miércoles, 14 de diciembre de 2011

AVE que no vuela

Que llega, que no llega, así llevamos ya unos cuantos años, desde que se proyectara el paso por Zamora del recorrido de la alta velocidad ferroviaria hacia Galicia. En un principio llegó a hablarse de que el AVE llegaría a Zamora en 2009, luego que en 2010. Así sucesivamente hasta un momento, el actual, en el que ya nadie se atreve a dar una fecha de terminación y puesta en marcha, aunque las expectativas parecen acercarse peligrosamente más a 2020 que a 2012.


Las infraestructuras no son el único elemento que puede introducir a nuestra provincia en la senda del desarrollo económico, del cambio en la dinámica decadente en la que desde un punto de vista macroeconómico estamos inmersos, pero son un elemento sustancial, esencial podría decirse, para eliminar algunas de las barreras históricas más persistentes. Y, desde luego, su importancia es mayor si, como nos viene ocurriendo, no es que las infraestructuras no lleguen a Zamora, sino que a Zamora es al único sitio al que no llegan o al que llegan con lustros de retraso.

El nuevo Gobierno tiene sobre la mesa en lo económico una patata caliente de magnitud aún no calculable en sus justos términos y, como lo bueno cuando lo hay, los Gobiernos heredan también lo malo que dejan sus predecesores. Ahora, los anteriores no solo dejan una pésima herencia económica, sino una larga relación de retrasos acumulados en cuanto a la habilitación de las grandes vías de comunicación en esta provincia. Autovía de la Ruta de la Plata en el tramo Benavente Zamora, el tramo de la vergüenza, aún sin empezar tras varios años de concluido el resto de su recorrido, desdoblamiento de la N-122 hasta Portugal y AVE Madrid Galicia son asignaturas pendientes, junto con algunas otras, que en ninguna provincia con un mínimo peso político y social hubieran debido coincidir todas a la vez.

No creo que los ciudadanos (ni los militantes de los partidos) debamos enzarzarnos en luchas políticas para discutir quién tiene más culpa. Lo que toca ver es quién puede resolverlo y eso le corresponde, fundamentalmente, a quien gobierna. Si el PSOE no lo ha hecho en sus casi 8 años de gobierno, ya ha tenido su castigo. Ahora quien tiene que ejecutarlo responde a otras siglas y quienes más deben exigirlo son los políticos zamoranos del Partido Popular.

Claro que serán necesarios grandes sacrificios para todos y que el Gobierno habrá de marcar con bisturí las prioridades, pero eso no empece para que la obligación de los representantes populares y de la dirección provincial del partido sea estar vigilantes, trabajar muy duro y ser exigentes al máximo para que nada no prioritario pase por delante de algo en lo que ya somos los últimos. Y liderar a la sociedad para que deje de parecer que el «Finis Terrae» ya no está a orillas del Atlántico sino en cualquiera de nuestras comarcas.

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