el centro, en hoteles y en atractivo y promoción turística individual y grupal como ciudad de congresos con unas cifras que no han vuelto ni a aproximarse. En un camino que, lamentablemente, como ocurre con la alegría en la casa del pobre, se truncó  pronto.

Ahora toca renacer a partir del AVE y las autovías. Del patrimonio cultural, histórico, mediambiental, gastronómico y hostelero en general. Toca reclamar Monte la Reina y medidas fiscales, sociales y de nuevas tecnologías de la información y el conocimiento, que contribuyan a la repoblación y facilitar licencias y tramitaciones para la potenciación de la actividad económica, empresarial y emprendedora. También toca renacer en lo pequeño, en las pequeñas tiendas de barrio, los nuevos negocios del centro o la transformación de los antiguos. En mejorar la calidad, de producto, de atención y de presentación. Como he visto esta semana en pleno casco histórico en una tienda: “El encanto de la Habana”, buscando excelencia y esos elementos intangibles que nos hacen estar a gusto y nos apartan del frío de la calle para trasladarnos a otras ciudades y a otros tiempos.