lunes, 6 de marzo de 2017

Lentejas

Enrique Tierno Galván pasó a la memoria de la política española no más por otras cosas que por haber promulgado, en una síntesis bastante refinada entre su vocación por el cinismo filosófico y la política mundana, que los programas electorales están hechos para no cumplirse. 

Óscar López, quien -no sin asombro lo escribo- sigue circulando por los pasillos de la “alta política”, alcanzó la celebridad en un mitin en el que de tres razones por las que a su estudiado parecer no había que votar a sus rivales, hubo una que ni apretando fue capaz de recordar.

En la misma senda, cínica y sesuda, es ahora el coordinador nacional de los conservadores el que ha buscado cumplir en un minuto de gloria, su sueño de posteridad y, quitándose de un plumazo, él y su partido, cualquier obligación o peso moral por los compromisos adquiridos, ha postergado el cumplimiento de los acuerdos suscritos con Ciudadanos para alcanzar la investidura de Rajoy. Para ello alega que tal pacto no lo firmaron por convicción sino porque el partido de los liberales lo puso en la mesa como un plato de lentejas, que si quieres las tomas y si no las dejas.

Como Tierno lo fue en su momento, Martínez-Maíllo ha sido esta vez trasparente con su ideario político, lo cual es de agradecer entre tanto guión, pantalla y trampantojo a los que la política nos tiene acostumbrados. Es el caso que los de Rajoy decidieron tomar esas lentejas entregadas a cambio de unos claros compromisos de regeneración, transparencia y refuerzo de la democracia y lo es que aún las siguen degustando en un gobierno que, por otro lado, cuenta con el menor grupo parlamentario propio de la democracia y que va a continuar sometido a no pocas tormentas políticas y judiciales como estamos viendo en Murcia.

Ya con la celebración del Congreso Nacional del PP hemos visto que la intención no es precisamente la de impulsar las reformas comprometidas ni, desde luego, cumplir plazo alguno de los previstos. Juega el gobierno con la latente amenaza de que si no se le deja gobernar a gusto, convocará nuevas elecciones en las que creen mejorarían su resultado. Una vez en el poder han dado la vuelta al “pacta sunt servanda” del derecho romano y ahora los pactos son para no cumplirlos. Han cambiado los papeles y es el gobierno en cada Consejo de Ministros, todos los viernes, como nos dice Cervantes de Alonso Quijano, quien pone las lentejas (con chorizo y  tocino) sobre la mesa y: “quien quiera que las coma y quien no, pues ya sabe”. 

Así, en tanto no llegue alguien que les levante el plato con dos razones, como López pero sin olvido, las de Galdós en “Realidad. Novela en cinco jornadas”: “Cándido! Déjame a mí, déjame, que si le saco a tu anfitrión este platito de lentejas, realizaré un acto de justicia, por dos razones: primera, porque es de ley que me dé lo que reclamo; segunda, porque sus bienes fueron mal adquiridos, y deben volver a la masa”. 

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