domingo, 29 de diciembre de 2013

El tiempo, el impasible

Apenas ha pasado un suspiro desde que Serrat publicara aquello de Hace 20 años que tenía 20 años, y anteayer va y cumple los setenta. Y te caes del olivo y piensas entonces que tú también debes tener ya unos cuantos a las espaldas. Y coincide que es final de año. Y que aunque lo de los calendarios no sea más que una convención social, son ya muchas las hojas muertas que dirían Prévert y Montand. Y estamos en vísperas de decir adiós a este 13 que, sin ser igual ni distinto a un 12 o a un 14 cualquiera, demuestra que el mundo gira.

Gira y gira y girando sigue. Ni más despacio ni más deprisa, por mucho que nos parezca que en lugar de suspendida en el espacio la bola que nos acoge lo que hace es rodar más y más deprisa pendiente abajo. Aunque tampoco los astrónomos han sabido decirnos aún dónde estamos exactamente ni qué hacemos o dejamos de hacer aquí.

Sea lo que fuere, el primer homínido tocado por ese aura que hizo en un instante distinta la materia que conforma al humano de la de cualquier otro ser vivo, probablemente justo después de buscar algo que llevarse a la boca para alimentarse lo primero que hizo fue empezar a asimilar el ritmo del tiempo. Día y noche, día y noche. Como el latido de la víscera cordial. Como el tic tac del reloj aún no inventado. Como el vaivén con el que el metrónomo que encasilla la composición musical en un tempo y no en otro.

Y ese hombre del primer día-noche, es el mismo Heráclito que descubrió que es imposible que te bañes dos veces en el mismo río. Sin saber aún que la Tierra gira, adivina que ni el río ni tú seréis los mismos al entrar en el agua y al salir de ella. Es Demócrito bautizando al átomo. Es la tríada Sócrates, Platón, Aristóteles, tan sabios y tan llenos de vacíos. Son Copérnico y Galileo, cambiando el orden de prioridad de los astros y elevando al sol sobre nuestro planeta que deja de ser ombligo del Universo. Es Newton bajo un manzano. Es Darwin desenmascarando el calendario de la evolución de las especies. Es Einstein ante la complejidad del espacio tiempo. Es Gagarin circunvalando la esfera terrestre. Es Neil Armstrong poniendo un pie en la luna.

Ese hombre es también Borges afirmándolo aunque en una de sus buscadas paradojas llame a su poema Nueva refutación del tiempo: El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente es real; yo desgraciadamente soy Borges.

Es la sagrada sinfonía del tiempo. Suena Wagner en mi salón. Franco Battiato en el artículo. Feliz año nuevo, amigo lector.

domingo, 22 de diciembre de 2013

¿Cuál es la cuestión?

Si Castilla y León es la Comunidad Autónoma y Zamora la provincia de la región que más población perdieron en el último año, la conclusión es clara y nada esperanzadora.

Hace unos días un Editorial de La Opinión El Correo de Zamora ponía el dedo en la llaga de la peor de las enfermedades que aquejan a nuestra provincia y amenazan fatalmente su futuro. La despoblación paulatina de nuestro mundo rural sin un crecimiento proporcional de la población urbana. El envejecimiento que aceleradamente se adueña de nuestra pirámide de población por el desequilibrio demográfico; cada vez más los fallecimientos superan a los nacimientos. El proceso migratorio de los jóvenes hacia territorios con mejores oportunidades para el estudio y sobre todo el trabajo.

Circunstancias todas que, unidas y en ascenso, prejuzgan el final de la Zamora que conocemos por mucho que nos asuste. Ante ello sólo caben dos formas de actuar, la actuación política y social que mira para otro lado, se lamenta y lloriquea para luego resignarse a la fatalidad del destino –que siempre es culpa de otros-, o la de asumir la realidad de las cosas, la de ver el presente como consecuencia de circunstancias pasadas ajenas a nosotros pero también propias y la de olvidarnos de tratar de conservar algo que ya no se puede conservar porque los tiempos son otros y ese supuesto pasado feliz ya no existe y ponernos en la piel de lo que va a ser Zamora dentro de 30 años si hoy mismo mejor que mañana no damos un puñetazo en la mesa, limpiamos las telarañas y apostamos por la revolución de las actitudes, los comportamientos y los ideales.

Dos formas de actuar, y no sólo desde el ámbito institucional, ya sea éste político, empresarial, sindical o social. No sólo desde el ámbito de lo colectivo, sino desde cada ámbito de la sociedad y por cada uno de los ciudadanos. No busquemos en el exterior las culpabilidades sobre lo que nos ocurre, porque aunque pueda haberlas no son las determinantes ni un milagro va a venir a resolverlas. No son otros los culpables del poco o nulo dinamismo tradicional de nuestra sociedad. No lo son de nuestra aversión individual y colectiva al riesgo, al emprendimiento y al respeto al éxito o fracaso de nuestros conciudadanos con iniciativa.

Nuestro peor mal está en el tuétano de nuestra forma de ser. Nuestro ADN colectivo es nuestro mayor enemigo. Es la Zamora que rinde más culto a la muerte que a la resurrección. La de las envidias. La de la mediocridad y el caciquismo reverenciados por siglos. La de la mirada al ombligo y el vacuo, insulso e injustificado argumento del Zamora es la mejor tierra del mundo. No hay ni mejores ni peores tierras en el mundo. Son sus gentes las que las hacen ser mejores o peores. Tierras de promisión y oportunidades o reservas históricas y etnográficas. Cambiar o languidecer. “That’s the question”.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Las Pegas Sands

Soy de los que lamenta que la macro inversión prevista para el centro de ocio, juego y turismo del grupo internacional Las Vegas Sands se haya ido al carajo.

Siento que se salgan con la suya los viejos moralistas que veían en ello la conjunción sublimada de los tres grandes enemigos del hombre, el demonio, el mundo y la carne y, por si fuera poco, bien adobados con el dinero. La tradición  católica sigue tratando con la mayor hipocresía y como algo de por sí pecaminoso al vil metal, a diferencia de la moral renovada que surgió con la Reforma protestante y de los postulados, dentro del propio catolicismo, de la Escuela de Salamanca, que a pesar de conseguir avances hacia la realidad, no logró retirar del dinero el estigma que arrastra desde las treinta monedas por las que Judas se convirtió en el gran traidor de la historia.

Lo siento aún más porque hoy sonrían los nuevos falaces moralistas. Los progres a los que una inversión de tal calibre y con tal volumen de creación de puestos de trabajo les asustaba tanto que tuvieron que acudir al argumento de la prostitución, en una pose moral aún más rancia que la de los otros, convirtiéndose en adalides de la carcundia y la caspa de la que tanto se ríen cuando es en otros en los que habita.

No se crean lo que publiquen los periódicos o escuchen en radios y televisiones. Sólo tendremos aproximaciones a la realidad. La intrahistoria de este tipo de negociaciones es siempre más compleja de lo que los propios protagonistas van a dar a conocer. En todo caso lo que sí parece claro es que no hay un solo elemento, parte o negociador culpable.

Probablemente el inversor, como buen negociante y más de este sector, querría hacer un trozo demasiado grande del pastel con dinero de otros y no propio y seguramente no lo haya encontrado para invertir en estos momentos en Europa y más en España.

Probablemente también sus financieros y él mismo no vean nada claro invertir a largo plazo en un país en el que, dependiendo de quién gobierne, la fiscalidad vaya a ir a mal o a peor y en el que la inseguridad jurídica y la arbitrariedad administrativa llevan casi una década creciendo vertiginosamente y sin síntomas de mejoría.

Con la unión de ambos factores, no es de extrañar que el rey del juego del farol haya buscado una salida más o menos digna y que haya puesto unas condiciones de negociación mucho más exigentes que en cualquier otro lugar hasta ahora.

Parece claro que su interés por invertir en España ha decaído y es evidente que en estos momentos no solo no somos un país serio, sino que internacionalmente eso se sabe y se percibe. Y eso es responsabilidad compartida de quienes más balones echan fuera. Gobierno y oposición. Erre que erre. R y R.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Dos años y una semana

He de reconocer que mi confianza en la labor política del conjunto del Gobierno Rajoy era ya de inicio muy superior a mi expectativa sobre la gestión del nombrado por éste, ministro de Justicia. Pero he de reconocer también que confiaba al menos en su capacidad y experiencia para interpretar las corrientes de opinión ciudadanas y sin convertirse en un gran reformador de la Justicia, al menos sí sería capaz de insuflar un cierto aire fresco e independiente en algunas cuestiones de fondo.

Si en lo primero acerté aunque por poco, me equivoqué de plano en lo segundo, en lo que es una traición sin paliativos al programa y los principios inspiradores, quizás ya definitivamente abandonados, del Partido Popular. Ya sin entrar a valorar, una vez más la vergüenza por la forma de ejecutar y no evitar la sentencia de Estrasburgo sobre la Doctrina Parot que está llevando a las calles de nuestras ciudades a algunas de las mayores excrecencias de esta sociedad.

En dos años no sólo no hemos visto ni una sola medida renovadora y regeneradora en el ámbito de la Justicia sino que, como se ha consagrado esta semana con la nueva designación de los vocales del Poder Judicial, el control político sigue férreamente incrustado en los tuétanos de aquel Poder del Estado que paradójicamente ha pasado de ser el que tenía que controlar a los otros dos, Legislativo y Ejecutivo, a ser el controlado por ellos. 

Esta semana, con la única excepción de UPyD, todas las demás fuerzas políticas se han metido de hoz y coz en el obsceno reparto de los puestos del órgano que rige y vela por nuestra Justicia y sus impartidores. Escudándose en una supuesta necesidad de trasladar el pluralismo parlamentario a este otro campo, seguimos manteniendo el sistema implantado por el gobierno de Felipe González y que torcía y tuerce el brazo a la Constitución al retirar a los jueces su prerrogativa de ser ellos quienes eligieran a los máximos representantes y pasándola a las sedes de los partidos políticos.

También cumplimos un año de la consumación del mayor atentado al que se suponía hasta entonces inalienable derecho al acceso a la Justicia en condiciones de igualdad. La aprobación de la Ley de Tasas es tan injusta para el administrado, sea éste persona física o jurídica, tan discriminatoria por razones económicas, tan arbitraria en defensa de la Administración frente al ciudadano, como injustificable desde el punto de vista de la acción política. 


Lo próximo, en lo que ya anda metido el ministro, es acabar con la labor de los Procuradores de los Tribunales, bajo el argumento falaz de favorecer la competencia y reducir los costes de acceso a la Justicia. Dos años malos y una semana fatal. Mal balance y malos augurios para un partido que siempre prometió lo contrario a lo que ahora está haciendo.

domingo, 17 de noviembre de 2013

La carrera de la vergüenza

Viví años en el mundo de la política. Habito en el ecosistema del Derecho y no soy capaz de entenderlo, así que puedo imaginar lo incomprensible que para otros, más ajenos a esos mundos, resulta la veloz carrera política y judicial por aplicar el pronunciamiento contrario a la “doctrina Parot” del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Nunca vimos una actuación tan rápida de los órganos judiciales en un país en el que se cuentan por años, los retrasos en la impartición de la justicia. Nunca pasividad tan cobarde de los responsables políticos al escudarse en una resolución judicial cuando hay múltiples fallos del Tribunal Constitucional que ni se han cumplido ni se cumplirán nunca. Sentencias que la administración no cumple o que no hacen que modifique sus criterios interpretativos frente al ciudadano (en asuntos tributarios podríamos dar miles de ejemplos), o de las que los partidos políticos no se dan por aludidos más que para cargar contra los jueces. Nunca sumisión tan activa ante el pronunciamiento de un Tribunal Internacional cuyas sentencias España ha obviado en otras ocasiones y de las que otros países europeos no menos garantistas que el nuestro, pasan con asiduidad.

Para dar una pátina de legitimidad a la suelta de los asesinos etarras, vuelven a la calle violadores, asesinos, pedófilos y una buena tanda de los elementos más execrables y peligrosos de nuestra sociedad, en plenitud de facultades y edad para, como nos demuestran la ciencia y la experiencia, repetir los mismos actos que los llevaron entre rejas. Derechos Humanos, lo llaman. Muy pronto, por desgracia, veremos como cualquiera de los amnistiados por obra y gracia de la estupidez oficializada de nuestro país, vuelve a violar y a asesinar. Para entonces sólo nos quedará vomitar ante la retahíla de representantes de la alta política y la alta magistratura que aparecerán en nuestras pantallas diciendo lamentar lo ocurrido y lavándose las manos en la palangana de sangre inocente.

Mal me parece que el Gobierno de Zapatero pactara este camino con ETA. Peor que el Gobierno Rajoy mantenga los secretos acuerdos alcanzados sin una triste explicación a quienes le votamos precisamente para lo contrario. Pero lo peor es la burda mentira de que aquí no pasa nada, con la que nos señalan por idiotas. Si se quiere dar una amnistía, que se apruebe formalmente y con transparencia. Dice el presidente de la Audiencia Nacional que espera que no se genere alarma social porque vuelva a la calle lo más granado de nuestra criminalidad. Veremos qué dice cuando llegue la primera nueva víctima. O cuando alguna de las que ya lo son no pueda soportar más el insulto de este torcido Estado de Derecho y le de por actuar de por libre.

No, la alarma social no viene sólo de quienes volvemos a tener en la calle sin haberse corregido ni arrepentido, sino ver a quiénes tenemos en las máximas instituciones.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Servidumbre o éxodo

Hay quien dice que la política es una actividad mezquina. No estoy de acuerdo, la política es una de las actividades más nobles a las que el hombre puede dedicarse. Los mezquinos son los comportamientos de algunos políticos. Comportamientos que se ven retroalimentados por la propia estructura del sistema que se va configurando.

Esta semana José María Aznar presentaba un nuevo tomo de sus memorias. Dicen que los libros de memorias suelen ser los más desmemoriados de los libros pues dado que el contenido está escrito, dictado o al menos ampliamente inspirado por el protagonista, es inevitable que se centre en recordar y destacar ciertos episodios y obvie, oculte o al menos minore la importancia de otros en función de su percepción subjetiva, cuando no de su propio interés en dibujar la historia con benevolencia hacia su autor. Eso es el último derecho inalienable de quien escribe un libro, pues a partir de ese momento ya serán todos los demás los que adquieran el derecho a interpretarlo, cuestionarlo y criticarlo.

En el acto de Aznar destacó una cosa por encima de todo lo demás. El otrora todopoderoso presidente del Gobierno estaba sólo. No porque la sala no estuviera llena, que lo estaba, sino porque por ella no apareció ni un solo miembro del actual Gobierno de la nación como ninguno de los más destacados dirigentes del Partido Popular.

Si algo sabemos del mundo de la política es que en ella hay muy poco espacio para las casualidades por lo que no siendo una de ellas la ausencia generalizada y notoria de quienes tanto –algunos todo- le deben al refundador de AP para convertirla en el PP, sólo caben dos posibilidades y las dos lamentables. O bien hubo una consigna política desde la presidencia del Gobierno y del partido para que nadie acudiera o bien ni siquiera hizo falta consigna para que todos interpretaran que su presencia no iba a ser del agrado de los mandamases de turno en un momento en que Aznar se sale cada vez con más frecuencia del guión oficial ante la gravedad de los acontecimientos que se están produciendo en España.

Si a Aznar que fue el mejor presidente del Gobierno de España en siglos, que llevó al PP a unos increíbles resultados electorales y que generó un entusiasmo en su militancia desconocido antes y nunca repetido después, le pagan con esta moneda, con qué fe podemos creer y esperar de la preservación de los principios que convirtieron al popular en el partido referencia para la mayoría de los españoles.

De las dos posibilidades citadas, la primera de las circunstancias sería un síntoma de totalitarismo intolerable en un partido que en algún momento se dijo liberal. La segunda, en mi apuesta la real, es muestra del servilismo apesebrado que caracteriza la actual vida interna de los grandes partidos, un camino que sólo puede ser de servidumbre o éxodo.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Ojos nos ven

Miles de ojos nos ven, miles de oídos nos oyen. El espía que surgió del frío por su apellido de nieve, Snowden, pone patas arriba el mapa de las relaciones internacionales con sus revelaciones sobre unas escuchas que son mucho más que escuchas.

Snowden no ha dicho nada que no se supiera o se intuyera, pero en el mundo de los servicios secretos, como en el de la alta política internacional y la diplomacia nada es lo que parece y cuando lo es ha de no parecerlo.

Lo sustancial del espionaje como de la guerra, ya no se juega en el plano corto, el cara a cara, el cuerpo a cuerpo. Las novelas de Le Carré o de Graham Green con las que pasamos no pocas tardes de zozobra berlinesa, moscovita o londinense han pasado de la realidad a la literatura y de ésta a la historia. La niebla fría, densa y oscura que cubre esos relatos de espera, de tramas en las que sólo muy lentamente se va desenredando el hilo de Ariadna y en las que la condición humana juega en primer plano han dejado paso a la gélida claridad de satélites y computadoras.

Hoy los espías no necesitan gabardina ni sombrero. Hoy los confidentes ya no consumen cartones de cigarrillos entre sus temblorosas manos. Hoy todos somos confidentes y a todos nos vigilan desde otro plano. Desde despachos y salas de interceptación. Hoy cualquiera somos espiado, al azar o ex profeso. Tan es así que en el imaginario colectivo empieza a considerarse que lo humillante para un país es que no merezca un especial seguimiento por los ojos que todo lo ven, por los oídos que todo lo escuchan.

Con Snowden los hay que ponen el grito en el cielo, allí desde donde los satélites nos vigilan. Satélites que todo lo ven y que hubieran sido testigos para que Cela nos lo contara en su Mazurca para dos muertos de cómo “a Lázaro Codesal lo mató un moro a traición mientras se la meneaba debajo de una higuera”. Pero gritan poco porque el Gran Hermano es Obama, al que antes casi de sentarse en el Salón Oval la comunidad internacional le entregó el Nobel de la Paz. De no ser él sino un presidente republicano, las embajadas de Estados Unidos en la incongruente Europa estarían rodeadas por gentes acampadas con pancartas y tiendas de campaña.

Y sin embargo da igual el nombre del inquilino e incluso la ubicación del despacho. No es sólo Obama. Se va haciendo público que los servicios secretos de los diferentes Estados han espiado a ajenos y también a propios y han mezclado entre ellos los datos. Alemanes, británicos, franceses, suecos o españoles da lo mismo. Eso es lo que asusta. No que un americano para quien soy un anónimo habitante del planeta sepa lo que hago, sino que me siga mi Estado. El monstruo Leviatán acecha y amenaza más que nunca antes.

domingo, 27 de octubre de 2013

Paro(t)xismo

En términos médicos paroxismo es el agravamiento extremo de una enfermedad. A estas alturas pocas dudas pueden caber de que nuestro sistema de convivencia está aquejado de un severo cuadro clínico, nuestra democracia mucho más enferma de lo que quienes ocupan el estatus dirigente en lo político, lo económico y lo mediático quieren dejarnos ver.

En ese contexto, la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la doctrina Parot no supone más que la aparición de un nuevo brote de descomposición institucional y moral en nuestra sociedad. No por la sentencia en sí, por más que discutible que a algunos nos parezca su argumentación -como bien ha expuesto el ponente en su día de la sentencia que dio origen a la ahora cuestionada doctrina, no se puede condenar la misma basándose en el principio de la irretroactividad de la ley penal desfavorable para el reo, pues nunca hubo tal retroactividad pues nunca hubo cambio legislativo, sino simplemente cambio de criterio interpretativo jurisprudencial de la misma ley-, sino por la falta de reflejos del anterior y el actual Gobierno de España, cuando hace tiempo que se conocía por dónde iban a ir los tiros (frase hecha que no encaja mal en este asunto) del Tribunal y la penosa reacción política actual tras confirmarse los peores augurios.

Es cuestionable que las sentencias de tal Tribunal sean vinculantes para el Estado español, más allá de que su no cumplimiento pueda suponer una cierta reprobación moral (que hablando de lo que hablamos no parece sinceramente lo más importante). De hecho, sentencias ha habido del mismo Tribunal que han sido completamente obviadas (caso Rumasa por ejemplo). Y más que cuestionable es el automatismo que se le quiere otorgar frente a muchos otros presos condenados a cientos o miles de años por crímenes horrendos y repetidos, que pueden obtener ya una libertad para la que son un gran peligro. Claro que la ley penal es ideológica como lo es el criterio interpretativo que en cada momento histórico se sigue de cada precepto, por eso no cabe que el Gobierno se lave las manos ante el hecho de que sean los postulados más de izquierdas los dominantes.

Rajoy respondió que llovía mucho cuando le preguntaron su opinión, aunque ante la indignación de la calle y los votantes, ha ido variando su postura pública. Y esta misma semana se reunía en secreto con Rubalcaba, lo cual no hace sino acrecentar las sospechas de que la actuación del Gobierno viene determinada por una negociación oscura y siniestra con los terroristas por parte del PSOE y secundada por un PP que continúa perseverando concienzudamente en el divorcio entre sus dirigentes y su cuerpo electoral.

Todo ello exteriorización de un sistema enfermo, debilitado por la corrupción, falto de democracia y transparencia en sus instituciones vertebrales y huérfano de referentes éticos e institucionales. Razones más que suficientes para que España salga a la calle y no sólo en apoyo a las víctimas.

domingo, 20 de octubre de 2013

¿Un nuevo mapa parlamentario?

Empiezan a preguntarse los analistas si vamos hacia un fraccionamiento electoral que cambie en profundidad el escenario político. Es algo que está por verse pues nuestro sistema electoral, nacido de la necesidad de estabilidad institucional en los primeros momentos de la transición del franquismo a la democracia, es más propicio para un bipartidismo sólido que para la existencia de multitud de fuerzas políticas con peso equilibrado. Así se vio, cuando de las decenas de partidos que nacieron en los 70, la llamada sopa de letras por la multiplicidad de siglas, quedaron reducidos a un parco puñado y luego básicamente a dos.

El sistema, treinta y cinco años después de la aprobación de la Constitución, se ha demostrado exitoso para el fin que se proponía, la configuración de un sistema de alternancia entre un gran partido de izquierda y uno de derecha, por más que el campo de batalla a la hora de captar votos se instale en las zonas de intersección, es decir en el centro político. Ese sistema electoral que consagra la pervivencia del bipartidismo cuenta con una sola excepción, la que permite un resultado privilegiado para aquellos partidos que aún sin contar con un gran número de votos sí consigue sumarlos en un área geográfica reducida.

Es el caso de los nacionalistas catalanes y vascos y, en menor medida los gallegos, los canarios y en algunos momentos en el pasado los andalucistas. Todos ellos, con muchos menos votos que partidos nacionales como IU, consiguen una representación tan desproporcionada que han podido decidir quién ha de gobernar o cómo ha de hacerlo. De ahí al chantaje el paso es fácil, cómodo y casi inevitable.

En este momento, sin embargo, las cosas pueden empezar a ser distintas si la pujanza de UPyD según parece se va a mantener e incluso acrecentar, si IU y otras fórmulas a la izquierda como los ecologistas de Equo captan en forma de votos el descontento de amplios grupos sociales, si Mario Conde encuentra el camino y la forma de hacer creíble su discurso, si Ciudadanos se implantan en toda España ayudados por la simpatía que suscitan en buena parte del electorado por su actitud valiente y sin complejos frente al nacionalismo excluyente y frente a la desidia de PP y PSOE sólo guiados por sus intereses cortoplacistas o si Vidal Quadras y su plataforma Reconversión consiguen aunar a parte de los liderazgos marginados del PP en un proyecto potente.

Claro que nada de ello sería posible si no fuera por el hartazgo que se acrecienta frente a las actitudes y los modos de los partidos predominantes, a los escándalos que horadan todas y cada una de las paredes del edificio institucional español y a la crisis económica y el desempleo que exacerban la diferencia entre la indecencia de algunos manejos y la situación cotidiana de los ciudadanos.

De que ese cambio sea factible y en su caso lo sea para bien hablaremos otro día. 

domingo, 13 de octubre de 2013

El borrón de Soraya

Hasta el mejor maestro hace un borrón, decimos en España, tan cercanos como somos ya desde Cervantes a dichos y refranes. Lo fácil es el borrón, lo difícil llegar a maestro. Y de borrones está tan lleno el currículo de algunos de nuestros próceres que entre uno y otro apenas si se puede ver algo más que el cerco de tinta.

Tintas cargan contra la súper vicepresidenta Sáenz de Santamaría por sus declaraciones sobre los parados y el fraude o esas 500.000 infracciones detectadas entre los desempleados en las que daba a entender que uno de cada cinco perceptores de la prestación por desempleo lo habría hecho de forma indebida. Borrón porque el propio Gobierno ha tenido que desmentirse a sí mismo para afirmar que buena parte son simplemente defectos en la tramitación administrativa o infracciones leves que no dan lugar a la pérdida del derecho a seguir cobrando la prestación, sino sólo a una mera suspensión temporal en un momento concreto y determinado.

De modo que la portavoz ha tenido que tragarse el sapo de las críticas porque alguien le facilitó un equívoco informe o por una inadecuada forma de transmitir la información facilitada. Un borrón de la que se está mostrando como la mejor ministra del Gobierno Rajoy, por no decir que el único miembro del Gobierno que, sin llegar a ser Juana de Arco, está dando la cara ante el “carajal” económico-social-institucional en el que estamos enfangados.

En un país con una clase política e institucional (también los dirigentes sindicales y empresariales) en la que el más tonto (no para sí mismo) es el que hace los relojes, una clase política en la que como acaba de mostrar una encuesta, el 70% de los representantes públicos jamás ha trabajado en la actividad privada (sólo política y administración pública). En un país en el que no se ve un reducto libre del mangoneo, el nepotismo, la ineficiencia y el trinque. De los ERES de rendimiento bastardo milmillonario, de las normativas hipócritas y las financiaciones ilegales de los partidos que a veces, como las de los malhechores clásicos más bien parecen partidas.   En un país heredero en su código genético de los pícaros y los truhanes de nuestro siglo de oro, difícilmente puede obtenerse la condena social para quienes tratan de arañar unos euros para la supervivencia.


Soraya, aunque maestra, resbaló. Aunque todos sepamos que con seis millones reales de parados y muchos cientos de miles de familias de verdad sin ningún ingreso el “instalache” se habría desmoronado hace ya tiempo. Aunque todos conocemos a gente que nos está estafando porque cobra el paro mientras en realidad trabaja, lo que menos puede hacer una de las máximas responsables de un sistema que junto con la económica no intenta resolver la crisis de los principios constitucionales, es presumir de que se “caza” a los pequeños infractores mientras los “malayas”, “financiadores”, “corrutos” y compañía se ríen en nuestras narices.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Abdicar o no abdicar

En pleno siglo XXI y en occidente, no creo que ya nadie pueda proclamarse monárquico por principios o convicción. Los regímenes dinásticos, las sucesiones hereditarias aunque ya no sean de corte absolutista sino parlamentario son rescoldos de la historia, instituciones anacrónicas que difícilmente pueden encajar en el contexto contemporáneo si las analizamos mínimamente.

Sin embargo, no quiere ello decir que lo mejor que pueda ocurrir es que la monarquía deba ser eliminada para dejar paso a un régimen republicano, por mucho que resulte paradójico defender una cosa y la contraria, aparentemente. El mantenimiento de la monarquía no se puede justificar a estas alturas por razones vinculadas al pasado, sino porque sea la mejor y más práctica vía para ordenar el presente y avanzar hacia el futuro.

El debate de la abdicación o no abdicación del Rey Juan Carlos se generaliza a raíz de su enésima operación y su innegable deterioro no sólo físico, aunque como suele ocurrir en España con frecuencia, algunos debates llegan demasiado tarde y cuando ya no es posible saber si es mejor el remedio o la enfermedad.

Con España en la situación en que se encuentra, donde lo económico empieza a ser lo menos importante sin haber dejado de ser dantesco. Donde el desmantelamiento de la estructura industrial, la voracidad recaudatoria para mantener una administración pública sobredimensionada a mayor gloria y comodidad del poder político y la falta de estímulo al emprendimiento compiten en gravedad con el desmoronamiento de la estructura territorial, el reto y el permanente insulto independentista y la reducción a mínimos de la percepción de la decencia en el comportamiento partidista, quizás ya sea demasiado tarde para que un Príncipe –del que ya hace años se decía que era el más preparado de la historia- suceda a un Rey frente al que se abrió la veda casi con tanta virulencia como blindaje y protección informativos tuvo antes.

Pienso que la sucesión lleva al menos un quinquenio de retraso y que los cambios han de hacerse cuando las cosas van bien. Si no, ocurre lo de ahora. Si el monarca sigue nadie ve en él ni la fuerza ni la representatividad que su prestigio, bien ganado al liderar el tránsito –desde dentro- de la dictadura a la democracia, le daba hasta hace no demasiado tiempo. Si no sigue y cede ahora el testigo, dicen algunos que la patata caliente que deja en manos del Príncipe puede abrasarle las manos apenas sea investido.

No es fácil la solución del dilema en el país de la muerte del toro o el torero, de Caín o Abel, del azul o el rojo. A día de hoy es claro que la monarquía es necesaria para España. A partir de ahí, mejor un Rey con fuerza y mirada puesta en el futuro. El Juan Carlos del 75 tenía treinta y siete años. El Felipe de 2013, ya cuarenta y cinco. Para otra vez, mejor anticipar los problemas que esperar a que nos arrastren.


domingo, 22 de septiembre de 2013

O los jóvenes o nadie

Es normal que los cambios vengan de lo más jóvenes. Aún es pronto para saber si esta vez será la definitiva o sólo un intento más que se apagará esperando a que dentro de un tiempo vuelva a surgir con más fuerza el afán renovador en la política española.

Es cierto que los tiempos ayudan a que el inmovilismo interesado de quienes manejan los instrumentos de nuestra cercenada democracia vaya viéndose debilitado y dejando sus flancos al descubierto. La seguridad, a veces chulesca, de algunos representantes públicos va dejando paso a un intento de pasar desapercibidos o de “caer en gracia” inusitado hasta hace bien poco. No es buena ninguna generalización y siempre ha habido políticos buenos, regulares y malos. Honrados y golfos. De los que piensan en el bien común y los que sólo se conducen por el interés propio. Aquellos para los que el ciudadano es su objetivo de servicio y los que sólo ven en él el instrumento propicio para su ambición o vanidad. De todo hay, como en cualquier otro orden de la vida y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Pero lo que sí es cierto es el general empeño por mantenerse al frente de las estructuras de poder, institucional o de partido, en muchos casos al precio que sea y el blindaje que se realiza para evitar que otros puedan llegar a desbancar a aquel que ocupa determinada privilegiada posición.
No es una buena noticia que nuestros políticos empiecen a verse acosados y que, vayan donde vayan, se convierta en uso el que sean silbados o abucheados con la fuerza que da a muchos ciudadanos sentirse protegidos por su integración en masa. Si abucheamos a nuestros representantes institucionales en bloque y sin hacer distinción, nos abucheamos a nosotros mismos, si los insultamos de forma generalizada, nos insultamos.

Sin embargo, deberían tomar nota esos mismos políticos, al menos los que responden a los buenos principios de la política y no a los intereses propios en exclusiva, de que lo que empieza por catarro puede terminar en neumonía. La pérdida de respeto del ciudadano está impulsada por la crisis económica que hace que todo el mundo se vea en apuros menos el “establishment” político (no basta con que desaparezcan 50 organismos donde hay 5.000), pero tiene su raíz más profunda en la ausencia de representatividad real de unos políticos (los buenos y los malos) que son elegidos torticera y no democráticamente.


A las voces en el PP de los integrantes de la plataforma Reconversión -en la que me integré el mismo día de su fundación- con Vidal Quadras a la cabeza, de Bauzá y Carlos Delgado en Baleares o de Esperanza Aguirre, se suma y es en lo que más confío la de muchos miembros de Nuevas Generaciones en diferentes puntos de España que piden primarias y democracia verdadera. En Madrid ya han planteado algo tan “anómalo” en nuestro sistema como “un afiliado, un voto”.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Unchained Melody

“Melodía desencadenada” es una de las canciones más versionadas de la historia. Su ya inicial éxito alcanzó su más alta cota de popularidad treinta y cinco años después de ser compuesta, cuando protagonizó la banda sonora de la película Ghost; ésa en la que Demi Moore hacía saltar las lágrimas de los espectadores en su fantasmal encuentro más allá de la muerte mientras sus manos convertían el barro en alfarería.

Desencadenada está la melodía independentista catalana, aunque más que melodiosa armonía aporta el ritmo cansino y repetitivo de la murga. Da igual lo que quiera que suene enfrente, ellos erre que erre. Y el problema es que enfrente sigue sin sonar nada suficientemente claro, contundente y definitivo con lo que paso a paso, los objetivos de los hasta no hace mucho considerados radicales independentistas son hoy el estándar de político, creador de opinión o ciudadano catalán correcto y moderno.

Ya no es que nadie en la política española verdaderamente representativa y mayoritaria se atreva a trazar y blindar la línea roja de imposible superación, de forma que todo el mundo tenga claro qué puede y qué no puede ser. Lo peor es que a base de la monserga de que hay que escuchar la voz de la calle (unas veces sí, otras no, claro está y todo ello en función de intereses meramente partidistas y que nada tienen que ver con el interés general de España y los españoles), nos tenemos que aguantar con lo que fue simple y llanamente un invento de políticos en su origen y no una demanda real de los ciudadanos de Cataluña, cuando no pocos de ellos provenían de cualquier punto de España fuera de aquella región atraídos por el desarrollo fabril de los años 60.

Hoy ya no. Hoy ya no es un simple invento político. Hoy es una demanda que por convicción realiza buena parte de la sociedad catalana. Tanto ha calado el mensaje que cada vez son más, porque no olvidemos que las sociedades nunca son estáticas -están en constante movimiento, los hoy niños mañana son ancianos- y en esa dinámica el control de la educación es clave. Los nacionalistas lo han sabido desde el principio y merced fundamentalmente a la abdicación de los sucesivos gobiernos españoles han conseguido construir una historia a la medida de sus pretensiones.

De poco sirve que los historiadores y un pequeño sector de ciudadanos sepan que se trata de historia manipulada cuando no conformada por episodios burdamente inventados. De poco sirve frente a generaciones enteras integradas por quienes no han estudiado otra cosa ni van a escuchar cosa distinta.


Como en Ghost, también aquí los diferentes mundos están muy relacionados y mucho podemos temernos que con una democracia pendiente de la corrupción que carcome nuestro sistema de partidos y nuestra sociedad civil será imposible que exista el pulso político necesario para evitar que la melodía nacionalista no desencadene en la ruptura de España.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Lecciones de un fuego

Como cada verano, volvió el terror de las llamas a desplegar sus alas por buena parte de las zonas naturales más valiosas de nuestra provincia. El fuego es terror y es terrorismo cuando es intencionado. Vital determinar bien sus causas, analizar sus efectos y profundizar en los efectos de sus efectos.

Hace unos días se producía en Los Arribes un gran incendio con daños para la naturaleza, la ganadería y el propio pueblo de Villardiegua fundamentalmente. Localidad que sólo por ver su magnífico verraco prerromano ya merece la pena visitar. En él han confluido varios aspectos que van más allá del fragor de las llamas, que me parecen especialmente reseñables y sobre los que no siempre nos paramos a reflexionar al ver las llamativas y dantescas fotos.

Uno. La importancia que en una provincia eminentemente rural como la nuestra, de población muy diseminada y altamente envejecida tiene la figura del alcalde. En este caso Silvestre Antonio Fernando, en otras ocasiones otros, vuelven a dar ejemplo de que aunque los “otros” políticos habitualmente los utilizan y luego ignoran (o desprecian), ellos son lo mejor de la política porque no se han olvidado ni pueden hacerlo de que son pueblo.

Dos. Escuché a un vecino decir “eso del Parque Natural es para la televisión y los periódicos, para nosotros nada”. Es un sentimiento generalizado en todas las zonas que se van protegiendo. Mucho lo hemos oído en Sanabria con el conflictivo PORN diseñado por la Junta. No puede haber protección del medio natural sin proteger a quienes viven en él. Hacer que quienes durante siglos han preservado el monte porque era algo suyo se sientan poco menos que expropiados por la burocracia administrativa es el peor de los caminos para su conservación.

Tres. Los medios de comunicación y también la Administración han de cuidar el catastrofismo excesivo. Ha sido una mínima parte del Parque la afectada y sin embargo en medio mundo se ha creído que los Arribes enteros habían quedado calcinados. Hasta tal punto que las reservas en los alojamientos rurales y los enclaves de actividades turísticas empezaron a cancelarse en masa. Buscar los hipotéticos beneficios futuros de una declaración de zona catastrófica es bueno, pero cuidando de no incrementar los perjuicios presentes. Los efectos de una mala transmisión de una catástrofe pueden ser más dañinos a veces que la propia tragedia.

Cuatro. Lo importante que es contar con políticos o representantes zamoranos con peso específico en los centros de toma de decisión y con una sociedad civil libre y activa. Algo que ni los políticos ni la sociedad zamorana apoyamos lo más mínimo, eso cuando directamente no se torpedea. El mejor tratamiento para los intereses de la zona vino de Televisión Española tras una rápida gestión de un grupo de pequeños empresarios y la receptividad e inmediata actuación del zamorano consejero de este ente público, José Manuel Peñalosa. ¿Otros? Esperemos que no todo quede en palabras.

domingo, 25 de agosto de 2013

Mis escenarios: Plaza Tahrir

Conocí la plaza Tahrir en El Cairo entrando en ella a bordo de un taxi que conducía “Jimmy number one”, un divertido egipcio que no retiraba de su cabeza un sombrero panamá y hablaba una cómica macedonia de lenguas con la misma rapidez con la que zigzagueaba a golpes de volante, toques de freno y acelerador e impulsos sobre la bocina y las luces por el caótico tráfico de la capital del país del Nilo.

Entramos aquella vez y luego otras en la plaza Tahrir, superando cualquier prudente velocidad tal y como lo juzgaríamos en Europa, saltándonos un semáforo en rojo previo a la enorme rotonda y a cuyos pies un policía sonreía a Jimmy desde que cincuenta metros antes éste empezara a indicarle con el brazo por fuera de la ventanilla de aquel Peugeot 504 negro que pensaba entrar en la plaza sin detenerse ante el absurdo disco de luz roja que la franqueaba. Esto fue tan sólo unas décimas de segundo antes de que una ola formada por cinco filas de coches, ya dentro de ella, llegaran hasta aquel punto.

Por aquellos días, también con Jimmy al volante, comprobé cómo se puede participar en una carrera de taxis en medio del tráfico denso de una noche víspera de festivo por una gran avenida de 6 carriles por sentido, mientras desde otros vehículos te saludan por las ventanillas, pero fue en aquella primera entrada a Tahrir, cuando en mi mente quedaron impresos los conceptos caos y maravilloso unidos a mi recuerdo de la ciudad de El Cairo.

Sólo el hombre, gracias a su alta concentración de neuronas en el reducido espacio craneal, cerca de cien mil millones, y las múltiples conexiones entre ellas es capaz de discernir cualidades tan sutiles como la belleza o la armonía en los otros y en las cosas y los espacios que nos rodean. Un paisaje, un bosque, un océano, un amanecer o un crepúsculo son distintos a los ojos de unos u otros e incluso son distintos a los mismos ojos en función del momento, el estado de ánimo o los sentimientos que nos acompañen.

Como todo concepto tiene su contrario, así también el caos puede ser maravilloso o terrible. Puede hacer subir la adrenalina o el vómito, sin más razón que el propio comportamiento humano. Egipto se rompe en medio del desorden, el enfrentamiento y la amenaza de guerra civil.

La tierra que acogiera la más sorprendente y grandiosa de las civilizaciones antiguas; el país en el que la muerte fue la circunstancia que nos permite muchos miles de años después disfrutar de maravillas como la pirámides de Giza o el Valle de los Reyes; la capital en la que un millón de vivos residen entre, sobre o dentro de los panteones de sus cementerios en simbiosis con los muertos, pueden convertirse -mismo escenario, distinta escena- en una nueva muestra de la cruel, truculenta, absurda, acción humana.

domingo, 18 de agosto de 2013

Verano Etxebarría

Mi entusiasmo por la literatura de Lucía Etxebarría es equiparable al de un esquimal por comerse un polo para celebrar la Nochevieja. Pero lo cierto es que como para gustos se hicieron los colores y uno respeta cualquier gusto ajeno, que para eso se supone somos libres, nunca puse el más mínimo interés en ella ni en todos aquellos que compraban sus libros, ni siquiera en aquellos que incluso hayan podido llegar a leerlos.

En esto vino el verano y su participación en un “reality televisivo”, ya saben, uno de esos programas donde precisamente por saber todos los participantes que están siendo grabados por cámaras en casi todos los rincones durante 24 horas al día, su actuación es lo menos parecida posible a la realidad. A ello colabora que el perfil de los elegidos ya es de por sí surrealista (término que no viene de sub-realista, o sea, por debajo de la realidad, sino del francés sur-realist, es decir que está sobre la realidad, que la supera o la trasciende).

Y hete aquí que Etxebarría se ha convertido en culebrón de verano, a la altura del rocoso Gibraltar y con no menor caradura que parte de la fauna barcenita. Hasta tal punto ha progresado nuestra insigne novelista, que acaba de anunciar que por prescripción facultativa se marcha de España por lo traumático de su experiencia en ese campamento de verano con el que Telecinco, una vez más, ha decorado su programación. Conste que tal y como estamos dejando a esta España nuestra entre políticos, televisiones, golfos, retrógrados y progres, lo que menos se le puede criticar es que trate de poner pies en polvorosa (por escaso tiempo, imagino)

Reconozco que no he visto un solo segundo del mencionado programa, ni falta que me ha hecho para no sorprenderme con lo ocurrido. Lo que sí he seguido han sido las manifestaciones de la escritora, digamos que “me ponía” ver por dónde iba a ir saliendo. Y como suele ocurrir con la superioridad moral con la que nos mira la progresía, lo que era entrar en un programa bazofia para cobrar unas pelas, se nos vistió por ella y no pocos espacios en los medios de comunicación como una forma de estudio sociológico de campo con el que alimentar futuros trabajos de la escritora.

Pronto, cuando algunos empezaron a cuestionar lo falaz de tal argumento, viró sus razones para aseverar que entraba en el reality obligada por unos asuntos pendientes con Hacienda. Como si eso pudiera servirle de salvoconducto frente al canibalismo interno en unos programas donde sólo las hienas sobreviven a base de exacerbar sus excrementos.

Dice ahora, tras abandonar el festín, imposible saber si sintiéndolo o en una nueva escenificación, que se siente acosada por Telecinco, por “compañeros” del programa y por los tertulianos que la cadena utiliza para que el olor de la mierda se extienda y ha decidido denunciarlos. Pensaría que era intocable. ¡Ja!

domingo, 11 de agosto de 2013

De almas y gamusinos

¿Qué vale un artículo de periódico? ¿Qué quinientas palabras escritas en una plomiza tarde de estío? ¿Acaso valen más que unos breves instantes de la brisa que apacigua la galbana agosteña? Canta Milanés que la vida no vale nada si no es para perecer por que otros puedan tener lo que uno disfruta y ama.

Hace unos días Paco, el cura Paco, me instaba a escribir una columna sobre el campamento juvenil de verano San Lorenzo, de Sejas. Y yo pensaba de nuevo, también el año pasado, qué pueden aportar unas letras perdidas en un periódico teñido de tinta y calorina. Qué más brillo a la labor de Paco y sus monitores tras 41 ediciones de esfuerzo ininterrumpido.

Será verdad que la Fe mueve montañas y dinamita las piedras del camino para convertir roquedal en albergue y campo de juegos, en hábitat de convivencia y coto de caza de gamusinos. Allí, en uno de esos parajes privilegiados que abundan pero desconocemos en nuestra provincia, secundado por Toño y los demás, cada julio y cada agosto, consiguen que las fieras sean más naturaleza y a la vez menos salvajes, más personas, más familia.

De todos los voluntariados -todavía hay quienes se preguntan por qué y otros, peor aún, ni siquiera se lo preguntan- los que siempre funcionan son aquellos adjetivados con el vínculo del compromiso y del credo.

Cuatro párrafos más tarde, vuelvo a formularme la pregunta. Frente a eso, qué valen unas letras hiladas con más intención que acierto. Qué valen frente a tantas ilusiones infantiles año a año, las únicas ciertas absolutamente, las únicas trascendentes, las únicas inocentes y leales. Más bien creo que nada, pero cómo podía yo negar algo tan simple, tan superficial y tan poco importante.

No lo voy a alabar a él, porque uno pelota tiene que serlo lo justo y porque ni él lo busca ni le agradaría. Así que quiero sólo ensalzar a su equipo y lo que los “titos” consiguen extraer de nuestros hijos y lo que les ayudan a limar, suavizar, mejorar y contener. Y eso es algo que va mucho más allá de conseguir, durante unas semanas al año, revivir uno de esos nuestros pueblos que, como tantos otros, miran más de cerca a la muerte que a la vida. Más allá de rehabilitar una ermita hermosa en un hermoso paraje. Porque la construcción más de agradecer y también cada día la más necesaria es la de las mentes y los espíritus de esos pequeños mamíferos con los que hemos sido bendecidos.

Si mi pluma valiera tu pistola, en bellísimo verso con más que dudoso fondo e infame destinatario, describió Machado su impotencia ante la guerra entre hermanos. Si mi columna valiera vuestro esfuerzo, estaría ya más que justificada. Sé que no lo vale, pero también siento cada año que vuestro esfuerzo no es esfuerzo sino satisfacción y amor al prójimo y con eso, espero quedar disculpado. En nombre de padres e hijos, Gracias.

domingo, 4 de agosto de 2013

Catarsis: Purga, purificación

Diccionario de la Real Academia, primera acepción: Entre los antiguos griegos, purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza.

En el Partido Popular hay quienes creen que tras la tardía comparecencia de Mariano Rajoy del jueves ante el Congreso de los Diputados, la mancha de origen del asunto Bárcenas quedará al menos suficientemente difuminada para que no destaque en el contexto de miseria moral y podredumbre de la actual España oficial.

Pero no basta la simple negación para borrar de la conciencia colectiva la convicción de la financiación ilegal o el bochorno de los sobresueldos con los que arbitrariamente han sido beneficiados los elegidos “dedocráticamente” para conformar la corte del faraón de turno.

Según las encuestas, siete de cada diez españoles creen que Rajoy mintió. Los suyos están tranquilos porque el PSOE también cae en ellas. Veremos qué ocurrirá cuando en unos meses Rubalcaba no sea el candidato.

Segunda acepción: Efecto que causa la tragedia en el espectador al suscitar y purificar la compasión, el temor u horror y otras emociones.

Cuesta entender a santo de qué, con la que está cayendo en todos los niveles, sus señorías del PP se levantaban y jaleaban con algarabía propia de un espectáculo cómico, no del foro representativo de la soberanía nacional. ¡Qué nivel! Ante tan lamentable algarada sólo cabe preguntarse ¿qué coño estaban celebrando?

Tercera: Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda.

PP y PSOE (como CiU y PNV) viven aquejados exactamente por los mismos males; nula democracia y transparencia internas; despilfarro en su funcionamiento, en permanente campaña electoral; arbitrariedad en sus nombramientos internos; hipocresía e ilegalidad en su financiación. Ambos son cautivos de sus vicios. Por eso en estas cuestiones nunca vemos demasiada sangre entre ellos.

Los endogámicos grupos dirigentes se sienten cómodos y a salvo frente al rival. Lo que les preocupa es cualquier movimiento regenerador que surja en su seno y sin su control. El poder no está en el Gobierno, sino en el partido. De los que desde dentro pretenden reformar dijo Arzalluz que son “michelines” que hay que expulsar. Poca esperanza queda de que por grande que sea la convulsión ésta sirva para que las cosas cambien. Habrá fingimiento y gestos para la galería, pero difícilmente la verdadera transformación interior que nuestro sistema requiere.

Cuarta: Eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso

Mientras tanto, ante los Bárcenas, Filesas o Palaus una unánime respuesta, negar la evidencia y mirar para otro lado, como si por ello los defectos dejaran de existir. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Quinta acepción: Expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo

La política es inherente a la vida en sociedad. la democracia de partidos esencial, pero ambas están secuestradas por los usos, estructuras y pseudo-líderes que más en riesgo la ponen y que no quieren dejarse expulsar.

Catarsis. No les interesa pero a nosotros sí y es imprescindible.

domingo, 21 de julio de 2013

Veneno en la piel

Y dice el gran caimán González, que si Rubalcaba respalda a Pedro J., y sus
revelaciones en torno a Bárcenas, sobresueldos y financiación ilegal del PP,
él pensará darse de baja en el partido socialista.

Y dice el ministro Margallo que es incalculable el dinero que ha perdido
Rajoy por entregar su vida a España. Y dice Joaquín Leguina que el PSOE está
en su peor momento desde que existe democracia.

Y dice Arantxa Quiroga que el PP vasco (del que Bárcenas dice que parte de
la hipoteca de su sede de Bilbao se pagó con donaciones ilegales de
constructores), se juega en este asunto la trayectoria de hombres y mujeres
que durante años han estado dando lo mejor de sí mismos por ideales a cambio
de nada, algunos de los cuales están bajo tierra.

Y no dicen otros que hay otras sedes pagadas ilegalmente por empresas y que
hay sobres mensuales y trajes y vacaciones de familiares pagadas con cargo
al erario público. Aunque luego los malos sean otros.

Y dice El Tribunal de Cuentas Europeo, tras analizar unas cuantas en
Andalucía y Extremadura, que kilómetros equivalentes de carreteras cuestan
en España casi el doble que en Alemania.

Y dice Pere Navarro, líder de los socialistas catalanes, que él no va a
comparecer ante el parlamento catalán por el escándalo de los detectives. Y
dicen los de Rajoy que éste tampoco irá al Congreso obligado por nadie sino
cuando le plazca o le interese.

Y dice Griñán que se va, tres minutos antes de que dé pasos decisivos la
investigación sobre el mayor escándalo económico y de corrupción de la
historia de España y probablemente de Europa, el desvío de dinero de los
ERES para bolsillos particulares y financiar ilegalmente a PSOE y UGT.

Y dicen Artur Mas y Durán Lleida que a ellos se las trae al fresco que un
juez haya determinado que su partido-coalición se financió ilegalmente a
través del Palau. Sólo de una constructora más de 5 millones de euros.

Y digo que la política es imprescindible y buena en sí misma. Y que en ella
hay muchísima gente honrada y con ideales. Y que podría haber mucha más y
mejor. Pero para ellos no queda más sitio que el de obedecer y callar. Y que
nuestra democracia es hipócrita. Y que los partidos se van a financiar en
todo caso, así que legalicemos los cauces para que lo hagan con
transparencia y para que sean gestionados de igual modo. Y que empiecen a
ser democráticos. Pero eso no interesa a los clanes que los dominan y viven,
muy bien, de la actual situación.

Y dice una canción del filósofo Santiago Auserón. "Y dicen, dicen. Dicen que
tienes veneno en la piel y que estás hecha de plástico fino. Dicen que
tienes un tacto divino y quien te toca se queda con él"...

domingo, 14 de julio de 2013

El concepto es Bárcenas

Los niños creen que tapándose los ojos con las manos conseguirán ser
invisibles en mitad del salón y a plena luz del día. En su inocencia caen en
la forma más incauta de esconderse. Sólo después de muchas demostraciones se
convencen de que eso no sirve salvo que quien comparte el juego decida mirar
para otro lado, hacer como que no ve.

En los partidos políticos españoles, los dioses son dos y trinos, el poder,
absoluto, siempre absoluto, se reparte entre dos tríadas. La primera,
fachada y vestimenta inmaculadas la conforman el número uno y su guardia de
corps que encabeza la acción política en el partido y el parlamento. La
segunda, la que se mancha con la grasa de la maquinaria interna, la
financiación y los pagos, la integran el número dos, el gerente y el
tesorero. Llámenlo PP o escríbanlo PSOE, modelo el mismo.

Bárcenas, ex tesorero y ex gerente, adorado hasta no hace mucho como dios
pagano del PP, denostado ahora como "Luis el Cabrón", ha pillado con el paso
cambiado a la dirección del partido. En el salón de los niños -la política
cada vez es más infantil aunque no por inocencia-, o en la cárcel en la que
ya es un ídolo, Bárcenas baila a su aire mientras sus más cercanos dan
disimulados saltitos intentando que no les pise los pies. Las fotocopias ya
no son fotocopias, sino originales. Anuncia que había monederos con forma de
sobre y otros de caja de puros. Y cualquier día lloverán los "recibís".

En el juego de la "inconstitucional-pero da igual" partitocracia española,
por mor de la soñada estabilidad nos acostumbramos a mirar para otro lado.
Agujeros negros de una democracia capada y tallada siempre de arriba abajo.
Aún con la escandalera de patio de vecinos que salta cuando uno empieza a
cantar, de todos los que lo hacen el que menos habla es el líder rival por
saber que también tiene mucho tiene que callar.

La peor consecuencia posible de este jardín de ortigas y cardos es que pueda
servir para esconder otro mucho más grave y cuantioso, el de los ERES de
Andalucía. Por lo demás y aunque estemos acostumbrados a que en estas cosas
en España casi nunca pase nada, se equivocan los dirigentes del populares
pensando como el niño que mirando para otro lado o tapándose los ojos, el
monstruo pasará siempre de largo. Sólo Aguirre que rompe el guión aunque sin
demasiada fuerza, pide no esperar al cara o cruz de la moneda de la
justicia, sino anticiparse, depurar responsabilidades, pedir perdón y que
afiliados y ciudadanos juzguen.

En verso de Bécquer, "ladridos de los perros a la luna", cuando Rajoy calla,
el PP mira para otro lado y PSOE e IU votan por tapar lo intapable en
Andalucía. Cientos de miles o cientos de millones no son la cuestión. Como
en la inigualable "Airbag", "el conce(p)to es el conce(p)to" y algunos, "muy
profesionales".

domingo, 7 de julio de 2013

Nos manipulan y colaboramos

El más grave peligro al que los ciudadanos nos enfrentamos en materia de
libertad de acceso a la información y de seguridad en que la información que
recibimos es veraz, no proviene como en otras épocas o países, de la censura
expresa por los gobiernos. El peligro viene ahora de otras censuras más
preocupantes y taimadas.

Los riesgos están en la censura que los poderosos políticamente pueden
ejercer merced a su influencia o en la que los poderosos económicamente
llevan a cabo mediante la compra oficial o disimulada de los medios de
comunicación. Con su entrada en el capital o con la compra de sus voluntades
gracias a la inversión publicitaria. ¿Recuerdan ustedes haber visto, una
sola reseña negativa en la prensa española sobre el primer anunciante
nacional, El Corte Inglés o sobre el Banco de Santander, por poner un par de
ejemplos? Si la información es poder, el dinero adecuadamente distribuido lo
es aún más y con más rápida eficacia.

Aún más grave, por ser mucho más sutil es otra censura a la que nos hemos
acostumbrado inconscientemente. La que los medios y los ciudadanos nos
autoimponemos ante aquellas verdades "incuestionables" que algunos van
generando. Hay verdades oficiales y oficializadas a las que nadie osa
ponerles la más mínima etiqueta discrepante y con ellas tragamos todos.

Como ejercicio práctico, leo el tratamiento que un montón de medios dan a la
noticia de que el responsable de la jefatura de tráfico de Gerona (no
Girona, igual que escribiría Londres y no London) ha sido detectado
cometiendo una infracción cuando circulaba con un vehículo por una
autopista. Con una uniformidad que asusta, todos dicen que fue "cazado"
circulando a 160 kilómetros por hora. Público, El País, La Razón, ABC, El
Mundo, Libertad Digital, La Opinión El Correo de Zamora, RTVE... todos
utilizan el mismo término cinegético con la única diferencia de que unos lo
ponen entre comillas y otros no.

Es una de esas noticias que se distribuyen a través de agencia y que todos
recogen sin retoque, como si fuera aséptica, imparcial, sin carga
ideológica. Como la erupción de un volcán o el nacimiento del primer bebé
del año. Pero resulta que sí lleva esa carga, al utilizar el término
"cazado", inyectada por la fuente, que es la propia DGT con su manía
persecutoria de los conductores allí donde no se producen accidentes graves
pero se recauda fácil.

El funcionario venía de una reunión sobre seguridad y siniestralidad, de las
que algo debe saber tras veinte años en el puesto, e iba a 160 "en
autopista" porque sabe que es una velocidad moderadamente elevada aunque no
especialmente peligrosa. Pero lo han "cazado", como si se hablara de un
criminal o un animal salvaje. En la España de los robos multimillonarios y
la corrupción económica e institucional protegida, cuando no promovida, por
la alta política sin que nadie dimita, él ha tenido que hacerlo. Nos
manipulan y colaboramos. 

domingo, 30 de junio de 2013

De Montoros y adoquines

Dicen las buenas lenguas que tratan de salvar al líder de la quema, que
empieza Rajoy a estar harto del comportamiento político del ministro de
Hacienda. Dicen por la Corte que, ante la desastrosa política fiscal del
Gobierno, el ministro de Economía Luis de Guindos quiere poner pies en
polvorosa y escapar cuanto antes. Suena entre quienes habitualmente hacen la
corte que Montoro tiene los días contados.

Aunque sea el verano época propicia para tales cambios. Aunque buena parte
del gobierno esté achicharrado y el resto desaparecido, salvo Sáinz de
Santamaría, ni lo uno ni lo otro tengo yo nada claro, a juzgar por la
habitual forma de actuar del presidente quien hace mucho dejó de defender el
ideario y el programa electoral que lo llevó al gobierno entre propuestas de
corte liberal para pasar a defender que sí cumple, pues "hace lo que cree
que debe hacer".

Tras cuarenta subidas de impuestos, sus genuinamente chulescas
manifestaciones y con el colofón de sus peregrinas justificaciones por el
esperpento de las propiedades-no propiedades de Cristina de Urdangarín, ya
nadie defiende, salvo con servil hipocresía, que lo de Montoro no sea un
desastre sin paliativos y una pesada losa para España y el PP.

Sobre otra polémica, esta local, la anunciada eliminación del adoquinado en
las Tres Cruces, doy mi opinión personal recuperando un fragmento de otro
"Espejo" publicado en marzo de 2009, sobre idéntico asunto:

"Pensarán que la de los adoquines, con la que está cayendo en otros ámbitos,
es una cuestión baladí, meramente anecdótica. Pero hay elementos urbanos con
especial simbolismo, que conviene preservar. El asfalto iguala todo cuanto
rodea con su manto negro. Dicen que es más cómodo porque los coches pueden
ir más deprisa sin traqueteo y los peatones que lo cruzan no se resbalan y
sienten su tacto más acolchado. Dicen, desconozco bajo qué estadísticas, que
evita accidentes. Pero los adoquines del ensanche son el tapiz en el que se
tejió el crecimiento de una ciudad histórica y de valiosa arquitectura que,
a pesar de ciertas aberraciones, quería ser moderna sin renunciar a su
propia personalidad. No son más incómodas aquellas ciudades europeas que
alfombran con adoquines los rincones más románticos de su alma. Y los mismos
que en el París del 68 los levantaban buscando bajo ellos la playa,
volvieron después a colocarlos con mimo. Como la actuación es reversible,
dentro de algún tiempo alguien volverá a sacarlos a la luz. Otras veces ya
ocurrió. Mientras tanto, me conformo con que junto al alquitrán a la puerta
de la estación del ferrocarril, no nos coloquen señales como las que en la
de Warrington Bank Quay en Inglaterra prohíben besarse con el argumento de
que se obstaculiza el acceso de otros viajeros y se causan incómodas
aglomeraciones. Sepan los munícipes que sólo cuando la poesía es arrinconada
por la mala prosa, puede ser una ciudad sin sus adoquines o una estación sin
su beso".

domingo, 23 de junio de 2013

El placer de lo inútil

Pasan tantas cosas y a tal velocidad a cada instante y en cualquier lugar
del mundo que es difícil escabullirse de la idea de que estamos en plena
revolución. Desde dentro es difícil auscultarlo, y quizás aún sea un proceso
demasiado incipiente como para poder analizar y valorar en su justa medida
si estamos ante un cambio de paradigma o sólo es un espejismo basado en la
imagen y en su rápida divulgación merced a los nuevos modos de comunicación.

Televisión, radio, Internet, redes sociales virtuales... Transmiten
realidades o las  construyen esa es la gran incógnita. La duda existencial
en la segunda década del siglo XXI. Cuando todo puede volver a desmoronarse
cuando una vez más pensábamos que todo era ya inamovible. Una era en la que
puede que todo esté por descubrir, cuando anidaba en nosotros la convicción
de que ya lo sabíamos casi todo y el resto estaba a punto de revelársenos.

Siempre dudé si el tiempo es cíclico o lineal, aunque por ser mucho más
literario, deseé decantarme por la primera de las opciones. Así, lo que va
termina, las más de las veces, volviendo. Como en los cuentos de Borges
conviene no tomar precipitación sino esperar a que en el transcurso de los
aconteceres, las cosas tomen por sí solas el ineludible camino al que las
condenan las leyes de la física, que es como los científicos llaman ahora a
lo que los poetas siempre llamaron el sino o el destino.

En éstas, mejor que ver los informativos o atiborrarse con periódicos, tal
vez sea reposar el ánimo y compartir tertulia y sobremesa hablando de
escritores. Vivos o preferiblemente muertos. Mejor novelistas que ensayistas
que mejor es partir de la ficción y desde ella tratar de deducir las grandes
verdades que hacerlo desde la aparente realidad para intentar inducir
aquello que porque no lo vemos nos empeñamos en no creer.

Decía Borges también, que para otros dejaba el vanagloriarse de lo que
habían escrito, él lo hacía de lo que había leído. Poder hablar de los
clásicos con sosiego, dejar correr ideas reflexionadas y otras improvisadas
es de un placer sanador en unos tiempos en que pareciera que cada uno ha de
defender su particular dogma.

Hemingway y Capote, aderezados con apuntes del Villorrio de Faulkner, el
Macondo de García Márquez o la Rayuela de Cortázar y algo de Vargas Llosa;
en el trasfondo quizás Valle Inclán o Dante o Baudelaire... En la antigua
casa de un escultor, ahora casa Civantos, sin pretensiones de brillo ni de
obtener conclusión alguna ni extraer aprendizajes. Sólo el simple, llano y
raro placer de divagar sobre lo inútil.

Recuerdo en el bachillerato cuando alguien preguntó al profesor Juanma
Rodríguez Tobal "por qué el latín" que él impartía, como antes lo había
hecho Inmaculada Villalobos a quien también esta semana me encontré,
-caprichos del destino-. Por el mero placer que supone estudiar cosas
inútiles y alguien tiene que hacerlo, respondió. Por el bien de todos, añado
yo.