miércoles, 26 de diciembre de 2007

Nos regalan Cultura

En tiempo de regalar, escribo hoy de dos regalos culturales permanentes para los zamoranos. Uno es el Museo Etnográfico Regional de Castilla y León, que cumple en estos días su quinto aniversario. Atesorar decenas de miles de piezas que conforman el código genético de nuestro pasado más cercano, es un enorme privilegio. Es hora de recordar a quienes, como Antonio Redoli, fraguaron la idea de ir adquiriendo los útiles, instrumentos y abalorios, característicos de un tiempo que en un suspiro se iba para siempre. La labor sostenida con los años por parte de Caja Zamora y después Caja España ha generado este tesoro. Luego vino el reto del edificio, resuelto con la colaboración de Ayuntamiento, Diputación y Junta de Castilla y León. Empeñado está Carlos Piñel, su magnífico director en convertirlo en lo que por entidad le correspondería ser. El más atractivo de los museos de nuestra Comunidad. La colección es única. El trabajo de Carlos y su equipo, pleno de ilusión y saber hacer. Quizás sólo falte un mayor esfuerzo para la promoción y divulgación más allá de nuestras fronteras provinciales y regionales. Un museo que gusta, mueve a la curios¡dad o directamente conmueve a todo aquel que lo visita, tenga cinco o ciento cinco años, merece ser publicitado, al menos tanto como el otro gran museo regional, el de Arte Contemporáneo ubicado en León. No ocurre así y de justicia es reivindicarlo. El otro regalo cultural diario de nuestra ciudad es el Teatro Principal. Tres lujos, una programación anual, muy por encima de las posibilidades económicas y de prestigio, a priori, de una ciudad como Zamora. Una plantilla que suple con profesionalidad su ajustado tamaño. Y un director, Daniel Pérez, al que no bastándole el alarde de completar temporada a temporada un completo catálogo de representaciones, teatrales y no teatrales, de máxima calidad, se permite levantar el estandarte del Teatro Principal de Zamora para generar producciones propias que luego pasea por España. Su penúltima producción, “Alicia”, estuvo nominada para los premios “Max” de teatro. Su continuación “Alicia a través del espejo”, recientemente estrenada en Zamora, triunfa estos días en Madrid. En lo más alto de la cartelera de la Corte; en fechas de máxima y dura competencia. Uno se llena de orgullo, al contemplar cómo en calles como la de Alcalá, las farolas presumen, vestidas con las banderolas que anuncian la obra de un zamorano. Carlos y Daniel son dos buenos tipos. Dos profesionales que saben lo que se hacen y lo que se necesita para hacer más. Dos ejemplos de que a las Instituciones son las personas las que le aportan la vida, el corazón y el brillo. Envuelto en papel discreto, ambos nos ofrecen el regalo más antropológicamente valioso, la Cultura. Podrían estar en cualquier otro lugar, pero los tenemos en Zamora.

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