domingo, 26 de enero de 2020

El despotismo y la tribu

Cuentan, cada vez menos calladamente y cada vez más funcionarios y trabajadores del Ayuntamiento de Zamora, que no se recuerda en la Casa de las Panaderas un alcalde con talante menos abierto y dialogante que el actual. Lo cuentan con la sorpresa y la desorientación de Pablo de Tarso cuando cayó del caballo, como si fuera algo nuevo, quizá fruto de aquello que ocurre cuando el cargo supera a la persona y la arbitrariedad sustituye al sentido de la justicia. Personalmente no creo que este sea el caso. En marxismo se dice: el fin justifica los medios. 

Escriben los antropólogos que el comportamiento de “la tribu” es muy similar con independencia del lugar del planeta y el momento de la historia en el que se haya dado su existencia. La tribu es un grupo más o menos reducido, unido por fuertes y duraderos lazos de apoyo y defensa mutuos que, como mimbre trenzada, dan fortaleza al conjunto. Por eso no es fácil que los miembros de la tribu acepten a alguien de fuera si no es como súbdito. Cuestión de pedigrí, de sangre, de clase o de casta. 

Pertenecer a la tribu otorga superioridad física y moral frente al resto. Nos suena, claro que nos suena. También en las tribus que campan por nuestras sociedades modernas. La cualidad de pertenencia está por encima de cualesquiera otras cualidades, virtudes o defectos. Al que es de la tribu se le tolera que mienta, abuse o incurra en cualquier tipo de comportamiento que haría poner el grito en el cielo de hacerlo cualquier otro. La cita de Rooselvet lo define con transparencia: “es un hijo de puta, sí, pero es nuestro hijo de puta”. El miembro de la tribu puede hacer cualquier cosa frente a aquellos que no perteneciendo al grupo ofrecen resistencia a su dominio, tratan de mantener su autonomía o, de los que se sospecha que, en cualquier momento podrían no plegarse completamente a los designios del grupo dominante.

Durante varios años se ha producido una ignominiosa persecución por el equipo de gobierno municipal, encabezado directamente por el alcalde Guarido -no sin la vergonzante colaboración de algún funcionario-, contra el interventor general del Ayuntamiento de Zamora. La del interventor es la figura fundamental que nuestro ordenamiento jurídico local establece para el control -la intervención- legal de las actuaciones de la Administración en todo tipo de materias, especialmente en lo relativo a cuestiones económicas, de contratos públicos y ejecución presupuestaria. 


La persecución, que no es la única en marcha, culminó con un extravagante expediente disciplinario, con bajas médicas motivadas por tal situación y con una campaña de aniquilamiento no solo profesional sino personal del afectado. Los tribunales, sin embargo, han ido, una a una dando la razón al funcionario en cada controversia y, ahora, tan pronto salió por vía de recurso del ámbito de la tribu, el expediente ha sido resuelto definitivamente en favor del interventor, de su integridad y de su independencia y dejando al aire el despotismo y las vergüenzas de la tribu del “Rebélate, pero solo si es manteniéndote postrado a mis pies”.

domingo, 19 de enero de 2020

Ataque preventivo

Allá por el principio de los ochenta, el grupo “Polanski y el ardor” que hacían una música entre punk y rock psicodélico lo petaron con su canción “Ataque preventivo de la URSS”. Su letra, bastante surrealista, giraba en torno a la pregunta “qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS”.

Eran los últimos años de la Guerra Fría, ya descafeinada por la deriva hacia el hundimiento económico y social del fracasado régimen comunista soviético solo sostenido por la opresión de los propios ciudadanos y la amenaza nuclear. En ese contexto, los chicos de Polanski dieron con la expresión de moda entonces, la misma que como en un “déjà vu” ha venido a recoger el nuevo Gobierno de España en su primera semana. La misma que se augura como línea de acción y comunicación para lo que dure una legislatura que casi por igual promete como una película de los otros hermanos Marx y asusta como un mal drama de terror zombie. 

Esto es, que todo lo que van haciendo por delante no es acción, sino reacción para defenderse y defendernos de las amenazas de esos fascistas, ultras y facinerosos, que somos todos excepto los que comulgan plenamente con sus postulados. Por grandes que sean ciertas ruedas de molino, mayores son las tragaderas de algunos.

Así, perpetran otro atentado más contra la independencia de la justicia en España nombrando Fiscal General a una Diputada socialista que minutos antes era ministra de Justicia. Nombramiento no para controlar políticamente la fiscalía sino necesario ataque preventivo para desmontar una abstracta conspiración judicial dispuesta a saltarse el resultado de las urnas -imaginaria pero que se van pasando de unos a otros y nos repetirán como un mantra hasta que se convierta en verdad irrefutable-. Orwell lo adelantó, salvando aún algunas distancias, en su imperecedera “1984”.

Así saltan, con otro ataque preventivo -frente al fascismo y la intolerancia, dicen-, desde el presidente a la ministra del ramo a la yugular de quien osa anunciar una medida que, al margen de la cursilería de llamarlo “PIN parental”, no es otra cosa que consagrar el derecho de los padres a conocer las actividades extra-escolares que el centro educativo programa para sus hijos y a tener la capacidad de decidir sobre su asistencia o no. Porque aunque los hijos no sean propiedad de sus progenitores, menos aún lo son del Estado, salvo, claro está, en los Estados totalitarios que desde Esparta hasta la Alemania nazi y la Rusia comunista han pretendido apropiarse de todo, incluidos la dignidad, la libertad y el derecho a la propia existencia de sus súbditos.

Ataque preventivo el de la directora general de poco dudosa salud mental que quiere meternos un misil por la puerta de atrás a todos los varones para así evitar que queramos hacer aquello que, desde que el mundo es mundo es mundo y la naturaleza naturaleza, ha permitido, entre otras cosas que todos, ella incluida, hayamos podido existir. Me quedo con el ardor de los Polanski y no con la demencia de unos tipos que a veces te hierven la sangre y otras te la congelan. ¿Qué harás tú?

domingo, 5 de enero de 2020

Traición, traición o traición

Leído el comunicado del PSOE sobre su pacto con ERC, para que los independentistas catalanes consientan la formación de su gobierno con Podemos, solo una conclusión puedo extraer. El desarrollo del acuerdo alcanzado puede llevar bien a la traición del nuevo gobiernos en ciernes al conjunto de los españoles, bien a la traición de Sánchez e Iglesias a los independentistas, bien a la traición de Sánchez a Iglesias y a toda la demás caterva de grupúsculos defensores de vivir del sistema estando contra el sistema y de quejarse de los privilegios abstractos defendiendo los propios y muy concretos.

En un primer vistazo, de la redacción del comunicado pensaría más que la intención es engañar a la extrema izquierda y sobre todo a los independentistas, pues no se pueden endulzar más las palabras para ganar su confianza, lo cual aleja de la sinceridad de intenciones. Por ejemplo, redactado en español, todas las referencias a Cataluña lo hacen llamándola Catalunya. Imaginemonos un comunicado similar, relativo a un acuerdo entre España y Alemania en el cual el PSOE hablara de una mesa de negociación con Deutschland, y así seis veces en seis párrafos. 

Pero al profundizar en el texto y, sobre todo tras escuchar el discurso en la sesión de investidura, la dirección de la traición parece ser otra. La referencia a alcanzar acuerdos para los que solo se habla del apoyo amplio de la sociedad catalana y no el conjunto de la española o al impulso de su efectividad a través de “los procedimientos oportunos” (sin mayor concreción). Y, aunque parece ir hacia la traición a sus socios delincuentes, que lo que quieren es la independencia, la indicación de sometimiento “en su caso” “a consulta de la ciudadanía de Catalunya de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político”, sin embargo, la omisión de que ese sistema es el español, por lo tanto la Constitución, deja muchas dudas en el aire. Más si consideramos que al hablar de los límites de la negociación siempre se refiere a los “instrumentos y principios que rigen el ordenamiento jurídico democrático”, sustituyendo una vez más el término “español” por el de “democrático” sin más.

Como no se debe constituir un gobierno con tantas y tan graves dudas en el aire, es exigible que el PSOE de Sánchez se pronuncie nítidamente al respecto. Y salvo que decididamente piensen traicionar a sus ahora socios, es imprescindible que los líderes socialistas en cada territorio no privilegiado por el acuerdo hagan lo propio. Aquí y ahora, Antidio Fagúndez, José Fernández Blanco, David Gago y los alcaldes de cada municipio, entre ellos el de Benavente Luciano Huerga o el buen alcalde de Toro y por ello mismo casi fuera del PSOE, Tomás del Bien.

Algunos, que por mucho menos que esto abandonamos un partido, podemos reclamarlo y todos, como españoles y como zamoranos, tenemos el derecho a saber de qué se nos está hablando y quiénes van o vamos a ser los traicionados. Porque traición habrá.