sábado, 31 de diciembre de 2022

Mujeres vivas, libres e independientes

 En estos estúpidos tiempos que corren para muchas cosas, habrá quienes consideren síntoma de machismo (o un micromachismo, como dicen los necios que ahora diseñan los nuevos lenguajes de la corrección social y política) decir que es un gran hijo de mal padre y mala madre aquél que le pone la mano encima a una mujer. Y un puñetero hijo de Satanás aquel que diga: la maté porque era mía -o porque nunca quiso serlo-.

Seré machista por decirle a los hombres de cualquier edad y condición, que es fácil utilizar la fuerza bruta, que eso está al alcance de cualquiera con brazos y piernas y un mero músculo en funciones de corazón; pero que hay que ser muy hombre para no usarla en ninguna circunstancia de la vida, cuanto más en el enfrentamiento con la pareja, porque para eso hacen falta neuronas y corazón con alma además de músculo.

El caso es que mientras unos y otros, genérico también de unas y otras (malos tiempos corren cuando hay que explicar lo evidente), batallan por si la violencia es machista, sexista, de género, familiar o cualquier otro nombre que se les vaya ocurriendo, mujeres jóvenes y mayores, solteras y casadas, madres o no, siguen muriendo a manos de sus parejas y, en contra de lo que debería marcar el sentido común y el progreso educativo y en valores humanos, no menos este año que los precedentes.

Tanto es así que saltan las alarmas hasta de quienes piensan que los problemas de fondo se arreglan con frases bonitas, anuncios costosos y pintura en bancos y pasos de cebra como si los que eso hacen fueran niños de patio de colegio o lo que es peor aún, como si todos los hombres o la sociedad completa tuviéramos tendencia a cometer esos crímenes o a usar la violencia. O como ha dicho una parece ser que reconocida mema en televisión, es costumbre de los hombres matar a las mujeres. Solo que nos quieran engañar como a niños o que nos tomen por idiotas incapaces de valorar justamente las cosas justificaría esa norma no escrita en ninguna ley por la cual no se nos facilitan habitualmente los orígenes naturales y culturales de víctimas y asesinos.

Quizás si en lugar de acusarnos a todos los miembros del género masculino de violentos, machistas, agresores o criminales, y en lugar de empeñarse en hipersexualizar la vida de nuestros niños desde la más tierna infancia, se centraran las acciones en aquellos grupos o colectividades en los que los índices de violencia son muy superiores al porcentaje que representan sobre el conjunto de la población, lograríamos atajar un mal que amenaza con disparar el número de víctimas año a año.

Adelantaríamos bastante si en lugar de ciertas idioteces, se hiciera un esfuerzo por educar a nuestros niños en el respeto a los demás, a los referentes culturales de la civilización y a los derechos humanos y si tratáramos de que quienes vienen desde otras culturas asimilen que integrarse es también aceptar los cánones que rigen nuestro modelo de convivencia de corte occidental, humanista e ilustrado. Que el nuevo año nos traiga menos violencia y enfrentamientos y más sensatez.

sábado, 24 de diciembre de 2022

Una propuesta para Zamora

Hace unos días, acompañando a varios representantes empresariales de nuestra provincia, sectoriales y territoriales, tuve ocasión de participar en una reunión en el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en la que pudimos transmitir de primera mano a los responsables ministeriales una radiografía social y económica de la Zamora de hoy y de cómo hemos llegado hasta aquí tras la evolución seguida a lo largo de los últimos lustros. Nada que no fueran los datos oficiales, crudos y duros, del propio Gobierno de España. Nada que no incidiera en lo sustantivo, en la esencial necesidad de que desde todos los ámbitos administrativos se tomen medidas para hacer que la proyección futura que hoy parece inevitable quede a unos años vista solo en un mal augurio no cumplido. Para Zamora en su conjunto y especialmente para nuestras áreas rurales despobladas, envejecidas y a la cola de España en actividad económica.

No fuimos a llorar estérilmente ni a lamentarnos resignados por un presente dramático y un futuro aterrador. Tampoco a exigir levantando la voz, a acusando a nadie o amenazando con movilizaciones, eslóganes o fotos que sin apenas demora se pierden en el viento como el humo de los fuegos de artificio. Fuimos con humildad a intentar poner voz, una voz, a esa Zamora a la que hace tanto tiempo que no se la ponen sus representantes políticos e institucionales a juzgar por los resultados. Fuimos con la convicción que da comprobar que Zamora está a la cabeza negativa de las estadísticas sociales y económicas y a la cola de las expectativas a corto, medio y largo plazo.

Fuimos con la seriedad que caracteriza a los hombres y mujeres de nuestros pueblos y ciudades -capaces de salir adelante durante siglos por inhóspito que fuera el terreno y ausente siempre la abundancia- a llevar las conclusiones de varios meses de trabajo, más intenso en las últimas semanas, que no solo sirvieron para recopilar los datos con los que sustentar y defender la argumentación de una provincia que no puede seguir haciendo las cosas de la misma manera que hasta ahora, sino para sintetizar propuestas concretas, factibles y con efectos directos e inmediatos en el día a día de nuestros hosteleros, transportistas, pequeños comerciantes o autónomos de todos los sectores en una economía tan de subsistencia como es la mayoritariamente existente en Zamora.

Fuimos con la seguridad que da conocer esas cualidades que hacen a los zamoranos capaces de prosperar y triunfar fuera de nuestras fronteras provinciales y a la vez despojados de esas ataduras que tanto nos retienen cuando se trata de avanzar como sociedad que aspira a ganar el presente y conquistar el futuro. Fuimos como iremos a otros despachos y a otras administraciones. A defender lo nuestro y a ponernos a disposición para colaborar en todo aquello que pueda redundar en beneficio de los zamoranos de hoy y de mañana. Sin pretensiones y con trabajo.

Que la Navidad sea solo el preámbulo para un 2023 en el que Zamora y los zamoranos de cada rincón de la provincia prosperen y miren al futuro con la sonrisa que no siempre el presente les ha dado hasta ahora. Feliz Navidad, zamoranoa.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Zamora: Cambiar o palmar (y 2)

Aportaba el pasado domingo los datos estadísticos sobre despoblación, envejecimiento, tasa de actividad económica y tejido productivo que revelan la terrible situación de Zamora, situada en el pódium negativo de todos los aspectos que marcan el trágico estatus socioeconómico presente y la desoladora proyección provincial futura.

Aludía como primeros responsables a los gobiernos, presentes y pasados, de España y de Castilla y León que a lo largo de los últimos lustros no han tenido el menor gesto legislativo ni presupuestario con trascendencia suficiente como para alterar significativamente la dinámica de los acontecimientos. De ello estamos al tanto, en una u otra medida, todos los zamoranos aunque por razones meramente ideológicas unos lo achaquen solo a unos y otros a otros. O lo que casi es peor, que estando al tanto nos conformemos mayoritariamente con el lamento de barra de bar el comentario de grupo físico o en redes sociales o íntimamente nos cabree cuando los medios de comunicación nos muestran titulares que al día siguiente ya han caído por el sumidero de la hemeroteca.

Se viene hablando mucho de la discriminación de Zamora frente al privilegio en las cotizaciones a la Seguridad Social logrado por Teruel, Cuenca y Soria como experiencia piloto. Lo que no se dice es que los representantes políticos y sociales de esas tres provincias constituyeron una mesa de trabajo para el estudio de ese tipo de medidas en la que llevan varios años trabajando. Que de ella salió, perfectamente desarrollada, justificada y documentada una propuesta que es la que han llevado a Europa y han conseguido sea aprobada por el gobierno. Que lo logrado no ha sido un maná llegado del cielo europeo o de Madrid, sino la consecuencia y el fruto de un trabajo bien hecho, callado y constante. Justo lo que más echamos de menos de Zamora desde hace bastantes años.

Aquí seguiremos sin soluciones si nos mantenemos en un comportamiento hemipléjico y no asumimos que tenemos que llevar a cabo el mismo cambio de actitud que pedimos a Valladolid o Madrid. Los políticos, poniendo a Zamora por delante de siglas e incluso ideologías. Los representantes empresariales, sindicales y de los autónomos, dejando de ser mera correa de transmisión de intereses ajenos a los de sus representados y de la sociedad zamorana en su conjunto. Cada zamorano, apoyando lo nuestro, a nuestra única entidad financiera provincial, a nuestras empresas y cooperativas; a quienes quieren emprender, crecer o salvar las dificultades económicas por las que en algún momento atraviesan.

Uniéndonos y, salvando diferencias de criterio o personales, dispuestos a renunciar a posturas maximalistas a cambio de aunar suficiente fuerza en las demandas esenciales para ser tomados en consideración y que a quienes solo se preocupan de lo suyo o lo que les indican sus jefes de fuera, no les quede otra que moverse o desaparecer. Y trabajando, trabajando y trabajando para proponer, para justificar, para exigir y para conseguir cambiar el color de nuestro futuro y presente.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Zamora: Cambiar o palmar

Los datos que revela la revisión decenal del censo de población y viviendas que realiza el Instituto Nacional de Estadística son tan terroríficos en el caso de Zamora que nos asustan incluso a quienes hemos tratado el asunto en casi una veintena de columnas a lo largo de los últimos quince años.

El talón de Aquiles estadístico para Zamora es el de la pérdida de población. En sus cifras se sintetizan todos los grandes males que nos aquejan. No tener costa marítima es un hándicap en el país del turismo de sol, pero ninguna otra de las cincuenta provincias españolas se aproxima siquiera a la pérdida de habitantes que sangra a la nuestra. De 191.000 a menos de 170.000. Una década, veintidós mil menos. El doce por ciento.

En la aceleración que lleva a esa debacle confluye el envejecimiento de nuestra población. Zamora con 51,06 años de media (el 31% supera los 65 años) es la provincia más envejecida de España, seguida por Orense (50,97) y Lugo ( 50,14 ), lo que va a conllevar que el ritmo de caída se acreciente trágicamente en los próximos diez y veinte años. Confluye también ser la provincia de España con menor tasa de natalidad. En 2021 por cada mil habitantes solo 4,2 nacimientos, el peor dato de las cuatro únicas provincias que no alcanzan los 5 nacimientos por mil habitantes, Orense, Asturias y Lugo nos siguen con datos ligeramente mejores. Por cada diez zamoranos nacidos, fallecieron 37.

Confluye que solo detrás de Orense y Asturias, Zamora sea la tercera provincia de España con menor tasa de actividad, 50,19% lo cual da clara muestra de la inexistencia de un tejido productivo fuerte y competitivo que cree riqueza y genere empleo. Certeza que se refuerza con el hecho de que la franja mayoritaria de los trabajadores por cuenta ajena sean de cualificación baja o media y que casi uno de cada tres zamoranos dados de alta en la Seguridad Social lo sean como autónomos. Es decir, alto nivel de precariedad y bajos ingresos en una economía básicamente de subsistencia. El vamos tirando hasta que muramos del todo.

En un escenario tan negro lo único bueno es que cualquier cosa que se haga, por escasa que sea, será para mejorar. Así debe ser recibida la tramitación y aprobación en el parlamento de la Ley de Institucionalización de la Evaluación de Políticas Públicas que, al menos en teoría, obligará a que todas las decisiones políticas de gestión e inversión deban pasarse por el cedazo del reto demográfico y tener en cuenta los desequilibrios existentes, aunque el que hace la ley suele hacer la trampa. También que la Unión Europea, aún tímidamente pretenda reforzar el desarrollo de las zonas transfronterizas, lo que abarca a todo el oeste provincial, precisamente el más castigado. Pero nada de eso surtirá efectos importantes si desde los gobiernos central y autonómico no deja de ningunearse a Zamora y si nuestros políticos provinciales y sus partidos no pasan del lloriqueo ante la prensa y las fotos ridículas en ventanillas o manifestaciones apresuradas y sin contenido, al trabajo, la planificación de proyectos y propuestas y a plantarse antes sus jefes y jefecillos a cambio de mantener foco, puesto y sueldo.